Haz click aquí para copiar la URL

Las dos caras de la verdad

Intriga. Drama Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen. (FILMAFFINITY)
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
8
2 de agosto de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Siempre pienso en I love Norton, la forera (o ex forera), si veo una película de Edward Norton. Y gustándome como desde el principio me ha gustado el de Boston, termino encontrándole histrionismos al tipo, o faltas, a causa de las críticas tan alabantes de nuestra compañera. O "creo" que a causa de las críticas tan alabantes de nuestra compañera. Pues me pasa como con tantas otras cosas en la vida, que prefiero posicionarme siempre con la minoría y que ciertas preferencias, máxime si se llevan hasta el paroxismo, me parecen una lacra.
No soy de la idea de que Edward Norton mejore en LAS DOS CARAS DE LA VERDAD las prestaciones alcanzadas por Kevin Spacey en Sospechosos habituales el año anterior. Es más, creo que en su rol de monaguillo, no en el de camorrista, Norton desbarra, con tanto tartamudeo y tanta sonrisita de medio pelo; y es por eso que, en la justa valoración de su primer papel de enjundia (no fue su debut), en la insistencia de que es un grande, grandísimo actor, me quedo antes, de la cinta, con el desempeño de John Mahoney, fiscal, con el de la inefable Frances McDormand, psiquiatra, y con el del mazo de madera de su señoría Woodard, tan contenido y sereno. Maura Tierney y Richard Gere dieron lo que podían, por lo que no estaban obligados a más.
Un notable alto, así, para la composición de un Hoblit que es de Texas y no de la Comarca. Una composición que ilustra en el extremo lo nocivo de presentarse con una cara ante sí mismo y con otra, ante toda la humanidad.
Un saludo para Frodo y Sam Sagaz y para el resto de los hoblits y otro para I love Norton, allá donde esté.
8
6 de enero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Es una historia sólida que plantea interesantes cuestiones o dilemas morales vinculados a la ley. Sin lugar a dudas, lo más destacado de la película es la interpretación magistral de Edward Norton, quien logra meterte completamente en el personaje. Su actuación te permite sentirte dentro de su piel, generando una conexión profunda que prepara el terreno para un giro final de guion impactante, que deja al espectador totalmente desconcertado (aunque se puede intuir).
7
29 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
La historia era genial. Como idea podía sentar un precedente al nivel de El club de la pela o Sospechosos habituales. Pero desperdiciaron la oportunidad.

En fin, una historia completamente desperdiciada. Solo da para “buena” (7) porque está bastante entretenida y tiene muy buen ritmo, además de la gran actuación de Norton y sin olvidar esa atmósfera noir que logra generar muy bien el director; pero más allá de eso no tiene nada que destacar. Una película con la que se impresionan los impresionables, pero que no deja de ser ordinaria.

Algunos detalles en spoilers...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Les ganó la tentación de hacerla demasiado efectista, demasiado complaciente, demasiado hollywoodesca, con giros que no sorprenden, con trampas en el guion, con sentimentalismos muy dramáticos, con sobreactuaciones de Richard Gere y de su compañero afroamericano, con un malo muy malote y un obispo corrupto y pervertido cuya historia termina pasando a segundo plano o de plano a nadie termina por importarle.

Había material para hacer una película social de denuncia; para hacer un drama sumamente conmovedor y complejo; para golpear las convicciones de los católicos y de los juristas; para construir un antihéroe con el que nos identificáramos… Pero no, nada de esto ocurrió. Al final no fue un drama, sino un melodrama con golpes sentimentales. Al final no sentimos indignación por lo que hace el obispo y el fiscal de distrito; de hecho, los videos del prelado no tienen ninguna consecuencia institucional o social.

Y el protagonista, que parecía el gran antihéroe, un tipo cínico y desagradable, resulta que tuvo una experiencia muy humana que le hizo renunciar a su antiguo trabajo, y la razón por la que lo hemos juzgado toda la película por su falta de escrúpulos resulta que estaba equivocada porque finalmente es un gran ser humano.

