Cuento de invierno

Lo mejor del filme es este mensaje: «La batalla del bien y del mal no la libran ejércitos sino cada uno de nosotros.»

Salvo eso, que supongo será una máxima sacada de la novela de Mark Helprin, el escritor del libro en que está basada esta larguísima, pesadísima y aburrida película, el resto es mediocridad a troche y moche, para vendernos un filme-tocho donde los halla, que no merece el excesivo dispendio de energías, dineros, trabajos y metraje que tan derrochonamente (al estilo político zapateril) demuestra.

¡Cuanto derroche de celuloide, tiempo, recursos, oficios..., para tan poco encanto!

Advertidos quedan.

No se puede decir que ‘Cuento de invierno’ sea una historia romántica al uso, aunque sí es cierto que no presenta novedad alguna, sino que mezcla elementos ya conocidos por todos: el amor imposible, la eternidad desde un prisma temporal, el perpetuo sacrificio, caballos alados, un mundo de fantasía donde la humanidad convive con otros seres,… lo típico que diríamos. Lo curioso de esta película reside en su engaño, una mentira positiva que lleva al espectador a cierta sorpresa que sirve de refuerzo entusiasta ante una historia, de por sí, algo insípida. ‘Cuento de invierno’ se nos presenta como una historia de amor, un cuento romántico donde los enamorados redimen sus miedos y sus crímenes y comparten sus sueños y aspiraciones. Pero no, nada más lejos de la realidad (o irrealidad según se prefiera). Goldsman, adaptando la novela de Mark Helprin, nos enseña el amor a la vida, incluso el amor al propio amor. Se aleja del romance puramente edulcorado, de las promesas de amor eterno, y se centra en algo más grande. Resulta una idea muy bien planteada, pero que al llevar a la práctica fracasa, no estrepitosamente, pero si de manera poco solvente. El principal problema es que se recurre a una emoción impostada, muy poco natural, forzada, y eso que el ritmo de la historia es fluido, sino se convertiría en un tedio insoportable, pero no llega a ese extremo por suerte. Además, resulta una historia predecible, bastante cargada de clichés y con demasiados artificios. A pesar de todo ello, creo que es una historia que fácilmente se puede disfrutar aunque no suponga un paso hacia adelante en su género.

En cuanto a sus “estrellas”, cuenta con un reparto interesante y curioso. Si bien ya hemos visto varias veces al bueno de Colin Farrell afanado en el papel de enamorado con gran corazón, y bien que lo hacía en ‘El nuevo mundo’ (Terrence Malick, 2005), aquí se queda algo descafeinado (las comparaciones son odiosas). Cuenta con un personaje que despierta simpatía y hasta cierta empatía, empujada sobre todo por las escenas iniciales, pero su interpretación se queda corta. Le faltó un chispazo que despertara en el público la admiración hacia Peter Lake, pero no lo consiguió. Además, me van a permitir cierta licencia hacia un aspecto tan banal como el que voy a comentar, al que se le ocurrió ponerle semejante peinado en la cabeza deberían condenarlo al destierro. A ratos parecía un peluquín mal puesto, un detalle en apariencia estúpido, pero que me sacó, a ratos, de la trama. El resto del reparto, como ya he comentado antes, curioso e interesante: un Russell Crowe que parece haberle cogido el gustillo a esto de hacer de villano, aunque en esta ocasión la maldad le viene impuesta, no como en ‘Los miserables’ (Tom Hooper, 2012), en la que existe un conato de arrepentimiento. La mayor sorpresa la protagonizaron las apariciones estelares de Will Smith, William Hurt, Jennifer Connelly y Eva Marie Saint interpretando a personajes “muy secundarios” que prácticamente roban el protagonismo en sus escasas escenas, algo no muy positivo para la cinta. Nos quedamos con que son dos horas fluidas en las que nos cuentan una historia que nos hace viajar, pero que no llega a emocionar.

Para aquellos que busquen una historia romántica sin amor empalagoso con un toque de fantasía y los que aún crean en los milagros
Lo mejor: su fluidez y, en ocasiones, cierta dispersión embaucadora
Lo peor: que cae en clichés y convierte lo que podría ser una historia fantástica en otro producto más para San Valentín

