Terminator 2: El juicio final

Por extraño que parezca, a veces se da la posibilidad de que segundas partes no solo son superiores a su primera parte, sino que la dejan a la altura del betún. Pero para ello se necesita a alguien totalmente entregado, y Cameron lo es, tanto para lo bueno como para lo malo. Ya lo hizo con “Aliens”, y aquí también se supera en lo que podría ser una de las mejores secuelas que jamás haya visto el cine. El director de “Titanic” creó algo más que una franquicia para sus productores, creó una mitología, una historia convertida en todo un fenómeno popular con una vigente y vigorosas fuerza aún permanente e inamovible. Quizá el secreto se deba a que Cameron no buscó repetir lo que ya hizo con su primera entrega. Si en “Terminator” predominaba el terror psicológico, aquí Cameron convierte su odisea en un vasto espectáculo de acción con grandiosos toques de thriller y de suspense y con un ritmo endiablado.

Pero Cameron no se conforma con ello, si su primera entrega fue pionera en su maquillaje, aquí lo eleva a cuotas más altas. Pero aquí también Cameron sí que cuenta con un merecido presupuesto, y vaya que sí lo aprovecha. “Terminator 2” supuso un enorme salto tecnológico gracias a sus inolvidables efectos especiales que todavía nos dejan encandilados. ¿Quién no sigue impresionándose con el terminator de cromo y de metal líquido? ¿Nadie? Lo suponía… Lo más curioso de todo ello, es que el director se podría decir que lo que hace es una repetición del planteamiento y estructura de su predecesora. Se repiten los mismo esquemas pero con algún que otro cambio de rol. Aquí Schwarzenegger es el protector y Robert Patrick el ciborg asesino. Y esta vez, el robot no debe proteger a Linda Hamilton, sino a su hijo de diez años.

Resulta increíble como en un film de acción pueda estar todo tan cuidado. Sus actores son excelentes. Schwarzenegger repite, pero esta vez es el bueno, y aporta ciertos toques de mayor humanidad. Su personaje se hace digno de querer, nunca un androide desprendió tanta simpatía. Edward Furlong, como John Connor supone un magnífico debut. Linda Hamilton no podía estar más espléndida, su personaje ya no es una tímida y miedosa camarera, aquí es toda una guerrera, su progreso de madurez y de evolución son indiscutibles y excepcionales. Robert Patrick, como el robot asesino, simplemente da miedo. Todo en “Terminator 2” es colosal y magnífico. Ya sea su reparto, su ritmo, sus escenas de acción, su banda sonora… Cameron tiene la enorme capacidad de convertir un film de acción en una obra épica, es imposible no encariñarse con unos personajes que en este momento ya son todos unos ídolos. El director crea una obra imperecedera, la mayor obra maestra del cine de acción, acompañada de una épica historia que daría lugar a algo más que una franquicia, pues lo de “Terminator” ya se convierte en mitología, con momentos y frases inolvidables. ¿Qué aún no las has visto? ¿Tú quieres morir, no?

Y también, la mejor película de James Cameron. Que más decir, cuando cada una de las escenas de persecución son realmente buenas, y recordadas, que por mucho que las ves no te cansas. Estas sentado en el sofá, y la peli te transmite muy bien esa sensación de agobio constante, por la persecución, que durante todo el film, llevan los protagonistas, y que culmina con un gran desenlace final. Yo, ya he visto esta peli un montón de veces, y la verdad es que siempre quedo hipnotizado por este mundo de las máquinas, que el señor Cameron nos vende. Y es que, aparte de la acción que contiene esta película, la historia es buena, ya que siempre tienes ganas de saber más sobre ese futuro, que el Terminator cuenta. Muy recomendable.

Piraña 2: Los Vampiros del Mar fue el poco lustroso debut como director de un James Cameron que padeció múltiples problemas a la hora de rodarla. Nadie hubiera dicho que tras ese descalabro el director de Avatar se fuese a hacer un nombre en el mundo del cine. Lo que nadie sabía es que contaba con un prometedor guión llamado Terminator, que diversas productoras querían realizar al ver en él un éxito potencial. Cameron lo vendió a cambio de un solo dólar... con la condición de que él mismo la dirigiese. Qué paso después todo el mundo lo sabe: el éxito de Terminator (especialmente en el mercado de alquiler), las excelencias de Aliens (El Regreso) y tras la irregular Abyss, llegamos a este Terminator 2: El Juicio Final.

