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Innocent Moves (En busca de Bobby Fischer)

Drama Josh Waitzkin (Max Pomeranc) es un niño normal, pero también un prodigio del ajedrez. Tiene verdadera pasión por el ajedrez y quiere convertirse en un nuevo Bobby Fischer, su ídolo. Su padre (Joe Mantegna), un periodista deportivo, le apoya en todo, decidido a que su hijo se convierta en un futuro maestro. Para ello le asignan un entrenador de lo más frío, Bruce Pandolfini (Ben Kingsley), que le enseña las estrategias de Bobby Fischer. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
1 de julio de 2022
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Dos historias, dos personajes, Bobby y Josh. La historia de Bobby es cautivadora, aunque el director Steven Zaillian nos deja a medias. La de Josh, el chavalín, está algo "enrocada".

Bobby Fisher, un ser enigmático, extraño, la película te da pinceladas pero no te acaba de dejarlo claro. Supongo que si hubiera ahondado un poco en ese personaje histórico, la habrían tumbado. Porque un individuo que se sale de la norma, que no sigue las pautas que el sistema le marca, es un enemigo, una figura a destruir, un sujeto a silenciar. El bueno de Bobby no se dejó arrastrar por la presión nacionalista de su país y tuvo problemas.

Josh Waitzkin, un niño prodigio ajedrecista. Se aprovecha su historia para establecer una comparativa con el ajedrecista Bobby Fisher, para construir un nuevo Bobby Fisher. La comparativa, aunque estimulante, en mi opinión resulta fallida. Y es que sólo hubo y habrá un Bobby Fisher.

"En busca de Bobby Fischer" es amena, amable, digestiva. La historia del chaval nos ofrece una narración simpática pero sospecho que falta de rigor. Observo que se explota demasiado el efectismo dramático para dar viveza al argumento, pero al espectador avezado le chirriarán esos recursos.

La actuación del niño no me convenció, de hecho apenas actúa, sólo pone su cara. Me resultó cansino el abuso de los primeros planos, la cámara siempre demasiado cerca de los personajes para ocultar las carencias. Como resultado de lo anterior, lo visual pierde la ecuánime perspectiva.

De interés resulta el acercamiento que se hace al tema de la competitividad. El problema es que "En busca de Bobby Fischer" no habla a las claras, por un lado propone la libertad del individuo, por otro ensalza en demasía el logro de la victoria en la competición, aunque camuflándola en buenismo fácil (ver escena final). El espectador sueña con los laureles de su púber ajedrecista, lo demás le resulta secundario, que cada cual reflexione sobre sus sentimientos durante el visionado.

De valor también fue el reflejo del mundo de la explotación de los niños. Tienen una cualidad y todo es exprimirles y dominarlos. Tales son los valores que resaltan en nuestro maravilloso mundo "civilizado". Un caso como el de Josh, con unos padres que pueden valorar los intereses reales de su hijo, es hoy día un caso casi excepcional.

