Magical Girl
7.1
27,006
Drama. Thriller
Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
8 de febrero de 2015
8 de febrero de 2015
513 de 832 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se ha hablado durante el 2014 de Magical Girl, la película de Carlos Vermut, ganadora de la Concha de Oro del festival de cine de San Sebastián, nominada a siete premios Goya, y bastante aclamada por la crítica y el público. Sin embargo hay opiniones bastante opuestas a la casi generalizada adulación hacia este film, y la mía es una de ellas. Expondré a continuación las impresiones que me causó esta película, y aviso, aparecerá más de un spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al principio del largometraje se nos presentan a los personajes de Luís y Alicia, un padre, en el paro, y su hija, que padece una enfermedad terminal. Conocemos que Alicia desea enormemente un determinado disfraz de una serie de dibujos animados, y veremos como su padre intentará a toda costa cumplir este último deseo de su hija. Hasta este punto la película sigue una lógica clara, la historia está bien definida, al igual que los personajes (aunque las actuaciones de ambos no ayudan mucho a ello), y la acción se mueve inteligentemente entre los géneros del drama y la comedia. Es en este momento en el que aparece el personaje de Bárbara y el film empieza a perder el rumbo. La historia que hasta ahora nos guiaba se diluye casi por completo, que a poco más nos olvidamos para que quiere Luís el dinero que exige a Bárbara mediante chantajes. La narración desaparece pero la acción continúa, la parte media del largometraje no nos aporta nueva información, se limita a demostrarnos la forma en la que consigue Bárbara el dinero que le pide Luís. No nos engañemos, el cómo no es algo importante para la historia, y sin embargo aquí pasa a ser tratado como lo principal. Se nos presentará ante nosotros un universo oscuro relacionado con la pornografía sadomasoquista que poco busca aportar, es utilizado como un truco efectista que busca dramatizar al espectador con ningún fin claro. Por supuesto que ver un cuerpo lleno de cicatrices, o ver como una mujer se tiene que someter a una tortura para conseguir algo de dinero es algo que impresiona, pero ¿son estas cuestiones incluidas en la película con la finalidad de contar mejor la historia o como un simple artificio para conseguir llamar la atención del espectador ya que el guión por si solo no es capaz de hacerlo? Personalmente no me cabe duda de que, en esta ocasión se trata de la segunda opción.
A estas alturas de película ya casi nos hemos olvidado de Luís, y sobre todo de Alicia, sin embargo un nuevo personaje aparecerá por arte de magia para intentar reconducir esta historia ya exageradamente difuminada. Damián, un antiguo profesor de Bárbara, respecto al cual se hacen ciertas referencias a su pasado y al tipo de relación que mantiene con Bárbara, la cual resulta de todo menos clara, tanto para el espectador como a mi juicio para el propio Vermut a la hora de escribir el guión. Bien, nos acercamos al final de la película, ya es hora de resolver la historia, es en este punto en el que queda claro que lo que prima en esta película es el efectismo, la dramatización vacía, la búsqueda de impresionar al espectador, y el menosprecio hacia la narración y desde mi punto de vista a la inteligencia de los espectadores. De que trataba esta película? Ah si, Luís estaba chantajeando a Bárbara para conseguir algo de dinero para cumplir el último deseo de su hija. Como resolvemos esta historia? Con Damián pegándole un tiro en la cabeza a Luís y a toda la gente que se encontraba en el bar en el que tiene lugar esta escena, y por último a la joven Alicia.
Termina el film, han pasado más de dos horas y seguimos sin saber quién demonios es Damián, por qué se mancha las manos con la sangre de una niña por Bárbara. ¿Y por qué no somos capaces de comprenderlo? porque aquí no se buscaba contar una buena historia. Se buscaba impresionar al espectador, y es demasiado sencillo hacerlo enseñándonos mundos como el de la pornografía dura, o el asesinato de una niña de 12 años. Una película no es mejor por tratar estas determinadas cuestiones o porque la serie de dibujos animados de la que quería el disfraz Alicia se tratara de un anime. Es fácil impresionar mediante artificios, mucho más difícil es impresionar contando bien una gran historia, sin embargo mucha gente lo consigue, no es el caso de Carlos Vermut.
