Frances Ha

Durante gran parte de la experiencia, Frances Ha me ha resultado un incognita, tanto como lo es su protagonista. Pero conforme vas avanzando te das cuenta de que se trata de una historia de autodescubrimiento, lo que hasta cierto punto es interesante: me he conseguido sentir tan perdido como lo parece Frances, y no hay mejor forma de identificarse con ella, a pesar de ser un personaje muy desagradable a ratos.

Aunque sin duda lo más interesante en el arco de desarrollo de Frances es la práctica ausencia de catalizadores. Sí, los hay y sí Frances reacciona a ellos, pero realmente sus acciones son tan erráticas y erróneas por momentos que casi da la sensación de que su madurez realmente es algo que se está dando de forma natural. Puede que su final sea algo más típico, pero tras más de una hora sintiéndote perdido, tanto el personaje como el espectador pueden respirar tranquilos al final de la cinta.

Normalmente tacharía de pretenciosa la realización y edición de la película, con esa fotografía en blanco y negro y el extraño uso de música excesivamente ecléctica en estilos y épocas; pero por una extraña razón no he podido evitar apreciar esos no tan sutiles homenajes a estilos clásicos de cine. Especialmente se pueden notar vibraciones tipo nouvelle vague y neorealismo italiano en esa forma de ofrecer la realidad como algo hiperbólico y extraño, sin ser surrealista, sino más bien incomodo y poco natural. Sin embargo en otros momentos podías ver claramente retazos del cine más neoyorquino de Allen o el cine pop ochentero. Y tal mezcla no desentona.

Frances Ha es un "slice of life" algo extraño e irreverente, que hasta cierto punto se siente fresco e interesante.

Lo fácil es impactar a través del exceso, sin embargo esta cinta te conquista por su naturalidad, por parecer que te podría estar sucediendo a ti y que Frances es amiga tuya, una de esas amigas que no es tu mejor amiga pero para que siempre tienes un hueco en el corazón. Para todos los que tienen un espíritu joven en una sociedad vieja pelleja es un guiño. Perfecta en todos sus aspectos para aquellos aprecian el cine sin estridencias.

Es de ese tipo de película que ves y piensas que habrá debate: “Deliciosa” o “Pretenciosa y estúpida modernez” o “Conmovedora, afrancesada y convincente joya” o “Ajustada a los parámetros del nuevo cine Mainstream, Frances Ha resulta ser un buceo absoluto en la nada” o “Genuina y pequeña obra maestra escondida en los arrabales del cine hollywoodiense” o “No entiendo el desamparo que siente esa lenguaraz y petulante joven (…) todo en ella me carga” o “Un lucido film que se constituye como un soplo de autenticidad; un oasis dentro de una cartelera uniforme y vana” o “Mala”. Me parto. Voy a parar porque me lo estoy pasando en grande y se me va el hilo. Criticonova: construye tu propia crítica con frases hechas de auténticos y reputados críticos de cine y conviértete en un blogger molón.

Ahora yo. Empieza al estilo de las Manhattan o Annie Hall y luego ves ese toque de la Nueva Hola, aunque sea por las camisas a rayas negras que llevan algunos de los personajes y porque sale un París desenfocado. Me pareció distinguir que también había un guiño a Billy Elliot, cuando la protagonista corría y danzaba por la calle al ritmo de Bowie, y luego resulta que no. Que es un claro homenaje, dicen, a Mala Sangre, del torturado e inclasificable Leos Carax. Lo sé. Necesito ver más cine. Aunque a mí me sigue recordando a Billy Elliot. La crítica es mía y me la follo cuando quiero.

