Ambiciones que matan
1951 

7.6
8,160
Romance. Drama
George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
14 de diciembre de 2023
14 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mismo que en cierto modo sucederá en la famosa serie televisiva de comienzos de los 70, "Hombre rico, hombre pobre". Ante el joven George Stevens (Clift) se abren, en la cinta y en la novela donde se basan los hechos, dos caminos como a los hermanos Rudolph y Thomas Jordache: el de la ambición y la búsqueda del éxito social que representa Ángela (Taylor) o el de la modestia y la pobreza que simboliza Alice (Winters).
Chica rica, chica pobre.
En el autostop de la primera escena el planteamiento queda ya bien claro. George espera que lo recoja cualquiera de los lujosos descapotables que pasan por delante mientras mira el anuncio de la bella bañista. Pero solo para un destartalado camión. Sube al fin, pero después de pensárselo un buen rato.
Cuando gane algún dinero se comprará su propio coche, sí, pero modesto.
Con la evolución de su vestuario veremos algo muy parecido. Para presentarse el primer día de trabajo se quita la camisa hortera de cuello desbocado y se compra un modesto traje claro. Luego lo veremos con uno oscuro, un esmoquin, incluso con ropa deportiva.
Es un hombre con aspiraciones, como el rico de la serie, pero a la vez tiene unos compromisos adquiridos que lastran su ambición como le ocurría al pobre.
Excelente melodrama. Buen guion y buena dirección. Personajes fuertes y bien trazados, gracias también a las extraordinarias interpretaciones de los protagonistas del triángulo amoroso: Clift, Taylor y Winters, a cual mejor. Incluso los de reparto con un sobreactuado Burr, el futuro Perry Mason de la vieja serie de televisión.
Drama, crítica social, intriga, pesquisas policiales, juicios a la americana, toques religiosos ...
Hay de todo en esta muy notable película que recomendamos.
Chica rica, chica pobre.
En el autostop de la primera escena el planteamiento queda ya bien claro. George espera que lo recoja cualquiera de los lujosos descapotables que pasan por delante mientras mira el anuncio de la bella bañista. Pero solo para un destartalado camión. Sube al fin, pero después de pensárselo un buen rato.
Cuando gane algún dinero se comprará su propio coche, sí, pero modesto.
Con la evolución de su vestuario veremos algo muy parecido. Para presentarse el primer día de trabajo se quita la camisa hortera de cuello desbocado y se compra un modesto traje claro. Luego lo veremos con uno oscuro, un esmoquin, incluso con ropa deportiva.
Es un hombre con aspiraciones, como el rico de la serie, pero a la vez tiene unos compromisos adquiridos que lastran su ambición como le ocurría al pobre.
Excelente melodrama. Buen guion y buena dirección. Personajes fuertes y bien trazados, gracias también a las extraordinarias interpretaciones de los protagonistas del triángulo amoroso: Clift, Taylor y Winters, a cual mejor. Incluso los de reparto con un sobreactuado Burr, el futuro Perry Mason de la vieja serie de televisión.
Drama, crítica social, intriga, pesquisas policiales, juicios a la americana, toques religiosos ...
Hay de todo en esta muy notable película que recomendamos.
Amor four narrado con elegancia, la mejor Taylor, y un final desgarrador. Sencillamente Maravillosa.
8 de abril de 2011
8 de abril de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película porque me la recomendó un amigo cinéfilo, que ya poseía algún que otro gusto en común conmigo. Lo cierto es que cada vez que alguien te pone una película por las nubes, tendemos a esperar demasiado, y siempre termina defraudándonos un poco. Este desde luego no es el caso de esta tremenda película, tremenda por su elegancia narrativa, tremenda por su valor testimonial de un tiempo, un lugar, así como de un modo de vida, (los EEUU del desarrollismo industrial y las clases sociales). Y, sobre todo por la historia que cuenta.
Que se callen aquellos tipos "duros", que se averguenzan de disfrutar con una película porque tenga un alto contenido emotivo, porque una película apele a nuestra parte más sensible o romántica. Esta no esta contada ni presentada a mi modo de ver de una forma exagerada, edulcorada, o sentimentaloide. ¿Que tenemos entonces ante nosotros?. Pues lo que llamaban los surrealistas un romance de amor "four", que sobrepasa los límites sociales y morales, y que por lo tanto hace de los implicados dos muñecos arrastrados por la tempestad.
