Libertad

Buena realización para ser la ópera prima de Clara Roquet, pero no comprendo las interminables alabanzas de la crítica.
Con esos mimbres, ya vistos hasta la saciedad en otras películas, se podría haber hecho un producto más completo, pues si las imágenes son bellas y evocadoras, faltan miles de palabras para explicar lo que ocurre en unos días de veraneo y las razones que tienen los personajes tanto protagonistas como secundarios.

Vamos, que no hay diálogos, ni entre los miembros de la familia, ni entre las nuevas amigas ni entre madre e hija emigrantes, cosa que se echa de menos para entender sus sentimientos. Y eso que se suple con unas magníficas interpretaciones, destacando Vicky Peña con un papel que es un caramelito.

Y como mujer que soy, ya me están cansando tantos filmes donde los roles masculinos son unas meras sombras sin entidad ninguna, que sirven apenas para destacar las historias femeninas. ¿Tendremos que esperar cien años más para igualarnos de verdad, lo que sería tan deseable como curativo para la sociedad?

Los veranos de la adolescencia son momentos de vida intensa, que muchas veces marcan los destinos para siempre. El aprendizaje concentra, revoluciona hábitos y certezas. Semanas de transición inesperada, entre el final de la niñez y el inicio de la edad adulta. Esto es lo que vive Nora (María Morera), una quinceañera, cuando Libertad irrumpe en su vida. La primera es hija de una familia acomodada que ocupa una preciosa casa de vacaciones junto al mar, en la Costa Brava catalana. La segunda es hija de la criada colombiana Rosana (Carol Hurtado). Esta última se hace cargo de las mujeres de la villa encabezada por Teresa (Nora Navas) , y dominada por la anciana abuela, Ángela (Vicky Peña) que padece la enfermedad de Alzheimer. Así la tranquila vida de Nora da un vuelco cuando, durante sus vacaciones de verano, esta ingenua joven de 15 años se cruza con Libertad (Nicolle García). Esta nueva e intensa amistad entre dos chicas completamente diferentes las guiará hacia la adolescencia. Es en el microcosmos de este pequeño mundo femenino, que funciona muy bien sin los hombres, donde la perspectiva de Nora cambia. En contacto con el recién llegado surge la conciencia sobre sus seres queridos, sobre su entorno social, sobre sus privilegios, sobre el determinismo. La rebelión está en el aire...

Esta es una historia brillante y conmovedora, aunque a veces resulte lenta y cansina, pero resulta estar desarrollada con verdadera inteligencia y extrema sensibilidad. Una trama simple y sencilla, pero hay mucho más en esta película con un básico guión . Con Libertad, la joven cineasta Clara Roquet debuta en el largometraje con un encanto progresista, como un encanto suave y tranquilo. Resulta ser una historia divertida y muy perceptible que se ve realzada por las agradables interpretaciones. Las actuaciones son bastante buenas, ya que los protagonistas interpretan a unas agradables adolescentes que tendrán que afrontar verdades traumáticas. Las actuaciones de las niñas, tan bien como de las veteranas Vicky Peña y Nora Navas son suficientemente agradables. De manera lenta pero segura, su película, con un título descriptivo que significa Libertad, despliega la riqueza de su tema a través de una puesta en escena segura y sin pretensiones. La directora profundizó en su retrato en pantalla de mujeres latinoamericanas que llegaron a España dejando a sus familiares en el país para ofrecerles mejores ingresos al irse a cuidar de los más ricos de la Península Ibérica. La obra describe así un sistema de clases y explotación, donde cada uno intenta preservar sus intereses, pero que las chicas más jóvenes cuestionan el statu quo. Pero el tema principal del film es la cariñosa relación entre dos adolescentes de diferentes clases sociales.

Contiene una cinematografía colorida y evocadora, en ocasiones de estilo semi-documental, de camarógrafo Gris Jordana. La película estuvo bien dirigida por Clara Roquet. Esta autora ha dejado su huella como guionista de Carlos Marques-Marcet (10.000 km) y Jaime Rosales (Petra), y como directora de cortometrajes, especialmente con El adiós (2015), un ensayo y su primera colaboración con películas cinematográficas y artistas profesionales. Clasificación. 6/10. Aceptable y pasable.

Una preciosa película que para mi, habla por encima de todo de la adolescencia. Con una mirada rica como la vida misma, como una etapa en que nos enfadamos con todo, nos entusiasmamos con muchas cosas (y muy especialmente con amig@s o personas a las que admiramos sin matices), nos asustamos, nos aburrimos, nos atrevemos hasta niveles que en otras edades nos parecen un poco suicidas, nos hacemos adictas a la mirada de los demás y, por supuesto y por encima de todo, bajamos del pedestal a nuestros padres y les cortamos la cabeza por lo que nos hicieron y por lo que imaginamos o creemos recordar que nos hicieron.

Todo eso lo retrata la película de forma muy poética, a través de un verano en la casa familiar de la playa, de dos personajes adolescentes principales (espectacular la interpretación de María Morera) y sus familias. Otras actuaciones de la película son bastante más del montón.

Pero además esas dos adolescentes nos hablan con mucha sutileza de clases sociales, con un retrato típico de cine francés de mirada crítica a la familia pequeñoburguesa fielmente reflejada, contrapuesta a la adolescente hija de cuidadora, con todas sus contradicciones, a veces de niñata insoportable que no quiere aceptar donde la ha puesto la vida, a veces de crédula y otras de la más lista de la clase porque todo se ha aprendido ya en la calle.

No entiendo tanta buena crítica a esta película. Es densamente aburrida. La he visto a 1,20X de velocidad de reproducción, y aún así se me hizo lenta. La directora no tiene mucho que contar y utiliza tomas estiradas hasta la saciedad. En toda la película apenas pasa nada; creo que esta historia entraría bien en un cortometraje, pero aún así sería aburrida.
Poco más puedo decir, porque creo que no hay sustancia para ello.

Me resulta curioso el montón de peliculas que hay que hablan sobre la adolescencia y pubertad de las chicas, y las pocas que hay sobre la misma época de los chicos. Imagino que se debe a que las chicas en esa edad comienzan a florecer hasta estar resplandecientes, en la plenitud de su juventud, sexualmente radiantes para la perpetuación de la especie. Y los chicos... a nadie le importa.

Esta película trata de dos chicas adolescentes de la misma edad que se conocen en verano. Una, una chica de familia bien, recatada, bajo la falda de su madre, que viste como una niña de 11 años y que no se preocupa por los chicos aún. Otra, una mulata exuberante que supura sexualidad por cada poro de su piel, y con ganas de conocer chicos y de tener independencia.

Casí se podría decir que es una película costumbrista. No pasa nada extraordinario, y más bien es una aproximación más a la adolescencia, sin nada relevante que contar. Tampoco me ha resultado una historia profunda, ni llena de matices. Por todo ello, me sorprende que tenga tan buena nota (en estos momentos, rozando el 7).