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Creatura

Drama Tras mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila (Elena Martín) se da cuenta de que su pérdida de deseo y apetito sexual se encuentra en sí misma. A partir de ahí, empieza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.
Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
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7
10 de marzo de 2024
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta la leyenda que en la isla de Creta existió una criatura enviada directamente por el Dios del mar: El Minotauro.
Aquel monstruoso ser, crecía y crecía, volviéndose incontrolable por puro salvajismo en su condición. Por ello, fue encerrado en un laberinto que construyeron especialmente para él, abandonado por todos; un monstruo sí, pero también una víctima de los actos llevados a cabo por los hombres y la ira que desataron en los dioses. Esa pobre criatura condenada a la soledad por su inexplicable condición monstruosa.

La soledad es precisamente lo que mejor define al Minotauro y que escritores (Cortázar, Mika Waltari, Borges...) han recogido en sus obras. Hay una analogía en los sentimientos de soledad e incomprensión del Minotauro y Mila, que algunas escenas de la peli, evocan para un cierto aire de relato fabulístico.

Técnicamente recuerda a la "Nouvelle Vague": por su cuidada fotografía, por tratar la temática sexual de forma que el espectador no sea capaz de reconocer (pero al mismo tiempo siente que ya la ha visto antes), por seguir una narrativa no lineal y por ensalzar el espíritu artístico.

Elena cuenta una historia de "culpa, vergüenza y deseo" que tiene su lado de fábula metafórica (el título de la peli es por algo) y que divide en 3 partes cronológicamente: la niñez, la adolescencia y la madurez a través de Mila.
Aborda la represión sexual, los traumas, la sexualidad infantil y el machismo adolescente, elogiando la sexualidad masculina en detrimento del deseo femenino ("chicas de valor, de km 0". Como dice la chavalada ahora).
No sabemos qué hace Mila con su vida, qué cosas le interesan, tan solo que está preocupadísima con el sexo y tiene la capacidad de una oruga para generar "erotismo". Se ciñe a lo fácil: ahora tengo ganas/ya no me apetece.
Está encerrada en sí misma, siente culpa, somatiza y tiene pavor al rechazo. Pues nada, TRAUMA.
Los psicólogos venga a forrarse con esta mujer, y los dermatólogos ni te cuento. ÉCHALE COÑO, MILA.

Y bueno sí, me parece que hay una alegoría entremezclada con la fábula, por ejemplo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando ella recurre al mar para sanarse, donde encuentra tranquilidad y placidez; o cuando se acerca misteriosamente a las rocas mirando la profundidad de la oquedad, como si algo fuese a salir de allí.

Es una historia triste.

En la escena final se refugia en el mar, se despoja de la ropa y es allí cuando encuentra su paz, donde calma su libido, pero también sabe que flota entre la desesperanza y la soledad. Como el pobre Minotauro. Solamente podemos desear que si bien no apareciese algún Teseo con el que tener una verdadera aventura, que al menos Mila consiga liberarse del propio laberinto en el que está encerrada.

Hubiera preferido otro final, puesto a convertirse en alguna criatura, que fuese una mantis :)
6
7 de diciembre de 2023
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película discurre por un camino trillado y hasta algo plúmbeo, hasta que explota en su tramo final. Es como muchas películas españolas de autor, pequeñas, tanto en lo temático como en lo estético. Es rara, una terapia para su autora. Puedes pensar en un personaje poco "empático", valga el tópico, como el de "La herida" de Fernando Franco, por sus trazas masoquistas y la somatización de una psicología enferma, y en el cine de Carla Simón, en ese tono costumbrista. No me estaba gustando hasta que llegan las escenas de la niña que son verdaderamente inquietantes.
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spoiler:
¿Cómo consiguió de la niña una actuación tan incómoda para el espectador?. Empieza con el dame masajes en el culete, que la vulva es el culo por delante, hasta que llega la gran escena. Juega en la cama de sus padres a los que casi pilla follando al grito de "me estalla la vulva" o algo así, intentando quitar la sábana y la ropa del padre al que quiere ver desnudo. Dando gritos y votando en la cama, jugando con cuerpos adultos, hasta que el padre queda en estado de shock y de un cabreo que parece miedo o terror. Es algo a lo que hemos jugado todos/as en nuestra niñez. Es un tabú stricto sensu. No hablamos de ello y mucho menos lo queremos ver. La incomodidad de padres o mayores de edad ante la actitud desvergonzada del niño que juega con la sexualidad es algo propio de nuestro desarrollo y todos hemos pasado por ello, pero lo ocultamos como algo vergonzoso y de lo que no se debe hablar. Un prejuicio social y cultural en toda regla. La directora lo pone ante nuestros ojos con una naturalidad siniestra ( no sé cómo prepararían a la niña para ese juego). Es una de las mejores escenas del último cine español. Es verdaderamente "chocante".

