La chispa de la vida
2011 

5.5
10,937
Drama. Comedia
Roberto (José Mota) es un publicista en paro que alcanzó el éxito cuando se le ocurrió un famoso eslogan: "Coca-Cola, la chispa de la vida". Ahora es un hombre desesperado que, intentando recordar los días felices, regresa al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Salma Hayek). Sin embargo, en lugar del hotel, lo que encuentra es un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad. Mientras pasea por las ruinas, sufre un ... [+]
7 de marzo de 2012
7 de marzo de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya le tenía ganas yo al amigo De la Iglesia y no creaís que le tengo manía ni nada pero es que sus películas empiezan muy bien, son originales, entretenidas pero se le va la olla demasiado. Tiene esa manía de enrevesar, engrandecer, exagerar la historia hasta límites que dejan al espectador confundido y cansado. A su favor podría decirse que lo que trata es dar mayor énfasis a su mensaje, pero es que no somos tontos ya nos enteramos, no necesitamos que nos abofetee la cara con golpes tontos y sobreactuaciones. Puede parecer que no me ha gustado nada la película, pero no, al menos me he reído y entretenido. Pero tal derroche de medios y talento debería dar mejor resultado, ya que considero a Alex de la Iglesia un buen director.
Creo que puede hacer mejores cosas, por ejemplo "La comunidad" es una película que me encantó, pero creo que a veces debería ser más sutil.
Nada más empezar la película nos encontramos con José Mota, que es un padre de familia parado desde hace tiempo y hundido en su orgullo al verse incapaz de mantener a su familia. Un día va a las oficinas de un viejo amigo poseedor de una gran empresa, para pedirle trabajo. Tras fracasar en el intento decide ir a reservar una habitación en el hotel en el que estuvieron su mujer y él de luna de miel como sorpresa para su mujer pero se encuentra que el hotel ya no existe y que han descubierto un teatro romano debajo. El amigo Mota entra en una zona restringida del teatro y un guardia le persigue. Nuestro gafe acaba cayéndose encima de unos hierros de la obra, y uno de ellos se le ha quedado clavado en la cabeza. Ahora nuestro amigo se debate entre la vida y la muerte con ese hierro clavado en la cabeza. José Mota se convierte en el centro de atención mediático del país, y empieza un despiporre al más puro estilo De la Iglesia.
La película trata de ser una crítica al caos que reina en este país por la crisis. De la Iglesia nos dibuja unos personajes miserables, ambiciosos y sin escrúpulos que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de enriquezerse. Vamos, que el director no deja títere con cabeza, eso sí, pasándose tres pueblos en ello.
Creo que puede hacer mejores cosas, por ejemplo "La comunidad" es una película que me encantó, pero creo que a veces debería ser más sutil.
Nada más empezar la película nos encontramos con José Mota, que es un padre de familia parado desde hace tiempo y hundido en su orgullo al verse incapaz de mantener a su familia. Un día va a las oficinas de un viejo amigo poseedor de una gran empresa, para pedirle trabajo. Tras fracasar en el intento decide ir a reservar una habitación en el hotel en el que estuvieron su mujer y él de luna de miel como sorpresa para su mujer pero se encuentra que el hotel ya no existe y que han descubierto un teatro romano debajo. El amigo Mota entra en una zona restringida del teatro y un guardia le persigue. Nuestro gafe acaba cayéndose encima de unos hierros de la obra, y uno de ellos se le ha quedado clavado en la cabeza. Ahora nuestro amigo se debate entre la vida y la muerte con ese hierro clavado en la cabeza. José Mota se convierte en el centro de atención mediático del país, y empieza un despiporre al más puro estilo De la Iglesia.
La película trata de ser una crítica al caos que reina en este país por la crisis. De la Iglesia nos dibuja unos personajes miserables, ambiciosos y sin escrúpulos que están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de enriquezerse. Vamos, que el director no deja títere con cabeza, eso sí, pasándose tres pueblos en ello.
