El infiltrado
6.2
7,578
Thriller
Basada en una historia real ocurrida en los años 80, narra cómo un policía estadounidense se infiltra en una banda de narcos colombianos. Para lograr ese objetivo, Robert Mazur (Bryan Cranston) se infiltrará junto a Kathy Ertz (Diane Kruger), quien fingirá ser su futura esposa y Emir Abreu (John Leguizamo), un policía con métodos poco tradicionales para codearse con la cúpula de la organización criminal y ser parte de la mayor operación ... [+]
1 de octubre de 2016
1 de octubre de 2016
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya hiciera con sus dos últimos trabajos, otros dos biopic sobre el guionista de Hollywood, Trumbo y el presidente Johnson, Cranston no sólo es lo más destacada de la película, sino quien levanta y sostiene un guión sin garra y de excesiva duración. Además el look ochentero que luce el actor, le sienta bien y le rejuvenece.
Aunque esta vez no está tan solo. John Leguizamo, como su compañero policía, y Diane Kruger, como una novata que se infiltra junto al personaje de Bryan Cranston, como su su prometida, también rayan a gran nivel.
La película tiene una estética homenaje a los grandes thrillers de la época, como "Donnie Brasco" o "Scarface" y son, junto al reparto, lo mejor y más llamativo de la película.
Lo peor es un guión sin fuerza,escrito por la propia madre del director, basado en tópicos y que no arriesga ni propone nada nuevo ni diferente de la gran cantidad de películas ambientadas en el mundo de los policías infiltrados. Otro fallo ,es que apenas se trata la relación de Robert Mazur con su mujer e hijas. Salvo un par de pinceladas, no se ahonda nada en esa parte dramática de la vida del policía.
Bryan cranston, nuevamente, pone voz y cara a un personaje real, en esta ocasión al policía Robert Mazur, que, bajo el alias de Robert Musella, se infiltro entre los grupos de narcotraficantes que operaban en Miami, dentro del Cartel de Medellín que dirigiera Pablo Escobar, haciéndose pasar por un ejecutivo de banco dispuesto a lavar el dinero de la droga.
Aunque esta vez no está tan solo. John Leguizamo, como su compañero policía, y Diane Kruger, como una novata que se infiltra junto al personaje de Bryan Cranston, como su su prometida, también rayan a gran nivel.
La película tiene una estética homenaje a los grandes thrillers de la época, como "Donnie Brasco" o "Scarface" y son, junto al reparto, lo mejor y más llamativo de la película.
Lo peor es un guión sin fuerza,escrito por la propia madre del director, basado en tópicos y que no arriesga ni propone nada nuevo ni diferente de la gran cantidad de películas ambientadas en el mundo de los policías infiltrados. Otro fallo ,es que apenas se trata la relación de Robert Mazur con su mujer e hijas. Salvo un par de pinceladas, no se ahonda nada en esa parte dramática de la vida del policía.
Bryan cranston, nuevamente, pone voz y cara a un personaje real, en esta ocasión al policía Robert Mazur, que, bajo el alias de Robert Musella, se infiltro entre los grupos de narcotraficantes que operaban en Miami, dentro del Cartel de Medellín que dirigiera Pablo Escobar, haciéndose pasar por un ejecutivo de banco dispuesto a lavar el dinero de la droga.
13 de octubre de 2016
13 de octubre de 2016
33 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resultan detestables las películas donde los ambientes rufianescos se convierten en el decorado perfecto para hacer circular sangre, droga, excesos etílicos, banalización del sexo y de la violencia, disparos, etcétera, por personajes sin alma. Esta película es todo lo contrario y todo cuanto hay de sangre y crueldad está sometido a las reacciones anímicas. Lo humano somete al protagonista a una constante duda sobre cada una de sus acciones. No como en esas películas donde el poli bueno resulta una burda máquina sin aparentes fisuras éticas y que sin embargo se pasa el tiempo desviscerando a los malos a balazos. No recuerdo que en toda la película el protagonista toque una pistola siquiera.