A estas alturas de película ya casi nos hemos olvidado de Luís, y sobre todo de Alicia, sin embargo un nuevo personaje aparecerá por arte de magia para intentar reconducir esta historia ya exageradamente difuminada. Damián, un antiguo profesor de Bárbara, respecto al cual se hacen ciertas referencias a su pasado y al tipo de relación que mantiene con Bárbara, la cual resulta de todo menos clara, tanto para el espectador como a mi juicio para el propio Vermut a la hora de escribir el guión. Bien, nos acercamos al final de la película, ya es hora de resolver la historia, es en este punto en el que queda claro que lo que prima en esta película es el efectismo, la dramatización vacía, la búsqueda de impresionar al espectador, y el menosprecio hacia la narración y desde mi punto de vista a la inteligencia de los espectadores. De que trataba esta película? Ah si, Luís estaba chantajeando a Bárbara para conseguir algo de dinero para cumplir el último deseo de su hija. Como resolvemos esta historia? Con Damián pegándole un tiro en la cabeza a Luís y a toda la gente que se encontraba en el bar en el que tiene lugar esta escena, y por último a la joven Alicia.
Termina el film, han pasado más de dos horas y seguimos sin saber quién demonios es Damián, por qué se mancha las manos con la sangre de una niña por Bárbara. ¿Y por qué no somos capaces de comprenderlo? porque aquí no se buscaba contar una buena historia. Se buscaba impresionar al espectador, y es demasiado sencillo hacerlo enseñándonos mundos como el de la pornografía dura, o el asesinato de una niña de 12 años. Una película no es mejor por tratar estas determinadas cuestiones o porque la serie de dibujos animados de la que quería el disfraz Alicia se tratara de un anime. Es fácil impresionar mediante artificios, mucho más difícil es impresionar contando bien una gran historia, sin embargo mucha gente lo consigue, no es el caso de Carlos Vermut.
4 de abril de 2015
4 de abril de 2015
186 de 209 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo dudas que no consigo disipar. No me refiero al supuesto significado de la trama porque, doy por hecho que muchas de las cosas que quedan en el aire, pueden interpretarse como a cada uno le plazca. Me refiero a mi propia opinión sobre la cinta. Por momentos me pareció buena y, a ratos mediocre. Hay actores que me han convencido y otros que me han dado pena.Contiene muchos tópicos y algo de postureo (palabra tan de moda ahora) y, momentos ciertamente brillantes. Como no soy quién para valorar aspectos técnicos, valoro impresiones globales y, me quedo en un 6. Quizás sea poco o, muchísimo. Dependerá de quién lo juzgue. El tan comentado final... Pues no sé si es así para dejarnos apabullados y que no pensemos en los fallos, desproporciones o incongruencias que esconde. O tal vez tiene en la mente de su autor una finalidad distinta. Habría que preguntárselo pero, dependería de su sinceridad y de nuestra confianza en ella el que consideráramos su respuesta honesta o, un mero guion aprendido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mi interpretación personal sobre la historia entre Damián y Bárbara:
Puede ser que el incidente que le llevó a la cárcel sea algún tipo de agresión o muerte (la condena de 10 años en España es solo por asuntos ciertamente graves). Probablemente Bárbara manipulara al profesor en el pasado, le sedujera (aunque creo que sin llegar a tener sexo) y, conocedora de su obsesión platónica por ella; le obligara o guiara para que matara a algún chico u hombre del que Bárbara quisiera deshacerse. En la escena de la nota, se ve cómo él se siente terriblemente triste cuando ella le humilla ante la clase. Se siente pequeño y desolado cuando "su Bárbara" le desprecia y se ríe de él delante de todos y, se permite el lujo de dejarle en evidencia con crueldad y sin piedad. Otro habría reaccionado castigando a la joven o empleando su poder como profesor ante la alumna descarada. Él no podría porque ella seguramente, le tendría amenazado con destapar ciertas pruebas de la enfermiza obsesión que sufría por su alumna. Y él, sobrepasado por su absoluta sumisión patológica, cargaría pues con una condena por hacer algo para ayudarla a ella. Por eso manifiesta a la psicóloga de la cárcel su miedo a salir de la cárcel por si se reencuentra con Bárbara. Quizás sabe que su obsesión no se ha curado (ni tiene cura) y teme volver a caer en sus redes manipuladoras ante las que se sabe incapaz de reaccionar.
