Magical Girl
7.1
27,027
Drama. Thriller
Luis (Luis Bermejo), profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia (Lucía Pollán), una niña de 12 años enferma de cáncer terminal: tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical Girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a intentar encontrar el dinero de forma desesperada cuando conoce a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven casada que sufre ... [+]
19 de mayo de 2015
19 de mayo de 2015
80 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede negar que “Magical girl” es una película inquietante, que atrapa, perturbadora, casi hipnótica. Reconozco que me pasé buena parte del metraje sin apartar la vista de la pantalla y aguantándome las ganas de ir al baño porque no quería perder detalle.
Sin embargo, al igual que no tengo reparo en admitir esto, he de decir que el regusto final es el de una obra incompleta. Es como si Carlos Vermut no tuviera el menor interés en resolver los enigmas que ha ido planteando, o lo que es peor, como si no hubiera sabido cómo resolverlos. El caso es que cosas fundamentales de la historia quedan al final sin explicar; es más, es que prácticamente se obvian, y sin embargo, la impresión es que eran fundamentales para entender qué es lo que ha estado pasando.
Por ejemplo, alguien se ha enterado de qué es lo que pasó entre Damián y Bárbara para que él tenga esa obsesión por ella y para que haga todo lo que hace? Porque mucho me temo que ésa es la clave de toda la película pero todavía no he visto en ninguna crítica a nadie que sepa explicar qué pasa ahí. Cómo se puede dejar la clave de un misterio así en el aire. Y cómo se puede premiar a un director que hace justamente eso.
No, Vermut, eso no está bonito. Tú no puedes tener a un montón de espectadores fascinados con la historia que les estás contando para dejarlos al final con esa sensación de tomadura de pelo que, por desgracia, es tan frecuente en el cine actual. Las películas no pueden quedar con cabos sueltos; todas las pistas que se han ido dando en el guión tienen que tener un sentido porque si no sencillamente sobran, y en tu película, Vermut, sobran muchos de esos cabos que al final dejas sin atar, a la buena de Dios.
Por eso, sin dejar de reconocer que tu historia es original y que aporta frescura al panorama cinematográfico patrio, y sin dejar de restar mérito a tus actores (maravillosa y fascinante Bárbara Lennie, conmovedor el viejo Sacristán), no tengo más remedio que decirte, querido Vermut, que tu “Magical girl” al final se queda en una simple, monda y lironda “Magical shit” como la copa un pino. Y que yo, más que darte la Concha de Oro, después de ver el final y quedarme con la boca bien abierta y la mandíbula patéticamente colgante, te habría soltado un contundente y enérgico “¡¡¡¡¡La concha tu madre!!!!!”.
Sin embargo, al igual que no tengo reparo en admitir esto, he de decir que el regusto final es el de una obra incompleta. Es como si Carlos Vermut no tuviera el menor interés en resolver los enigmas que ha ido planteando, o lo que es peor, como si no hubiera sabido cómo resolverlos. El caso es que cosas fundamentales de la historia quedan al final sin explicar; es más, es que prácticamente se obvian, y sin embargo, la impresión es que eran fundamentales para entender qué es lo que ha estado pasando.
Por ejemplo, alguien se ha enterado de qué es lo que pasó entre Damián y Bárbara para que él tenga esa obsesión por ella y para que haga todo lo que hace? Porque mucho me temo que ésa es la clave de toda la película pero todavía no he visto en ninguna crítica a nadie que sepa explicar qué pasa ahí. Cómo se puede dejar la clave de un misterio así en el aire. Y cómo se puede premiar a un director que hace justamente eso.
No, Vermut, eso no está bonito. Tú no puedes tener a un montón de espectadores fascinados con la historia que les estás contando para dejarlos al final con esa sensación de tomadura de pelo que, por desgracia, es tan frecuente en el cine actual. Las películas no pueden quedar con cabos sueltos; todas las pistas que se han ido dando en el guión tienen que tener un sentido porque si no sencillamente sobran, y en tu película, Vermut, sobran muchos de esos cabos que al final dejas sin atar, a la buena de Dios.
Por eso, sin dejar de reconocer que tu historia es original y que aporta frescura al panorama cinematográfico patrio, y sin dejar de restar mérito a tus actores (maravillosa y fascinante Bárbara Lennie, conmovedor el viejo Sacristán), no tengo más remedio que decirte, querido Vermut, que tu “Magical girl” al final se queda en una simple, monda y lironda “Magical shit” como la copa un pino. Y que yo, más que darte la Concha de Oro, después de ver el final y quedarme con la boca bien abierta y la mandíbula patéticamente colgante, te habría soltado un contundente y enérgico “¡¡¡¡¡La concha tu madre!!!!!”.
11 de noviembre de 2014
11 de noviembre de 2014
83 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
... o muy viejo, porque después de tantos años viendo cine, la película me ha parecido un soberano coñazo. Es exactamente lo contrario de lo que yo creo que es contar una historia que atrape, sustituyéndola por elipsis e interrogantes sin sentido que no se aclaran, de personajes hieráticos e increíbles. La historia me parecen pretenciosa, vacía y aburrida. No me ha emocionado ni Sacristán (la verdad es que le tengo manía) y casi lo único que me ha gustado ha sido Manolo Caracol cantando "La niña de fuego". Paso página y me dedicaré a ver películas de Billy Wilder, John Ford, Mankiewicz y similares. Me interesan mucho más, pero se ve que sobre gustos no hay nada escrito.