Resultan detestables las películas maniqueas, con una panda de traficantes degenerados y los policías que, degenerados o no, representan, desde la lógica interna de la narración, el bienabsoluto, hagan lo que hagan, cuando en realidad son criminales abyectos despoblados de sistema anímico. Al contrario, supongo que por derivación de la novela de Robert Mazur, la atmósfera moral queda difuminada por la autenticidad de la complejidad humana.
Resultan detestables las películas basadas en hechos reales que pierden su condición de obra de arte ficcional, se olvidan del ritmo, dan por hecho que sus personajes resultarán verosímiles y acaban resultando de cartón piedra, con una trama que vive a trompicones de un referente externo con el que se piensa solventar el esfuerzo de un guión tenso, un encadenamiento bien trabado de sucesos. Muy al contrario, esta película sobrevive al margen de su referente histórico. De nuevo, con toda probabilidad, gracias a la novela en la que se basa, rezuma autenticidad. Se reflejan relaciones humanas complejas. Sin sobreactuación y sin representación de meros arquetipos.
Todos los actores desempeñan bien su papel; no hay afectación, no hay histrionismo.
Tampoco hay caídas de tensión, mesetas de aburrimiento o cabos sueltos. Es una pieza coherente. No se abusa de la música para engañar al espectador: el truco de magia que supone dar brillo con una buena banda sonora sin que la acción por sí misma, si se ensordeciera, pudiera tener el más mínimo interés; sin embargo, también tiene una buena banda sonora.
En definitiva, una gran película con una valoración de crítica y público, a mi parecer, poco sagaz y muy rácana.
Recomiendo verla abiertos a la conmoción.
Resultan detestables las películas maniqueas, con una panda de traficantes degenerados y los policías que, degenerados o no, representan, desde la lógica interna de la narración, el bienabsoluto, hagan lo que hagan, cuando en realidad son criminales abyectos despoblados de sistema anímico. Al contrario, supongo que por derivación de la novela de Robert Mazur, la atmósfera moral queda difuminada por la autenticidad de la complejidad humana.
Resultan detestables las películas basadas en hechos reales que pierden su condición de obra de arte ficcional, se olvidan del ritmo, dan por hecho que sus personajes resultarán verosímiles y acaban resultando de cartón piedra, con una trama que vive a trompicones de un referente externo con el que se piensa solventar el esfuerzo de un guión tenso, un encadenamiento bien trabado de sucesos. Muy al contrario, esta película sobrevive al margen de su referente histórico. De nuevo, con toda probabilidad, gracias a la novela en la que se basa, rezuma autenticidad. Se reflejan relaciones humanas complejas. Sin sobreactuación y sin representación de meros arquetipos.
Todos los actores desempeñan bien su papel; no hay afectación, no hay histrionismo.
Tampoco hay caídas de tensión, mesetas de aburrimiento o cabos sueltos. Es una pieza coherente. No se abusa de la música para engañar al espectador: el truco de magia que supone dar brillo con una buena banda sonora sin que la acción por sí misma, si se ensordeciera, pudiera tener el más mínimo interés; sin embargo, también tiene una buena banda sonora.
En definitiva, una gran película con una valoración de crítica y público, a mi parecer, poco sagaz y muy rácana.
Recomiendo verla abiertos a la conmoción.
26 de noviembre de 2016
26 de noviembre de 2016
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el personaje de Bryan Cranston tiene algo de Walter White ("Breaking Bad"), sin duda lo tiene. Esta historia basada en hechos reales tiene buen ritmo, establece una tensión permanente de modo quizás algo forzado pero que a fin de cuentas saca la tarea adelante de forma más que interesante.
"El infiltrado" (2016) deja satisfechos -no eufóricos- a los espectadores por varias razones, por ejemplo al dar a conocer un mediante un guión pulcro, un relato realmente de película, inserto en medio de esta fiebre por conocer ya sea en cine o televisión, el estilo de vida de lujos y salvajismos de los capos de la droga hace solo unas décadas.