La puesta en escena es sencilla y elegante, y hay que hacer especial hincapié en los primeros planos y contraplanos de los protagonistas. No se puede decir más con menos. Nunca estuvo, a mí juicio, tan bella, fragil, juvenil y evocadora Elizabeth Taylor. Clift por su parte, aunque no brilla a la misma altura, trasmite con su forma torpe de andar y moverse, su tímida y compleja personalidad.
Que se callen aquellos tipos "duros", que se averguenzan de disfrutar con una película porque tenga un alto contenido emotivo, porque una película apele a nuestra parte más sensible o romántica. Esta no esta contada ni presentada a mi modo de ver de una forma exagerada, edulcorada, o sentimentaloide. ¿Que tenemos entonces ante nosotros?. Pues lo que llamaban los surrealistas un romance de amor "four", que sobrepasa los límites sociales y morales, y que por lo tanto hace de los implicados dos muñecos arrastrados por la tempestad.
La puesta en escena es sencilla y elegante, y hay que hacer especial hincapié en los primeros planos y contraplanos de los protagonistas. No se puede decir más con menos. Nunca estuvo, a mí juicio, tan bella, fragil, juvenil y evocadora Elizabeth Taylor. Clift por su parte, aunque no brilla a la misma altura, trasmite con su forma torpe de andar y moverse, su tímida y compleja personalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Naturalmente, un inesperado accidente con una "novia" a la queno quiere, y las diferencias sociales aceleran los acontecimientos, llevando al personaje de M. Clift a una situación límite, a lo que parece un asesinato, y a la separación de los enamorados.
Llega un momento en la película, en la que nadie sabe su verdadera culpabilidad, y lo que es más demoledor, tampoco lo sabe el propio protagonista. Sólo en un fugaz y último encuentro final de la pareja, (instantes antes de ser conducido a la silla electrica), en una escena sobrecogedora, él reconoce por fín, al verla ante sí, su culpabilidad, "ahora entiendo que soy culpable". Y a continuación se despiden para siempre. Lo que he dicho, tremendo.
Llega un momento en la película, en la que nadie sabe su verdadera culpabilidad, y lo que es más demoledor, tampoco lo sabe el propio protagonista. Sólo en un fugaz y último encuentro final de la pareja, (instantes antes de ser conducido a la silla electrica), en una escena sobrecogedora, él reconoce por fín, al verla ante sí, su culpabilidad, "ahora entiendo que soy culpable". Y a continuación se despiden para siempre. Lo que he dicho, tremendo.
21 de abril de 2025
21 de abril de 2025
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Con un trío protagonista de lujo Montgomery Clift (George Eastman), Shelley Winters (Alice Tripp) y una jovencísima Elizabeth Taylor (Angela Vickers) “Un lugar en el sol” es un melodramón dirigido por George Stevens en 1951. En cuanto al argumento me remito a la sinopsis de Filmaffinity.
Tenemos que situarnos en el año de su estreno para justificar el gran éxito que tuvo, sobre todo en Estados Unidos, aunque algunas de las críticas fueron muy negativas.
He visto algunas películas de George Stevens y en algunos casos me ha parecido que era un director que trabajaba por encargo. Hay muchas cosas del guión que no me han gustado nada.
La primera parte está bien resuelta mostrándonos lo que es la ambición desmesurada a través de Alice seduciendo a George y quedándose embarazada para que se case con ella. A partir de este momento Alice se convierte en un ser agobiante que jugará todas las cartas para lograr su propósito y más aún cuando George inicia el romance con Angela. Pero el primer patinazo del guión lo tenemos cuando George le dice a Angela “Te he amado desde el primer momento en que te vi. Incluso creo que te amaba desde antes de verte”. Y no es cosa del doblaje si no que en inglés la frase es idéntica. Tal cursilería me provocó una carcajada impresionante, aparte de que rompe la romántica escena estupendamente interpretada.
