Libertad

El nuevo cine femenino español es pobre (hay excepciones, claro está, como la genial Icíar Bollaín, la muy personal Isabel Coixet y, la valentía transgresora de Paula Ortiz).
Un cine aburrido, rancio, aséptico pero, lo peor de todo, prepotente, desfasado y vacío, muy vacío de contenido.
La palma de oro se la lleva "Verano 1993", que puede ser considerada una de las peores y más patéticas cintas de la historia del cine.
A la zaga de esta, muy cerquita de la anterior, va la que nos ocupa: "Libertad".
Definitivamente, poco o nada me importa la vida de este par de adolescentes en sus vacaciones de verano, junto a sus madres y a la abuela con demencia (tres generaciones de mujeres). Esto está muy visto ya y sus metáforas son pueriles (la mancha en la pared, el bofetón de la abuela a su nieta creyendo que es su hija, etc.) Un docudrama innecesario, inane, desvaído y desprovisto de vida. Su propio verismo, es su peor virtud.
Y en un mismo plano (como un calco a estas dos películas "nouvelle vague", o eso quisieran ellas), se encuentra "Las niñas", que es más de lo mismo.
Por favor, si estas mujeres directoras no tienen nada que contar, ni un mínimo de inspiración para crear algo nuevo o bello, ¡no hagan nada!, ¡dejen a otros jóvenes con talento e ideas que nos muestren sus películas!
Y, por favor, los señores críticos que encumbran y defienden estos docudramas veristas de iniciación adolescente femeninos, tengan la decencia de ser objetivos y dejen de dignificar a esta pléyade de directoras insignificantes y su mediocridad en un medio herido de muerte.

Clara Roquet debuta con una película más que notable, una película bonita estéticamente y con cuajo en cuanto a la historia que nos narra.

Dos adolescentes de diferente clase social, con diferentes anhelos conviven durante un verano en una casa familiar en la que la abuela padece de alzheimer.

La manera en que la enfermedad influye en los hijos, en especial en la hija, una excelente Nora Navas, y las relaciones entre la anciana y la persona que la cuida, son vistas desde la mirada de la nieta adolescente, además de mostrarnos cómo se relaciona con la otra adolescente, muy distinta a ella, que llega a la casa y que le muestra otro mundo y otra mirada muy distintas a las que hasta ahora ha conocido.

El ritmo de la película es "muy francés", pausado, lleno de una especie de nostalgia melancólica sobre lo que fue nuestra propia adolescencia y esos veranos que ya no volverán.

Magnífica Vicky Peña, fenomenales las dos chicas, Morera y García, que son capaces de acompañar una historia que se sigue con mucho interés y que augura un buen futuro para la directora Clara Roquet.

Clara Roquet se suma con este impresionante debut en forma de opera prima casi incontestable llamado "Libertad" a esta nueva ola de directoras españolas que tan fuerte está pegando en los últimos años (Lara Izagirre, Carla Simón, Pilar Palomero...) y se coloca como una más de esas realizadoras que han buceado en su infancia/adolescencia para contarnos una historia tan cercana como realista sobre la vida en esas primeras fases donde todos nos buscamos a nosotros mismos/as.
En el caso que nos ocupa, Roquet escribe y dirige esta obra con un saber hacer francamente fascinante. Demostrando que es una autora que merece ser seguida y manejando la cámara con una solvencia que no suele verse mucho en debutantes y, además, sabiendo tocar multitud de temáticas con acierto, sensibilidad e inteligencia.

En "Libertad" nos habla del despertar de Nora (alter ego de la realizadora catalana) una niña que ha vivido en su burbuja debido a su familia y que gracias a conocer a Libertad, la hija de la cuidadora de la abuela de la familia, va a ir descubriéndose poco a poco a sí misma y al mundo que la rodea.
La cinta, que no se quiere limitar a transitar solo por estos lugares comunes de la adolescencia que ya se han tratado en otras muchas películas (aunque normalmente con muchos menos visos de realidad que los que vemos aquí) también aprovecha para tratar otras realidades que la película muestra como la lucha de clases sociales, claramente representadas en la figura de la joven Libertad (y de su madre) a la que da muchísimo protagonismo durante el metraje y, además, también nos habla sobre cómo las familias a veces actúan cuando el Alzheimer llama a la puerta y enferma de forma trágica a los mayores.

