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Nuevo orden

Drama. Thriller En México D.F. se celebra una fastuosa boda de alta alcurnia mientras en las calles cercanas se viven violentas protestas con el foco en la lucha de clases, derivando la tensa situación en un cruento golpe de estado. Vista a través de los ojos de la joven novia del enlace y de los sirvientes que trabajan para su pudiente familia, 'Nuevo orden' sigue las huellas del derrumbe de un sistema político y del nacimiento de un desgarrador nuevo reemplazo. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
6 de abril de 2021
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevo orden es un film que busca provocar y hacernos reflexionar.

En un mundo postpandémico donde los autoritarismos crecen y la población cada vez pierde más libertades nos llega esta especia de Arriba Y Abajo mexicano despiadado. Michel Franco escribe, produce, dirige y edita. El film nos muestra un estallido de rabia social que es aprovechado por los militares para instaurar un nuevo orden social.

Distopía o advertencia? Hay que reconocer a Michel Franco que sabe hacernos entrar en la trama en la escena inicial de la boda. Pero conforme avanza el metraje y aparece la violencia, el film parece abandonar (voluntariamente?) el dibujo de personajes y la progresión dramática de la trama para potenciar efectismo, y producir al espectador un shock por la violencia mostrada (y la nos mostrada; ya que juega muy bien el fuera de campo). En definitiva, la despiadada segunda parte del film parece buscar más provocar y hacernos reflexionar, que contarnos una historia.

En cualquier caso, estamos ante una obra singular, premio del Jurado en Venecia 2020, que da más miedo por el hecho que la realidad se empieza a parecerse al film, que por lo que cuenta el film.
Mauri
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21 de febrero de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay mayor arma de doble filo para una nueva película que el hecho de que la comparen con una obra maestra, y encima, muy reciente. Esa etiqueta de "la nueva Parásitos" que Nuevo Orden empezó a colgar desde su exitoso paso por Venecia (donde conquistó el Gran Premio del Jurado) no es tanto ya que le quede grande, pues la mexicana juega en una liga menor que la surcoreana, sino porque realmente poco tienen que ver en esencia.

Para empezar, porque el formato es radicalmente distinto. Poco hay en el Nuevo Orden de Michel Franco de esa comedia negra con elementos de thriller que es la aclamada obra de Bong Joon-Ho. Aquí estamos ante un relato distópico en tiempo presente, en una antesala de un mundo orwelliano (salvando las distancias). Pero sobre todo, y de manera más importante, ese rasgo temático común de la lucha de clases juega un rol totalmente diferente en una propuesta y en otra: mientras en la película surcoreana se trataba indiscutiblemente de su núcleo semántico, narrativo y estético, en el film mexicano supone un elemento de arranque, una premisa para llevarnos a un mensaje muy dispar.

Precisamente por eso mismo no se debe poner tanto en el foco, como ya han hecho otras voces muy críticas con la película, en los retratos raciales y sociales tan maniqueos que traza (los ricos y blancos como unos frívolos y vividores en su burbuja y los pobres e indígenas como salvajes, violentos y traicioneros). De hecho, la narración no hurga en absoluto en las tripas del conflicto en el que incrusta, de cuyas motivaciones y aspiraciones apenas se nos dan unas pinceladas muy superficiales. Todo eso tiene realmente el único propósito de conducirnos a una progresiva y encarnizada escalada de la violencia y del consecuente control policial y militar en el que se inserta el verdadero discurso de este Nuevo Orden.

No estamos ni ante un retrato fidedigno e incisivo de la sociedad mexicana ni ante una crítica reflexiva y trabajada a sus enormes desigualdades, sino ante una fábula, una alegoría sobre el abuso del poder, el uso finalista de la violencia, el miedo y los chivos expiatorios y, en definitiva, la génesis de un estado autoritario y represivo, el auténtico meollo de esta distopía. Cierto que es que con estos ingredientes se podría esperar algo mucho más logrado, un debate bastante más profundo, pero como relato de intriga resulta bastante solvente y tiene la suficiente fuerza como provocar reacciones en la audiencia más allá del mero entretenimiento.
Skorpio
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25 de febrero de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aitor Gabilondo, director de la multipremiada “Patria” lo decía en la presentación de su serie, aunque también nos podrían valer otras, como la que dice que la violencia genera más violencia o la que nos refería Gaspar Noé desde su descarnada película “Irreversible”; el tiempo lo destruye todo, película a la que por cierto no solo se asemeja por su crudeza sino que incluso toma su característica tipografía al revés en los títulos de crédito.


Ésta película del mejicano Michel Franco no deja títere con cabeza y es una bofetada a las conciencias de ricos y pobres, de tiranos y oprimidos e igualmente nos sugiere que un verdugo puede ser también una víctima y viceversa, aquí no se libra nadie de desarrollar las características más abyectas de la condición humana aunque al final todo son menudencias que quedan bajo control del Nuevo Orden, el mas despiadado de todos y contra el que es casi imposible luchar.