La parte del lago está muy bien trabajada exceptuando el hecho de que Alice llame por teléfono a casa de Angela preguntando por George. ¿De dónde ha sacado el número?. La excusa de George de que tiene que tomar un avión porque su madre se ha puesto enferma es muy forzada aunque no imposible y cuando en medio del bosque le dice a Alice que se ha quedado sin gasolina pero le propone irse de excursión diciéndole que luego volverá con una lata de gasolina la astuta y desconfiada Alice se lo traga y esto provoca una sensación de perplejidad en el espectador. La película se está deslizando por una peligrosa pendiente.
En la parte del juicio el fiscal, que necesita la ayuda de un bastón para andar, se mete en la barca que ha hecho traer a la sala con toda facilidad e incluso deja el bastón y escenifica una violenta acción con un remo sin caerse. Además el veredicto se deja en manos de un jurado popular. La secuencia final en la cárcel me parece poco verosímil.
Los puntos a favor residen en la magnífica interpretación del trío protagonista teniendo en cuenta que Elizabeth Taylor tenía sólo 17 años cuando empezó el rodaje en 1949. Montgomery Clift interpreta con maestría uno más de sus papeles de hombre torturado y Shelley Winters “vive” absolutamente su papel, excelente como siempre. La fotografía de William C. Mellor con un dominio de los claroscuros y unos encuadres perfectos ayuda a subir la calidad del filme que sin embargo va perdiendo fuelle por un guión lleno de dilemas morales y planteamientos éticos.
No puedo saber lo que hubiera opinado si cuando se estrenó hubiera sido un hombre adulto y más aún habiendo transcurrido más de 70 años desde su estreno pero considero que es una película sobrevalorada.
Tenemos que situarnos en el año de su estreno para justificar el gran éxito que tuvo, sobre todo en Estados Unidos, aunque algunas de las críticas fueron muy negativas.
He visto algunas películas de George Stevens y en algunos casos me ha parecido que era un director que trabajaba por encargo. Hay muchas cosas del guión que no me han gustado nada.
La primera parte está bien resuelta mostrándonos lo que es la ambición desmesurada a través de Alice seduciendo a George y quedándose embarazada para que se case con ella. A partir de este momento Alice se convierte en un ser agobiante que jugará todas las cartas para lograr su propósito y más aún cuando George inicia el romance con Angela. Pero el primer patinazo del guión lo tenemos cuando George le dice a Angela “Te he amado desde el primer momento en que te vi. Incluso creo que te amaba desde antes de verte”. Y no es cosa del doblaje si no que en inglés la frase es idéntica. Tal cursilería me provocó una carcajada impresionante, aparte de que rompe la romántica escena estupendamente interpretada.
La parte del lago está muy bien trabajada exceptuando el hecho de que Alice llame por teléfono a casa de Angela preguntando por George. ¿De dónde ha sacado el número?. La excusa de George de que tiene que tomar un avión porque su madre se ha puesto enferma es muy forzada aunque no imposible y cuando en medio del bosque le dice a Alice que se ha quedado sin gasolina pero le propone irse de excursión diciéndole que luego volverá con una lata de gasolina la astuta y desconfiada Alice se lo traga y esto provoca una sensación de perplejidad en el espectador. La película se está deslizando por una peligrosa pendiente.
En la parte del juicio el fiscal, que necesita la ayuda de un bastón para andar, se mete en la barca que ha hecho traer a la sala con toda facilidad e incluso deja el bastón y escenifica una violenta acción con un remo sin caerse. Además el veredicto se deja en manos de un jurado popular. La secuencia final en la cárcel me parece poco verosímil.
Los puntos a favor residen en la magnífica interpretación del trío protagonista teniendo en cuenta que Elizabeth Taylor tenía sólo 17 años cuando empezó el rodaje en 1949. Montgomery Clift interpreta con maestría uno más de sus papeles de hombre torturado y Shelley Winters “vive” absolutamente su papel, excelente como siempre. La fotografía de William C. Mellor con un dominio de los claroscuros y unos encuadres perfectos ayuda a subir la calidad del filme que sin embargo va perdiendo fuelle por un guión lleno de dilemas morales y planteamientos éticos.
No puedo saber lo que hubiera opinado si cuando se estrenó hubiera sido un hombre adulto y más aún habiendo transcurrido más de 70 años desde su estreno pero considero que es una película sobrevalorada.