Cuando descubre que "su Bárbara" ha sido capaz de acostarse con un cualquiera (cuando probablemente nunca llegó a hacerlo con él en el pasado) en una noche extraña y, de las consecuencias que eso le han traído... y de que por ella ha matado a cuatro personas, reacciona y decide con rabia serena que va a utilizar la situación a su favor. Por fin se siente el fuerte en la extraña relación que mantiene con Bárbara. Él es en esos momentos el manipulador, el fuerte, el poderoso. Ahora es él quien puede hacer el truco de magia y, quedarse el teléfono. Teléfono que es prueba de la relación entre Luis y ella. Algo que para la policía podía ser un hilo el que tirar y, que para Bárbara significaría problemas pues, podría descubrirse su bizarra fuente de ingresos y destapar toda la verdad que quiere ocultar ante su marido. De manera que, le repite el truco que ella hiciera con la nota de clase al principio de la película y; cambia las tornas. Ahora es él el que tiene el poder. Es él el que puede joderle la vida confesando el secreto que ella intentaba proteger antes los ojos de su marido y que, podría traerle problemas si se descubre quién mató y porqué. No sé si finalmente con ese chantaje que ahora él puede utilizar, conseguiría tener físicamente el objeto de su obsesión, causa de todos sus males y motivo de sus tremendas acciones pero, quizás no sea ese su objetivo. Quizás su anhelo enfermizo se conforme con tener algo con lo que ejercer algún tipo de poder sobre ella y, el contacto físico no sea siquiera su bálsamo (seguramente no). Puede que se conforme con manejar ahora él los hilos y, sentirse por fin, el poderoso frente a su maldita obsesión.
Puede ser que el incidente que le llevó a la cárcel sea algún tipo de agresión o muerte (la condena de 10 años en España es solo por asuntos ciertamente graves). Probablemente Bárbara manipulara al profesor en el pasado, le sedujera (aunque creo que sin llegar a tener sexo) y, conocedora de su obsesión platónica por ella; le obligara o guiara para que matara a algún chico u hombre del que Bárbara quisiera deshacerse. En la escena de la nota, se ve cómo él se siente terriblemente triste cuando ella le humilla ante la clase. Se siente pequeño y desolado cuando "su Bárbara" le desprecia y se ríe de él delante de todos y, se permite el lujo de dejarle en evidencia con crueldad y sin piedad. Otro habría reaccionado castigando a la joven o empleando su poder como profesor ante la alumna descarada. Él no podría porque ella seguramente, le tendría amenazado con destapar ciertas pruebas de la enfermiza obsesión que sufría por su alumna. Y él, sobrepasado por su absoluta sumisión patológica, cargaría pues con una condena por hacer algo para ayudarla a ella. Por eso manifiesta a la psicóloga de la cárcel su miedo a salir de la cárcel por si se reencuentra con Bárbara. Quizás sabe que su obsesión no se ha curado (ni tiene cura) y teme volver a caer en sus redes manipuladoras ante las que se sabe incapaz de reaccionar.