4 de julio de 2013
4 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grande Alex, y gracias por hacer esta gran película y metáfora de lo que actualmente está pasando en esta patética sociedad, morbosa, de una dudosa calificación moral y triste prensa televisiva...
Me recuerda a la película dirigida por Jordi Mollà, " No somos nadie" o incluso de un modo más meloso a " El show de Truman"...
Muchas personas deberían de ver este film para que viesen que es verdaderamente la televisión y lo que hay detrás de aquellos programas que tanto consumen; y como esa empresa con tanto poder llamado prensa y televisión, nos hacen secuaces de sus intereses...a veces pienso que en este país somos demasiado retorcidos y nos gusta jugar a ser jueces, políticos, periodistas...solo nos falta un canal que se llame TVjuicios o algo por el estilo...PATÉTICO !!!!!
Este largometraje, habla de ello, de como se comporta todas las partes implicadas de un accidente y de como todo tendemos a exagerarlo solo por tener al público entretenido y compasivo...
Accidentes como esos pasan todos los días, lo que ocurre que sucede en un momento de inauguración pública, con prensa y políticos...y claro...había que sacar tajada, la inauguración de ese teatro no era importante, un anónimo señor llamado Roberto que pasaba por allí, tiene una accidental caída que provoca un nuevo espectáculo y que lugar más ideal que el escenario de esa tragedia se sucede en el CIRCO Romano de Cartagena...
Los políticos empiezan a ver peligrar sus cargos ya que la prensa empieza a decir bestialidades sobre ese accidente, y a su vez unas gradas de piedra se van convirtiendo en las butacas de ciudadanos esperando ver el sufrimiento ajeno, mientas más personas hay movilizadas más se alimentará la prensa y mientras más se alimenta más acojone hay entre los altos cargos políticos, es la pescadilla que se muerde la cola...y eso no es todo, todo esto, está alimentado porque el protagonista así lo ha querido, digamos que cuando ocurre algo así...si tu decides preservar tu derecho a la intimidad no habrá espectáculo a tu alrededor y por lo tanto no serás noticia, las noticias las permitimos nosotros y Roberto lo permite porque ve una manera de hacer negocio de su desgracia, hasta que llega su mujer, que consigue neutralizar toda esa basura televisiva...con esto solo me queda una pregunta...
¿ Dónde está el límite de las noticias?, ¿ Son tan inocentes las victimas cuando hay cheques de por medio?, ¿ La gente se sigue "tragando" ciertas desgracias ajenas después de ver como es la realidad informativa ? ...
Gran alegoría y Gran verdad...después de ver esta película solo he tenido ganas de tirar mi televisión a la basura...Espero que algún día se valore esta película como se merece y como en su día no se valoró...
Gracias Alex por encender la chispa de la vida.
Me recuerda a la película dirigida por Jordi Mollà, " No somos nadie" o incluso de un modo más meloso a " El show de Truman"...
Muchas personas deberían de ver este film para que viesen que es verdaderamente la televisión y lo que hay detrás de aquellos programas que tanto consumen; y como esa empresa con tanto poder llamado prensa y televisión, nos hacen secuaces de sus intereses...a veces pienso que en este país somos demasiado retorcidos y nos gusta jugar a ser jueces, políticos, periodistas...solo nos falta un canal que se llame TVjuicios o algo por el estilo...PATÉTICO !!!!!
Este largometraje, habla de ello, de como se comporta todas las partes implicadas de un accidente y de como todo tendemos a exagerarlo solo por tener al público entretenido y compasivo...
Accidentes como esos pasan todos los días, lo que ocurre que sucede en un momento de inauguración pública, con prensa y políticos...y claro...había que sacar tajada, la inauguración de ese teatro no era importante, un anónimo señor llamado Roberto que pasaba por allí, tiene una accidental caída que provoca un nuevo espectáculo y que lugar más ideal que el escenario de esa tragedia se sucede en el CIRCO Romano de Cartagena...