En mi opinión la película tiene interés más que nada por la sugerencia, por la idea potencial... pues no me ha resultado bien desarrollada. Un 5,8.
Tombol
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20 de junio de 2023
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La vi hace muchos años, probablemente más de veinte y me pareció una maravilla. Vamos a ver qué tal me parece hoy en día, si ha envejecido bien o no, y demás cuestiones asociadas a la calidad y emotividad fílmica.
Directo poco prolífico. Dirigió la también muy buena: Acción Civil en 1998, pero luego, más allá de una tercera: Todos los hombres del Rey en 2006, no ha hecho más que un par de cosillas para la televisión.
Buen reparto: Max Pomeranc es el niño prodigio, Joe Mantegna, y Joan Allen son sus padres, Ben Kingsley es el severo instructor del niño, y Laurence Fishburne es un jugador callejero amigo del niño.
Tiene buen ritmo, una excelente presentación de personajes y un desarrollo lento y adecuado. Me parece una gran película.
La película es buena, muy buena. No ha cambiado mi apreciación sobre ella, pero no es una obra maestra del cine, ni mucho menos. Ni siquiera lo es del cine de deportes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ÁAD
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23 de mayo de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ajedrez me parece un juego muy psicológico, en el que el éxito pasa muchas veces por desestabilizar al rival, minar su autoestima, para que este no pueda emplear al máximo sus capacidades. Humillarlo, destruirlo, anular su voluntad, su fé, lo más valioso que tiene en su ser. En verdad no solo pasa con el ajedrez. Y yo me pregunto, ¿para qué todo eso? ¿Realmente tiene algo bueno la competición contra otros? Porque se tiende llevar a extremos, la sana competitividad no existe. Si para ganar hay que destruir moralmente a la otra persona, pues se hace, de lo contrario supondrá una amenaza en el futuro, y de hecho es el único modo por el que parece regirse la competitividad. Y si eres vencido, te conviertes en un paria. Y todo eso, claro, da dinero, genera morbo. A lo largo de la historia, a los humanos desde siempre nos ha fascinado ver, saber de las jugarretas que se hacen los unos a los otros, conocer las dimensiones que pueden alcanzar las estrategias más retorcidas, especular acerca de todos los sucesos y dar nuestra interpretación de todo, como tratando de restregar al mundo que nosotros también somos inteligentes y podemos tener una visión de las cosas que el prójimo no entenderá, ni en realidad queremos que entienda, pues eso supondría que en realidad no somos tan inteligentes. Por todo eso, ¿cómo no vamos a adorar a los 'destructores' profesionales, a los que alcanzaron la fama, a aquellos por los que los medios de comunicación se interesaron, ensalzaron y en realidad enseñaron a quién tenemos que adorar?

Al Bobby Fischer que conocemos fue un ser acomplejado y maniático, incapaz de profesar empatía e inteligencia emocional. Una persona así se hace. Sus excentridades hasta a mi me hacen gracia, pero en realidad todo es patético y mezquino (y si no lo fuera, no sería tan fascinante y pocos hablarían de él).

Esta película la encuentro poco creíble, desde el proceso de evolución del ensimismado niño, hasta la variación de las reacciones de su padre, un inexpresivo Joe Mantegna, que primero se lo toma con calma, después es poseído por la locura de la competitividad y cinco minutos después es el padre buenazo del año. Todo muy plano, aburrido e irrelevante, no me transmite nada. Como toda película comercial que se precie contiene ciertas dosis de maniqueísmo, peca de buenismo y se advierten trazos de exageración en absolutamente todas las secuencias. Para ser una película de ajedrez no hay ni una sola partida explicada con claridad y las referencias que se hacen a Bobby Fischer son prescindibles y gratuitas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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13 de marzo de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He vuelto a ver... Buscando A Bobby Fisher (Netflix)...
https://www.filmaffinity.com/es/film996310.html

Un 6. El caso es que, en Netflix te la ponen como Innocent Moves (En Busca De Bobby Fisher), así que, no la he reconocido del todo hasta empezar a verla y reconocer al crío protagonista.

No es una película para tirar cohetes, pero está bien. Y trata sobre críos especialmente dotados para el ajedrez y las presiones a las que son sometidos. Además, hacen girar la historia sobre Bobby Fisher, aunque realmente el protagonista es otro ajedrecista. En la película, tiene siete años, que es cuando empieza a jugar.

Para pasar el rato. Además, el personaje del crío es bonito.
aMule
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11 de abril de 2010
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra resaltación de lo Estadounidense, como de lo mejor que ha habido en la historia, en este caso con el ajedrez, poniendo ha su campeón Bobby Fischer por la nubes, por una vez que ganó el campeonato mundial.
Este es el mensaje que quiere dar la película, pero de una forma conmovedora, como hemos visto miles y miles de veces.
Se crea tensión, luego derrota y al final campeón por la puerta grande (Rocky Balboa compitiendo en un juego de mesa), solo que en este caso con un niño, para que la sensiblería fuese la correcta.
Feeble
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