Carancho
6.5
9,925
Drama. Thriller
Después de haber perdido su licencia, el abogado Sosa (Ricardo Darín) ingresa en una sociedad ilegal que se encarga de provocar accidentes automovilísticos para estafar a las aseguradoras. El destino hace que un día Sosa conozca a Luján (Martina Gusmán), una médica de un hospital de Buenos Aires. (FILMAFFINITY)
7 de octubre de 2010
7 de octubre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el principio la película se mueve en un entorno de sufrimiento, accidentes de coche, heridos, hospitales y un ambiente de extorsión opresivo. Todo acentuado por sus dos personajes protagonistas, angustiados, y sobretodo por la interpretación de un excelso Darín y compañía, que logran transmitir su relación con credibilidad absoluta. Un sufrimiento necesario.
16 de octubre de 2010
16 de octubre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carancho trata sobre los accidentes de circulación y los abogados que se aprovechan de dichos accidentes, escondiéndose tras la fachada de defender los intereses de sus clientes, para engañarles y robarles la mayor parte de la indemnización que recibirán del seguro. Incluso son capaces de “provocar” accidentes para estafar a las aseguradoras. Pero todas estas estafas pueden tener efectos secundarios y esto es lo que nos cuenta el director argentino Pablo Trapero en Carancho, que es el apodo que se les pone a estos abogados.
De ritmo pausado, la película usa esta particularidad para mostrarnos la relación de Sosa (Ricardo Darín) con Luján (Martina Gusman) una nueva médica que reparte su tiempo entre las urgencias de un hospital de Buenos Aires y las salidas con la ambulancia para recoger a los heridos. A través de su compañero de trabajo Tino, conoce a Sosa con el que comienza una relación sentimental no falta de obstáculos por el trabajo y la mentalidad de él.
Trapero rueda la película con sobriedad, con varios estilos visuales distintos, por ejemplo al principio de la película juega mucho con los primeros planos y mucho movimiento, en otros momentos apuesta por los planos generales y largos y en otra parte de la cinta por la cámara en mano y planos secuencia. Esta variación visual se debe a la evolución del personaje de Sosa, con sus altibajos sentimentales y laborales, usando cada estilo para potenciar más esos sentimientos.
Rodada casi en su totalidad por la noche y apoyada por una gran fotografía de Julián Apezteguia, Carancho es una crítica muy dura a un sistema de corrupción en el que se ven involucrados los abogados que se aprovechan de los accidentes de los demás, pero también de los servicios hospitalarios que pactan con estos a cambio de unos buenos beneficios.
La parte interpretativa de la película esta llevada con gran solvencia por Ricardo Darín, con un personaje lleno de matices y con el que no sabes si posicionarte a favor o en contra ya que Darín consigue hacer de Sosa un hombre de gran ambigüedad y del que no sabes que pensar sobre su finalidad en la película, ¿de verdad quiere cambiar o sólo es un truco para llevarse a la chica?. Y a parte del enorme trabajo de Ricardo, también destacar el gran papel de Martina Gusman, que con tan solo tres películas (dirigidas todas ellas por Pablo Trapero) se ha ganado el respeto de crítica y público.
De ritmo pausado, la película usa esta particularidad para mostrarnos la relación de Sosa (Ricardo Darín) con Luján (Martina Gusman) una nueva médica que reparte su tiempo entre las urgencias de un hospital de Buenos Aires y las salidas con la ambulancia para recoger a los heridos. A través de su compañero de trabajo Tino, conoce a Sosa con el que comienza una relación sentimental no falta de obstáculos por el trabajo y la mentalidad de él.
Trapero rueda la película con sobriedad, con varios estilos visuales distintos, por ejemplo al principio de la película juega mucho con los primeros planos y mucho movimiento, en otros momentos apuesta por los planos generales y largos y en otra parte de la cinta por la cámara en mano y planos secuencia. Esta variación visual se debe a la evolución del personaje de Sosa, con sus altibajos sentimentales y laborales, usando cada estilo para potenciar más esos sentimientos.
Rodada casi en su totalidad por la noche y apoyada por una gran fotografía de Julián Apezteguia, Carancho es una crítica muy dura a un sistema de corrupción en el que se ven involucrados los abogados que se aprovechan de los accidentes de los demás, pero también de los servicios hospitalarios que pactan con estos a cambio de unos buenos beneficios.
La parte interpretativa de la película esta llevada con gran solvencia por Ricardo Darín, con un personaje lleno de matices y con el que no sabes si posicionarte a favor o en contra ya que Darín consigue hacer de Sosa un hombre de gran ambigüedad y del que no sabes que pensar sobre su finalidad en la película, ¿de verdad quiere cambiar o sólo es un truco para llevarse a la chica?. Y a parte del enorme trabajo de Ricardo, también destacar el gran papel de Martina Gusman, que con tan solo tres películas (dirigidas todas ellas por Pablo Trapero) se ha ganado el respeto de crítica y público.
16 de octubre de 2010
16 de octubre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La presencia de Ricardo Darín en el reparto de cualquier película es sinónimo de garantía. De hecho, no recuerdo ningún largometraje protagonizado por el intérprete argentino que sea desdeñable. Si a esta cualidad le sumamos el reciente Oscar otorgado a una de las últimas cintas protagonizadas por el actor (la inolvidable "El secreto de sus ojos") y su vuelta al género policiaco tras las intensas experiencias de "Nueve reinas" y "El aura", cualquier espectador se congratula de la existencia de "Carancho". Pero, sin embargo, la obra seleccionada por Argentina para competir en esta nueva edición de los Premios de la Academia decepciona un tanto.
