Creatura
6.5
6,032
Drama
Tras mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila (Elena Martín) se da cuenta de que su pérdida de deseo y apetito sexual se encuentra en sí misma. A partir de ahí, empieza un viaje en el que revisita experiencias de su infancia y adolescencia con la esperanza de reconciliarse con su propio cuerpo.
11 de marzo de 2024
11 de marzo de 2024
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me enfrento a emitir una opinión sobre esta película desde una incomodidad que me sorprende y me preocupa. El deseo sexual femenino es un tema que pese a mis 40 palos y siendo mujer, he pasado siempre de puntillas sobre él, lo he evitado y me he justificado pensando que son temas privados y mejor que lo siguieran siendo. A las mujeres de mi generación se nos ha educado en la REPRESIÓN y hasta antes de ayer existían infinitos tabúes sobre nuestro deseo sexual. Pero el mundo cambia, aleluya. Ahora no son infinitos, aunque siguen siendo numerosos.
Recuerdo como si fuera ayer, una clase de literatura francesa con M. Garric, un joven desgarbado que, por ser objetor de conciencia (que fuerte que hubiera mili) como "pena" le habían destinado a nuestro cole a dar clase a un grupo de adolescentes en celo, insoportables y maleducados niños y niñas de papá. Pobre. Era un hombre interesantísimo, me doy cuenta 20 años después, que se chocaba con las farolas por no despegar la napia del libro, un adelantado a su tiempo que nos contó, así como quien no quiere la cosa, supongo que al hilo de alguna confesión intrascendente de un tal Rousseau (espero que ya no se estudie a ese señoro misógino), que su hija pequeña se masturbaba a todas horas con todo lo que pillaba, se refrotaba con el pico de la mesa, la correa del carrito, el flash de sabor a cola…
Esa fue la primera vez que yo escuché que las niñas se masturbaban. Molt Fort. 16 años. Tócate el higo, nunca mejor dicho. Recuerdo que me quedé impactadísima, debía llevar relativamente poco tiempo explorando mi cuerpo y fui incapaz de recordar si en la más tierna infancia me había masturbado y me produjo muchísima curiosidad, entre otras cosas. Me la sigue produciendo, de hecho. No tengo ningún recuerdo y todavía no me he atrevido a preguntárselo a mis padres.
Así que esta película sobre el despertar sexual y los traumas que pueden ocasionar si no se trata bien, si ni siquiera se habla, me parece que SI es necesaria. Para la directora seguro, que he leído que desde 2018 llevaba con la idea en mente, no debe de ser nada fácil. También me parece necesaria para la generación de nuestros padres, bueno nuestros padres suelen estar todavía un poco a por uvas, más bien para nuestras madres que estoy segura pueden preguntarse por qué no nos hablaron con más naturalidad. Me gusta mucho y me interesa mucho más la relación materno filial que, aunque parezca secundaria, y aparentemente la peli sea una revisión del mito de Electra, creo que es con su madre con quien encuentra la respuesta, la solución, y el desbloqueo.
Pero sobre todo me parece necesaria para los que somos padres y madres AHORA, para que no se nos ocurra, ni por asomo, hablar del tiempo y de fútbol en las comidas de los domingos. Vamos a hablar de todo lo que importa joder y dejar de fruncir el coño digo el ceño ante temas que alguna vez nos incomodaron.
La peli no es maravillosa, se hace larga y personalmente yo no empatizo del todo con la prota y creo que no consigue transmitir sobre todo en la edad adulta. Sin embargo Mila pequeña y Mila adolescente sí me convencen. Me recuerda un poco a Carla Simón, y veo un futuro prometedor. Mi agradecimiento Elena, por romper el silencio y rascar de forma literal en nuestros más escondidos recuerdos.
Recuerdo como si fuera ayer, una clase de literatura francesa con M. Garric, un joven desgarbado que, por ser objetor de conciencia (que fuerte que hubiera mili) como "pena" le habían destinado a nuestro cole a dar clase a un grupo de adolescentes en celo, insoportables y maleducados niños y niñas de papá. Pobre. Era un hombre interesantísimo, me doy cuenta 20 años después, que se chocaba con las farolas por no despegar la napia del libro, un adelantado a su tiempo que nos contó, así como quien no quiere la cosa, supongo que al hilo de alguna confesión intrascendente de un tal Rousseau (espero que ya no se estudie a ese señoro misógino), que su hija pequeña se masturbaba a todas horas con todo lo que pillaba, se refrotaba con el pico de la mesa, la correa del carrito, el flash de sabor a cola…
Esa fue la primera vez que yo escuché que las niñas se masturbaban. Molt Fort. 16 años. Tócate el higo, nunca mejor dicho. Recuerdo que me quedé impactadísima, debía llevar relativamente poco tiempo explorando mi cuerpo y fui incapaz de recordar si en la más tierna infancia me había masturbado y me produjo muchísima curiosidad, entre otras cosas. Me la sigue produciendo, de hecho. No tengo ningún recuerdo y todavía no me he atrevido a preguntárselo a mis padres.
