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Magical Girl

Drama. Thriller Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
Críticas 200
Críticas ordenadas por utilidad
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9
26 de octubre de 2014
134 de 195 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es una película rara y atípica. Tendrá difícil encontrar su público aunque merece más atención y parabienes que casi todas las demás cintas estrenadas durante el año: sencillamente es única, tremenda, feroz e implacable. No hay nada igual ni lo habrá en mucho tiempo: no habría cuerpo que lo aguantara. Lo que a primera vista se presenta como una película sobre el amor incondicional paterno-filial deviene en un aquelarre casi apocalíptico de venganzas, muertes, extorsión, sangre y manipulación de la peor calaña, siempre cogiendo al espectador con el paso cambiado, con las expectativas alteradas y con la emocionalidad subvertida hasta llevarnos con pasmosa facilidad al dolor y el saqueo emocional más descarado. Se te queda un mal cuerpo, un desasosiego, un envenenamiento masivo de las entendederas que te deja arrebatado y sin consuelo. ¡Menudo peliculón más infausto!

Las apariencias engañan y las mosquitas muertas son de temer. Y de las aguas remansadas más vale huir como de la peste bubónica, no sea que te atrapen y engullan. Con un férreo guión del propio director, Carlos Vermut, la película está perfectamente construida, estructurada y calibrada. Pocas veces el cine español ha mostrado con tanta pasmosa claridad lo importante que es tener un guión bien trabado, sin resquicios, sin huecos ni digresiones, donde la acción surge de los personajes que subyugan por su atroz verosimilitud y fulgor, pese a lo aberrante y esquinado de su venenosa y pérfida trama.

Llega mucho más lejos – y es mucho mejor y más retorcida – que la aclamada y reciente “Perdida”. Aquí la maldad surge del corazón de sus personajes y la manipulación más sibilina erosiona los pilares de una sociedad ensimismada y adormecida de convencionalismos y cortesía. Basta que falte una única pieza de un rompecabezas o coger a un indefenso bebé en brazos para que se abra el abismo de la locura y la perversidad. Basta que un padre quiera agasajar a su moribunda hija para que toquemos la vileza disfrazada de inocencia y fragilidad. Basta que queremos alcanzar lo imposible para perturbar el mundo y sembrar la anarquía.

Los actores (muchos de ellos curtidos en el teatro) sacan el máximo partido a sus personajes y crean un mundo tóxico y deleznable que intranquiliza y pervierte el orden establecido de la ortodoxia social. Una excelente muestra sobre las buenas intenciones y sus enlodadas consecuencias, deja un mal delicioso sabor de boca que perdura mucho más allá de la proyección. Memorable e indispensable. Una gozosa joya inclasificable.
3
28 de febrero de 2015
133 de 214 usuarios han encontrado esta crítica útil
No la he visto en el cine, y no recomiendo a nadie que pague por ver esto. No entiendo estas puntuaciones astronómicas, estas críticas maravilladas, estos Goyas (cuántos le han dado a esto? no me acuerdo pero creo que unos cuantos) y premios varios. Este truño está además generosamente subvencionado (aunque está rodado en la puñetera calle y en un par de habitaciones) y elogiadísimo por todas partes.

Paso a desahogar mi indignación en spoiler, por si alguien no la ha visto y le estropeo la trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1. Empieza más o menos bien, con una historia medianamente interesante de una niña enferma de leucemia cuyo mayor deseo es un traje de una cantante japonesa, aunque tanto la niña como el padre no actúan. Ponen la misma cara todo el rato y hablan sin cambiar la entonación.

2. Entonces cambia la trama y sale Bárbara Lennie, que ya no es que no actúe, sino que dudamos si está viva. Nominada al Goya a la mejor actriz y creo que conseguido!!! Susurra y no se entiende lo que dice. No mueve un músculo. Esta mujer tiene la tensión baja o le falta azúcar o algo le pasa.

3. Entonces al cabo de un soporífero rato, las tramas se cruzan. Bárbara vomita por el balcón, le cae al padre que en ese momento iba a atracar una joyería (sí, es así, no me lo invento!!) y entonces ella le dice que suba a su casa a ducharse y luego se acuestan. (que sí, que sí, que es así de lógico!!!)

