Otra ronda

Thomas Vinterberg, fundador y abanderado del movimiento Dogma junto al también danés Lars Von Trier, consigue con Otra ronda la que probablemente es su película más emotiva, más entretenida y, quizás, también la mejor.
Otra ronda es una maravilla. Todo funciona en ella: el ritmo, mucho más ágil de lo que suele ser habitual en realizadores como el escandinavo; los actores, especialmente los cuatro protagonistas (Mads Mikkelsen es el más conocido, y está fantástico, pero Thomas Bo Larsen, Magnus Millang y Lars Ranthe no se quedan atrás); la fantástica realización de Vinterberg; la reflexión que hace sobre multitud de temas, desde el alcohol y su consumo en nuestra sociedad hasta la muerte, pasando por la familia, la enseñanza, las relaciones y muchos temas más; y sobre todo el fabuloso retrato de personajes y situaciones que hace, muy adulto y lleno de emotividad. Vuelvan a ver escenas como el maravilloso final (un momento enormemente indie y dogma) o las conversaciones entre los cuatro amigos y sus familias. Es el trabajo de un maestro.
Probablemente, lo único que se le puede achacar es que, detrás de su rompedora premisa y su originalidad, al final se esconde una cinta mucho más convencional de lo que parecía en un primer momento, y quizás los que esperaban al Vinterberg de Celebración pueden quedar algo decepcionados, pero es un "fallo" tan mínimo que no importa demasiado.
Una de las mejores películas de 2020, y quizás la mejor película de Thomas Vinterberg. Una joya.

Lo mejor: Casi todo: su sensibilidad, sus actores (maravillosos todos), la realización, la emoción, el final...
Lo peor: Bajo su bandera rompedora, finalmente resulta bastante convencional.

Por lo visto en una sociedad y cultura como la escandinava, el beber en abundancia es signo de alegría y felicidad. Una sociedad de personas más bien serías que enseguida asumen las responsabilidades de la vida adulta, trabajo, matrimonio, hijos y todo lo demás. El beber en exceso es como recuperar la juventud perdida, que es lo que les pasa a los protagonistas cuarentones (que por cierto, parecen y se comportan como si fueran mucho más mayores) no deja de ser una teoría sociológica lo que plantea el director, aunque no deja de ser una película, con sus licencias narrativas, por otra parte es bastante entretenida y interesante, Mads Mikelsen, genial como siempre, el baile que se marca, borracho perdido en la graduación es antologico, aunque claro también hay que meter drama, no sea que digan que se fomenta el alcoholismo los bienpensantes.

La última película de Thomas Vintemberg ha resultado ser un melodrama, muy bien construido. Una película dónde no solo brilla sus 4 protagonistas sino también una hermosa fotografía llena de claroscuros que intensifica más la trama. Toca un tema delicado como el alcoholismo de un modo divertido pero sin quitarle dramatismo. 4 profesores se embarcan en un experimento sociológico los 4 se embarcan en una aventura con proporcionadas consecuencias. Construida con planos generales para dar a la película una actitud de desenfredo y alegría. Vitenberg ha hecho una de sus mejores películas

Esto no va a ser una crítica al uso sino más bien una pequeña crónica… Entro con mi familia a ver esta película y salimos un poco decepcionados con ella -mi consorte muy decepcionado, mi hijo y servidora no tanto-. Y es que nosotros procedemos, cinematográficamente hablando, de films como “Días de vino y rosas” o “Días sin huella”, por ejemplo, y claro, eso marca.

O sea que, sin desdeñar la labor de los intérpretes, que es buena, se me antoja un poco exigua la trama, aunque el planteamiento es válido, en cuanto a averiguar hasta que punto podríamos asumir un consumo de alcohol que nos potenciara lo suficiente para percibir y disfrutar mejor de todo lo que nos rodea… Sería la panacea. Pero, como dice un majestuoso Burl Ives en “La gata sobre el tejado de zinc” (con un para-alcohólico, por cierto, Paul Newman): “En la vida hay que experimentar también el dolor de estar vivo, pese a todo”… No liga mucho pero lo pongo ;)

Lo que sí es irrebatible es el baile de Mikkelsen al final y como, ese sí, nos reconcilia con todo.

Un canto a la amistad. Lo restante gira en torno a esto. Ojo, nada de comedia. Es nuestro drama existencial, lamentablemente globalizado. Buenas actuaciones. Te mantiene en expectativa siempre. Cada uno debe buscar su verdad, si es que logras escaparle a la rutina. Es original. Tiene muy buenas escenas y diálogos. El director otra vez demuestra que sabe hacerlo, entiende del oficio y de los tiempos que corren. Quizás sea su película que más publico movilice, es más accesible. Fluye. Nikkelsen es otro que no defrauda, vale verla por él. Me voy a llenar el vaso . . .