El reparto lo integran los repetidores Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton y Michael Biehn (brevemente en el director's cut) y las novedades que serían Robert Patrick, Joe Morton y el debut del joven (y hoy acabado) Edward Furlong.

El argumento continua el de la primera parte siete años después, aunque en realidad este Terminator 2 parece ser más un remake que una secuela propiamente dicha. Hay avances en la historia respecto a la predecesora, pero nos cuentan lo mismo que en la película de 1984. Un robot, el T-1000 (Patrick), enviado al presente desde el futuro por unas máquinas para matar a John Connor (Furlong), el líder de la resistencia en un futuro apocalíptico donde los humanos luchan contra esas mismas máquinas. El John Connor del futuro tiene un as en la manga, otro robot, el T-800 (Schwarzenegger), que también enviará al pasado para protegerse a sí mismo y a su madre (Hamilton).

Lo dicho, lo mismo que en la primera parte pero con una gran diferencia, en 1984 James Cameron era un don nadie y en 1991 el nuevo rey Midas de Hollywood, permitiéndose contar con un presupuesto de 100 millones de la época para realizar aquello que se le pasara por la cabeza.

Veintiún años desde su estreno, Terminator 2: El Juicio Final mantiene vigente todas sus cualidades:

- Un James Cameron grandilocuente como nunca y su elaboración de rompedoras escenas de acción. Dejaron sin palabras en su momento. Hoy no sorprenden tanto porque múltiples producciones posteriores han repetido lo ofrecido por el director de Titanic en su obra magna. Sin duda es la precursora de todas ellas. Escenas a rememorar... todas aquellas con el T-800 o el T-1000 en pantalla.

- Más Cameron, en este caso relacionado con el incesante ritmo, y es que Terminator 2 no da descanso al espectador en las más de dos horas que dura.

- Los actores, Schwarzenegger y Robert Patrick, más por presencia que por la propia actuación. Bien secundados por una Linda Hamilton con cojones, Joe Morton, y Edward Furlong haciendo de chico guay (su vocabulario y comportamiento es lo único donde la película da síntomas de pertenecer a un par de décadas pasadas).

- Los efectos especiales. Es aquí donde T-2 marcó la diferencia en el momento de su estreno, siendo junto a Jurassic Park (en el 93) la película que revolucionó los efectos digitales en los años 90, dejando obsoletos los medios de los años 80 en el cine de serie A hasta nuestros días. El gran logro de Industrial Light & Magic: la creación del T-1000, un robot de metal líquido capaz de variar su forma y hacer que partes de su cuerpo se conviertan en cuchillos y artefactos puntiagudos.

- La imitada, pegadiza y machacona banda sonora de Brad Fiedel.

- La azulada fotografía de Adam Greenberg (Esfera) en el que es su mejor trabajo.

En estos últimos apartados, todos ellos técnicos, Terminator 2: El Juicio Final se hizo con cuatro Oscar, todos ellos bastante obvios, el de efectos especiales, sonido, efectos de sonido y maquillaje. Sumar a los premios una recaudación mundial de 519 millones de dólares.

Es difícil dejarse llevar por el entusiasmo cuando uno ve una película que le ha marcado tanto como a mí T-2 en su momento. Bien cierto que hay algún aspecto no del todo redondo pero no empaña una producción a la que el paso del tiempo no ha afectado prácticamente nada. Por desgracia la última gran película de un James Cameron que después ofreció la disfrutable Mentiras Arriesgadas, mucho documental submarino en IMAX y 3D, y las sobredimensionadas Titanic y Avatar, los dos largos más taquilleros de la historia del cine.

Si en la primera película (Terminator, 1984) el director James Cameron nos sorprendió, en esta segunda se supera con unos efectos espectaculares y sacándole el máximo provecho al guión. El actor Arnold Schwarzenagger y la actriz Linda Hamilton vuelven a estar a la altura de la película al igual que un joven Edward Furlong. Terminator en estado puro.

Esta peli marcó a toda una generación, culmina una forma de entender el cine de Acción y de Ciencia-Ficción y marca el punto más alto de la carrera de Schwarzie. La emoción se hace presente desde los titulos de crédito. Excelentemente rodada, sus efectos especiales asombraron a propios y extraños, una gozada de principio a fin.