Cuando descubre que "su Bárbara" ha sido capaz de acostarse con un cualquiera (cuando probablemente nunca llegó a hacerlo con él en el pasado) en una noche extraña y, de las consecuencias que eso le han traído... y de que por ella ha matado a cuatro personas, reacciona y decide con rabia serena que va a utilizar la situación a su favor. Por fin se siente el fuerte en la extraña relación que mantiene con Bárbara. Él es en esos momentos el manipulador, el fuerte, el poderoso. Ahora es él quien puede hacer el truco de magia y, quedarse el teléfono. Teléfono que es prueba de la relación entre Luis y ella. Algo que para la policía podía ser un hilo el que tirar y, que para Bárbara significaría problemas pues, podría descubrirse su bizarra fuente de ingresos y destapar toda la verdad que quiere ocultar ante su marido. De manera que, le repite el truco que ella hiciera con la nota de clase al principio de la película y; cambia las tornas. Ahora es él el que tiene el poder. Es él el que puede joderle la vida confesando el secreto que ella intentaba proteger antes los ojos de su marido y que, podría traerle problemas si se descubre quién mató y porqué. No sé si finalmente con ese chantaje que ahora él puede utilizar, conseguiría tener físicamente el objeto de su obsesión, causa de todos sus males y motivo de sus tremendas acciones pero, quizás no sea ese su objetivo. Quizás su anhelo enfermizo se conforme con tener algo con lo que ejercer algún tipo de poder sobre ella y, el contacto físico no sea siquiera su bálsamo (seguramente no). Puede que se conforme con manejar ahora él los hilos y, sentirse por fin, el poderoso frente a su maldita obsesión.
24 de septiembre de 2014
24 de septiembre de 2014
233 de 315 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Magical Girl" es la confirmación rotunda de Carlos Vermut como cineasta mayor. No voy a decir que sea una película extraordinaria ni una Obra Maestra, porque no lo veo así, pero si me parece una de las propuestas más estimulantes que han surgido dentro del independiente español en bastante tiempo. Es la constatación de todo aquello que defendían los modelos lowcost con etiqueta de culto automático, como los #LittleSecretFilm o la propia obra previa de Vermut, "Diamond Flash", llevado a un nivel más alto, de depuración formal absoluta y con tantas ideas como fotogramas por segundo se suceden en pantalla, un film con personalidad, la intensidad adecuada y lo más importante de todo: una ejecucción prácticamente perfecta. Vermut consigue equilibrar el drama, la comedia, la intriga y el thriller, todo para crear un monstruo de género en el que no valen las medias verdades.
Vermut dirige y escribe un film en el que cada elemento en pantalla parece puesto ahí por algo, sacando partido de decorados que en otra película no pasarian de ser simplemente eso, confiriendo a los espacios una personalidad que va más allá de los propios personajes. Esa 'sala del lagarto negro', el vestido de la idol japonesa, ese bar de amigos de toda la vida, representan la extensión de unos nombres que aparecen en pantalla o se quedan en off pero que parecieran pulular por las imágenes como fantasmas. El film es además cíclico: tal como se abre (brillante arranque, por cierto) se cierra; la 'magical girl' se coloca en la misma posición dentro del metraje, y así sucede con todo. Ese cuerpo magullado como representación de la propia fragilidad de la fidelidad, la forma de ver el mundo desde el punto de vista de personas a priori civilizadas, con carreras a sus espaldas. El guión es modélico de verdad, y si bien podría aprovechar más algunos elementos, lo que hace lo salda con inteligencia.
Pero lo mejor de todo es que Vermut no se limita a cumplir. He creído advertir en su realización unos ecos al Lanthinos de "Canino" e incluso al Kaurismaki de "Contraté un asesino a sueldo", con esa realización tan precisa buscando encuadres simétricos, los planos medios, la construcción del plano para sacar provecho de cada elemento, el juego cromático, la creación de la intriga através de la simple disposición y del buen manejo de los tiempos muertos. El ritmo es perfecto (dura más de dos horas y, doy fe, no lo parece), funcionando de forma ágil pero el sentido de aturdir (las cosas se suceden con calma, no es una de acción de Hollywood); hay un tío con talento, habilidad, y capacidad. Sólo espero que su próximo largometraje no requiera de tanto tiempo para salir adelante y que siga trabajando con su equipo habitual, sin caer en la trampa de coger actores de renombre para impulsar su trabajo a costa de sacrificar lo que tan bien ha demostrado saber hacer. Si "Diamond Flash" fue una sorpresa, esta es la confirmación de que hay vida más allá de aquel debut. Deliciosamente macabra.