Bien interpretada por el mismo Darín y, sobre todo, por la espléndida Martina Gusman, la historia de un abogado sin matrícula que se dedica a ir detrás de aquellos clientes que han sufrido un accidente automovilístico y por la joven médica que, prácticamente sin querer, se entrecruzará en la vida del letrado, es una tibia denuncia de la corrupción. Más preocupado por el desenlace de una relación amorosa definida en prácticamente dos trazos que de las verdaderas motivaciones del protagonista, el realizador Pablo Trapero se queda a medio camino de ambas intenciones. Si su intención era desenmascarar la mafia que opera en los 22 siniestros circulatorios que, de media, se producen diariamente en Argentina, el director falla: el retrato de los 'capos' es sesgado e inconexo, y todos ellos desprenden una agria sensación de "déjà vu"; si su propósito pasaba por concebir una historia de amor vivida por dos personajes en el filo de la navaja, el autor de "Mundo grúa" adolece de una escasa capacidad creativa, rellenando sus evidentes agujeros de guión con los llantos de su actriz principal.
La suma de estas dos tramas restan puntos a una cinta que, no obstante, gana enteros en momentos puntuales, gracias a secuencias de violencia hiperrealista y a un, pese a todo, espléndido plano secuencia final.
Bien interpretada por el mismo Darín y, sobre todo, por la espléndida Martina Gusman, la historia de un abogado sin matrícula que se dedica a ir detrás de aquellos clientes que han sufrido un accidente automovilístico y por la joven médica que, prácticamente sin querer, se entrecruzará en la vida del letrado, es una tibia denuncia de la corrupción. Más preocupado por el desenlace de una relación amorosa definida en prácticamente dos trazos que de las verdaderas motivaciones del protagonista, el realizador Pablo Trapero se queda a medio camino de ambas intenciones. Si su intención era desenmascarar la mafia que opera en los 22 siniestros circulatorios que, de media, se producen diariamente en Argentina, el director falla: el retrato de los 'capos' es sesgado e inconexo, y todos ellos desprenden una agria sensación de "déjà vu"; si su propósito pasaba por concebir una historia de amor vivida por dos personajes en el filo de la navaja, el autor de "Mundo grúa" adolece de una escasa capacidad creativa, rellenando sus evidentes agujeros de guión con los llantos de su actriz principal.
La suma de estas dos tramas restan puntos a una cinta que, no obstante, gana enteros en momentos puntuales, gracias a secuencias de violencia hiperrealista y a un, pese a todo, espléndido plano secuencia final.
25 de octubre de 2010
25 de octubre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se lo que tiene Ricardo Darín (bueno sí, mucho talento), pero cada vez que lo veo en una película, por muy dramática que sea ésta, me sale la sonrisa porque me provoca una cierta gracia. En ésta película, él y la otra protagonista principal interpretada por una brillante Martina Gusmán, se ven obligados a mantener la concentración en todas las escenas, pues el uso de primeros planos es muy elevado. ¿Por qué? O mejor dicho, ¿para qué? para hacer sentir al espectador lo que sienten los personajes (los principales, claro). La cámara nos "dice" una y otra vez que la historia aquí la protagonizan los dos, pues la cámara alterna el seguimiento del uno y del otro, y según quien tenga el peso en cada secuencia, se queda con uno o con otro. Por eso, aunque el tema principal del film trate del negocio que generan los accidentes de tráfico en Argentina, con los cuales hay gente que saca beneficio económico, no tenemos que olvidar que detrás de eso hay personas que sufren (aparte de las familias) en este caso un hombre que está envuelto en el negocio y saca tajada de dichos accidentes(Sosa), y una joven que trabaja en una ambulancia que atiende a los heridos, y Trapero nos lo recuerda a lo largo de todo el film, con esos primeros planos que nos dejan al aire el sufrimiento que padecen los protagonistas.
Así, nos sentimos muy identificados con los personajes, y aunque algunas veces actúen mal, justificamos sus actuaciones y queremos que todo lo que hacen lo hagan bien y les salga bien. El final, aunque esperado, es bastante acertado, pues no se puede escapar del destino.
Así, nos sentimos muy identificados con los personajes, y aunque algunas veces actúen mal, justificamos sus actuaciones y queremos que todo lo que hacen lo hagan bien y les salga bien. El final, aunque esperado, es bastante acertado, pues no se puede escapar del destino.
11 de diciembre de 2010
11 de diciembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película en ocasiones, en especial en la parte media, se me hace un poco lenta, avanza despacio, consiguiendo que en algún momento desconecte de la misma, reconozco que esto a veces no depende de la película y si de mi estado (cansancio, falta de conexión con el argumento....), pero en este caso creo que no fue culpa mia.
El final me parece previsible, redundante y un poco jocoso, entiendo que era dificil buscar un final, pero éste precisamente me parece hacer un órdago final a la propia película.
Me gustan mucho Ricardo Darín y Martina Gusman, me hacen totalmente creible la historia de amor de los dos, de dos perdedores o mejor dicho, de dos personas atrapadas en la mala suerte. Para mi lo mejor, la historia de ellos dos y la magnífica interpretación de sus actores. Hay gestos de cariño casi imperceptibles (miradas, roces...) que parecen pertenecer a una pareja real.
Geniales los secundarios.
El final me parece previsible, redundante y un poco jocoso, entiendo que era dificil buscar un final, pero éste precisamente me parece hacer un órdago final a la propia película.
Me gustan mucho Ricardo Darín y Martina Gusman, me hacen totalmente creible la historia de amor de los dos, de dos perdedores o mejor dicho, de dos personas atrapadas en la mala suerte. Para mi lo mejor, la historia de ellos dos y la magnífica interpretación de sus actores. Hay gestos de cariño casi imperceptibles (miradas, roces...) que parecen pertenecer a una pareja real.
Geniales los secundarios.
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