Así que esta película sobre el despertar sexual y los traumas que pueden ocasionar si no se trata bien, si ni siquiera se habla, me parece que SI es necesaria. Para la directora seguro, que he leído que desde 2018 llevaba con la idea en mente, no debe de ser nada fácil. También me parece necesaria para la generación de nuestros padres, bueno nuestros padres suelen estar todavía un poco a por uvas, más bien para nuestras madres que estoy segura pueden preguntarse por qué no nos hablaron con más naturalidad. Me gusta mucho y me interesa mucho más la relación materno filial que, aunque parezca secundaria, y aparentemente la peli sea una revisión del mito de Electra, creo que es con su madre con quien encuentra la respuesta, la solución, y el desbloqueo.
Pero sobre todo me parece necesaria para los que somos padres y madres AHORA, para que no se nos ocurra, ni por asomo, hablar del tiempo y de fútbol en las comidas de los domingos. Vamos a hablar de todo lo que importa joder y dejar de fruncir el coño digo el ceño ante temas que alguna vez nos incomodaron.
La peli no es maravillosa, se hace larga y personalmente yo no empatizo del todo con la prota y creo que no consigue transmitir sobre todo en la edad adulta. Sin embargo Mila pequeña y Mila adolescente sí me convencen. Me recuerda un poco a Carla Simón, y veo un futuro prometedor. Mi agradecimiento Elena, por romper el silencio y rascar de forma literal en nuestros más escondidos recuerdos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mañana voy a comer a casa de mis padres, ya sé qué les voy a preguntar. Espero no se nos atragante el cocido.
12 de marzo de 2024
12 de marzo de 2024
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creatura nos ofrece un viaje temporal por la vida de Mila desde que despiertan sus primeros deseos sexuales hasta su madurez. Nos presenta una visión alternativa de la sexualidad, envuelta en un aura de oscuridad, problemas, intriga y silencios y que se manifiesta físicamente en una urticaria que se extiende por el cuerpo de Mila partiendo de su zona vaginal.
Los viajes temporales me parece bien conseguidos y la fotografía resulta atractiva. En varias ocasiones te sientes en un anuncio de Estrella Damm. Son los pocos momentos agradables que ofrece la película.
Personalmente, me cuesta engancharme, me cuesta empatizar con Mila, que parece tener la virtud de conseguir que cualquier persona que esté cerca de ella se sienta incómoda, incluso sus padres. Quizás es esto lo que busca la directora, crear una sensación de mierda en el espectador, de incomprensión, de silencio, de molestia y soledad.
Llegas al final esperando ver algo que desvele la intriga que se ha ido generando pero no, nos espera la nada más absoluta.
Acaba la película y me quedo con la misma cara que Marcel, la de no entender nada, la de necesitar escapar y darme un paseo.
En definitiva, un viaje a ninguna parte.
Los viajes temporales me parece bien conseguidos y la fotografía resulta atractiva. En varias ocasiones te sientes en un anuncio de Estrella Damm. Son los pocos momentos agradables que ofrece la película.
Personalmente, me cuesta engancharme, me cuesta empatizar con Mila, que parece tener la virtud de conseguir que cualquier persona que esté cerca de ella se sienta incómoda, incluso sus padres. Quizás es esto lo que busca la directora, crear una sensación de mierda en el espectador, de incomprensión, de silencio, de molestia y soledad.
Llegas al final esperando ver algo que desvele la intriga que se ha ido generando pero no, nos espera la nada más absoluta.
Acaba la película y me quedo con la misma cara que Marcel, la de no entender nada, la de necesitar escapar y darme un paseo.
En definitiva, un viaje a ninguna parte.
11 de marzo de 2024
11 de marzo de 2024
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras mudarse con su pareja a un nuevo hogar, Mila se da cuenta de que su pérdida de deseo se encuentra en sí misma.
Es con este comienzo que Elena Martín, directora y actriz en una interpretación genuina, explora el despertar y la frustación sexual de Mila en tres etapas de su vida, de la edad adulta a la infancia pasando por la adolescencia.