Vermut dirige y escribe un film en el que cada elemento en pantalla parece puesto ahí por algo, sacando partido de decorados que en otra película no pasarian de ser simplemente eso, confiriendo a los espacios una personalidad que va más allá de los propios personajes. Esa 'sala del lagarto negro', el vestido de la idol japonesa, ese bar de amigos de toda la vida, representan la extensión de unos nombres que aparecen en pantalla o se quedan en off pero que parecieran pulular por las imágenes como fantasmas. El film es además cíclico: tal como se abre (brillante arranque, por cierto) se cierra; la 'magical girl' se coloca en la misma posición dentro del metraje, y así sucede con todo. Ese cuerpo magullado como representación de la propia fragilidad de la fidelidad, la forma de ver el mundo desde el punto de vista de personas a priori civilizadas, con carreras a sus espaldas. El guión es modélico de verdad, y si bien podría aprovechar más algunos elementos, lo que hace lo salda con inteligencia.
Pero lo mejor de todo es que Vermut no se limita a cumplir. He creído advertir en su realización unos ecos al Lanthinos de "Canino" e incluso al Kaurismaki de "Contraté un asesino a sueldo", con esa realización tan precisa buscando encuadres simétricos, los planos medios, la construcción del plano para sacar provecho de cada elemento, el juego cromático, la creación de la intriga através de la simple disposición y del buen manejo de los tiempos muertos. El ritmo es perfecto (dura más de dos horas y, doy fe, no lo parece), funcionando de forma ágil pero el sentido de aturdir (las cosas se suceden con calma, no es una de acción de Hollywood); hay un tío con talento, habilidad, y capacidad. Sólo espero que su próximo largometraje no requiera de tanto tiempo para salir adelante y que siga trabajando con su equipo habitual, sin caer en la trampa de coger actores de renombre para impulsar su trabajo a costa de sacrificar lo que tan bien ha demostrado saber hacer. Si "Diamond Flash" fue una sorpresa, esta es la confirmación de que hay vida más allá de aquel debut. Deliciosamente macabra.
21 de febrero de 2015
21 de febrero de 2015
203 de 284 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería dificil (atendiendo al aviso de la web de no descubrir detalles del argumento) contar la trama, cuando ni siquiera la propia película la acaba de contar. Supongo que juega a eso, a dejarlo todo en el aire, a sugerir. Total, si la gente se lo puede imaginar, ¿para qué te vas a molestar en escribir una trama lógica y creíble? Además para eso necesitas saber escribir.
Parece una decisión del autor, un golpe de osadía y de demostrar lo bien que urde historias sin falta de mostrar historia alguna. Puede parecer una habilidad pero, en mi opinión, no es más que la carencia absoluta de capacidad de contar de modo coherente y, sobre todo lógico, la más mínima trama con visos de realidad.
Lo realmente mágico de la película es el éxito que ha tenido de crítica y público. Me sorprende la falta de análisis crítico, tanto de unos como de otros. Supongo que yo soy el equivocado. Y no es solo que no me haya gustado, es que me ha ofendido, después de las miles de horas que he pasado ante una pantalla de cine a lo largo de mi vida, ese atrevimiento de creer que todo vale, que sacarse un conejo de la chistera es suficiente para conseguir el beneplácito del público.
No todo me parece malo. Tiene una buena puesta en escena, sobria y cuidada. Una buena fotografía. Algunos pasajes cuyas elipsis realmente dejan sugerencias turbadoras e inquietantes, como las visitas a la casa donde Bárbara se prostituye. Pero es en el choque con la realidad donde chirría de modo alarmante, para mi gusto. Los actores cumplen como autómatas, al igual que lo son los personajes. Bárbara Lennie está bien, aunque poco más tiene que hacer que posar en la mayoría de las escenas. Sacristán, un monstruo como siempre, está muy por encima del proyecto.
En el spoiler os cuento lo que, a mi juicio, debió ser la génesis de parte de la trama. Después, decirme si hemos vista la misma película.