Y el giro final, que era previsible y por tanto era mejor no hacerlo, tampoco fue creíble. Se siente forzado sólo para generar un efecto en el espectador. No era necesario, en lo absoluto. Quedó muy mal.
6
8 de mayo de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Las dos caras de la verdad (1996) es una película que destila el estilo Hollywood más puro de los años 90: crímenes misteriosos, abogados carismáticos, giros judiciales y la clásica estética de cine de tribunal. Con Richard Gere y un joven Edward Norton (en su impresionante debut) al frente, la película arranca con un planteamiento sólido y prometedor. Hay un asesinato, un acusado con un perfil complejo, y un abogado estrella dispuesto a todo por ganar. El ritmo es ágil, con buenas dosis de tensión y una ambientación muy reconocible para quienes crecimos con este tipo de thrillers.

Sin embargo, a medida que avanza, el guion empieza a perder claridad. Lo que en un inicio es una historia atractiva y bien estructurada, se va volviendo confusa, con decisiones narrativas que no terminan de sostenerse del todo. Aun así, el carisma de sus protagonistas y la factura general la hacen disfrutable. No es redonda, pero entretiene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película llega a su punto clave cuando aparece una cinta de vídeo donde el personaje de Edward Norton aparece con su novia en una situación forzada por el arzobispo. Ese descubrimiento confirma que Norton es el asesino, y al mismo tiempo introduce la teoría de la personalidad múltiple, que Richard Gere, como abogado defensor, decide usar para construir su estrategia. Pero aquí es donde la película empieza a tambalearse: ¿por qué una cinta que incrimina directamente a su cliente juega en favor de la defensa? ¿Qué sentido tiene presentar como atenuante una prueba que demuestra su culpabilidad? La lógica se diluye y las motivaciones de los personajes se vuelven difusas.

El plot twist final —donde descubrimos que el acusado fingía todo y que no hay tal trastorno de personalidad— intenta redirigir el foco de la película hacia una lectura más cínica del sistema judicial, pero no logra compensar del todo la deriva confusa del guion. Aun así, es un cierre que deja cierto sabor interesante y permite una última reflexión.

Las dos caras de la verdad es, en muchos sentidos, una película “muy de su época”: intensa, bien actuada, entretenida, pero con un guion que quiere ser más ingenioso de lo que consigue. Es disfrutable, sobre todo si se la ve con ojos noventeros, pero no soporta demasiado bien un análisis profundo.
5
23 de febrero de 2007
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película de Juicios americanos donde todo se vale. Con sus típicos rifirrafes de enamorados entre abogado defensor y fiscal (a lo juzgado de guardia), jueza con cubata en mano y malas pulgas, el padre de Frasier de Fiscal jefe entrando y saliendo de la sala a su libre albedrío, testigos de otros casos que declaran, médico forense que no se moja, psicólogo con complejo de actor secundario aspirante a principal, cambio de rumbo a lo doce hombres sin piedad a mitad de proceso, protestas, contraprotestas y protestas denegadas para todos los gustos. ¿Se le puede pedir más a una película sobre Juicios?. Pues si, éste film aún va más allá y nos muestra a modo de Bonus track, lo que no se vio en Psicosis.
Aunque, no negaré que Edward Norton está sublime como de costumbre y que el resto del reparto es aceptable. La película no sorprende ni lo más mínimo, ya que esta se nutre de fuentes cinéfilas tan presentes en el inconsciente colectivo como: El Otro de Robert Mulligan, Psicosis; Algunos hombre buenos... . Esto hace que el desenlace sea del todo previsible. Aunque, eso sí, tanto por sus ingredientes, como por la esperanza de que el director consiga sorprendernos con un desenlace atípico, consigue que el espectador se mantenga en guardia hasta el final. Cosa que no sucede.
Edu
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para