Los políticos empiezan a ver peligrar sus cargos ya que la prensa empieza a decir bestialidades sobre ese accidente, y a su vez unas gradas de piedra se van convirtiendo en las butacas de ciudadanos esperando ver el sufrimiento ajeno, mientas más personas hay movilizadas más se alimentará la prensa y mientras más se alimenta más acojone hay entre los altos cargos políticos, es la pescadilla que se muerde la cola...y eso no es todo, todo esto, está alimentado porque el protagonista así lo ha querido, digamos que cuando ocurre algo así...si tu decides preservar tu derecho a la intimidad no habrá espectáculo a tu alrededor y por lo tanto no serás noticia, las noticias las permitimos nosotros y Roberto lo permite porque ve una manera de hacer negocio de su desgracia, hasta que llega su mujer, que consigue neutralizar toda esa basura televisiva...con esto solo me queda una pregunta...
¿ Dónde está el límite de las noticias?, ¿ Son tan inocentes las victimas cuando hay cheques de por medio?, ¿ La gente se sigue "tragando" ciertas desgracias ajenas después de ver como es la realidad informativa ? ...
Gran alegoría y Gran verdad...después de ver esta película solo he tenido ganas de tirar mi televisión a la basura...Espero que algún día se valore esta película como se merece y como en su día no se valoró...
Gracias Alex por encender la chispa de la vida.
10 de marzo de 2015
10 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No conocía esta película y rebuscando entre los buscadores encontré una sinopsis que me llamo la atención, me propuse a verla esperándome cualquier cosa y tuve una grata sorpresa. La verdad que no es un peliculón, pero cumple con creces. Es una película básica pero le da al publico lo que quiere, que no es otra cosa que entretenimiento.
17 de mayo de 2015
17 de mayo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una peli rara. Con el título, no sabía que pensar, hasta que empezó la trama: es el gran carnaval de Wilder.
Una gran osadía, intentar hacer una peli ya hecha, encima una de ese calibre. Sólo puede pasar dos cosas: que sea muchísimo mejor o que sea un fiasco. Y creo que es lo segundo.
La elección de Mota como actor dramático no me convence. Muchos momentos emotivos que los decía sin intención.
Sin embargo, lo que creo que está errado es el enfoque. El gran carnaval tuvo su aquel porque se centraba en el protagonista, el que movía los hilos, es que organizaba todo el carnaval alrededor de una desgracia. Aquí, el desgraciado es el accidente y más o menos es eso. Muy poca evolución y muy poca toma de decisiones. Mota es casi un escenario por el cual pasan personajes y situaciones mucho más interesantes. Los malos, a veces, muy malos malísimos. Incluso secundarios como la reportera tienen un arco de evolución más interesante que el prota. Hasta Tejero como el publicista cabrón es más interesante que Mota. Parece que al periodismo, intentaron añadir la publicidad, pero creo que les salió mal la jugada. Las escenas que se ven de fuera me parecen muy buenas y me interesa más cómo se transforma el caso en algo masivo antes que en Mota, que no hace nada. ¿Cómo se transforma el caso en una protesta contra la crisis? ¿Cómo simpatiza con él la ciudad? ¿Cómo es el caso a escala global? Eso nos lo cuentan, pero no lo muestran.
Otra crítica son las constantes moralejas soltadas a la cara. Un actor mirando a cámara te grita "cómo es que un famoso cobra un millón y yo que salvo vidas, cobro menos." Ahí, sin lubricante ni nada. Luego Mota da un discursito sobre lo malos que son los bancos. Una penetración en toda regla, a lo bruto.
Además, lo empeora las contantes tonterías y fallos que veo. Entre ellos
La directora de un museo, también sabe de radiales y martillos pilones.
Una radial produciría vibraciones mortales, un martillo pilón no.