6 de abril de 2024
6 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película consta de tres actos, donde Montgomery Clift hace de sí mismo, una persona extraña, con un pasado turbio, inestable, retorcido, simple y peligroso. Si se observa, en todas sus películas su riqueza se extrae de ahí.
En el primer acto, se nos presentan a los personajes, y no acabamos de entender cómo el sobrino de un magnate ha tenido una infancia tan pordiosera. Una especie de Ceniciento yankee de Hacendado/Alteza. Muchos minutos del metraje se queda uno pensando en ese menester…
Se inicia el amor primigenio en una sala de cine, como no podía ser de otra forma. Rompen las reglas y consuman, de forma velada, en off, a través de un plano de un auto aparcado en la calle que, poco a poco, ve la luz. Y es que, son varios los planos que, sin explicación, dicen mucho: el niño cantando con sus padres en la calle (él en su niñez), la conversación telefónica con su novia y la posterior con Ángela, en donde se vislumbra la pasión que no es caprichosa, sino idílica. Ella es una diosa para él y lo terrenal le sobra.
Y ese es el segundo acto, el amor iniciado con Ángela, de lo que poco sabemos, salvo que se adapta perfectamente a la vida de él cuando, en realidad, como bien dice su madre, sus mundos son opuestos totalmente. Es muy valiente haber tratado el aborto en ese momento con una homilía a favor de la vida que poco tenía que ver con la situación de esta chica, que nos da muchísima pena y que es la que, a mi juicio, mejor papel hace: Shelley Winters.
En el primer acto, se nos presentan a los personajes, y no acabamos de entender cómo el sobrino de un magnate ha tenido una infancia tan pordiosera. Una especie de Ceniciento yankee de Hacendado/Alteza. Muchos minutos del metraje se queda uno pensando en ese menester…
Se inicia el amor primigenio en una sala de cine, como no podía ser de otra forma. Rompen las reglas y consuman, de forma velada, en off, a través de un plano de un auto aparcado en la calle que, poco a poco, ve la luz. Y es que, son varios los planos que, sin explicación, dicen mucho: el niño cantando con sus padres en la calle (él en su niñez), la conversación telefónica con su novia y la posterior con Ángela, en donde se vislumbra la pasión que no es caprichosa, sino idílica. Ella es una diosa para él y lo terrenal le sobra.
Y ese es el segundo acto, el amor iniciado con Ángela, de lo que poco sabemos, salvo que se adapta perfectamente a la vida de él cuando, en realidad, como bien dice su madre, sus mundos son opuestos totalmente. Es muy valiente haber tratado el aborto en ese momento con una homilía a favor de la vida que poco tenía que ver con la situación de esta chica, que nos da muchísima pena y que es la que, a mi juicio, mejor papel hace: Shelley Winters.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El último acto es el incomprensible asesinato. Por lo que la película nos ofrece, Ángela es capaz de renunciar a todo por él, y le habría perdonado. En cuanto al trabajo, el tío, con el poder que tenía, habría solucionado el asunto indemnizando a la muchacha. Ese crimen es un auténtico sacrilegio que poco tiene que ver con la bondad que demuestra desde el inicio George Eastman. Sí que queda claro que no es él quien la tira, sino que ella cae al lago. No entendemos las heridas en la cara porque no hubo lucha, o sí, pero, en cualquier caso, él es culpable por omisión de ayuda y planear un crimen chapucero.
9 de noviembre de 2013
9 de noviembre de 2013
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dramón de los que ya no se hacen, me ha gustado esta película, a medida que se va desarrollando la trama, va creciendo mi interés y poco a poco se va enredando mas hasta su trágico final. Desde mi punto de vista la mala suerte se acaba cebando con el protagonista (Montgomery C.) y tiene un final amargo, aunque con moraleja (no se puede jugar con dos barajas a la vez).
Lo mejor: la fotografía, la música y la interpretación del protagonista Montgomery C. (no comprendo por que ni siquiera estuvo nominado a algún premio).
Lo peor: que tiene un desarrollo un poco lento y que desgraciadamente no tiene un final feliz.
Lo mejor: la fotografía, la música y la interpretación del protagonista Montgomery C. (no comprendo por que ni siquiera estuvo nominado a algún premio).
Lo peor: que tiene un desarrollo un poco lento y que desgraciadamente no tiene un final feliz.
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