La película pasa a plomo durante unos ajustados noventa minutos en los que te ves envuelto en una espiral de violencia y terror donde nadie parece ser quien es y si te esperas lo peor; Bingo! Porque seguro que aciertas.

He pasado un estupendo mal rato.
kawenzotz
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2 de abril de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como un tsunami, llega la ola, arrasa, y se va. Sin más. No sorprende, porque la tenemos en el horizonte desde hace ya mucho tiempo. Entre los que hacen, y los que dejan hacer, nos la estamos currando, pero bien. El momento (que, por supuesto, nunca es el adecuado), es el único con permiso para jugar al escondite.

Pero esto, como viene siendo habitual, es otra historia… ¿O no?

La premisa, pues, tan sencilla como evidente. Sin aspavientos. No son necesarios para tocarle las narices al de la butaca que, incómodo, no acaba de encontrar la postura. Franco pone la cámara, y cuenta un (su) guion milimétrico, que no permite respirar otro aire que no sea naturalismo del que raspa, como trago de tequila clandestina, dejando al aire esa vergonzante vulnerabilidad que, con el tiempo, termina mudando en impotencia contemplativa, y que es inane frente a la actividad depredadora (también tan humana), capaz de acabar con toda posibilidad de esperanza.

Cine limpio, sencillo y pelín incorrecto.

EN RESUMEN: si os da por darle vueltas, puede quitaros el sueño. Recomendable.
Polikarpov
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7 de abril de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré diciendo que es de esas películas que dificultan decir algo sobre ella sin hacer spoiler y que pone a cualquier comentarista en un punto de alta subjetividad. Además, la historia que cuenta no puede tener un desenlace convincente o definitivo porque toca conflictos sensibles que existen desde que el mundo es tal. Básicamente, la vieja controversia de recibir en la vida por merecimientos o por necesidad. Si me preguntaran diría que ambas posturas tienen la razón. Se puede tomar todo aquello como virtud del filme.

Todo empieza suavemente con la finura de un cuadro que recuerda a alguno de Picasso y unas escenas artísticas de una revuelta verde, y esto es literal porque las masas de revoltosos, además de provocar desmanes, pintan lo que encuentran a su paso de ese color. No hay que confundir esas escenas con las que seguirían a una victoria sonada del seleccionado mexicano de fútbol. En seguida apreciamos el contraste con una ajetreada fiesta de ricos a los que poco les importa tan precaria situación. No se explica el motivo de tanto caos, pero cualquiera, y en especial alguien que viva en un país latino, lo entiende.

De pronto estalla la madre de todas las revueltas dirigida a saquear y castigar sin piedad a la infame clase dominante, representada en la película por los participantes de esa fiesta, pero luego entrará en escena una fuerza todavía mayor. Es aquella que tiene entrenamiento físico y las armas, y en este caso también una falta evidente de controles civiles, escrúpulos y autocontrol. Los políticos y las autoridades brillan por su ausencia. Y sálvese quien pueda.

La película utiliza viejos axiomas de las revoluciones y de las guerras. Una revolución suele derribar un mal orden para cambiarlo por otro peor, por lo menos en sus primeras etapas, y posteriormente todo volverá a ser como antes con algún que otro matiz distinto (esto último podría ser una secuela). Un ejército de liberación se convierte con frecuencia en uno de ocupación y luego en algo todavía peor.

El ejército aparece como un frente independiente en la lucha, un colectivo libre de conexiones con alguna clase social, capaz de tomar la iniciativa y el control absoluto de la sociedad.

Aunque habría que ser mexicano para saberlo, es de suponer que la mala fama de las fuerzas armadas de ese país sea merecida. De lo contrario, es inexplicable la facilidad con que se le atribuyen el oportunismo y la brutalidad ciega en esta historia, mientras que se juega al equilibrismo con la representación de las dos clases sociales antagonistas. Se retrata a los ricos como superficiales y egoístas, pero no todos son así. Los pobres tienen ovejas negras también, pero todo lo hacen por necesidad o rabia acumulada.

Es notoria la semejanza de la trama con la estupenda Ensayo sobre la Ceguera de Saramago y su mediocre adaptación Blindness (2008). Afortunadamente, no se desarrolla lo suficiente para compararse con la floja secuela Ensayo sobre la Lucidez del mismo.

El último tercio del filme exige reunir toda la suspensión de la incredulidad posible por parte del espectador. Involuntariamente, se parece también a una película de zombis o a una post apocalíptica. Sin embargo, un parecido más preciso lo encuentro en las dictaduras latinoamericanas de los 70. No se puede hablar mucho de las actuaciones porque los sucesos de vértigo que se narran no permiten que algún personaje destaque.

Desigual película, pero interesante interpretación que muestra una proyección entre varias que anuncian el retorno progresivo de la raza a una sociedad tribal.
Nelson 23
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