Un técnico dice que una radial calentaría el hierro al rojo vivo. Pero lo dice a la esposa por lo bajini, no vayan a oírle los demás y prevenir eso.
Un guarda de seguridad puede opinar, junto a médicos y operarios, qué hacer con el sujeto.
Aún así, el final me parece bastante malo.
Una gran osadía, intentar hacer una peli ya hecha, encima una de ese calibre. Sólo puede pasar dos cosas: que sea muchísimo mejor o que sea un fiasco. Y creo que es lo segundo.
La elección de Mota como actor dramático no me convence. Muchos momentos emotivos que los decía sin intención.
Sin embargo, lo que creo que está errado es el enfoque. El gran carnaval tuvo su aquel porque se centraba en el protagonista, el que movía los hilos, es que organizaba todo el carnaval alrededor de una desgracia. Aquí, el desgraciado es el accidente y más o menos es eso. Muy poca evolución y muy poca toma de decisiones. Mota es casi un escenario por el cual pasan personajes y situaciones mucho más interesantes. Los malos, a veces, muy malos malísimos. Incluso secundarios como la reportera tienen un arco de evolución más interesante que el prota. Hasta Tejero como el publicista cabrón es más interesante que Mota. Parece que al periodismo, intentaron añadir la publicidad, pero creo que les salió mal la jugada. Las escenas que se ven de fuera me parecen muy buenas y me interesa más cómo se transforma el caso en algo masivo antes que en Mota, que no hace nada. ¿Cómo se transforma el caso en una protesta contra la crisis? ¿Cómo simpatiza con él la ciudad? ¿Cómo es el caso a escala global? Eso nos lo cuentan, pero no lo muestran.
Otra crítica son las constantes moralejas soltadas a la cara. Un actor mirando a cámara te grita "cómo es que un famoso cobra un millón y yo que salvo vidas, cobro menos." Ahí, sin lubricante ni nada. Luego Mota da un discursito sobre lo malos que son los bancos. Una penetración en toda regla, a lo bruto.
Además, lo empeora las contantes tonterías y fallos que veo. Entre ellos
La directora de un museo, también sabe de radiales y martillos pilones.
Una radial produciría vibraciones mortales, un martillo pilón no.
Un técnico dice que una radial calentaría el hierro al rojo vivo. Pero lo dice a la esposa por lo bajini, no vayan a oírle los demás y prevenir eso.
Un guarda de seguridad puede opinar, junto a médicos y operarios, qué hacer con el sujeto.
Aún así, el final me parece bastante malo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay una gran diferencia con el gran carnaval. El Gran carnaval, la muerte del minero fue por culpa del protagonista. Esperó demasiado y las decisiones que tomó para mantener al minero dentro de la cueva hicieron imposible su rescate posterior. Aquí... simplemente era una operación imposible desde un principio. Entonces, ¿a dónde nos ha querido llevar? ¿Qué lección nos quiere transmitir? El prota estaba condenado desde un principio y no tomó ninguna decisión. la mujer empezó siendo la íntegra y acabó siendo la íntegra. El mayor cambio que he visto es la reportera que pasó de buscar la noticia a no querer venderla. Mal final, mal guion con muchos fallos.
26 de junio de 2015
26 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
PREJUICIO NUMERO 1: ¿PERO ESTO NO ERA UNA COMEDIA?
¿Te imaginas entrar al cine para ver al bueno de Ben Stiller con la imagen mental de una comedieta de humor chusco y descerebrado, y lo que empieza a parecer una mala, pero simpática comedia, se torna en un drama horroroso, de ambiente creppy y de macabras consecuencias?
El argumento que yo (felizmente) imaginaba: José Mota tiene un accidente del que sale milagrosamente ileso y se convierte en una estrella de televisión, desde la hiperbólica mirada de Álex de la Iglesia: sabemos que habrá sangre, pero de buen rollo, ¿verdad? Lo cierto es que la sorpresa me ha revuelto el estómago, pero me ha dejado un buen sabor de boca. Es cierto que tiene sus fallos, pero es lo menos.