4. Luego el padre la chantajea con contarle a su marido lo del polvo y ella ante el miedo de que el marido se entere, recurre a unas espeluznantes prácticas sadomasoquistas (que sí, que no me lo invento!) para conseguir el dinero.

5. Luego sale Sacristán haciendo de Sacristán con la inexpresiva cara de Sacristán y hace unas cuantas cosas más. Absurdas, no merece la pena que me extienda más.

6. Hay un final tremebundo y se acaba la peli y a uno se le queda cara de idiota si es que está todavía despierto. Y luego se cabrea si ha pagado nueve euros para ver esto.

7. Y casi echa de menos que en vez de estos petardos el cine español siga haciendo películas de la Guerra Civil, que en eso por lo menos tienen práctica. Y luego va a Filmaffiny y no se cree que esto tenga casi un 8 de media. Y luego lee que Almodóvar ha dicho que es la peli más importante de este siglo, aunque, bueno, es Almodóvar, así que es normal que le guste. Y ve que en la página de críticos todos, todos están en verde salvo un tímido amarillo que encima la califica de ¡comedia!.

8. Y en fin, me siento como el loco que va conduciendo en dirección contraria por la carretera, y oye por la radio que hay un loco conduciendo en dirección contraria y dice : ¿Uno?, hay por lo menos doscientos!!!!. Aunque luego, rebuscando entre las críticas de los espectadores he encontrado a unas cuantas almas gemelas a las que también les ha parecido que este emperador está absolutamente desnudo por mucho que nos venda la crítica su magnífico traje.
8
28 de septiembre de 2014
54 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi Magical Girl solo tres días después de haber visto por primera vez la ópera prima de su director, Carlos Vermut. Por eso el salto cualitativo entre lo que se apuntaba e intuía en ella, y lo que ha conseguido en esta segunda película, me parece más llamativo si cabe.
En realidad han pasado tres años entre estas dos películas, tiempo más que suficiente para que Vermut, tras la inesperada revolución que supuso Diamond Flash, haya trabajado de manera más profunda y reflexiva en la creación de su nueva obra, algo que sumado a un presupuesto mucho mayor, le sirve para conseguir con Magical Girl una inesperada obra de madurez tan extraña como elegante, tan inquietante como luminosa.
Respecto al presupuesto, aclarar que, aunque es veinte veces mayor que el de su ópera prima (según los datos publicados), no deja de ser mucho menor que el de la mayoría de películas españolas que se estrenan. Algo que queda oculto tras un acabado visual sencillamente impecable.
En Magical Girl se cruzan las historias de dos personajes. Un hecho fortuito pone en contacto a dos personas. Un hombre derrotado en vida, parado y padre de una niña mortalmente enferma, que vive un presente aterrador, y una mujer casada, con notables problemas psíquicos, que arrastra las secuelas de un pasado tan extraño como, también, aterrador. Entrar a dar más detalles del argumento de Magical Girl es hacer un flaco favor a quien todavía no la ha visto, ya que uno de los mayores placeres de ver esta película es precisamente ese, dejarse envolver por su narración pausada y elegante para ir descubriendo los continuos recovecos de un relato sugerente e inquietante a partes iguales.
Ya desde el guion, del propio director, se aprecia una notable evolución con respecto a su primera película. La cantidad de ideas que se atropellaban en el guion de Diamond Flash se encuentran aquí perfectamente canalizadas, empujando siempre en una misma dirección, algo imprescindible para que el relato atrape con auténtica fuerza al espectador. Carlos Vermut, así lo ha dicho en las entrevistas, ha optado por no contar detalles del pasado de la historia, algo que lejos de crear confusión, solo contribuye a acrecentar la intriga y el misterio. Y aunque hable de intriga y misterio, incluso se ha hablado de cine negro, la agradecible sensación de estar ante un cuento/pesadilla, más onírico que real, no se me va en ningún momento. Y todo ello pese a estar la historia ambientada en un presente perfectamente reconocible.
Mejora sustancial también en la labor como director de Carlos Vermut. Las imágenes que ilustran este relato de trasfondo muy oscuro son, en cambio, luminosas, estilizadas, cristalinas. La puesta en escena, de una perfección casi milimétrica, aporta una contundencia a la película prácticamente incontestable. Deliciosos los detalles musicales que van del manga japonés al mismísimo Manolo Caracol, que con Niña de fuego se apunta uno de los grandes momentos de la película.
Los dos personajes principales están interpretados por un correctísimo Luis Bermejo, y por la fascinante Bárbara Lennie, diosa en el teatro, y que en cine consigue aquí su personaje más inolvidable. Junto a ellos un tercer, y decisivo, personaje. En sus manos está la resolución de la historia, y en su cabeza, seguramente, estarán guardados todos esos misterios que nosotros nunca conoceremos. José Sacristán consigue oro puro con este Damián que nos roba el corazón.
Tengo que confesar que acudí a la proyección de Magical Girl con ciertas reservas, y que el transcurso de la proyección (en su estreno en el pase oficial del Festival de San Sebastian) resulto un tanto accidentado, y que aun así estuve dos horas absorto ante lo que sucedía en la pantalla. Y si durante esas dos horas encontré alguna pequeña pega que poner a la película, a día de hoy ya no me acuerdo de cual era.
Así que desde este momento, y mientras no se demuestre lo contrario, toca seguir la pista a Carlos Vermut, una auténtica, y novedosa, personalidad en esto del cine.
2
31 de octubre de 2014
109 de 184 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la película me sorprende la cantidad de críticas que la valoran. Solo agrego a las muy pocas criticas negativas que el guión me ha parecido pretencioso y absurdo. Las historias personales que recrea el guión no tienen ni profundidad ni coherencia, desde el punto de vista psicológico no convencen, no hay proporcionalidad ni justificación entre los comportamientos y los contextos o causas que se supone los fundamentan. Una pena.
10
28 de septiembre de 2014
88 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es fondo y es forma, es impulso y es raciocinio, es una experiencia y al mismo tiempo una puerta a todo tipo de debates, pensamientos y reflexiones. Algunas películas nos sorprenden por su estilo, por su concepción visual o por sus aportaciones técnicas, pero su argumento resulta tremendamente conservador. Otras en cambio proponen nuevas temáticas, pero su lenguaje formal es tan familiar que en seguida desconectamos de lo que vemos en pantalla. Magical Girl, en cambio, parte de un nuevo 'fondo' y de una nueva 'forma' para crear un 'todo' inaudito. Por eso es una película imprevisible que se reformula con cada escena. Una obra que coquetea con todos los géneros con el objetivo de crear otro: el sello Vermut. Una cinta que pende del hilo del surrealismo, pero que al final se desvela como un cuento cargado de sentido(s). Un film que es un conjunto cerrado y a la vez una ecuación con incógnita imposible de resolver. Una historia que se construye plano a plano y que se autoinmola en uno de los finales más impresionantes que jamás hayamos podido ver. Una pieza de arte que apela a la inteligencia del espectador; que muestra mucho, pero que sugiere todavía más. Un título, en definitiva, llamado a ser una obra de culto instantánea.