Aunque tiene sus planicies, también posee personajes secundarios empáticos -además de Cranston- o que no pueden dejar indiferentes. Una prueba es todo el oficio de John Leguizamo, de lo mejor del film o el bueno de Benjamin Bratt, cuya estampa inocentona se mantiene independiente de su contexto.
La novela del protagonista -cuya visión se deja sentir demasiado sobre todo la historia- es la base para su versión de una odisea que enfatiza las relaciones personales más que el plano policial o de investigación, incluso más que la contraparte que en esta versión de cine queda algo al debe.
"The infiltrator" es buena, muy interesante pero quizás no brillante porque es sumamente pulcra, sin mucho de transgresora o mal portada, que es lo que uno podría esperar de este tipo de temáticas. Por cierto que se hace llevadera principalmente por la figura a cada cuadro de Bryan Cranston, el que insinúa una metamorfosis que esperábamos y aparecía como el gran plus que añorábamos ver, pero que no llega por la rigurosa adaptación del relato del personaje real.
Recomendación:
Buena con lo justo, muy interesante aunque sumamente sobria y pulcra, casi demasiado.
=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
"El infiltrado" (2016) deja satisfechos -no eufóricos- a los espectadores por varias razones, por ejemplo al dar a conocer un mediante un guión pulcro, un relato realmente de película, inserto en medio de esta fiebre por conocer ya sea en cine o televisión, el estilo de vida de lujos y salvajismos de los capos de la droga hace solo unas décadas.
Aunque tiene sus planicies, también posee personajes secundarios empáticos -además de Cranston- o que no pueden dejar indiferentes. Una prueba es todo el oficio de John Leguizamo, de lo mejor del film o el bueno de Benjamin Bratt, cuya estampa inocentona se mantiene independiente de su contexto.
La novela del protagonista -cuya visión se deja sentir demasiado sobre todo la historia- es la base para su versión de una odisea que enfatiza las relaciones personales más que el plano policial o de investigación, incluso más que la contraparte que en esta versión de cine queda algo al debe.
"The infiltrator" es buena, muy interesante pero quizás no brillante porque es sumamente pulcra, sin mucho de transgresora o mal portada, que es lo que uno podría esperar de este tipo de temáticas. Por cierto que se hace llevadera principalmente por la figura a cada cuadro de Bryan Cranston, el que insinúa una metamorfosis que esperábamos y aparecía como el gran plus que añorábamos ver, pero que no llega por la rigurosa adaptación del relato del personaje real.
Recomendación:
Buena con lo justo, muy interesante aunque sumamente sobria y pulcra, casi demasiado.
=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
23 de noviembre de 2016
23 de noviembre de 2016
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), gozó de un alto prestigio durante algunas décadas… pero, a finales de 1980, se supo que “su solidez financiera se sostenía sobre un entramado de negocios ilegales que usaba a la institución para lavar dinero” (1) y que, entre sus principales clientes, tenía al llamado Cartel de Medellín, por entonces, la más poderosa organización de tráfico de cocaína en el mundo entero, comandada por Pablo Escobar Gaviria.
Este hecho, daría lugar a la llamada operación C-Chase, la cual surgió del Servicio de Inteligencia Antinarcóticos de los EEUU, para la cual se preparó al agente especial Robert Mazur, con el propósito de que se infiltrara en el Cartel asumiendo la identidad de un hombre ya fallecido, Robert Musella, y caracterizándose como un multimillonario dispuesto a lavar dinero a través de Southern Air Transport, que, según él, se movía con compañías absolutamente legales. En una operación que duraría dos años, el agente entraría, luego, en contacto con las directivas del BCCI, al igual que con Gerardo Moncada, el encargado de las finanzas del Cartel de Medellín… y simulando, luego, un compromiso matrimonial con la también agente encubierta, Kathy Ertz, entonces presentada como Kathy Erickson, comenzaría un gran golpe cuyos resultados plenos se publicaron, primero en el libro de Mazur, “The Infiltrator” (2016), y ahora podemos verlos en la película, “EL INFILTRADO”, con guion de Ellen Brown Furman y bajo la dirección de su hijo, Brad Furman.