PREJUICIO NUMERO 2: JOSÉ MOTA y SALMA HAYEK, ¡MENUDOS ENCHUFADOS DE LOS GOYA!
Lo cierto es que Salma hace una dignísima interpretación que bien le pudo haber merecido un premio (de no ser porque Elena Anaya "lo petó" demasiado) y José Mota borda ese papel de pazguato, a lo Buster Keaton pasando la peor de las experiencias: un rostro de palo, imperturbable y anodino, que a la vez irradia mucha humanidad. Mil disculpas a los dos.
PREJUICIO NUMERO 3: LA MORALINA SOBRE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN ESTÁ MUY TRILLADA
Sí, no dice nada nuevo, y no comulgo demasiado con la crítica al sensacionalismo de la telebasura. No obstante, la reflexión está bien argumentada a través de los distintos personajes que aparecen, definiendo muy bien las posiciones ante una situación tan límite como si de un icosaedro se tratara. Por otro lado, no me ha quedado claro si la presencia de los medios cubriendo el accidente era el leitmotiv de la película o al final no pasa de un simple mcguffin. Lo bueno de todo esto es que, como en la vida, las cosas tienen la importancia que cada sesera les otorgue. Por lo tanto, donde unos cacarearán "fiasco", yo lo gluglutearé como un pavo que estamos ante un pequeño logro.
Conclusiones:
1. La película no está exenta de fallos. De todos modos, no olvidemos que el cuerpo de su exagerado y (en ocasiones) forzado guión está moldeado en torno a un disparatado esperpento de fondo negro, negrísimo. Tan negro como la sangre de esos portales de barrio que aparecen en el telediario. Podría quedar bien como obra de teatro.
2. El tema de qué es lo verdaderamente importante en la vida queda al desnudo a lo largo de la película. El drama familiar que se vive lo podrían haber contado Isabel Coixet a través de su cine intimista o Fernando León a través del drama social. Álex de la Iglesia lo cuenta como mejor sabe: desde el esperpento valleinclanesco. Asímismo, la eterna metáfora del hombre absurdo encarnada en José Mota ya se ha reflejado de otras formas: "La cabina", de Antonio Mercero, dicta más o menos el mismo mensaje: de hecho, el personaje de José Mota se ve atrapado accidentalmente por culpa de esa concepción del materialismo más ciego que reina en el mundo moderno. Por último, la película se relaciona, desde el tópico de la fragilidad de la vida frente a la importancia de los bienes, con los "Retratos de nuestras postrimerías" que representó Juan de Valdés Leal en la pintura barroca española de una forma no menos impactante en cuanto a macabrismo, acidez como y universalidad.
3. Por último... y sobre la televisión:
Esta reflexión que hace el director sobre la prensa del cotilleo queda un poco anticuada. Actualmente (2015), y, por mucho que nos pese, Lidia Lozano no es el mal. Jorge Javier Vázquez no es el mal. Karmele Marchante no es el mal. En todo caso, son sólo cuatro yonkis con más o menos escrúpulos que exponen la vida de gente que, a su vez, quiere ser expuesta. Adentrémonos en cómo los medios "serios" de la televisión y la prensa tratan de forma tan frívola, tan retorcida y tan manipulada, asuntos delicados y de vital trascendencia. Ahí es donde vemos lo podrido de todo el asunto, tal y como magistralmente ya narró Billy Wilder en "El gran carnaval". En resumen: la tiranía de la comunicación (va por usted, Ramonet).
¿Te imaginas entrar al cine para ver al bueno de Ben Stiller con la imagen mental de una comedieta de humor chusco y descerebrado, y lo que empieza a parecer una mala, pero simpática comedia, se torna en un drama horroroso, de ambiente creppy y de macabras consecuencias?
