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El hombre de mimbre

Intriga. Terror Una carta que hace sospechar que una joven desaparecida ha sido asesinada lleva al sargento Howie de Scotland Yard hasta Summerisle, una isla en la costa de Inglaterra. Allí el inspector se entera de que hay una especie de culto pagano, y conoce a Lord Summerisle, el líder religioso de la isla... (FILMAFFINITY)
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Críticas ordenadas por utilidad
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9
27 de abril de 2011
169 de 191 usuarios han encontrado esta crítica útil
Injustamente olvidada durante muchos años (pero por suerte reivindicada cada vez con más fuerza como una de las cumbres indiscutibles del terror de todos los tiempos), «The wicker man» se nos presenta como un film con diversas capas de lectura, que se articula principalmente sobre el conflicto imperecedero y universal del choque entre civilizaciones opuestas y que plantea con habilidad la dicotomía entre etnocentrismo y relativismo cultural, haciéndonos reflexionar sobre cuestiones como el grado de tolerancia que poseemos hacia tradiciones ajenas que nos resultan imposibles de comprender o la diferencia esencial entre libertad y libertinaje.

Con verdadero aroma lovecraftiano, recordando en su planteamiento inicial y turbia atmósfera a maravillosos relatos como «La sombra sobre Innsmouth» o «El ceremonial» (aunque sin la presencia de elemento fantástico o sobrenatural alguno), el film nos lleva de la mano por un viaje a las profundidades de la naturaleza humana a través de Summerisle, enclave perfecto para desarrollar esta aventura de horror personal, por ser un lugar aislado del espacio y diríase casi que del tiempo, donde las leyes de la lógica se subvierten y parece que cualquier cosa pudiera llegar a ocurrir.

Avanzamos en la trama gracias a la intrusión de un elemento extraño en la isla que, en su investigación, va chocando con todo lo establecido. Se potencia así una sensación continua de extrañamiento (de la que deviene la fascinación del espectador), la que proyecta la mirada ortodoxa del Sto. Howie sobre las costumbres paganas de los habitantes del lugar. Cabe destacar, en este punto, el acertadísimo uso de las canciones, bajo cuyos agradables acordes se esconden unas envenenadas y provocativas letras que van definiendo poco a poco la tradición cultural de los habitantes de Summerisle.

La película propone un inteligente análisis sobre la religión como elemento alienante, indispensable para la paz interior del ser humano (por las esperanzas que en ella se depositan) pero causante, a su vez, de conflictos sociales basados en la intolerancia y la incomprensión del otro. Robin Hardy contrapone la cultura de la gente de Summerisle al puritanismo religioso del Sto. Howie para sacar a la luz el sinsentido de ambos extremos; si bien la actitud del sargento resulta más inane, podemos deducir que siglos atrás y en otro contexto habría podido liderar con gusto cualquier proceso inquisitorial contra esta comunidad de herejes a la que se enfrenta.
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De este modo, el espléndido guión de Shaffer presenta cierta tendencia a ridiculizar las creencias mojigatas del sargento (valga recordar la escena en que Howie se escandaliza porque en una ceremonia las mujeres están saltando una hoguera completamente desnudas, a lo que Lord Summerisle le replica con aplastante lógica: "Naturalmente, es mucho más peligroso saltar sobre el fuego con la ropa puesta", o el momento en que este último define a Jesucristo como "El hijo de una virgen fecundada por un fantasma"), pero finalmente llegamos a un desenlace que revela el lado oscuro de unos lugareños capaces de cometer la locura del sacrificio humano en señal de ofrenda para que los dioses salven sus cosechas, con lo que la crítica a la religiosidad exacerbada se equilibra por ambas partes.

Con un deslumbrante Christopher Lee como maestro de ceremonias (verdadero mecenas de la película, enamorado absoluto de las viejas religiones paganas y del esoterismo que encierran los antiguos cultos rituales, que siempre señaló «The wicker man» como una de sus películas favoritas) y con Edward Woodward dando una réplica contundente y creíble (en un papel, eso sí, que solo Peter Cushing habría podido sublimar definitivamente), la película ofrece un maravilloso crescendo de la intriga hasta llegar al apoteósico clímax narrativo, regalándonos uno de los finales más escalofriantes de la historia del género y dejando tras de sí un sinfín de escenas para el recuerdo: en nuestras retinas quedarán por siempre almacenadas, entre otras, la escena del sensual baile de una Britt Eckland desnuda poniendo a prueba la templanza del Sto. Howie y la del hipnótico juego de máscaras en que se infiltra el protagonista en busca de la niña desaparecida (auténtico McGuffin de la película).