Parece una decisión del autor, un golpe de osadía y de demostrar lo bien que urde historias sin falta de mostrar historia alguna. Puede parecer una habilidad pero, en mi opinión, no es más que la carencia absoluta de capacidad de contar de modo coherente y, sobre todo lógico, la más mínima trama con visos de realidad.
Lo realmente mágico de la película es el éxito que ha tenido de crítica y público. Me sorprende la falta de análisis crítico, tanto de unos como de otros. Supongo que yo soy el equivocado. Y no es solo que no me haya gustado, es que me ha ofendido, después de las miles de horas que he pasado ante una pantalla de cine a lo largo de mi vida, ese atrevimiento de creer que todo vale, que sacarse un conejo de la chistera es suficiente para conseguir el beneplácito del público.
No todo me parece malo. Tiene una buena puesta en escena, sobria y cuidada. Una buena fotografía. Algunos pasajes cuyas elipsis realmente dejan sugerencias turbadoras e inquietantes, como las visitas a la casa donde Bárbara se prostituye. Pero es en el choque con la realidad donde chirría de modo alarmante, para mi gusto. Los actores cumplen como autómatas, al igual que lo son los personajes. Bárbara Lennie está bien, aunque poco más tiene que hacer que posar en la mayoría de las escenas. Sacristán, un monstruo como siempre, está muy por encima del proyecto.
En el spoiler os cuento lo que, a mi juicio, debió ser la génesis de parte de la trama. Después, decirme si hemos vista la misma película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"¿Cómo hacemos para que el papá consiga los miles de euros que necesita para el capricho de su niña, de dónde los va a sacar?"
"Muy fácil, el tío está ante un escaparate y la señora rica va y le vomita encima desde la ventana de su casa, luego lo invita a subir, se lo tira y él, que no es tonto (como los de Mediamarkt), lo graba todo y la chantajea"
"¿Y eso resultará creible?"
"¡Sí, hombre, sí, pasa todos los días! La mayoría de mis amigos han ligado de esa manera."
"Vale. ¿Y la pistola, cómo la consigue?"
"Nada, lo enviamos a la cárcel, allí hace favores y luego uno de ellos se lo devuelve facilitándole el arma"
"¡Jo, qué original! No se me habría ocurrido nunca. Pero, ¿lo de que mate a la niña después? Él, que no es un delincuente, ni asesino... Se me hace cuesta arriba creermelo. ¿Qué ataduras tiene con Bárbara que lo justifique? ¿Vas a explicar eso?"
"¿Explicar, para qué? Que el espectador se imagine lo que quiera, a su gusto. Y lo de matar a la niña va a ser la guinda que deje a todos epatados por esa crudeza brutal, el detalle de auténtico maestro. El golpe de efecto final que los dejará boquiabiertos.
Y, sí, así me quedé yo, con cara de tonto y cabreado por los 127 minutos perdidos de mi vida. Lo intenté, lo juro, pero yo no tengo vuestra bendita capacidad para ver una película distinta a la que me están mostrando. Soy muy simple y lineal. Suerte de vosotros.
"Muy fácil, el tío está ante un escaparate y la señora rica va y le vomita encima desde la ventana de su casa, luego lo invita a subir, se lo tira y él, que no es tonto (como los de Mediamarkt), lo graba todo y la chantajea"
"¿Y eso resultará creible?"
"¡Sí, hombre, sí, pasa todos los días! La mayoría de mis amigos han ligado de esa manera."
"Vale. ¿Y la pistola, cómo la consigue?"
"Nada, lo enviamos a la cárcel, allí hace favores y luego uno de ellos se lo devuelve facilitándole el arma"
"¡Jo, qué original! No se me habría ocurrido nunca. Pero, ¿lo de que mate a la niña después? Él, que no es un delincuente, ni asesino... Se me hace cuesta arriba creermelo. ¿Qué ataduras tiene con Bárbara que lo justifique? ¿Vas a explicar eso?"