La trama, para bien, se sale de los esquemas del cine convencional asentado en las balaceras, asesinatos y choques de autos, y muy acertadamente, da un amplio espacio a las relaciones interpersonales, donde el héroe es presentado con sus miedos, sus incertidumbres… y hasta con sus salidas en falso donde se verá expuesto a los más altos riesgos. No sólo vamos a ver lo compleja y arriesgada que fue su labor como infiltrado en una organización tan poderosa y temible como la que le tocó en turno, sino que, además de contemplar el lado siniestro de algunos de sus miembros, también podremos apreciar la generosidad y la amistad que otros prodigaban.
Este aspecto, creo que es el más valioso del filme, pues se aleja por completo de los estereotipos, dando lugar a una verdad más verdadera. El héroe no se da ínfulas de ningún tipo, no luce para nada jamesbondiano en su manera de actuar, y luce más como un amoroso y leal padre de familia, metido en el complejo cuento de parar un poderoso negocio que corrompe a la juventud y acaba con muchas vidas, y que, además, se mueve con muchos tentáculos… y con un mafioso como Roberto Alcaíno y su esposa Gloria, uno consigue empatizar, pues, lucen más como un par de buenazos empeñados en consolidar relaciones de amistad, que en hacer daño a nadie.
El reparto, tiene a Bryan Cranston de nuevo muy atinado en el difícil rol de Robert Mazur (aunque sin ningún parecido físico); a Diane Kruger como la muy creativa y profesional prometida (con menos parecido aún, pero igualmente linda); al colombiano John Leguizamo, como el extrovertido y osado agente Emir Abreu, y entre otros, a Benjamin Bratt y Elena Anaya, quienes, como Alcaíno y señora, dejarán ver la otra cara de la moneda.
“El INFILTRADO” es la suerte de filme que interesará mucho más a quienes prefieran las emociones a los estruendos.
(1) El Mercurio 23-08-2011
Este hecho, daría lugar a la llamada operación C-Chase, la cual surgió del Servicio de Inteligencia Antinarcóticos de los EEUU, para la cual se preparó al agente especial Robert Mazur, con el propósito de que se infiltrara en el Cartel asumiendo la identidad de un hombre ya fallecido, Robert Musella, y caracterizándose como un multimillonario dispuesto a lavar dinero a través de Southern Air Transport, que, según él, se movía con compañías absolutamente legales. En una operación que duraría dos años, el agente entraría, luego, en contacto con las directivas del BCCI, al igual que con Gerardo Moncada, el encargado de las finanzas del Cartel de Medellín… y simulando, luego, un compromiso matrimonial con la también agente encubierta, Kathy Ertz, entonces presentada como Kathy Erickson, comenzaría un gran golpe cuyos resultados plenos se publicaron, primero en el libro de Mazur, “The Infiltrator” (2016), y ahora podemos verlos en la película, “EL INFILTRADO”, con guion de Ellen Brown Furman y bajo la dirección de su hijo, Brad Furman.
La trama, para bien, se sale de los esquemas del cine convencional asentado en las balaceras, asesinatos y choques de autos, y muy acertadamente, da un amplio espacio a las relaciones interpersonales, donde el héroe es presentado con sus miedos, sus incertidumbres… y hasta con sus salidas en falso donde se verá expuesto a los más altos riesgos. No sólo vamos a ver lo compleja y arriesgada que fue su labor como infiltrado en una organización tan poderosa y temible como la que le tocó en turno, sino que, además de contemplar el lado siniestro de algunos de sus miembros, también podremos apreciar la generosidad y la amistad que otros prodigaban.
Este aspecto, creo que es el más valioso del filme, pues se aleja por completo de los estereotipos, dando lugar a una verdad más verdadera. El héroe no se da ínfulas de ningún tipo, no luce para nada jamesbondiano en su manera de actuar, y luce más como un amoroso y leal padre de familia, metido en el complejo cuento de parar un poderoso negocio que corrompe a la juventud y acaba con muchas vidas, y que, además, se mueve con muchos tentáculos… y con un mafioso como Roberto Alcaíno y su esposa Gloria, uno consigue empatizar, pues, lucen más como un par de buenazos empeñados en consolidar relaciones de amistad, que en hacer daño a nadie.