Con la urticaria como termómetro e hilo conductor de la somatización de sus problemas sexuales y el agua del mar, como purificadora y redentora de sus males y tabúes.
Mila tiene quince años y no disfruta de su primer amor. Mila es adulta y no es capaz de tener sexo sin imaginarse que tiene otra pareja. Mila tiene cinco años y solo quiere pasar tiempo con papá. Tres realidades, tres historias, encauzadas para explorar los orígenes de un trauma sexual.
Creatura es sorprendente, incómoda e intimista - una propuesta que explora y deshace de forma introspectiva los tabúes emocionales en las relaciones de pareja y de familia desde una perspectiva genuinamente femenina.
Desde un prisma masculino, es díficil conectar y empatizar con la película. A lo largo del film, la masculinidad está presentada como instintiva, cobarde, incapaz de lidiar con los váivenes emocionales de la protagonista.
En su búsqueda de la verdad, de comprenderse mejor a sí misma, Mila se encuentra con la incomprensión masculina. Un novio que se refugia en su falta de empatía y de sensibilidad. Un padre, que huye del conflicto relacional y que opta por respuestas evasivas, vacuas.
“Está bien hablar las cosas… Es muy propio de tu generación”, dice sin demasiada convicción el padre de Mila, la protagonista de Creatura, cuando ésta le pregunta si su proximidad física le incomoda.
Elena Martín nos presenta un nuevo horizonte, una nueva clave de lectura, un despertar femenino con una nueva narrativa del deseo sexual.
Dicho ésto, el film es lento con un largometraje demasiado extenso donde por momentos uno pierde el hilo.
Juzguen ustedes !
Es con este comienzo que Elena Martín, directora y actriz en una interpretación genuina, explora el despertar y la frustación sexual de Mila en tres etapas de su vida, de la edad adulta a la infancia pasando por la adolescencia.
Con la urticaria como termómetro e hilo conductor de la somatización de sus problemas sexuales y el agua del mar, como purificadora y redentora de sus males y tabúes.
Mila tiene quince años y no disfruta de su primer amor. Mila es adulta y no es capaz de tener sexo sin imaginarse que tiene otra pareja. Mila tiene cinco años y solo quiere pasar tiempo con papá. Tres realidades, tres historias, encauzadas para explorar los orígenes de un trauma sexual.
Creatura es sorprendente, incómoda e intimista - una propuesta que explora y deshace de forma introspectiva los tabúes emocionales en las relaciones de pareja y de familia desde una perspectiva genuinamente femenina.
Desde un prisma masculino, es díficil conectar y empatizar con la película. A lo largo del film, la masculinidad está presentada como instintiva, cobarde, incapaz de lidiar con los váivenes emocionales de la protagonista.
En su búsqueda de la verdad, de comprenderse mejor a sí misma, Mila se encuentra con la incomprensión masculina. Un novio que se refugia en su falta de empatía y de sensibilidad. Un padre, que huye del conflicto relacional y que opta por respuestas evasivas, vacuas.
“Está bien hablar las cosas… Es muy propio de tu generación”, dice sin demasiada convicción el padre de Mila, la protagonista de Creatura, cuando ésta le pregunta si su proximidad física le incomoda.
Elena Martín nos presenta un nuevo horizonte, una nueva clave de lectura, un despertar femenino con una nueva narrativa del deseo sexual.
Dicho ésto, el film es lento con un largometraje demasiado extenso donde por momentos uno pierde el hilo.
Juzguen ustedes !
10 de marzo de 2024
10 de marzo de 2024
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo las críticas de los expertos y asumo que carezco de la sensibilidad necesaria para apreciar esta película. Todos se centran en sus buenas intenciones y coinciden en que es una propuesta valiente, atrevida, arriesgada, pero olvidan mencionar un pequeño detalle, es un coñazo.
Tan desagradable a la vista como al oído, la Mila nos hace un retrato íntimo de su represión sexual indagando en las causas del trauma y mostrando su impotencia y frustración por la incapacidad de solucionarlo.
Hay que reconocer que la propuesta parece sincera y original pero los personajes no trasmiten gran cosa y la historia no acaba de arrancar (o si lo hace yo ya me había bajado).
Tan desagradable a la vista como al oído, la Mila nos hace un retrato íntimo de su represión sexual indagando en las causas del trauma y mostrando su impotencia y frustración por la incapacidad de solucionarlo.
Hay que reconocer que la propuesta parece sincera y original pero los personajes no trasmiten gran cosa y la historia no acaba de arrancar (o si lo hace yo ya me había bajado).