"¿Explicar, para qué? Que el espectador se imagine lo que quiera, a su gusto. Y lo de matar a la niña va a ser la guinda que deje a todos epatados por esa crudeza brutal, el detalle de auténtico maestro. El golpe de efecto final que los dejará boquiabiertos.
Y, sí, así me quedé yo, con cara de tonto y cabreado por los 127 minutos perdidos de mi vida. Lo intenté, lo juro, pero yo no tengo vuestra bendita capacidad para ver una película distinta a la que me están mostrando. Soy muy simple y lineal. Suerte de vosotros.
22 de octubre de 2014
22 de octubre de 2014
162 de 240 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mundo, Demonio y Carne. Estos son los tres epítetos que titulan a las tres partes de Magical Girl. No existen las máximas universales a la hora de calificar una obra maestra en el cine como tal, pero podría ser que algo que tienen en común es la falta de evidencia, el no poder dar nada en la obra por sentado, lo desconocido que hay detrás de la imagen y que es en sí mismo el “otro” guión de la película, ése que no está escrito pero tiene tanto poder como el que se dice.
Magical Girl, partiendo de una proverbial verdad (2 + 2 son 4), se lanza hacia lo desconocido, al ilusionismo de lo que está y de pronto deja de estar. A partir de los ojos de una niña enferma (la hipnótica Lucía Pollán), y del ferviente amor paternal de su progenitor (Luís Bermejo, la sutileza hecha hombre), la historia de Magical Girl se va ramificando hasta crear un cuadro completo de la realidad social de un país. Como daño colateral a una mujer trastornada (Bárbara Lennie, la mejor interpretación que ha habido en el cine español en mucho, mucho tiempo. Es difícil que un cuerpo pueda contar más de lo que cuenta esta extraordinaria actriz con su composición), el miedo a lo desconocido asola la narración, el argumento y la propia sala de cine. Y los efectos causados en un solitario hombre mayor (José Sacristán, ¿existe una voz y unos ojos más reveladores que los suyos en nuestra cinematografía?) hiperbolizan cada elemento expresivo, narrativo y simbólico de la película. En el corazón de todo ello, un hombre del que no sabemos nada, el particular mago de Oz de este universo tan aséptico como real (Miquel Insua, demostrando el poder de lo oculto, la fuerza de la ironía, el desasosiego de lo que no se sabe), que lanza en un soberbio monólogo las claves argumentales de una película tan extraña como universal.
Es difícil intentar racionalizar lo que ocurre en Magical Girl. Su vigor está en cada elemento de los planos, en cada decisión estética, en la fuerza a la hora de crear iconos (el vestido de Magical Girl, la puerta del lagarto negro, el diseño de vestuario y las cicatrices del personaje de Bárbara Lennie, la constitución española como símbolo, la copla…) y en la propia dispersión de la forma. Como decía al principio, tal vez la falta de evidencia sea la clave para calificar a una obra maestra, y esa es la mayor y más reconocible virtud de Magical Girl: el misterio que hay en todo lo que la compone. Todos sus actores son excepcionales porque hacen todo lo que debe hacer un actor para serlo, pero además, en sus interpretaciones está presente siempre aquello que los espectadores no sabemos ni llegaremos tal vez a saber, pero que es una verdad intachable para esos personajes. La soledad de Pollán y Bermejo; la sádica relación entre Bárbara Lennie e Israel Elejalde como su marido; el mundo, pasado y presente del personaje de Bárbara; el carácter omnisciente y nuclear del personaje de Insua; o la gran elipsis ausente, la pieza del puzzle que falta para el personaje de Sacristán entre la primera secuencia de la cinta y su protagonismo en la última parte; son las incógnitas que elevan a Magical Girl como uno de los grandes acontecimientos del cine reciente, piezas que “están pero no están” en una historia que es a la vez cine social, película de terror psicológico y pieza de cámara sobre sentimientos universales.