Carlos Vermut teje una tupida red de personajes que inquietan al espectador. Todo en Magical Girl resulta reconocible y extraño. No sabemos qué estamos viendo, pero no podemos despegar los ojos de la pantalla. Descifrarla es un reto, pero también es una película que se puede disfrutar desde un punto de vista más primario, como ocurre con las mejores obras de Lynch. Y si se acceden a las alas más oscuras de su laberinto de pasiones, chantajes e influencias, nos daremos cuenta que Magical Girl es, en esencia, un ejercicio de cine negro con mucha crítica social debajo de su alfombra. De ella se obtiene una de las descripciones más impresionantes e implacables de la sociedad española de nuestros días. Porque Vermut habla de la paternidad, de la fidelidad, de la crisis, de la tensión entre lo material y lo emocional. También de cuestiones aparentemente tan alejadas como la tauromaquia y la literatura, la prostitución o la educación. Poco más puede decirse para que la audiencia llegue virgen a la película y la pueda disfrutar como se merece. No cuesta imaginarla como la gran obra maestra de ese cine español de bajo presupuesto y gran imaginación que ha irrumpido con fuerza en los últimos años. Si Rajoy la viese, dimitiría al día siguiente y entonaría un mea culpa público. Y si el citado Lynch tuviese ocasión de verla, no dudaría en declarar a Vermut como su alumno más aventajado. Véanla... y alucinen.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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