16 de junio de 2017
16 de junio de 2017
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
1.
—Un primer vistazo apunta a Haneke; la factura glacial, el silencio haciendo angostos los espacios.
—Una escucha nos lleva a Tarantino, a su mejor versión; aquel de las impredecibles y feroces verborreas en bares y cafés; parlamentos desatados que eran, ante todo, el vaticinio de un golpe posterior.
—Una habitación que no veremos, y motivos y razones omisas, nos llevan a un terciopelo rojo bajo un lagarto negro, que, quién sabe, podría haber adornado el Club Silencio de Lynch.
—Hay una gélida soledad ambiental en la que juraría que uno oye como calla Antonioni.
Por suerte, Vermut no es sólo el misterio, el ritmo y la estética de ajenos. Su mundo, emergente aún, parece ser intransferible.
2.
"... la educación... ¡que es el pilar fundamental de toda sociedad crítica!"
Los dos personajes masculinos principales de 'Magical girl' son profesores. Ambos, por distintas causas, retirados de la docencia.
Damián, "cara-cerdo", "El Pitágoras", es burlado, al principio de la película, por Bárbara, una alumna que parece pasarse de lista. Luis, parado y en apuros, se aflige comprobando que le dan lo mismo por un manual de bricolaje que por las páginas de Cela.
En la cárcel, Damián ayudó a algunos reclusos a graduarse; intuimos que, profesor irredento, siguió siendo profeta fuera de su tierra. Bárbara, cuyo marido psiquiatra la mantiene con dosis bien medidas de medicación y dominación, tuvo un oscuro pasado en el mundo de la pornografía. Quizás de aquellos polvos, estos lodos de precariedad psicológica e imposibilidad de otra vía de subsistencia que no sea la manutención de su pareja.
'Magical girl' parece hacer, a su modo, un encomio de la Educación como única vía para alcanzar la libertad individual y una elegía del profesor sufrido, orador sin voz.
3.
"—Así somos los españoles, como las corridas de toros. ¿Y qué son las corridas de toros? La representación de la lucha entre el instinto y la técnica, entre la emoción y la razón. Tenemos que aceptar nuestros instintos y aprender a lidiar con ellos, para que no nos destruyan—".
Damián, adalid de esa culturización urgente de la España en crisis, no puede, como tantos, controlar su pasión. En este caso, esa pasión tiene su objeto en Bárbara [mata a Luis no por su presunta violación y su confesa extorsión, sino por puros celos al creer que ella se acostó deliberadamente con ese tipejo e, inferimos, no con él]. Luis, sabedor del valor de los libros, no puede mantener su integridad moral, su dignidad humana, si de alegrar los últimos instantes de su hija se trata, ya sea con algo tan ridículo como un disfraz de anime cotizado a precio de amatista.
Recuerdo, en este punto, el desenlace de otra película no tan (en mi opinión) afortunada, como es la 'Nymphomaniac' de Lars von Trier.
4.
—La mirada de Alicia, "Yukiko", desafiante, hacia una muerte que no por llegar antes de tiempo no era ya largamente esperada.
—El umbral del lagarto negro.
—Damián haciendo desaparecer los problemas de Bárbara, devolviendo ese gesto entre entrañable, misericordioso y bravucón del inicio de la película.
Veo, en estos instantes, momentos de Cine muy intenso.
5.
En ningún momento de 'Magical girl' comprende nadie los motivos, impulsos y necesidades reales de ningún otro personaje. Todos navegan en un marasmo de subterfugios, verdades veladas y convenientes disimulos.
Recuerda uno al Folantin de Joris-Karl Huysmans en 'A la deriva', cuando cita a Schopenhauer y exclama: "Lo que hay que hacer es dejarse ir a la deriva (...), cómo me equivoqué cuando quise modificar los hechos pasados, cuando quise ir al teatro, fumar algún buen cigarro, tomar tónicos y visitar a una mujer; cómo me equivoqué cuando dejé de ir a un mal restaurante para ir a otro no menos malo".
Cuánto se equivocó Luis, buscando, así, dinero para endulzar la vida claudicante de una hija que, por otro lado, no necesitó más que a su padre oyendo una dedicatoria en la radio.
Gracias.
—Un primer vistazo apunta a Haneke; la factura glacial, el silencio haciendo angostos los espacios.
—Una escucha nos lleva a Tarantino, a su mejor versión; aquel de las impredecibles y feroces verborreas en bares y cafés; parlamentos desatados que eran, ante todo, el vaticinio de un golpe posterior.
—Una habitación que no veremos, y motivos y razones omisas, nos llevan a un terciopelo rojo bajo un lagarto negro, que, quién sabe, podría haber adornado el Club Silencio de Lynch.
—Hay una gélida soledad ambiental en la que juraría que uno oye como calla Antonioni.