El miedo a lo desconocido hará que mucha gente no reconozca como obra maestra a esta película. Pero lo que Carlos Vermut ha hecho con su segundo largo está lejos de palabras y opiniones. Es una película en la que todo cuenta, y cuenta de todo. Es difícil llegar a una conclusión sobre su(s) tramas pero en ellas hay verdad, originalidad y magia. Magical Girl es melancólica y feroz. Es divertida a la vez que agónica y dura. Expone los grandes dolores que alguien puede sufrir (como aclaración, “mundo, demonio y carne”), sin concluir ni juzgar aquello que se nos muestra, y lo que deja a nuestra imaginación. Es un tiro en la cabeza a lo racional, a lo encorsetado, a lo que se presupone que es nuestro cine.
Magical Girl, partiendo de una proverbial verdad (2 + 2 son 4), se lanza hacia lo desconocido, al ilusionismo de lo que está y de pronto deja de estar. A partir de los ojos de una niña enferma (la hipnótica Lucía Pollán), y del ferviente amor paternal de su progenitor (Luís Bermejo, la sutileza hecha hombre), la historia de Magical Girl se va ramificando hasta crear un cuadro completo de la realidad social de un país. Como daño colateral a una mujer trastornada (Bárbara Lennie, la mejor interpretación que ha habido en el cine español en mucho, mucho tiempo. Es difícil que un cuerpo pueda contar más de lo que cuenta esta extraordinaria actriz con su composición), el miedo a lo desconocido asola la narración, el argumento y la propia sala de cine. Y los efectos causados en un solitario hombre mayor (José Sacristán, ¿existe una voz y unos ojos más reveladores que los suyos en nuestra cinematografía?) hiperbolizan cada elemento expresivo, narrativo y simbólico de la película. En el corazón de todo ello, un hombre del que no sabemos nada, el particular mago de Oz de este universo tan aséptico como real (Miquel Insua, demostrando el poder de lo oculto, la fuerza de la ironía, el desasosiego de lo que no se sabe), que lanza en un soberbio monólogo las claves argumentales de una película tan extraña como universal.
Es difícil intentar racionalizar lo que ocurre en Magical Girl. Su vigor está en cada elemento de los planos, en cada decisión estética, en la fuerza a la hora de crear iconos (el vestido de Magical Girl, la puerta del lagarto negro, el diseño de vestuario y las cicatrices del personaje de Bárbara Lennie, la constitución española como símbolo, la copla…) y en la propia dispersión de la forma. Como decía al principio, tal vez la falta de evidencia sea la clave para calificar a una obra maestra, y esa es la mayor y más reconocible virtud de Magical Girl: el misterio que hay en todo lo que la compone. Todos sus actores son excepcionales porque hacen todo lo que debe hacer un actor para serlo, pero además, en sus interpretaciones está presente siempre aquello que los espectadores no sabemos ni llegaremos tal vez a saber, pero que es una verdad intachable para esos personajes. La soledad de Pollán y Bermejo; la sádica relación entre Bárbara Lennie e Israel Elejalde como su marido; el mundo, pasado y presente del personaje de Bárbara; el carácter omnisciente y nuclear del personaje de Insua; o la gran elipsis ausente, la pieza del puzzle que falta para el personaje de Sacristán entre la primera secuencia de la cinta y su protagonismo en la última parte; son las incógnitas que elevan a Magical Girl como uno de los grandes acontecimientos del cine reciente, piezas que “están pero no están” en una historia que es a la vez cine social, película de terror psicológico y pieza de cámara sobre sentimientos universales.
El miedo a lo desconocido hará que mucha gente no reconozca como obra maestra a esta película. Pero lo que Carlos Vermut ha hecho con su segundo largo está lejos de palabras y opiniones. Es una película en la que todo cuenta, y cuenta de todo. Es difícil llegar a una conclusión sobre su(s) tramas pero en ellas hay verdad, originalidad y magia. Magical Girl es melancólica y feroz. Es divertida a la vez que agónica y dura. Expone los grandes dolores que alguien puede sufrir (como aclaración, “mundo, demonio y carne”), sin concluir ni juzgar aquello que se nos muestra, y lo que deja a nuestra imaginación. Es un tiro en la cabeza a lo racional, a lo encorsetado, a lo que se presupone que es nuestro cine.
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