Si Year Of The Dragon fuera un proyecto alquímico podríamos decir que el contenido de la marmita pugna desesperadamente por adquirir cualidades aúreas, pero al final es resultado es vulgar plomo... pero qué plomo. El Malditísimo Cimino vuelve a alardear de su talento para crear de manera obsesiva mundos y atmósferas, y nada puede objetarse a su particular Chinatown, que parece respirar en cada fotograma; la atención por el detalle es maravillosa y se merece una dupla cinéfila con el Black Rain de Scott. Hasta aquí nada que objetar. La idea de hacer una película sobre el relevo generacional en el hampa china de los EEUU con modos cinematográficos setenteros es muy avispada y hace que uno se frote las manos con deleite, hasta que empiezan a surgir las pegas.
La primera es el guión. La trama general es acertada y está bien desarrollada, pero el protagonista y aledaños son un desastre (ver spoiler); habrá quien diga que el personaje y sus idas y venidas románticas son hijas de su tiempo, pero no creo que se trate de un problema de mal envejecer, sino de que están mal escritas.
La segunda es el reparto. Nada que objetar a John Lone, que está fantástico como capo joven y ambicioso, destilando elegancia y coherencia en cada una de sus apariciones. Es decir, todo lo contrario que el amigo Rourke, que lo intenta pero que tiene demasiadas cosas en contra: está mal escrito (en ningún momento el espectador entiende sus pensamientos y motivaciones), mal orientado en la interpretación y mal peinado para que parezca que tiene diez años más encima.
En resumen, y antes de despotricar en la Zona Spoiler: todo en esta película deja entrever un policiaco legendario si se hubiera prestado más mimo al guión y se hubiera elegido un protagonista que diera más el papel. Aún así, recomendable y posiblemente imprescindible para tener una imagen completa del cine de los 80.

Si tuviera que poner una etiqueta para clasificar este engendro, sería "NeilBlomkampanada"; es decir, que en el cubo de la basura de la ciencia ficción cinematográfica tendría buen acomodo junto con bodrios del calibre de Chappie o Elysium. NADA funciona en esta película, y para eso hay que proponérselo de veras. En mi opinión el guion no es limitado, si no directamente malo: ninguno de los elementos principales que debería tener una historia así está bien desarrollado, ni el contexto de la guerra Oriente-Occidente/ProIA-AntiIA, ni las motivaciones de los personajes, ni las propias inteligencias artificiales que deberían ser el centro de todo el asunto, ni la historia del sosainas de JD Washington. Nada es coherente, nada encaja, nada tiene la más mínima calidad (ni claridad) narrativa, y se perciben tijeretazos monstruosos en el desarrollo que ya dudo si se deben a exigencias del productor o a meros fallos de guion: sí que tengo claro que ningún montaje posterior mejorará el desastre.
Pero pasemos al aspecto visual... me niego a darle el visto bueno más allá de la competencia técnica. Los efectos visuales están maravillosamente bien hechos e integrados, pero el problema no es ese, sino el diseño de producción y la concepción misma del mundo futuro que nos quiere vender Edwards. Tomemos el ejemplo del Avatar de Cameron: como creador tenía una idea clara del universo que quería hacer, se ha tomado su buen tiempo para rodearse de un talentoso grupo de artistas que lo plasmen en papel desde la nada y llevarlo a la pantalla con todo el músculo tecnológico necesario. Uno ve las películas de Avatar y todo es coherente, unitario, hay una perfecta adecuación entre diseño y función, pero aquí no. Edwards ha ido a todas las empresas de efectos visuales, diseño gráfico e ilustración de ciencia ficción en 10000 millas a la redonda, ha comprado todos lo que tuvieran en sus archivos y lo ha metido en la película. Tal cual. Por eso hay un sinfín de ideas chulas e imágenes sugerentes que no encajan entre sí y es imposible quitarse de encima una perpetua sensación de extrañeza. El tipo no tiene problemas en meter en la batidora los maravillosos dibujos de Ralph McQuarrie, diseños desechados de Avatar y las pelis de Blomkamp, cosas de Blade Runner, cinemáticas de videojuegos y un largo etc. sin pudor ni criterio ninguno. Y como no puedo despotricar a gusto sin revelar detalles, pasamos a Zona spoiler.

Por una ventolera de difícil explicación me ha dado por recuperar, así de corrido, esta pínicula y su melliza Misión a Marte. Éste fue uno de esos nada infrecuentes momentos en los que a la Industria le da por sacar, en el mismo año, dos productos con la misma temática, en este caso el planeta rojo. Mis recuerdos del ya lejanísimo año 2000 eran que la de Brian de Palma era la respetable pero un poco tostón, y que ésta era la poligonera pero más divertida.

Después del revisionado, creo que las dos son un tostón. Misión a marte cuenta con el apoyo de la NASA y está mejor hecha, pero es esencialmente un 2001 para tontos que falla estrepitosamente en su planteamiento y tono, y Planeta rojo... Pues no hay por donde cogerla, pues argumentalmente es un disparate, está fatalmente dirigida y no es tan divertida. Más despotrique en espoilers.

