"La chispa de la vida" empieza como una comedia que se va haciendo más y más negra para acabar mutando en un dramón en toda regla que coquetea, aunque consigue evitarla siempre aunque sea por los pelos, con la sensiblería. Buenas interpretaciones en líneas generales (a Carolina Bang, la pobre, casi no la puedo ni considerar actriz), una puesta en escena sobria en un escenario especial (el teatro romano de Mérida) y un tono de denuncia social más evidente que en otras películas del autor (y bastante pertinente, sobre todo en la época en que se rodó) dan lugar a una película peculiar en la filmografía de su director y más aún en las de sus dos protagonistas, que hacen un trabajo sobrio y eficaz.

No es de las mejores de Alex de la Iglesia, pero no está nada mal.

Me ha sorprendido mucho este film,incluso me ha impresionado, no pensé que me fuera a gustar tanto pero, una vez más, mi instinto se equivocó.
El tema que trata es actual, todos y cada uno de nosotros podemos ser Roberto, y eso hace que nos sentamos identificados con él.
Un punto a favor para Álex de la Iglesia el haber contado con José Mota, un actor completamente inesperado, pero, contra todo pronóstico, bastante solvente. Y digo que es un punto a favor porque el director lo que busca es que empaticemos con el protagonista, y José Mota es una persona a la que conoce toda España y el 95% de este país le tiene cariño, entre los que me incluyo.
No me ha gustado, por otro lado, el papel de Salma Hayek, quizá debido a mi gran antipatía hacia ella, pero no me ha convencido en absoluto, no entiendo su nominación a los Goya, que se decantaron a favor de la maravillosa Elena Anaya.

La historia está genial, no pierde el ritmo en ningún momento y consigue emocionar al final. Genial mezcla de drama y comedia. No se la pierdan.

Mi nota: 8.1

Comedia negra en estado puro, muy del estilo de Alex de la Iglesia.

A ratos brillante, en otros absurda, chispazos ácidos y en ocasiones inaguantable. Me sorprende la actuación de José Mota, los humoristas metidos actores suelen resultar sobreactuaos, en cambio en esta ocasión se consigue una actuación muy digna. Película controvertida, seguramente de menos calidad cinematográfica que otros títulos anteriores del director, pero muy del estilo de siempre.

El film pone en entredicho la categoría de los premios Goya. Siempre que una estrella internacional hace un papel en el cine español por muy discretito que este sea, recibe una nominación como mejor actor o actriz. En esta ocasión le toca el turno a Salma Hayek. No creo que la actuación de la mexicana mereciera en esta ocasión tal reconocimiento.

Un paso hacia atrás de Alex de la Iglesia, con una película un tanto decepcionante y floja.

Achacarle a él toda la culpa de que La chispa de la vida sea una película floja tirando a mala sería injusto, pero cuando uno se siente ante una película espera asistir a actuaciones que le hagan olvidar que asiste a una ficción. Pero José Mota no es actor y por tanto realiza una actuación mediocre y estridente, que impide tener empatía alguna hacia su personaje. Por lo demás, De la Iglesia trató de hacer una de Berlanga, pero le salió un pastiche bastante malo en el que solo Fernando Tejero eleva la media. No es nada personal: 'Balada triste de trompeta' me parece buena.

Álex de la Iglesia siempre ha sido un director que se ha destacado por su tendencia a la exageración y a la hipérbole, por eso hay muchos que han tildado esta película como un trabajo menor, ya que es menos espectacular que muchos de sus trabajos anteriores. Y no les falta razón. Lejos de la espectacularidad de “El día de la bestia” o “Balada triste de trompeta” el director se enzarza en una meditación sobre la falta de principios, los estragos de la crisis económica, el papel de los medios de comunicación y la comercialización con el sufrimiento ajeno. Aquí es donde se nota que el cineasta vasco ha perdido un poco el toque, al menos en esta ocasión. La denuncia se hace de una forma un poco soez, quiero decir, de una forma muy burda casi sin sutileza. Los personajes negativos son retratados como meros monigotes sin ninguna profundidad psicológica; del mimo modo que los personajes positivos son retratados como un dechado de virtudes lo que hace que la película sea demasiado maniquea lo que hace que el mensaje no sea tomado en serio, por lo menos eso me pasó a mí. La tendencia de caer en el esperpento hace que el film pierda realismo y así los hechos que se pretenden denunciar (muy loables todos ellos) no se pueden tomar muy en serio, lo que hace un flaco favor a la película.
La alienación del ser humano en la sociedad materialista y capitalista, el sufrimiento humano como mercancía, los medios de comunicación que únicamente buscan el morbo, la falta de escrúpulos del mercado, la sensación de fracaso que se instaura en el ser humano por esta crisis económica, la clase política pusilánime y oportunista … son temas demasiado importantes y creo que se deben tratar de una forma un poco menos tosca pero se agradece que el valiente de De la Iglesia al menos lo haya intentado, algo no muy común en nuestro cine y que pocos se han atrevido a retratar.