“Cuento de invierno” es una película cuanto menos extraña que, dentro de sí misma, es un universo de extrañeza. Su argumento es muy extraño, su puesta en escena de anuncio de colonias es muy extraña, los peinados que luce Colin Farrell son muy extraños, el personaje de Russell Crowe es muy extraño... En fin, demasiadas extrañezas juntas en la ópera prima de Akiva Goldsman.
A priori “Cuento de invierno” es un film romántico, y digo a priori porque una vez visto he podido comprobar de primera mano que la cinta, como historia romántica, no serviría ni para contraprogramar la final de la Copa de Europa. Para mí “Cuento de invierno” tiene un problema que tira por tierra toda la película, y es que en ningún momento me he creído nada. No me he creído la historia de amor de sus dos protagonistas, no me he creído sus dramas, y ya ni hablemos de la parte puramente fantástica del film ante la cual lo unico que pude hacer era mirar escéptico. Una película puede narrar lo más inverosímil del mundo y, si se hace bien, lo mas seguro es que lo inverosímil se transforme en verosímil; en “Cuento de invierno” todo me resulto irreal de principio a fin, nunca entre ni en la historia ni en los personajes y así es muy difícil. Y la perfecta guinda al pastel de la absurdez la pone Akiva Goldsman con un desenlace que, para comprenderlo, hay que ir hasta las cejas de ciertas sustancias alucinógenas; si no, es como leer chino.
Un daño colateral de tanta irrealidad es que al final no te crees ni siquiera el pilar fundamental de la película, su trama romántica. La historia de amor entre los personajes de Colin Farrell y Jessica Brown Findlay es: fría, apática y muy poco creíble; gozando ademas del inconveniente de que solo se mantiene el débil fuego del amor hasta mitad de película, a partir de entonces surge el personaje de Jennifer Connelly sin saber muy bien porque ni para que, y es justamente cuando el espectador empezará a entender, menos aun si cabe, “Cuento de invierno”.
“Cuento de invierno” es una película muy empalagosa y una paranoia de excelente nivel, además de resultar un intento fallido de film para San Valentin. Para lo unico que me ha servido es para descubrir a Akiva Goldsman como un decente controlador de universos fantásticos, ahora solo faltaría que dichos universos resultaran creíbles.

Empecemos esta bonita historia desde el principio.
Rondaba este título durante mucho tiempo en un disco duro...hasta que un día decido apretar el botón central del mando,pensando yo por el titulo ,que seria un aburrido pero interesante drama de algún director francés.
Empieza la historia con una guapa pareja de inmigrantes, padres de un hermoso bebé, que llega a los EEUU ,como uno de ellos esta enfermo, pues no les dejan entrar y se ponen tristes,y ya de vuelta en barco a su pais de origen tienen la brillante idea de dejar al niño como moisés,en un barco de miniatura en pleno océano ...a su suerte,en este punto yo estupefacto,empiezo a coger interés en la historia ... los dramas de época me aburren soberanamente,pero la comedia...eso ya es otra cosa....en esto que pasan unos años y aparece el Colin Farell que la verdad, a mí ni fu ni fa aunque reconozco que en la de escondidos en Brujas me gustó...bueno a lo que vamos...tu ya sabes que ese, es el niño que ha sobrevivido y se ha hecho un hombretón... que tiene su peluquero estilista, al cual visita a menudo,mas tarde sale el Gladiator,y luego un caballo blanco muy chulo.....ya no me apetece seguir con la historia ....hasta la banda sonora del Hans ese se me hizo insoportable....lógicamente no la acabe de ver,porque empezaba a dormirme y la música me molestaba.....en el spoliler explico algún chiste

AKIVA GOLDSMAN debería ser nombrado a raíz de este engendro persona non grata a perpetuidad dentro de la industria cinematográfica, el otrora aceptable guionista reconvertido en director de títulos tan lamentables como CUENTO DE INVIERNO.
Una rara mezcla de viajes en el tiempo, fantasía, comedia romántica y otra sucesión de acontecimientos a cual mas inexplicable y bobo, en el cual casi antes de acomodarte en tu butaca o sillón, te sueltan así a bocajarro y espero no estar destripando nada, que te enamoras perdidamente de la persona que minutos antes ha entrado a robar a tu casa, realmente si lo piensas es la historia de amor más tonta y absurda de la historia del cine, a partir de ahí y no llevamos de film ni 20 minutos, yo personalmente todo lo que veía en pantalla me daba igual.
No se como se ha podido conseguir este casting para esta auténtica tontería, porque realmente no se sabe muy bien que hacen allí personajes de la industria tan prestigiosos como RUSELL CROWE, JENIFER CONNELLY, WILLIAM HURT,etc.
No he nombrado a todos porque de la aparición de LUCIFER, y no voy a desvelar quien hace de ese ridículo rol sólo lo entiendo en sus 2 escasas apariciones con una buena cantidad de ceros en el talonario, y el otro más principal que me queda, es de los que dan directamente grima y sobre todo es por el bochornoso peluquín o peinado que se gasta durante todo el metraje, el cariacontecido COLIN FARRELL.
Que más puedo añadir, aparte de lo dicho que es poco recomendable este cuento, que no hay por donde cogerlo, que no le doy el 1, porque hay ciertos actores que no se merecen que se les haga esto, y porque lo único reseñable es lo bastante bien que está recreado el Nueva york de principios de siglo XX, por lo demás, háganme caso salgan huyendo, a ser posible a lomos de un caballo blanco alado.