Otra cosa guay es que, a pesar de que la total protagonista es una chica de 27 años que vive en Nueva York, no hay romance. Qué pocas películas hay donde no gira todo alrededor de ese compañero de trabajo que está buenísimo e ignora a su compañera: esa chica de las gafas, torpe, acomplejada, que vive con un gato y que tiene un vecino gay. No. Frances Ha habla de encontrar tu lugar y, por eso, los diferentes escenarios vienen previamente rotulados en pantalla con una dirección y un código postal que los ubica. Pero el lugar de Frances no es una vivienda, sino un espacio no físico que le haga surgir del estancamiento que le ha proporcionado la movilidad ajena. Ella sigue jugando a las peleas, bailando regular en una academia y soñando con lo que quiere ser de mayor. Y le gusta ser así. Porque, y este es el resumen del film —por lo menos para mí—, cada uno entra en la madurez cuando le sale del… alma, de su ambición o de la situación. El Carné Joven marcará la franja que quiera, pero la juventud se alarga y los cambios lógicos llegan más tarde. Y no lo debe marcar la corriente principal o el qué dirán, sino algo más etéreo. ¿El qué? Ni puta idea. Te das cuenta y ya. Y para mí, el señor Baumbach lo ha contado muy bien.

Sin olvidarme de Greta Gerwig, espectacular protagonista y co-guionista de la cinta, a positivar una historia, que abre lecturas, sobre la desorientación ¿involuntaria? Y para acabar más con un estilo surgido del Criticonova, aquí va mi frase para el Filmaffinity: “a mí me ha molado”.

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Greta Gerwig, por mucho que le pese, está de moda. Musa del mumblecore, esta californiana de 30 años habituada a papeles tragicómicos lleva flirteando con el cine comercial –entiéndase comercial en comparación con sus primeros trabajos– desde hace un par de años. El público la ha podido ¿ver? recientemente en las fallidas "Damiselas en apuros" (2011), "Lola Versus" (2012) o en el filme de Woody Allen "Desde Roma con amor" (2012). También ha protagonizado, entre otras, "Hannah Takes the Stairs" (2007), "Baghead" (2008) o "Nights and Weekends" (2008), películas todas ellas de bajo presupuesto e inéditas en España.

A medio camino entre sus trabajos más independientes y los más comerciales, la semana pasada llegó a la cartelera española –con dos años de retraso– "Frances Ha", una cinta con evidentes reminiscencias a la nouvelle vague y que también puede hacer recordar a los trabajos más iconográficos de Woody Allen.

Co-escrita por la propia Gerwig y el director Noah Baumbach –productor y co-guionista de algunos de los mejores títulos de Wes Anderson y actual pareja de la actriz– "Frances Ha" cuenta la historia de Frances, una neoyorquina de 27 años, bailarina frustrada que descubre cómo su vida se desmorona al ver que todo su entorno social va alcanzando sus metas en la vida salvo ella.

Reflejo de una sociedad en la que los jóvenes con talento se ven perjudicados por un sistema en el que las oportunidades son utopía, la cinta nos acompaña en el viaje hacia la madurez que Frances tendrá que afrontar. Todo empezará en el momento en el que su compañera de piso y mejor amiga decide abandonarla para irse a vivir con otra “amiga” al barrio hipster de Tribeca –porque sí, "Frances Ha", desprende un evidente tufo hipster pese a que Gerwig consigue distanciarse de una forma sorprendentemente honesta de él, sintiéndose más cómoda en el papel de freak soñadora que en el de hipster absurda– algo que le supondrá una decepción y a su vez servirá como catalizador para iniciar un cambio de mentalidad.

En su camino conocerá a una serie de personajes cool que la llevarán a alcanzar una especie de redención –madurar, si se quiere– y que le empujarán a llevar a cabo un viaje introspectivo repleto de momentos tragicómicos y situaciones curiosas.

Lo que podría ser una película realmente odiosa y solo apta para modernos de postín deviene deliciosa gracias a la excelente labor de Greta Gerwig y su personaje con el que seguro muchos de los espectadores –o por lo menos los que tengan la sensibilidad suficiente– se sentirán identificados.

Desde el comienzo este personaje y su entorno hacen imposible no pensar en Rohmer. Greta Gerwig borda ese personaje que ella también ha ayudado a construir puesto que el libreto lo escriben en conjunto con el director Noah Baumbach. Un personaje tan rohmeriano, con ese encanto de la estupidez simpática, o mejor dicho, un modo de abordaje encantador del vacío que este personaje encarna. Siempre en el borde de lo patético pero además absolutamente atractivo. Un retrato de un estrato de jóvenes americanos que eligen vivir y soñar con el éxito en N.Y.