Por suerte, Vermut no es sólo el misterio, el ritmo y la estética de ajenos. Su mundo, emergente aún, parece ser intransferible.
2.
"... la educación... ¡que es el pilar fundamental de toda sociedad crítica!"
Los dos personajes masculinos principales de 'Magical girl' son profesores. Ambos, por distintas causas, retirados de la docencia.
Damián, "cara-cerdo", "El Pitágoras", es burlado, al principio de la película, por Bárbara, una alumna que parece pasarse de lista. Luis, parado y en apuros, se aflige comprobando que le dan lo mismo por un manual de bricolaje que por las páginas de Cela.
En la cárcel, Damián ayudó a algunos reclusos a graduarse; intuimos que, profesor irredento, siguió siendo profeta fuera de su tierra. Bárbara, cuyo marido psiquiatra la mantiene con dosis bien medidas de medicación y dominación, tuvo un oscuro pasado en el mundo de la pornografía. Quizás de aquellos polvos, estos lodos de precariedad psicológica e imposibilidad de otra vía de subsistencia que no sea la manutención de su pareja.
'Magical girl' parece hacer, a su modo, un encomio de la Educación como única vía para alcanzar la libertad individual y una elegía del profesor sufrido, orador sin voz.
3.
"—Así somos los españoles, como las corridas de toros. ¿Y qué son las corridas de toros? La representación de la lucha entre el instinto y la técnica, entre la emoción y la razón. Tenemos que aceptar nuestros instintos y aprender a lidiar con ellos, para que no nos destruyan—".
Damián, adalid de esa culturización urgente de la España en crisis, no puede, como tantos, controlar su pasión. En este caso, esa pasión tiene su objeto en Bárbara [mata a Luis no por su presunta violación y su confesa extorsión, sino por puros celos al creer que ella se acostó deliberadamente con ese tipejo e, inferimos, no con él]. Luis, sabedor del valor de los libros, no puede mantener su integridad moral, su dignidad humana, si de alegrar los últimos instantes de su hija se trata, ya sea con algo tan ridículo como un disfraz de anime cotizado a precio de amatista.
Recuerdo, en este punto, el desenlace de otra película no tan (en mi opinión) afortunada, como es la 'Nymphomaniac' de Lars von Trier.
4.
—La mirada de Alicia, "Yukiko", desafiante, hacia una muerte que no por llegar antes de tiempo no era ya largamente esperada.
—El umbral del lagarto negro.
—Damián haciendo desaparecer los problemas de Bárbara, devolviendo ese gesto entre entrañable, misericordioso y bravucón del inicio de la película.
Veo, en estos instantes, momentos de Cine muy intenso.
5.
En ningún momento de 'Magical girl' comprende nadie los motivos, impulsos y necesidades reales de ningún otro personaje. Todos navegan en un marasmo de subterfugios, verdades veladas y convenientes disimulos.
Recuerda uno al Folantin de Joris-Karl Huysmans en 'A la deriva', cuando cita a Schopenhauer y exclama: "Lo que hay que hacer es dejarse ir a la deriva (...), cómo me equivoqué cuando quise modificar los hechos pasados, cuando quise ir al teatro, fumar algún buen cigarro, tomar tónicos y visitar a una mujer; cómo me equivoqué cuando dejé de ir a un mal restaurante para ir a otro no menos malo".
Cuánto se equivocó Luis, buscando, así, dinero para endulzar la vida claudicante de una hija que, por otro lado, no necesitó más que a su padre oyendo una dedicatoria en la radio.
Gracias.
14 de mayo de 2015
14 de mayo de 2015
51 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superando el siete de media pensé que me encontraría ante una gran película y con lo que he tropezado ha sido con una burla absurda sobre una chiquilla enferma y su padre que se complica la vida por comprarle un traje de heroína nipona de dibujos animados...
Lo que han querido ver muchos de los críticos yo no lo he encontrado por ningún lado y mi coeficiente intelectual se encuentra en la media.
Un trabajo pausado que conduce la historia hacia un final fácil y desmadejado, reduciendolo todo a un olvidable esperpento.
Lo que han querido ver muchos de los críticos yo no lo he encontrado por ningún lado y mi coeficiente intelectual se encuentra en la media.
Un trabajo pausado que conduce la historia hacia un final fácil y desmadejado, reduciendolo todo a un olvidable esperpento.
16 de junio de 2016
16 de junio de 2016
40 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película no es más que un engaño: una trama mínima inflada de pomposidad para que parezca trascendente y profunda cuando en realidad la historia no tiene ningún sentido, y el modo de proceder de los personajes y sus motivaciones son tópicas hasta lo exasperante. Personajes absolutamente prototípicos que se dividen en dos, vistos hasta la saciedad y que sólo alimentan estereotipos de género y clichés espantosos: la mujer fatal, sea de la edad que sea, que manipula y vuelve locos a los hombres, y los hombres descerebrados que parecen guiarse únicamente por sus instintos más primitivos y son incapaces de desatarse de la influencia enfermiza y la manipulación ejercida por estas mujeres.
Un asco.
Un asco.
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