la película (y el espectador tiernamente) se deja alucinar demasiado por lo que sucede, incluso siendo torpe por molestarse en ser extraña a más no poder; sin embargo el retrato y la sensación de siniestro amor a aquellas raras filosofías de ciclos, sacrificios y dioses antiguos o panteísmos nunca deja de ser interesante. Tiene ese mérito, el de ser pagana y un cruel nihilista por un rato.

El hombre de mimbre se caracteriza, principalmente, por mostrar dos realidades confrontadas a modo teológico: Cristianismo vs. Paganismo; religiones enemistadas desde tiempos ancestrales.

Podía tranquilamente haber optado por el género bizarro. Sin embargo, elige combinar tonos tales como el músical, el drama cómico y el drama trágico; haciendo que la clasificación categórica de la peli no sea tan definible. En este aspecto la propuesta gana en matices: nunca estas del todo posicionado con respecto a lo que estas viendo.

Por otra parte, la pesadez de su desenlace nunca llega a ser tal porque, paradójicamente, el guión siempre es tratado desde un modo muy lúdico y desenfadado. Como un juego que se decanta a no serlo, pero con un espectador delante que ha permanecido una hora veinte entre disfraces chillones y canciones buen rollistas. El desenlace, a mi gusto, no logra equilibrar una balanza demasiado inclinada sobre el "azúcar".

Otro detalle, aunque en mayúsculas, es el retrato tan abiertamente expositivo de intenciones sobre el tramo final. No solo a nivel teológico sino desde el guión mismo. Los diálogos funcionan como un libro abierto y la trama se vuelve casi una receta de cocina, mostrando ingrediente por ingrediente.

Aún explotando de forma efectiva su atmósfera, El hombre de mimbre no logra desprenderse de su propia ingenuidad de base. La inocencia de una manzana apenas masticada que debe resolver su "misterio" de manera sobre explícita. Ahí donde la tensión dramática no logra plasmarse, resultando en un producto de mensaje claro, pero de potencia fallida.

La fotografía es añeja, gris... muy británica.
Seguramente fue una película rompedora en su momento.
La banda sonora es muy buena, psicodélica. La canción del árbol resumiendo la idea que tenían de la vida me pellizcó el cerebro.
El imaginario es grotesco pero muy original.
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Había oído hablar mucho de esta película como una gran obra de cine de culto de los 70 y después de verla, bueno, me parece bastante normalita.

Creo que es una cinta que ha envejecido bastante mal, los primeros 15 minutos prometen pero desde que empezamos a ver los desvaríos de los personajes la cosa se va deshinchando bastante. El personaje principal es muy malo, es un poco el inspector Clouseau inglés, histriónico, patoso, da entre pena y risa... Desde los primeros minutos intuyes como va a terminar dicho sujeto y bueno, ese final que en todas partes dicen que es tan pero tan impresionante....¿De verdad os pareció a alguien tan rompedor?. No voy a comentar tampoco mucho el papel de Christoper Lee con unas pintas rarísimas que parece venido del futuro de una fiesta de Cayetanos o de los tipos de la isla...pero tampoco es que sean aterradores...

En fin, la película no está mal, hay que verla y todo eso, pero mi recomendación es que gestionéis bien las expectativas yo iba quizás con muchas y ahí probablemente estuvo mi error.

Aunque por el asunto que trata, e incluso por el desarrollo y desenlace del guion, podría tomarse --y de hecho se toma-- por una película de terror, está muy lejos de serlo. Es un film singular, inclasificable, pero sobre todo muy bello y divertido, con una trama que nunca decae, con una sucesión de escenas a cual más curiosa, con unas actuaciones excelentes (en especial, Christopher Lee) y una serie de canciones y números de baile que no dejan de fascinar.
En cuanto a lo que pretende decir esta película, no estoy de acuerdo con que tenga un contenido antirreligioso, ni contra el paganismo ni contra el cristianismo. Es una burla de ambos, pero una burla diríamos cariñosa. El policía, que representa lo cristiano, es un pobre tontaina que [Spoiler]. Y los isleños, paganos, defienden el placer y la libertad sexual, pero practican un ceremonial crudelísimo. ¿Quién es el bueno y quiénes los malos? Ni unos ni otros. Es todo una enorme y genial guasa.