Creo firmemente que el videojuego debe ser muy bueno; no lo he catado pero con mi experiencia previa en estas lides, opiniones ajenas y lo que he visto en la serie me hago una idea de por qué ha embelesado a tantas personas. En este caso se ha dado la circunstancia de que he visto la adaptación sin ver el original y, oh calamidad, la cosa no funciona. ¿Por qué, maldita sea? ¿Acaso no está bien hecha? ¿No contiene buenas interpretaciones?... Sí, sí y mil veces sí, pero hay una serie de cuestiones insalvables.

Copón, NO ES NADA ORIGINAL. NO LO ES. The Last of Us (TV), sin el calor calentito de haber disfrutado y sentido con el videojuego es una versión MUY descafeinada de The Walking Dead. Esta obra, que todos abandonamos a partir de cierto momento fatídico con una mezcla de congoja y aburrimiento, fue de lo mejor que se ha hecho en televisión en sus primeras temporadas. Todo lo que sale en TLOU lo hizo previamente TWD en cantidades industriales. Personajes inolvidables, cliffhangers, saqueadores, comunidades autosuficientes, villanos odiosos, zombies/infectados, el fin de la Civilización, amor sin límites, traiciones... TODO TODITO estaba en TWD. Y claro, cuando ves que el entorno que nos propone HBO es superponible (podrían intercambiar planos y escenas sin problema), y que el meollo argumental se sostiene con tan solo dos personajes, por muy bien que estén Pascal y Ramsay, solo puedes concluir que el conjunto es un pálido reflejo; si no se hubiera hecho TWD (comic y serie), TLOU sería una leyenda, el recopetín, lo más. Pero amigo Drunkmann, hiciste un buen trabajo con lo tuyo pero llegaste tarde, fuiste el segundo, la medalla de plata.

En conclusión, no dudo que como adaptación del videojuego debe ser muy estimable, pero si lo jugaste ¿para qué volver a ver lo mismo?, y si no lo jugaste ¿realmente es tan buena?

Me explicaré. Es muy fácil, y muy tentador, decir que James Cameron es un tipo obsesionado por lo visual, que se ciega con los aspectos técnicos, que sus guiones son excesivamente... sencillos, etc etc. Pues sí, todo lo anterior es verdad, pero si se entiende mínimamente de cine se pueden hacer una serie de matizaciones importantes, que explicarían el pedazo de 8 que le he cascado a esta secuela:
- El tema de "lo visual"... Hombre, es que el cine es un arte basado en la imagen, y nadie debería dudar a estas alturas que Cameron es un narrador excepcional. Si uno se abstrae del gigantesco teatrillo renderizado de esta película, lo cierto es que la forma de plantar la cámara, moverla, y presentarnos tanto las escenas contemplativas como las de acción es soberbia. Y punto.
- Cameron y la técnica... Ay amigüitos. Todas las películas de este hombre han pegado un empujón a la forma de hacer películas que había en ese momento, y en esta no es menos. La sacada de chorra no consiste en plantarnos CGI en los morros, sino en literalmente gritarnos (y sobre todo a sus compañeros de industria), que si se le dedica un poco de tiempo y amor al asunto los resultados son sustanciosamente mejores. Avatar 2 tiene el mejor CGI que yo he visto hasta ahora, hasta el punto de que todo el que se nos ha presentado en gran parte de las películas anteriores parece una función escolar (si, hablo de tí, Marvel). ¿La razón?: que suelen ser películas hechas en serie, con (muchas) prisas y sin criterio ninguno. Comparar cualquier escena de Avatar 2 (atención, CUALQUIERA, en tres horas de película, no canta ni un solo plano) con el 95% de lo que solemos ver es un insulto. Resumiendo, aquí claramente hemos cruzado el Rubicón y hemos pasado de moñecos animados y cromas infames a cosas que no existen pero copón bendito que las estoy viendo con estos ojos. Bravo.
- Guiones sencillos. Pues sí, cuando quiero un buen guion me pongo pelis de los 70. Pero el tema no es ese, es que Cameron ha recuperado el espíritu clásico de lo que debe ser un Blockbuster (léase, Ben-Hur, Raiders of the lost Ark, el coloso en llamas, da igual): libretos sencillos pero bien atados. Volviendo a Marvel , son Blockbusters que salvo excepciones tienen guiones no complicados argumentalmente pero desastrosos en todo lo demás, sin contar con el lastre que supone la agenda Woke, las cuotas, etc.

En definitiva, que me ha encantado, no se me ha hecho nada larga y como experiencia cinematográfica en 3D es insuperable. Y me ha hecho recuperar la Fe en el tío Jim: yo fui de los que pensé que iba a fracasar miserablemente con esta secuela tardía... Soy un pecadorrrrr!!!!