Esa es una gran secuencia que vale por toda la película, que es más la historia de una patología sexual sin tratamiento que una historia con planteamiento, nudo y desenlace.
5
10 de marzo de 2024
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro título alternativo: “Autopsicoanálisis o cómo representar dignamente mi terapia en un largometraje”.

Es posible que sea la precursora de un nuevo género, el “costumbrismo sexual psicoterapéutico”, pero sinceramente creo que se me escapan cosas importantes porque no acabo de entender de qué va… ¿de generar situaciones incómodas para luego extrañarse de que los interlocutores no se sienten a gusto?
“Apegos feroces” … “¡Me bota la vulva!” … “¿A ti también te pedía menearme el culete?”

Había una sombra de Mantícora durante todo el visionado y pude comprobar después, para sorpresa de nadie, que Alana Mejía González es directora de fotografía en ambas películas. Gran trabajo.

“Siempre estoy bien”, le dice el padre a la hija. “Nunca me pasa nada”, le dice el padre a la hija… “Padre, cuénteme lo de Wikileaks”, le dice la hija al padre… pido perdón por el chiste local, pero ya que estamos: ¡Libertad para Julian Assange!

Me desconcierta que, siendo dirección, guion y personaje principal la misma persona, lo que resulte mejor sea la fotografía… Pero me alegro mucho por esa persona, espero que se sienta realizada y, si la conociera, sentiría mucho orgullo por la valentía que ha demostrado.

Una mujer se desnuda y se va adentrando en el mar…

Que no engañe el metraje: se puede hacer larga.
6
11 de marzo de 2024
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mila se instala, junto a su pareja Marcel, en la casa en la que pasaba las vacaciones de verano con su familia, en lo que parece un intento de ambos por empezar de cero. Ella sufre un profundo bloqueo que somatiza en forma de urticaria y que le impide mantener relaciones sexuales con normalidad y parece que los dos llevan un tiempo lidiando con esta situación.

El retorno a ese lugar de su infancia despierta vivencias, recuerdos y pesadillas que propician que acompañemos a Mila en un viaje regresivo que desvelará los orígenes de sus traumas. Recorrer este camino, en sentido inverso, le concederá la posibilidad de reconciliarse con su deseo y con su cuerpo y, quizás, de comenzar a sanar.

Rodada íntegramente en catalán, la película ofrece sólidas interpretaciones, en especial la de "las tres Milas". Destaca el buen trabajo de fotografía y montaje que acompaña muy bien los flashbacks.

Todo en Creatura está dispuesto para generar incomodidad, pero incomodar (demasiado) es siempre un arma de doble filo.
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spoiler:
De las tres etapas de la vida de la Mila que retrata la película, la que más me interesa es su adolescencia. Y es que de la infancia no conservo tantos recuerdos (estarán bloqueados en el inconsciente haciendo de las suyas).

Las que fuimos adolescentes en los 90 sentenciamos a otras chicas por vivir y expresar libremente su sexualidad (o por no hacerlo), nos juzgamos a nosotras mismas y lidiamos, solas, con la culpa y la vergüenza.

