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Asalto al poder

Acción. Thriller John Cale (Channing Tatum), un policía del Capitolio, ve rechazada su petición de entrar en el Servicio Secreto para proteger al Presidente de los Estados Unidos (Jamie Foxx). Un día lleva a su hija a hacer un tour por la Casa Blanca, momento en el que un comando paramilitar fuertemente armado asalta el edificio. Con el Gobierno de la nación sumido en el caos, Cale intentará salvar al Presidente, a su hija y al país. (FILMAFFINITY)
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Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
1 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Cale (Channing Tatum), un policía del Capitolio, ve cómo rechazan su petición de entrar en el Servicio Secreto para proteger al Presidente de los EE.UU. (Jamie Foxx). Un día en que lleva a su hija a una visita por la Casa Blanca, coincide que un comando paramilitar armado asalta el edificio. Con el gobierno pendiente de un hilo, Cale hace lo imposible para salvar al Presidente, al país y a su propia hija.

Dirección mediocre o peor de Roland Emmerich con un guion de poco recorrido y demencial de James Vanderbilt. Nada que decir de la insufrible música de Harald Kloser y Thomas Wanker. Ffotografía del montón de Anna Foerster

Los dos protagonistas principales son grises y yo los veo así: Channing Tatum parece un héroe de acción, pero solo lo parece, el resto es tedioso. Jamie Foxx ni siquiera parece remotamente el Presidente americano y hace una ridícula actuación. Algunos actores buenos como Richard Jenkins, James Woods, Maggie Gyllenhaal o Joey Gylenhaal (la hija del policía, muy bien) están poco aprovechados. El resto es un extenso elenco de secundarios más bien de serie B para TV, con nombres como Lance Reddick, Falk Hentschel, Jake Webwr o Rachelle Lefevre, por mencionar algunos.

Especie de reformulación del poder político de Estados Unidos plan action hero —híbrido de Barack Obama y un héroe de blaxploitation— la peli de Emmerich no hay que tomarla ni mucho menos en serio y su final deviene propaganda basura, tosca, histérica y monumento a la artillería mala, cara a hacer caja en las salas comerciales, aunque supongo sin mucho éxito.

En film es todo un ejemplar de amistad entre varones o “buddy movie”, que aburre a las cabras y que, eso sí, hace gala de cachas y metralletas a gogó.

Un thriller que no encuentra el momento de poner fin a tanto dislate que en ocasiones roza lo naif y el absurdo, como la quijotesca persecución de los sicarios tras el coche presidencial por medio de los jardines de la Casa Blanca a disparo limpio frente al vehículo blindado plan dibujos animados contra bombas y metralla: ¡gran despropósito! (aunque a tenor de lo que ocurre realmente, incluso pudiera parecerse al loco mundo que vivimos).

En algún momento me pellizqué a ver si me había dormido y estaba soñando. Pero no, era la peli de Emmerich y el policía y el presidente seguían yendo de la mano, codo con codo. Muy tierno.
Kikivall
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9 de agosto de 2013
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Horrenda, absurda, aburrida, estúpida y de una cursilería pseudopacifista que ofende. Es como si el guión hubiera sido escrito a cuatro manos por Zapatero y Obama y lo hubiese pasado a limpio Leire Pajín y Bibiana Aído.

Roland Emmerich es el mejor director de trailers de Hollywood, de eso no cabe duda, pero a la hora de plasmar media idea en imágenes manteniendo una mínima coherencia argumental, se demuestra absolutamente incompetente. Además, hablando como estamos haciendo, de una película de 160 millones de presupuestos (el doble de 'Objetivo: La Casa Blanca', ésta tremendamente entretenida), uno esperaría encontrarse con unos efectos y secuencias de acción sin parangón, pero no, el CGI del que dispone esta película lo podríamos haber hecho en nuestros dormitorios una tarde de lunes y no habría mucha diferencia; por no hablar de las horribles transparencias de la misma.