Film de culto por excelencia dentro del género de terror, «The wicker man» sigue siendo un rara avis que sorprende por lo inclasificable de su propuesta, por su inusual mezcla de géneros, por la belleza de los paisajes naturales en que se rodó, por la onírica fotografía que le otorga esa ambientación alucinada y alucinante y por la infinidad de pequeños detalles que enriquecen su sensacional puesta en escena. Imprescindible ver el montaje del director para disfrutarla en su plenitud.
7
28 de febrero de 2008
76 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
La aparente narración de un caso policial simple se va cargando de tensas connotaciones teológicas, mediante dos toques de etnología y unas pocas alusiones al antiguo culto solar (reforzadas con música de aire celta).
Uno de los primeros diálogos ya da la pauta: un oficial de Policía regresa de viaje y pregunta a un subordinado si durante su ausencia ha habido algún problema serio. "Lo de costumbre: violación, sodomía, sacrilegio, ya se sabe...", es la respuesta.
Una carta anónima pide al oficial (Woodward) ocuparse de la desaparición de una niña en una isla escocesa. Allí se desplaza en hidroavioneta, y su investigación se va convirtiendo en un episodio de la confrontación ancestral entre las paganas religiones campesinas y un cristianismo impuesto a menudo por vía inquisitorial. Siglos de historia europea al fondo.
Con estilo seco, espartano y siniestro, muy a la manera del Polanski que define el modus operandi del mal, el hormigueo del terror crece cuando se adivina la inminencia de un sacrificio ritual, para garantizar las cosechas.
El sorprendente giro final (cuyo contenido aquí no se anticipa) cambia el signo de todos los datos, digno de un Wilder malévolo.
La trabajada interpretación de Woodward, las magnéticas apariciones de Christopher Lee y la generosa desnudez de Britt Eckland, o su doble de cuerpo, contribuyen a redondear una película singular, cruel y recomendable.
8
14 de mayo de 2007
40 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una carta sin remitente le pide al sargento Howie presentarse inmediatamente a la apartada isla de Summerisle. El motivo es la misteriosa desaparición de una niña, de la que según los habitantes de la localidad jamás se ha sabido. Eventualmente, el oficial de policía seguirá el caso muy de cerca para su propio bien.

Basado en un texto del prestigioso novelista y guionista Anthony Shaffer (“frenesí”, “La huella”) Robin Hardy adapta con un enfoque ligero y desenfadado este thriller de inusuales características, debido en parte a haber sido concebido por su director como un musical etnográfico, algo que puede ya sea desviar la atención del espectador, apagar su concentración, o tal vez dar una bocanada de aire fresco a quien desee ver algo distinto de la típica cinta de horror de la época, en la que ya se habían explorado casi la totalidad de tópicos que podía ofertar el genero, todo es al final cuestión de gustos. Lo verdaderamente significativo del filme es su visión paródica de la sociedad occidental, la comparación de los diversos rituales religiosos, así como la libertad sexual y falta de pudor de dicha comunidad, hecho que atormenta profundamente al conservador y buen cristiano Sargento Howie.

Esta obra posee todas las características de una cinta de culto, sobre todo por lo que se logró con un presupuesto tan ajustado, por ejemplo, los sombríos y la vez ricos paisajes escoceses fotografiados por Harry Waxman; la música folklórica de Paul Giovanni; la presencia de grandes interpretes, entre ellos Edward Woodward, el icónico Christopher Lee, y bellas féminas como las rubias Britt Ekland, Diane Cilento, e Ingrid Pitt. La primera, futura chica Bond, la segunda, ex mujer del mismísimo 007, Sean Connery.

En fin, una película muy interesante, que debe ser rescatada tanto por su sugerente trama como por su innegable valor histórico, para preservarse como una de las cintas de misterio más originales y emblemáticas de la historia del cine, como prueba de ello esta el epílogo, verdaderamente inquietante.