Y es que no había como acertar: Si no cumplíamos algunas expectativas se nos tachaba de frígidas o monjas. Explorar nuestra sexualidad, pero echando el freno si empezábamos a sentir incomodidad, nos convertía en calentonas. Si íbamos más allá de lo que nos apetecía, o ¿por qué no? hasta donde nos daba la gana، corríamos el riesgo de entrar en la categoría de golfas. Y de ahí, no se sale. Todo esto en un momento en que la educación sexual que recibíamos era "cero" y lo más parecido a buscar en internet era consultar el teletexto.

Así, en medio de una lucha interior librada durante años entre gustar y gustarnos, entre complacer y disfrutar, entre descubrir y entendernos, dimos pasos que en otro contexto no hubiéramos dado y dejamos de dar otros por el "que dirán".

Negar el propio deseo, vivirlo con culpa o no saber poner los límites que tu cuerpo te grita, termina condicionando tu relación con el sexo. En una sociedad como la nuestra, en la que tantos grupos de amigas no han hablado de masturbación femenina hasta la salida al mercado del superventas "Satisfayer", atreverse con una historia honesta y sensible que indague en el deseo femenino me parece valiente y necesario. Pero, a pesar de que esta incómoda película toca temas muy interesantes, su tono es tan denso y sombrío, que no apetece estar ahí. Las consecuencias de todo lo vivido por Mila son tan extremas que cuesta ponerse y mantenerse en su piel. Mi despertar sexual estuvo plagado de sombras pero no estuvo exento también de luces y, la verdad, es que se echa de menos alguna luz.

Su visionado invita a asomarte al origen de bloqueos y represiones mientras, inevitablemente, revisas ciertas vivencias, pero después no quedan ganas de volver a verla ni de seguir tirando de ese hilo.

Mejor "trabajarse" este tipo de temas con alguna amiga y varias cervezas.
5
10 de marzo de 2024
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pasé la primera media hora de la peli con esa cara que se me pone al abrir el frigorífico y notar que hay algo podrido dentro.

Luego, me dije que quizá la peli tuviera algo del género ciencia ficción, y ya mentalmente me cuadró un poco más.

El espectador, sobre todo si es hombre, pasará una gran parte de la peli con el ceño fruncido.
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spoiler:
A la peli le pongo un 5 por la parte de los chavales en el pueblo. Me recordó a los veranos de mi propia adolescencia. A mí me gustada la chica guapa de mi pueblo. Yo para ella era un ser invisible y hermafrodita: mi noción del riesgo era leer libros de Elige Tu Propia Aventura y acostarme tarde los domingos por la noche viendo el Megahit en Telemadrid. Ella en cambio se liaba con todos los tíos que fumaran, llevaran tatuajes horteras e hicieran jacos con la moto.
Un par de veranos más tarde, quizá porque la habían mandado a la mierda todos los chicos guays del pueblo, o quizá porque le eché huevos, conseguí por fin pillar. Obviamente, el noviazgo que siguió fue fugaz y ridículo.

Entiendo que el valor de la peli reside en mostrarnos la experiencia sexual de la prota a lo largo del tiempo. Pero hay demasiadas cosas que chirrían o que directamente no pillo.

La urticaria ¿es metáfora de algo? Leo por ahí que la prota tiene un trauma, han reprimido su deseo o no sé qué. Sinceramente, me parece que ha tenido una vida muy normalita. Unos padres al uso, que no tienen ni zorra de cómo ser padres, el guarrerio típico de la adolescencia (ver más arriba), la temprana curiosidad por los rabos. Qué trauma ni qué niño muerto.

A los adultos se les señala como los culpables, por obra u omisión, de los males de la protagonista. Esto es particularmente cierto para los personajes hombres, individuos patéticos, torpes y doctorados en pagafantismo.

La imagen del final también es algo confusa. Para mí la tipa ya no se aguanta ni a sí misma y no le queda otra que follarse al mar. Pásame otra vez ese bong, tron.

Quizá lo peor de todo sea esa especie de tono didáctico de taller de nuevas masculinidades. "A ver pringaos, os vamos a enseñar lo dura que es la sexualidad de las chicas".

Cuando pienso que mi hija hará todas estas mierdas dentro de 10 años, me cago en la hostia.
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