El reparto, tiene a Bryan Cranston de nuevo muy atinado en el difícil rol de Robert Mazur (aunque sin ningún parecido físico); a Diane Kruger como la muy creativa y profesional prometida (con menos parecido aún, pero igualmente linda); al colombiano John Leguizamo, como el extrovertido y osado agente Emir Abreu, y entre otros, a Benjamin Bratt y Elena Anaya, quienes, como Alcaíno y señora, dejarán ver la otra cara de la moneda.
“El INFILTRADO” es la suerte de filme que interesará mucho más a quienes prefieran las emociones a los estruendos.
(1) El Mercurio 23-08-2011
15 de abril de 2017
15 de abril de 2017
24 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
El peor agente infiltrado de la historia. En la realidad no duraría ni dos días.
Sigo en spoilers.
Sigo en spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aparte de que el personaje del protagonista desentonta en medio de los criminales y demas agentes que interpretan el papel de narcotraficantes, se permite lujos como rechazar a una striper dando excusas baratas. Pero es que esto no es nada... Sabe o intuye que le estan siguiendo (o debería ya que hay una escena en donde un desconocido desde un coche le observa a él y a un compañero) casi desde el principio y el tio ni se corta lo más mínimo. Sigue entrando a comisaría como si nada y hasta reuniéndose con policias en lugares públicos. Se va a su casa con su mujer y sus hijos como si nada. Le pillan corriendo por su barrio y al tio no se le ocurre otra cosa que irse a comer con su mujer tan tranquilo... Le sorprende uno de los narcotraficantes en el restaurante y el tio dice que no es " su prometida" (la excusa que habia dado al rechazar sexo es que tenia una) sino que es su secretaria.... Vaya, el narcotraficante deberia de olerse algo raro, ¿no?. Algo así como... ¿Ah, que pasas de stripers pero le pones los cuernos a tu prometida con tu secretaria?. Pero es que para mas inri, en la tarta que le traen en el restaurante pone "feliz aniversario", y el tio dando excusas ridículas....
A todo esto, una vez conocida a la secretaria, ¿acaso alguien puede pensar que unos tios que en última instancia trabajan para Pablo Escobar, siendo que les ha mentido, no iban a investigar quién es esa secretaria...?. Es decir, en este punto ya se ha percatado en 2 ocasiones de que le estan espiando (y gente distinta ademas) y ademas un narcotraficante le ha sorprendido con su mujer en su vida privada. ¿Y no tomas ninguna medida para proteger a tu familia. Claro, claro, super creíble...
En resumen, se está jugando la vida de su familia, la suya y la de sus compañeros y parece que viva en los mundos de yuppie. Porque el tio no toma la más mínima precaución.
Otra película totalmente irreal hasta la médula. Y es que desde hace ya varios años, son muuuchas las películas en las que parece que se renuncie de repente, a toda lógica en una determinada cantidad de escenas, dando por resultado películas completamente absurdas e infumables.
PD: Me rio de lo de "basada en hechos reales":
A todo esto, una vez conocida a la secretaria, ¿acaso alguien puede pensar que unos tios que en última instancia trabajan para Pablo Escobar, siendo que les ha mentido, no iban a investigar quién es esa secretaria...?. Es decir, en este punto ya se ha percatado en 2 ocasiones de que le estan espiando (y gente distinta ademas) y ademas un narcotraficante le ha sorprendido con su mujer en su vida privada. ¿Y no tomas ninguna medida para proteger a tu familia. Claro, claro, super creíble...
En resumen, se está jugando la vida de su familia, la suya y la de sus compañeros y parece que viva en los mundos de yuppie. Porque el tio no toma la más mínima precaución.
Otra película totalmente irreal hasta la médula. Y es que desde hace ya varios años, son muuuchas las películas en las que parece que se renuncie de repente, a toda lógica en una determinada cantidad de escenas, dando por resultado películas completamente absurdas e infumables.
PD: Me rio de lo de "basada en hechos reales":
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