Pierluigi Puccini
3
23 de junio de 2015
63 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que ser completamente sincero. Desde el mismo inicio de la película, donde una avioneta surca los cielos, y muestra todo tipo de bellos paisajes y crepúsculos, y suena de fondo una canción algo "inapropiada" para un film de terror, intuí que esta experiencia podría ser lo que finalmente fue; un bochorno.
Lo primero que tengo que decir, es que cabe destacar la trama, el alma de la película, tristemente y por completo atrofiada por detalles patéticos, irrisorios, lamentables. La idea, es aterradora, y parcialmente bien ejecutada.

Desde que el hidroavión se posa suavemente en la costa de la isla de Summerisle (Isla de estío), y habiendo superado momentáneamente el mal trago de la canción inicial, la cosa parecía volverse interesante.

Un policía, de nombre Howie, riguroso Cristiano y moralista, llega a la isla, previa lectura de una carta solicitando ayuda, en busca de Rowan Morrison, una niña desaparecida. La trama policial, la isla, los lugareños, extraños, bizarros, que reciben al visitante, recordaban un poco a Innsmouth; ese pueblo marítimo, plagado de misteriosos y aterradores habitantes salido de la perturbada y genial mente de Lovecraft. Pero las similitudes acaban aquí. Voy a tratar de destacar los aspectos positivos de la película, en primer lugar.

La fotografía, a cargo de Harry Waxman, es más que aceptable. Los cielos despejados, la marea, rompiendo con estrépito contra las rocas negras, los prados y suaves pendientes cubiertas de fino y limpio césped, son muy buenas. Otra aspecto bueno, son ciertas imágenes que de no ser por un escollo que diré más adelante, podrían haber sido aterradoras. Los habitantes y las máscaras de animales (algo hay con las máscaras de animales; si bien me son, los animales, infinitamente más queridos que los seres humanos, hay algo monstruoso en una figura humana con un rostro animal...algo temible, espantoso), las danzas alrededor del fuego, los objetos colgados en árboles, recuerdan, en cierta forma, a los escritos de Arthur Machen, con sus ritos paganos, en bosques impenetrables. También la idea de un pueblo, reducido en su mentalidad, a un solo ser, que los gobierna y a quién obedecen más allá de sus posibles propios pensamientos y sentimientos, también es algo inquietante. El otro punto positivo, es la actuación de Christopher Lee, quién se destaca por encima del resto, claramente. Donde sus movimientos faciales demuestran calidad actoral, en los demás, se nota una exagerada afectación, una cierta rigidez en sus expresiones.Hasta aquí lo bueno, lo rescatable.
Sigo en el spoiler, con lo negativo y desvelando el argumento y final de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Tristemente, un cuadro tal como yo lo pude percibir y aceptar, tiene una fuerte contracara. A saber (de mayor a menor, en cuánto a la mala influencia sobre el resultado final):

1) La música: En los momentos donde se podrían haber explotado ciertas escenas de verdadero terror, la música, es absoluta y totalmente incoherente. Algo setentosa, de estilo entre el country y el rock, las melodías arruinan fatalmente las mejores escenas. Lo más ridículo, es el momento donde Howie encuentra a Rowan y la lleva por una suerte de túnel cavado en la montaña aledaña al mar. Un graciosa, patética música, acompaña toda la escena, destrozando del todo la posible sensación de horror, ante el inminente sacrifico de la niña (sobretodo teniendo en cuenta el engaño final, al cual es sometido el policía, ya que Rowan Morrison, era parte de un complot del pueblo entero, con el fin de atraer a un forastero y poder así realizar el sacrificio humano a sus Dioses paganos). Otras partes igualmente arruinadas por la ineptitud del director y el encargado de la musicalización, son las que Howie descubre en una cuna, un muñeco; en un armario, una niña, que al abrirse el mueble, se cae al piso, aparentemente muerta, con un rastro de sangre el los labios, y que el policía, al descubrirle el rostro, corriéndole el pelo, muestra una cara rígida, pero que luego, se dibuja una sonrisa de burla de la niña. Estas escenas mencionadas, habiendo sido acompañadas con una correcta iluminación y sobre todo, una apropiada musicalización, habrían sido realmente escalofriantes.

2) Las actuaciones: Son, quitando a Christopher Lee, casi ridículas. Sobreactuadas, nerviosas, poco convincentes. Las expresiones, son tensas, acartonadas.