20 de septiembre de 2023
20 de septiembre de 2023
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y vamos para bingo, una nueva película dirigida por una mujer.. y lejos de que se me pueda acusar de feminista como si sólo viera películas de mujeres, lo rectificaría por el término filofemina si éste existiera. Y dado, que me he pasado casi toda mi vida viendo el punto de vista masculino del mundo, entendiendo todos sus conflictos morales y éticos, y visto como se comporta amorosamente desde la adolescencia hasta la madurez, pues tengo ganas de ver otros mundos. Y dado también que ya tengo una edad dónde puedo mirar mi vida buscando entender sus puntos oscuros, este tipo de película me ayuda a reflexionar, reafirmar o simplemente alimentar. Así que una vez más gracias a todas esas mujeres que están trabajando fuerte para conseguir eso.
Una joven reflexiona en su presente y su pasado su incapacidad para disfrutar y hacer disfrutar de su sexualidad. En este caso, su pareja, se ve imposibilitado de entender los procesos con los que funciona Mila. A través de sus veranos infantiles en el lugar, Mila irá reposando momentos más o menos importantes que han podido afectar a su capacidad de sentir su cuerpo. Pasaremos también por la adolescencia y por cómo son esos primeros encuentros sexuales. Alex Brendemüh, un actor que me encanta y que me ha sorprendido al dejar de estar en un rol “juvenil” para pasar a ser un maduro padre. Como siempre esa tranquila espontaneidad que le caracteriza logra una gran interpretación. Lo mismo con Clara Segura, que siempre, adorna sus personajes de autenticidad por todos los poros. La protagonista es además la directora de la película, Elena Martín Gimeno y su trabajo en ambos frentes es auténtico y fresco. Oriol Pla, consigue una muy buena interpretación de ese hombre actual desubicado ante la nueva mujer que no se conforma que no entiende sus sensaciones y que "hunde" su hombría en el creer que no excita lo suficiente a su pareja o que no es capaz de complacerla. Se sitúa en un plano tan distante, tan desconcertado que se rinde a la evidencia de no estar a la altura, como si estar a la altura fuera ser un hombre 10. Tanto la actriz que hace de niña (Mila Borràs) como la adolescente (Claudia Dalmau) están brillantes en sus interpretaciones.
Mecanismos educacionales que formaron una sexualidad diferente a la de los jóvenes de hoy aunque era ya muy diferente a cómo fue la de sus padres. Actitudes, comportamientos que la mentalidad de una niña muy activa y sensible van conformando una particular visión del sexo; tópicos sexistas en la adolescencia adoptados para “parecer decente-pura-limpia” cuando no se es y expectativas sexuales que ya no tienen motivo de ser.
Una joven reflexiona en su presente y su pasado su incapacidad para disfrutar y hacer disfrutar de su sexualidad. En este caso, su pareja, se ve imposibilitado de entender los procesos con los que funciona Mila. A través de sus veranos infantiles en el lugar, Mila irá reposando momentos más o menos importantes que han podido afectar a su capacidad de sentir su cuerpo. Pasaremos también por la adolescencia y por cómo son esos primeros encuentros sexuales. Alex Brendemüh, un actor que me encanta y que me ha sorprendido al dejar de estar en un rol “juvenil” para pasar a ser un maduro padre. Como siempre esa tranquila espontaneidad que le caracteriza logra una gran interpretación. Lo mismo con Clara Segura, que siempre, adorna sus personajes de autenticidad por todos los poros. La protagonista es además la directora de la película, Elena Martín Gimeno y su trabajo en ambos frentes es auténtico y fresco. Oriol Pla, consigue una muy buena interpretación de ese hombre actual desubicado ante la nueva mujer que no se conforma que no entiende sus sensaciones y que "hunde" su hombría en el creer que no excita lo suficiente a su pareja o que no es capaz de complacerla. Se sitúa en un plano tan distante, tan desconcertado que se rinde a la evidencia de no estar a la altura, como si estar a la altura fuera ser un hombre 10. Tanto la actriz que hace de niña (Mila Borràs) como la adolescente (Claudia Dalmau) están brillantes en sus interpretaciones.
Mecanismos educacionales que formaron una sexualidad diferente a la de los jóvenes de hoy aunque era ya muy diferente a cómo fue la de sus padres. Actitudes, comportamientos que la mentalidad de una niña muy activa y sensible van conformando una particular visión del sexo; tópicos sexistas en la adolescencia adoptados para “parecer decente-pura-limpia” cuando no se es y expectativas sexuales que ya no tienen motivo de ser.
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