El secreto de vivir

Obra maestra de Frank Capra ambientada en los años de la gran depresión que nos cuenta como un ingenuo joven de provincias (Gary Cooper) viaja a Nueva York para hacerse cargo de una herencia que le ha legado su tío, allí conocerá a una periodista (Jean Arthur) que le utilizará para escribir una serie de artículos cómicos que le llevarán desengañado a tomar una drástica decisión.
Frank Capra ganó en 1937 el Oscar a mejor director por esta película, una película que plasma perfectamente el estilo inconfundible del genial director así como su habitual defensa de la bondad y la honestidad humana. Destacan a parte del director las dos interpretaciones de los dos protagonistas de la historia, Jean Arthur como la periodista sin escrúpulos, quién por cierto volvería a trabajar con Capra en un papel similar en "Caballero sin espada" y en "Vive como quieras" y Gary Cooper que logra encarnar a la perfección al ingenuo heredero con corazón de oro.
En resumen, obra maestra de Capra, otra mas de uno de los grandes directores de la historia del cine. Imprescindible.

Una crítica al dinero, a la acumulación de riqueza, incluso al consumismo. Tiene esa modernidad sorprendente. Tanto por la temática, básicamente una crítica al modelo de sociedad americana bienpensante, y un canto a la pureza del amor, que no sabe discriminar quién hace bien y quién mal al que padece la enfermedad, como por la estética, blanca y limpia. Un NY salido de la gran depresión, en realidad todavía en ella, se muestra ambiciosa y fría, conspiradora y competitiva, y la ruralidad del personaje choca con toda esa parafernalia.
Pero también es una crítica velada al periodismo buitre, a la prensa sensacionalista y a las mujeres 'periodistas' trepas. Y también a los asesores, abogados, financieros e intermediarios que pululan alrededor del dinero.
Pero lo más moderno es la inteligencia, intuición y astucia natural del 'pueblerino'. Pocas personas son capaces de caminar por la senda de la naturalidad en todos los campos. Y, desde luego, este personaje sí es capaz. En cada actuación muestra el lado más inteligente de la decisión que debe tomar. Siempre desde la naturalidad y la bonhomía. Cada skech muestra una situación a la que deben enfrentarse las personas normales todos los días. Situaciones cómicas, tensas, estresantes, que ponen a prueba qué es lo que debe hacer una persona cabal, una persona normal. Puede leerse como una lección de urbanidad.
Es una buena película, con mensaje y bien trazada. Pero le falta algo de naturalidad. Es un poco artificiosa, por momentos amanerada.
La pareja Gary Cooper y Jean Arthur funciona a la perfección. Él un monstruo de la interpretación, y ella es una actriz de la época, algo sencilla pero franca y sincera. Guapa sin ser una de esas actrices sexyboom que luego vinieron, años más tarde.

Frank Capra en estado puro. La gente habla de simpleza, condescendencia e imbecilidad en esta comedia romántica y, probablemente sea cierto.
No es muy graciosa pero, su argumento será tan copiado y repetido que puede considerarse un paradigma en la comedia clásica norteamericana: un sencillo hombre de pueblo (poeta, músico, algo rudo e ingenuo pero sensible) pasa a heredar una fortuna en Nueva York.
Decepcionante, inofensiva y trasnochada a partes iguales.

Decía Antonio Machado, para no ofender, aquello de que era bueno, en el buen sentido de la palabra. Y es que la bondad puede confundirse con la estupidez, así que el poeta sevillano quería dejar claro que era bueno sin ser tonto. Frank Capra se ve que no lo conocía así que confunde gravemente ambos conceptos en su "El secreto de vivir" otro de sus clásicos que se desmorona como un castillo de arena con el paso del tiempo. En su momento obtuvo cinco nominaciones a los Oscars pero el único que se lo llevó fue el propio Capra como mejor director.

La película gira sobre un memo que recibe una fortuna y como no se entera no sabe qué hacer. En realidad le gustaría prescindir de ella. Mientras tanto una persona se le acerca con malas intenciones y le traiciona repetidas veces divulgando los secretos que le confiesa al día siguiente en la prensa. Pero como es tonto, ya lo hemos dicho, nunca sospecha. En fin, que la película, aunque simplísima, acartonada, previsible y esencialmente estúpida, te saca algunas risas al ver cómo el resto de los mortales, los "malos", no dan crédito de la simpleza del héroe.

Sea como fuere, de nuestro señor Deeds (Gary Cooper) no percibimos bondad sino mucha ingenuidad y cortedad de miras. Me temo que para dibujar a una persona buena hay que tener claro qué es lo bueno, es decir, proponer un sistema ético-moral válido y esto puede generar oposición. Por eso es más sencillo moverse en generalidades y deslizarse por la pendiente de la imbecilidad. Porque no creo que Capra asuma que lo bueno es desprenderse por las buenas del dinero. En fin, quién me lo iba a decir, el remake del 2002 de Adam Sandler es mucho mejor.