Leviatán
2014 

7.2
7,364
Drama
Kolia vive en un pueblito a orillas del mar de Barents, al norte de Rusia. Tiene un taller de mecánica al lado de su casa, donde vive con su joven esposa y su hijo, fruto de una relación anterior. El alcalde del pueblo está decidido a apropiarse de la casa y del taller de Kolia a toda costa. Primero intenta comprar el terreno, pero Kolia no está dispuesto a vender. (FILMAFFINITY)
2 de noviembre de 2023
2 de noviembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su voracidad marina es insaciable y su omnipresencia cada vez más circunspecta. Empezó a devorar en los márgenes a los más vulnerables, pero tus devenires yacen ya bajo la sombra de sus fauces. Sincronizado a la descarbonización acumulará infatigablemente por desposesión para dirimir con puño de hierro y tiranía un modelo de decrecimiento a que ha sido conducido contra natura. Y como alimaña acorralada, impía e iracunda, ultima con hambre de dragón su única vía de salida.
Acumulo registradas verdades bajo la métrica 'veinticuatro veces por segundo', donde retratado y con cínica sonrisa alimentabas a la bestia. Sin dilación, ahora también viene a por tí.
Franc
"Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación". (Thomas Hobbes, 'Leviathan', 1859).
"La fotografía es verdad. Y el cine es una verdad veinticuatro veces por segundo". (Jean-Luc Godard, 'Le petit soldat', 1963).
Acumulo registradas verdades bajo la métrica 'veinticuatro veces por segundo', donde retratado y con cínica sonrisa alimentabas a la bestia. Sin dilación, ahora también viene a por tí.
Franc
"Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación". (Thomas Hobbes, 'Leviathan', 1859).
"La fotografía es verdad. Y el cine es una verdad veinticuatro veces por segundo". (Jean-Luc Godard, 'Le petit soldat', 1963).
1 de abril de 2025
1 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Con sólo ver a Leviatán, cualquiera se desmaya de miedo. Si alguien lo provoca se pone furioso. Nadie es capaz de hacerle frente. ¿Quién que se le enfrente saldrá sano y salvo? ¡Nadie en todo el mundo! (…) Tiene el corazón duro como la roca”. (Job 41, 9-11 y 24)
Del hebreo: לִוְיָתָן, liwyatan > enrollado, Leviatán es descrito como una gigantesca bestia marina con semejanza a un dragón. Con, Lucifer y Belial, conforma la tríada infernal a la que se rinde culto en el satanismo. Por eso, Job (3, 8) decía: “Maldigan a los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán”.
En el guion que escribieran, Oleg Negin, y el también director, Andrey Zviagintsev, el leviatán sirve como una suerte de metáfora para recrear el poderoso y, a veces, temible poder del Estado, cuando el funcionario de turno siente que sus maniobras expropiadoras (o de cualquier otra índole) comienzan a verse amenazadas. Es cuando se siente, con exactitud y verdad, que la gran maldad es más potente cuando emana de los gobernantes, que cuando proviene de los civiles.
La historia partió de lo ocurrido a, Marvin Heemeyer, el propietario de un taller en Granby, Colorado, EE.UU., quien entró en conflicto con las autoridades municipales cuando, en el año 2001, dieron licencia para la construcción de una fábrica de cemento junto a su taller. Tras denegar sus apelaciones, cierto día Heemeyer tomó una excavadora blindada con la que derribó varios edificios de la ciudad (incluido el ayuntamiento)… y seguidamente se suicidó antes de que pudieran meterlo preso. Pero, como podrá verse, la trama finamente escrita dista bastante de este insuceso.
Inicialmente, Zviagintsev quiso rodar su película en los Estados Unidos de Norteamérica, pero por alguna razón (¿Censura?), terminó haciéndola en su país natal, Rusia, donde también hay funcionarios prepotentes como en cualquier país del mundo… y gobierno, militares e iglesia, siguen constituyendo la tríada aliada con el máximo poder. Como quien dice, desde Job a hoy… ¡todo sigue igual!
Para su suerte, el Ministerio de Cultura ruso aportó un tercio del presupuesto y, aunque no faltó quienes criticaran la visión que daba de sus personajes, la película fue presentada como candidata a los Premios Oscar por Mejor Película en Lengua Extranjera, y obtuvo el Premio a Mejor Guion en el Festival de Cannes y el Globo de Oro por Mejor Filme Extranjero.