La película consigue evitar, con solvencia, el riesgo que obviamente existía de caer en la idealización que todos tenemos dentro cuando echamos la vista atrás sobre esas etapas que ya pasaron hace tantos años y cuenta con mucho realismo lo que van suponiendo esas primeras experiencias. No nos dan algo edulcorado e idealista, sino que nos entregan una perspectiva completamente terrenal y sincera. Y yo aplaudo el éxito.

No me quiero extender mucho más. Considero "Libertad" una de esas grandes películas sobre la adolescencia. Una que es capaz de hablar de algo común pero convirtiéndolo en algo especial. Y es que, quizá, de eso se trata cuando vemos cine sobre la vida: de volver a revivir, con otros ojos, etapas por las que ya hemos pasado. Maravillosa.

Otro caso más de ópera prima reciente dirigida por mujer catalana (traducción, una pija made in ESCAC con subvención) que no tiene progresión dramática (no, eso de contar una suerte de "fluir de la vida" no constituye una buena dramaturgia). Todo muy afrancesado, evidente ganador de Goya (doh), femenino, naturalista (si por naturalismo entendemos ver la pintura secarse o a la gente salir por ahí en velero) y esencialmente aburrido, caray.

Excepto para gente altamente interesada en el más cansino cine de autor, aquí no hay nada que ver, damas y caballeros. Un excelso ejemplo de cine europeo del que la gente de la calle no ve.

Para cine dirigido por mujeres reciente nacional, me quedo con Maitxabel, gracias.

Clara Roquet triunfa “cum laude” en las dos misiones en las que se embarca en la maravillosa “Libertad”, su primer largo: por un lado, narrar el verano iniciático de una preadolescente llamada Nora, donde va a descubrir la amistad verdadera, los chicos y lo amarga que es la vida y más que la hacen los adultos; por otro lado, contarnos que las diferencias de clases sociales resultan insalvables por más que se aparente otra cosa. En ambas cuestiones, “Libertad” es una obra maestra y un tratado sobre el tema imprescindible.

Porque el gran acierto de esta sublime ópera prima de Clara Roquet es la creación de personajes, todos maravillosos, todos bien construidos, todos poliédricos, todos con capas que el espectador tendrá que desentrañar. Para poder contar con acierto y credibilidad un verano iniciático hay que saber encontrar las actrices juveniles adecuadas y un elenco actoral maduro para lograr el contrapeso adecuado, y en eso también resulta sublime esta cinta.

La jovencísima actriz María Morera merece todos los elogios y destaca por encima del resto de participantes en la cinta interpretando de forma magistral a Nora, una preadolescente que ya no encuentra su sitio jugando con los niños pero a la que le viene grande el mundo de los adultos aún. El verano promete ser solitario y aburrido hasta que aparece Libertad (fantástica Nicolle García), la hija adolescente de la mujer colombiana que esta familia bien tiene interna para servirles tanto de criada como de cuidadora de la abuela con Alzheimer (igualmente pletórica Vicky Peña). La entrada de Libertad va a suponer una revolución absoluta en la vida de Nora y va a convertir ese verano en el que va a cambiar todo en su vida y la va a zambullir de cabeza en la adolescencia y en la rebeldía como forma de vida.

Pero mientras la enorme Clara Roquet nos levanta una narración iniciática que conmueve y embelesa a la vez, en ningún momento baja la guardia y nos deja bien claras las diferencias de clase, porque aunque parezcan dos niñas en el mismo momento vital, una es rica y la otra pobre, la madre migrante de una trabaja para la madre pija de la otra (inmensa Nora Navas) y nadie va a permitir que ese dato se olvide y se confunda.

El guión de Clara Roquet es portentoso en su seriedad, honestidad y madurez; la música de Paul Tyan es adecuada y precisa; la selección musical de canciones populares de nuestra cultura apabullante; y la fotografía de Gris Jordana preciosista, veraniega y colorida, en base a maravillosos tonos turquesa. Todo funciona en esta pequeña gran joya de visión imprescindible.