El argumento que yo (felizmente) imaginaba: José Mota tiene un accidente del que sale milagrosamente ileso y se convierte en una estrella de televisión, desde la hiperbólica mirada de Álex de la Iglesia: sabemos que habrá sangre, pero de buen rollo, ¿verdad? Lo cierto es que la sorpresa me ha revuelto el estómago, pero me ha dejado un buen sabor de boca. Es cierto que tiene sus fallos, pero es lo menos.
PREJUICIO NUMERO 2: JOSÉ MOTA y SALMA HAYEK, ¡MENUDOS ENCHUFADOS DE LOS GOYA!
Lo cierto es que Salma hace una dignísima interpretación que bien le pudo haber merecido un premio (de no ser porque Elena Anaya "lo petó" demasiado) y José Mota borda ese papel de pazguato, a lo Buster Keaton pasando la peor de las experiencias: un rostro de palo, imperturbable y anodino, que a la vez irradia mucha humanidad. Mil disculpas a los dos.
PREJUICIO NUMERO 3: LA MORALINA SOBRE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN ESTÁ MUY TRILLADA
Sí, no dice nada nuevo, y no comulgo demasiado con la crítica al sensacionalismo de la telebasura. No obstante, la reflexión está bien argumentada a través de los distintos personajes que aparecen, definiendo muy bien las posiciones ante una situación tan límite como si de un icosaedro se tratara. Por otro lado, no me ha quedado claro si la presencia de los medios cubriendo el accidente era el leitmotiv de la película o al final no pasa de un simple mcguffin. Lo bueno de todo esto es que, como en la vida, las cosas tienen la importancia que cada sesera les otorgue. Por lo tanto, donde unos cacarearán "fiasco", yo lo gluglutearé como un pavo que estamos ante un pequeño logro.
Conclusiones:
1. La película no está exenta de fallos. De todos modos, no olvidemos que el cuerpo de su exagerado y (en ocasiones) forzado guión está moldeado en torno a un disparatado esperpento de fondo negro, negrísimo. Tan negro como la sangre de esos portales de barrio que aparecen en el telediario. Podría quedar bien como obra de teatro.
2. El tema de qué es lo verdaderamente importante en la vida queda al desnudo a lo largo de la película. El drama familiar que se vive lo podrían haber contado Isabel Coixet a través de su cine intimista o Fernando León a través del drama social. Álex de la Iglesia lo cuenta como mejor sabe: desde el esperpento valleinclanesco. Asímismo, la eterna metáfora del hombre absurdo encarnada en José Mota ya se ha reflejado de otras formas: "La cabina", de Antonio Mercero, dicta más o menos el mismo mensaje: de hecho, el personaje de José Mota se ve atrapado accidentalmente por culpa de esa concepción del materialismo más ciego que reina en el mundo moderno. Por último, la película se relaciona, desde el tópico de la fragilidad de la vida frente a la importancia de los bienes, con los "Retratos de nuestras postrimerías" que representó Juan de Valdés Leal en la pintura barroca española de una forma no menos impactante en cuanto a macabrismo, acidez como y universalidad.
3. Por último... y sobre la televisión:
Esta reflexión que hace el director sobre la prensa del cotilleo queda un poco anticuada. Actualmente (2015), y, por mucho que nos pese, Lidia Lozano no es el mal. Jorge Javier Vázquez no es el mal. Karmele Marchante no es el mal. En todo caso, son sólo cuatro yonkis con más o menos escrúpulos que exponen la vida de gente que, a su vez, quiere ser expuesta. Adentrémonos en cómo los medios "serios" de la televisión y la prensa tratan de forma tan frívola, tan retorcida y tan manipulada, asuntos delicados y de vital trascendencia. Ahí es donde vemos lo podrido de todo el asunto, tal y como magistralmente ya narró Billy Wilder en "El gran carnaval". En resumen: la tiranía de la comunicación (va por usted, Ramonet).
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