Entre los méritos de, <<LEVIATÁN>>, puedo destacar la magnética fotografía de, Mikhail Krichman, (el mismo de “El Regreso”), quien con un excelente juego de luces y sombras, y con algunos planos largos de gran belleza que nos permiten sentir, reflexionar… ¡y hasta presentir al Leviatán!, logra una efectiva lírica que da relevancia a la película.
También acojo muy bien, el distanciamiento que el director preserva en ciertas situaciones, porque, además de que se sacude hábilmente a la censura, deja en el espectador la posibilidad de abstraer en aquellos hechos que apenas se insinúan (el primer encuentro íntimo entre Lylia y Dimitri; la riña durante el picnic; el insuceso en la playa; la condena inapelable…)
Y, por supuesto, total acierto en las actuaciones de: Aleksei Serebryakov (Kolya); Roman Madyanov (el alcalde Vadim); Vladimir Vdovichenkov (Dimitri); y Elena Lyadova como la atormentada Lilya. Como anécdota, estos dos últimos se enamoraron durante el rodaje y se casaron al año siguiente.
<<LEVIATÁN>>, es de ese cine que hay que ver.
Del hebreo: לִוְיָתָן, liwyatan > enrollado, Leviatán es descrito como una gigantesca bestia marina con semejanza a un dragón. Con, Lucifer y Belial, conforma la tríada infernal a la que se rinde culto en el satanismo. Por eso, Job (3, 8) decía: “Maldigan a los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán”.
En el guion que escribieran, Oleg Negin, y el también director, Andrey Zviagintsev, el leviatán sirve como una suerte de metáfora para recrear el poderoso y, a veces, temible poder del Estado, cuando el funcionario de turno siente que sus maniobras expropiadoras (o de cualquier otra índole) comienzan a verse amenazadas. Es cuando se siente, con exactitud y verdad, que la gran maldad es más potente cuando emana de los gobernantes, que cuando proviene de los civiles.
La historia partió de lo ocurrido a, Marvin Heemeyer, el propietario de un taller en Granby, Colorado, EE.UU., quien entró en conflicto con las autoridades municipales cuando, en el año 2001, dieron licencia para la construcción de una fábrica de cemento junto a su taller. Tras denegar sus apelaciones, cierto día Heemeyer tomó una excavadora blindada con la que derribó varios edificios de la ciudad (incluido el ayuntamiento)… y seguidamente se suicidó antes de que pudieran meterlo preso. Pero, como podrá verse, la trama finamente escrita dista bastante de este insuceso.
Inicialmente, Zviagintsev quiso rodar su película en los Estados Unidos de Norteamérica, pero por alguna razón (¿Censura?), terminó haciéndola en su país natal, Rusia, donde también hay funcionarios prepotentes como en cualquier país del mundo… y gobierno, militares e iglesia, siguen constituyendo la tríada aliada con el máximo poder. Como quien dice, desde Job a hoy… ¡todo sigue igual!
Para su suerte, el Ministerio de Cultura ruso aportó un tercio del presupuesto y, aunque no faltó quienes criticaran la visión que daba de sus personajes, la película fue presentada como candidata a los Premios Oscar por Mejor Película en Lengua Extranjera, y obtuvo el Premio a Mejor Guion en el Festival de Cannes y el Globo de Oro por Mejor Filme Extranjero.
Entre los méritos de, <<LEVIATÁN>>, puedo destacar la magnética fotografía de, Mikhail Krichman, (el mismo de “El Regreso”), quien con un excelente juego de luces y sombras, y con algunos planos largos de gran belleza que nos permiten sentir, reflexionar… ¡y hasta presentir al Leviatán!, logra una efectiva lírica que da relevancia a la película.
También acojo muy bien, el distanciamiento que el director preserva en ciertas situaciones, porque, además de que se sacude hábilmente a la censura, deja en el espectador la posibilidad de abstraer en aquellos hechos que apenas se insinúan (el primer encuentro íntimo entre Lylia y Dimitri; la riña durante el picnic; el insuceso en la playa; la condena inapelable…)
Y, por supuesto, total acierto en las actuaciones de: Aleksei Serebryakov (Kolya); Roman Madyanov (el alcalde Vadim); Vladimir Vdovichenkov (Dimitri); y Elena Lyadova como la atormentada Lilya. Como anécdota, estos dos últimos se enamoraron durante el rodaje y se casaron al año siguiente.