En definitiva, un horror absoluto que ha sido vapuleado por la taquilla mundial, con razón.
dquaid
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7 de diciembre de 2013
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hagamos esto rápido: Asalto al poder es el peor remake de La jungla de cristal que la mente humana puede concebir. Las razones se pueden resumir en:
- Roland Emmerich no es John McTiernan. Este tipejo nacido en Stuttgart es más americano que cualquier americano y acaba de colocarse ex aequo junto con Michael Bay en la cabeza mi lista de terroristas cinematográficos. Aunque hace mejor cine sus películas son auténticas repugnancias de patrioterismo y desprecio a la inteligencia del espectador.
- Channing Tatum no es Bruce Willis. Es un tipo que se cuida y que dice que es actor.
- James Woods no es Alan Rickman. El histrionismo y la mala elección de papeles acabaron con su carrera, y mientras que Hans Gruber era un personaje perfectamente escrito e interpretado, este da mal nombre a los villanos de opereta.
- Jamie Foxx es el peor presidente cinematográfico de la historia, y no ha sido capaz de darle la menor dignidad o credibilidad al personaje. Es el taxista de Collateral en la Casa Blanca.
- James Vanderbilt, y aún no me lo puedo creer, es el guionista de Zodiac. Solo espero que tenga un hermano gemelo olgofrénico aún no identificado que sea el responsable de esto.

En resumen: ofensiva majadería que escupe en el buen cine de acción.

PD: El Javelin FGM-148 ha sido, es y será un misil antitanque. Merluzos.
Tio Penthal
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19 de julio de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como pasó hace más de diez años, con Armagedon e Impacto Profundo, dos películas con argumento casi idéntico se estrenan el mismo año. Ambas con argumentos totalmente carentes de lógica, donde el presidente es un tipo genial que todos aman, donde los buenos excepto el héroe tienen una neurona, los malos tienen dos y el héroe tiene tres logrando así salvar el día. White House Down comete prácticamente todos los errores de su similar, solo que los exagera más. Los motivos idiotas de los malos, la forma aun más idiota de hacer su plan y “un real objetivo” que nadie se puede creer que sea posible de realizar. De todas maneras es una película entretenida y que se deja ver sin aburrirse o querer pararse del asiento, aunque queda muy lejos de otras películas de Emerich.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
otrew
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5 de agosto de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues éso. Tiros por todas partes, y Roland Emmerich en su salsa después del paréntesis semi-serio que supuso Anonymous (en realidad era tan exagerada y bizarra como el resto de películas de su filmografía, pero hacía pretensiones de seriedad).
Channing Tatum, volviendo a su sempiterna cara sosa y su lucimiento de músculos, un muy discreto Jamie Foxx y una Maggie Gyllenhaal que hace lo que puede entre tanto caos (es lo mejor, a pesar de todo) protagonizan esta pequeña odisea mil veces vista de ataque terrorista al pobre presidente de EEUU. Se podría decir que a ratos es entretenida, y sin duda con eso hubiera sido suficiente para aprobarla o incluso darle una nota alta (al fin y al cabo, Piratas del Caribe. La maldición de la Perla Negra no es precisamente Othello, pero sí es entretenidísima y una de las más perfectas películas de aventuras hechas en los últimos años). Pero Asalto al poder tiene un problema. O mejor dicho, un problemón: no sabe cuándo acabar. Se alarga y se estira como un chicle y se planta en los 125 minutos de metraje, cuando a duras penas daba para 90. Y eso es un lastre terrible que arrastra tras de sí la simpática y desprejuiciada propuesta de Emmerich, que anima bastante la función con su habitual estilo acelerado y excesivo. Porque eso es su cine, ni más ni menos. Un conjunto de tópicos ramplones y mil veces vistos, personajes planos y mucha, mucha exageración a todos los niveles que da como resultado películas que entretienen a ratos, aburren en ocasiones y dan mucha risa la mayoría del tiempo. Y Asalto al poder no es una excepción. Menos mal que la emoción y la ternura de la relación entre Cale y su hija funciona, aportando algo de interés dramático a una propuesta solo apta para fans impenitentes del cine de acción más descerebrado y destrozón.

Lo mejor: Maggie Gyllenhaal y la relación entre John Cale y su hija Emily.
Lo peor: Es eterna. y éso no hay Dios que lo levante.
Sibila de Delfos
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