3) Las partes musicales: Como si de un musical se tratara, y no de un film de horror, puro y tradicional, la película está plagada de absurdas canciones cantadas por los bizarros habitantes, lo que le quita toda posible compenetración, y merma la ambientación requerida en un film de horror.

El final, es de lo mejor, dentro de este marco confuso. La imagen del ídolo de mimbre, recortado contra el cielo lívido del atardecer, es memorable; y cuando las llamas comienzan a alcanzar al ídolo, con los pobres animales encerrados en jaulas del mismo material, destinados también al sacrificio en pos de una mejor cosecha para el año siguiente, y en la cima, al infausto policía, dejan un certero sentimiento de piedad por las víctimas y repulsión por la bárbara crueldad.

En resumen, es una película totalmente arruinada; el alma del film, permanecerá en nuestra memoria, pero las fallas, son demasiado graves, y restan mucho, dejando una sensación inequívoca de algo destrozado, desnaturalizado. Habría sido, en manos de un director con más oficio para lo macabro, con un sentido más delicado y fino para el horror, una gran película, pero lamentablemente ha quedado en un buen bosquejo, espantosamente pintarrajeado por encima.
8
23 de febrero de 2011
29 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto esta película a causa del remake con Nicolás Cage. Siempre había creído que la preferencia por una versión original y un remake, depende en buena parte de la versión que veas antes. En este sentido, he de decir, que aunque no vi demasiado del remake, la original de 1973, me parece muy superior, tiene ese toque mas inquietante de un pueblo que parece "normal", acogedor, pero tiene mucho traca escondida. A pesar de todo debo reconocer que tiene uno o dos momentos muy exagerados.

Lo que me gusta del film, es que me dejó una sensación de neutralidad, hay quien viendo está película puede tomar una postura anti-cristiana, otros filopagana o anti-pagana. Otros pueden tomarlo como un careo entre el cristianismo y el druidismo. Yo me quedé con la impresión de que no deja títere con cabeza, es imposible dilucidar de todos los que salen cual es peor, de aquí mi título de la crítica, cada cual es mas hipócrita que el anterior, pero esto ya lo aclaro en spoiler.

Las actuaciones; convincentes, la impresión de que los del pueblo son muy majos pero hay algo detrás de ello, se palpa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Uno de esos momentos exagerados; cuando el sargento sale del motel y hay un grupo de gente en mitad de la calle montándoselo, divididos por parejas y alineados, como si estuvieran con un ejercicio de aerobic ¿?. De acuerdo que los paganos no eran puritanos, pero tampoco eran exhibicionistas.

Al final, me quedé con la impresión que allí todos son unos bichos porque:

-Rowan; la niñata entrega a un hombre que intenta salvarla arriesgando su propia seguridad. Lo mas sarcástico es que quizá en otras circunstancias la habrían sacrificado a ella verdad. El pobre escarabajo intentando escapar y cada vez mas atrapado es una clara metáfora de Howie.
-Howie; Con toda la soberbia del mundo, se cree civilizado solo por ser cristiano. Considera a los paganos criminales sin todavía saber de ellos ( tiene que ir a una biblioteca a investigar). Su actitud intransigente deja mucho que desear, todo le escandaliza a sobremanera. Mucho criticarlos de sacrificadores, pero me daba la sensación que si Howie pudiera habría llevado una inquisición a la isla.
-Howie; Según le dé el aire, intenta convencer a los paganos con la razón, diciendo que la mala cosecha se debe a que el terreno no es adecuado para la agricultura, que el clima y factores naturales han sido los culpables. Pero cuando encienden la hoguera, dice que Dios les castigó reduciendo sus cosechas. ¿¿??
-Lord Summerisle; Lo mismo te dice que su abuelo-científico fue a la isla para explotarla, descubrió la manera de desarrollar la agricultura, y utilizó la religión antigua para manipular a la gente y hacer creer que la magia funcionaba, y a pesar de esta revelación es devoto de esa religión instrumental, y no sirve lo de que está fingiendo, porque es capaz de sacrificar a alguien.
-Lord Summerisle; Dice que son un pueblo religioso y allí no matan a nadie, que gracioso, ¿y los sacrificios?.
-El pueblo pagano: dan una apariencia de gente pacífica, dialogante, pero luego... Agüita. Son capaces de quemar una persona y animales vivos. Anda que no me puso de mala leche ver los terneros y chanchos alli metidos para ser quemados vivos. Cabrones.
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