<<LEVIATÁN>>, es de ese cine que hay que ver.
26 de febrero de 2015
26 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de calidad, fuertemente crítico, una cadena de sinsabores sociales, este "Leviatán" cual monstruo nos engulle desde el principio y probablemente abarque más de una generación. La insensibilidad y corrupción son permanentes y en todos los ámbitos por pequeños que estos aparenten. Esto no se reduce a un lugar determinado, todos estamos en forma transversal expuestos a pagar el precio de una economía liberal de mercado, en la cual el poder adquisitivo está en directa relación con nuestra plusvalía social, y ya está eso es todo, así es, hay que aceptarlo. Que desagradable realidad, es quizá por ello que a muchos les disguste la historia, quizá no os entretengáis demasiado, porque no es su fin, pero de seguro os atrapará hasta el final, y para los rusos las cosas son como son, la mayoría pareciera como el suelo que pisan.
Actuaciones de gran categoría, fotografía de ensueño y música que envuelve y profundiza las malas sensaciones en el buen sentido de la palabra. Película infaltable para el amante de la literatura y cine ruso.
Actuaciones de gran categoría, fotografía de ensueño y música que envuelve y profundiza las malas sensaciones en el buen sentido de la palabra. Película infaltable para el amante de la literatura y cine ruso.
23 de agosto de 2021
23 de agosto de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato de una serie de aspectos sociales que se vienen asociando con Rusia desde la caída de la URSS. Un político corrupto quiere expropiar su propiedad a una familia para edificar. Esto será el catalizador para visualizar las miserias de la Rusia actual, a través de estamentos como la política, la religión, la justicia y la familia.
Como buena película rusa, se nos va hasta las dos horas y veinte, que solo pueden antojarse excesivas a tenor de las largas secuencia, con sus diálogos parcos y panorámicas mortecinas. Enorme fotografía y puesta en escena, en especial ese filtro azul grisáceo que lo impregna todo de un tenue aire de pesimismo y mal augurio. Pero un ritmo narrativo demasiado arrastrado y una historia que tarda mucho, demasiado en empezar a tomar forma. Aunque, al contrario que con los blockbusters rusos más comerciales, las interpretaciones son plenamente solventes y se nota que hay oficio en cada gesto y cada toma
Hay gran cine en "Leviafan" pero no se nos cuenta nada que no conozcamos que la actual Rusia y sus ciudadanos: tremendos fumadores, bebedores compulsivos de vodka, valores éticos bajo cero y la sensación de que la corrupción lo enturbia todo. Ni el político de proximidad (obvio), ni el sacerdote (más obvio), ni el amigo, ni el Estado; ni siquiera aquel que se considera víctima de todos ellos se libra de salir manchado. Profundo pesimismo en una deprimente obra de dos horas y veinte. Para valientes.
Como buena película rusa, se nos va hasta las dos horas y veinte, que solo pueden antojarse excesivas a tenor de las largas secuencia, con sus diálogos parcos y panorámicas mortecinas. Enorme fotografía y puesta en escena, en especial ese filtro azul grisáceo que lo impregna todo de un tenue aire de pesimismo y mal augurio. Pero un ritmo narrativo demasiado arrastrado y una historia que tarda mucho, demasiado en empezar a tomar forma. Aunque, al contrario que con los blockbusters rusos más comerciales, las interpretaciones son plenamente solventes y se nota que hay oficio en cada gesto y cada toma
Hay gran cine en "Leviafan" pero no se nos cuenta nada que no conozcamos que la actual Rusia y sus ciudadanos: tremendos fumadores, bebedores compulsivos de vodka, valores éticos bajo cero y la sensación de que la corrupción lo enturbia todo. Ni el político de proximidad (obvio), ni el sacerdote (más obvio), ni el amigo, ni el Estado; ni siquiera aquel que se considera víctima de todos ellos se libra de salir manchado. Profundo pesimismo en una deprimente obra de dos horas y veinte. Para valientes.
12 de febrero de 2015
12 de febrero de 2015
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Consigue transmitirme un retrato veraz de una Rusia corrupta, en poder de las mafias. Denuncia también la normalización del consumo de alcohol en el hogar y como la Iglesia es aliada del gobierno.
Impresionante fotografía, pero creo que es demasiado solemne y le falta emoción y garra. También le sobra metraje.
Impresionante fotografía, pero creo que es demasiado solemne y le falta emoción y garra. También le sobra metraje.
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