Asteroid City

Insoportable y pedantesca!

Wes Anderson hizo poner de cabeza la sentencia que sostiene que sí creas fama puedes acostarte a dormir. Un director famoso y controvertido cuya estética es surrealista y cínica a la vez.

Sólo que ya se nota barroca y hasta desganada. Es como si su director hubiese dicho: soy tan genial que lo que diga y cómo lo diga me da igual lo que piensen los demás.

Sólo que ésta osadía le puede espantar muchas querencias como es ahora en mi caso.

Luego de la compleja y excesiva The French Dispatch, ahora en su última película, Asteroid City, Wes Anderson intenta desde el ritmo del guion honrar a la lenta The Darjeeling Limited y, creando una obra a su estilo de siempre, hiper púlida, esta vez su resultado es que la escenografía es más importante que su contenido ficcional. Una decisión que no se dio al azar, que estuvo pensada y que se demuestra en los primeros quince y tediosos primeros minutos. Una decisión que es para reflexionar. Solo el tiempo dirá si este es el peor y más aburrido trabajo del Tejano.

No diré mucho ya que otras opiniones se explayan muy bien sobre diferentes aspectos de este film. A mi me aburrió soberanamente, tanto que llegué a verla de a 15 minutos porque me resultaba insoportable. No llega a ser una comedia ni un drama ni nada, la trama se bifurcan en pequeñas historias que no aportan nada. Parece un guión escrito por loco. Hay que reconocer la fabulosa iluminación y la puesta en escena eso si. Dá lástima ver a actores consagrados recitando diálogos absurdos. Que pena tanto talento despercidiado.

La singularidad del estilo de Wes Anderson, caracterizado por su estética visualmente impactante y sus tramas peculiares, puede resultar fascinante para algunos, pero alienante para otros. Su habilidad para mantenerse fiel a su visión artística, alejándose del estilo comercial predominante, es admirable, aunque puede generar opiniones encontradas. "Asteroid City" ejemplifica esta impronta distintiva, ofreciendo una experiencia visualmente deslumbrante y una trama enrevesada que desafía las expectativas convencionales. Si bien algunos espectadores pueden encontrar esta propuesta desconcertante, para quienes aprecian la excentricidad de Anderson, sumergirse en su mundo de extravagancias sigue siendo una experiencia que vale la pena.

No se puede negar que esta obra cinematográfica no pertenece a la biblioteca de Wes Anderson, no solo por su firma al inicio y al final de la pieza, además de encontrarla en la propia caratula, si no más bien su contenido y forma puramente andersiana.

Wes Anderson no solo realiza su apuesta habitual por una narrativa atrevida con tintes humorísticos de aspecto a veces absurdo pero siempre con un fondo pícaro y existencialista que suelen encontrarse en sus obras, si no que hace uso de elementos muy propios para perfeccionarla, como puede ser el uso de diferentes narradores, característica naturalmente quijotesca muy utilizada por Wes Anderson, además de perfecciona la trama por medio de alternar sonidos y silencios en una síntesis perfecta para exacerbar tanto los diálogos de un elenco extraordinario, como a su vez permitirle al espectador la reflexión.

Como ya hemos mencionado, toda la película gira sobre un fondo existencialista de color sartriano, que a mi parecer se refleja más como una oda a aceptación de una sociedad posmoderna sin metarrelato que ha una crítica como otros apunta, ya que la labor crítica se intenta llevar a cabo a través de ideas demasiado vagas a mi parecer.