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Los viajes de Sullivan

Aventuras. Comedia Obsesionado con la idea de rodar una película sobre la miseria y el sufrimiento, el director de cine John L. Sullivan convence a los ejecutivos del estudio para que le permitan recorrer el país disfrazado de vagabundo antes de empezar a rodar. Después de trabajar como peón para una viuda que espera de él algo más que cortar leña, huye de su casa, pero el camión que lo recoge lo lleva de vuelta a Hollywood. Sintiéndose completamente ... [+]
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los viajes de Sullivan es una película que se destaca por sus buenas intenciones en cada momento de la película, es decir hacernos meditar que ante la desgracia en vez del llanto es mejor la risa como paliativo, lo que no quita las responsabilidades del gobierno y las individuales frente a las desigualdades sociales que se viven en el mundo entero. Creo que la aparición de Veronica Lake -muy linda por cierto- le quita ese aire de comedia con critica social para convertirse en ese genero tan difícil como lo es la comedia romántica. La historia tiene algunos vacíos en su desarrollo y el final se hace un poco apresurado. Buenas actuaciones, dirección y guion. Notable la fotografía de los trenes.

"Los ricos y los pensadores,
que suelen ser ricos,
enfocan la pobreza como una ausencia,
como la falta de riqueza,
al igual que la enfermedad como
la falta de salud. Pero no es así.
La pobreza no es la falta de algo,
sino la presencia de una plaga...
...virulenta en sí, tan contagiosa
como el cólera...
...siendo la suciedad, el crimen,
el vicio y la desesperación
algunos de sus síntomas.
Uno debe alejarse de ella,
incluso para estudiarla.
Debe huir de ella
-Es usted. un estudioso del tema.
-Muy a mi pesar, señor."
Juan_Diego_GP
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8 de enero de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en la estantería encontrarás esta obra maestra de Preston Sturges en la categoría de «Comedia», lo cierto es que la comedia no asoma aquí por ninguna parte, a no ser durante la desopilante y divertidísima persecución del mini tanque de guerra por parte de la caravana, escena con ecos del mejor Buster Keaton. El resto compone una impresionante fábula moral amarga y reflexiva sobre la pobreza (acerca de la cual se reflexiona hondamente a lo largo del guion) y la fatuidad de la posición social, fácilmente transmutable mediante la falsificación de la personalidad o, más sencillo aún, mediante un simple cambio de vestuario. Obra comprometida y voluntariosa, representa quizá la cima del cine de Preston Sturges.

La película expone un abanico de mensajes que muy seguramente den a pensar largo rato al espectador, pero lo más importante de todo es que la historia no se deja deglutir y fagocitar por los ecos de la moraleja. «Los viajes de Sullivan» es, ante todo, el periplo físico y emocional de su personaje principal, John L. Sullivan (fantástico Joel McCrea), en un recorrido con forma de espiral que le conducirá siempre al mismo epicentro de su laberinto moral: su acomodada vida como exitoso cineasta de Hollywood, anclado en la frívola prosperidad de una filmografía tan exitosa como banal y convenientemente apartado de la miseria que, como un cáncer, se come poco a poco el mundo, enraizada en los múltiples conflictos sociopolíticos de la época (resabios de la Gran Depresión, Segunda Guerra Mundial en Europa, etcétera). Sturges plantea la película quizá como una manifestación solapadamente autobiográfica, pero bruñe a su personaje de un idealismo que resultará inconmovible hasta el punto de poner en serio peligro su vida.

La aparición de «la chica» (la Veronika Lake de siempre: rostro de muñeca, figura imponente, medio rostro cubierto por su mítico peinado) supondrá un replanteamiento total de valores y convicciones para el personaje, que prefiere aplazar una posible unión perfecta y casi mística en pos de la realización de su peculiar experimento. Pero lo que queda claro en todo momento es que este «ensayo de pobreza» está irremediablemente abocado al fracaso. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que Sullivan en todo momento salta al vacío con red, cosa que no puede hacer la horda de vagabundos y desharrapados a los que intenta emparentarse. Más allá de que logre deshacerse de la surrealista caravana repleta de comodidades que en un principio intenta seguirle para elaborar un reportaje acerca del experimento, en todo momento prevalece en algún nivel de su conciencia la posibilidad tangible de regresar a su suntuosa mansión de Beverly Hills, a su piscina, a sus mayordomos y a su existencia acomodada. Y no importa a qué nivel de abyección se obligue a descender o lo apretado que tenga que dormir en un albergue para indigentes: en un momento dado, y cuando encuentre el cubo de basura de latón vacío, podrá decidir que está harto de sufrir y regresar a la «civilización». Creo que en este concepto radica, al fin y al cabo, el sustrato dramático (por no llamarlo trágico) del film: los pobres de verdad nunca pueden elegir cuándo dejar de serlo.

Sturges demuestra ser un maestro en el arte de la narrativa porque en todo momento logra prevalecer los principios argumentativos por sobre el mensaje social, pero logrando que este cale hondo. Y, además, entreteje una maravillosa parábola sobre la risa y su poder terapéutico, además de sobre su agraciada universalidad: es, prácticamente, el único bien que está al alcance de cualquiera. Así lo entiende Sullivan hacia el final, comprendiendo de alguna manera el valor intrínseco y bienhechor de su cine.

Párrafo aparte, desde luego, para la secuencia inicial, una de las más espectaculares y vibrantes del cine clásico, aunque tan sólo funcione como cebo para el espectador, como un mero resorte del meta-cine con el que se inicia la proyección.

Soberbia comedia dramática de Preston Sturges. Elabora una historia ágil y maravillosa con un mensaje social profundo y comprometido que emula, de alguna manera, al mejor Chaplin. Cuenta con algunas escenas realmente magistrales (la persecución de la caravana y toda la secuencia de la iglesia me parecieron increíbles) y redondea, a través de su doble función de entretenimiento/llamamiento, una impresionante metáfora sobre la condición humana.

Muy buena.
Arsenevich
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1 de noviembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de Preston Sturges, es una cinta en la cual un director de cine, John L. Sullivan (McCrea), harto de hacer cine comercial, desea rodar una película comprometida con la realidad social del país, la miseria y el sufrimiento. A esa empresa y tras varias vicisitudes, lo acompañará una a bonita actriz rubia (Lake) entusiasmada con el proyecto.

Para ello se viste como un pordiosero y se embarca en una aventura insólita recorriendo el país sin dinero y sin recursos para experimentar qué es la pobreza. Disfrazado de vagabundo antes de empezar a rodar; vivir la carencia y la necesidad para que su filme resulte auténtico y veraz, lo que concluye en denuncia y sátira social.

Reparto magnífico donde destacan Joel McCrea, Verónica Lake y Robert Warwick, que realizan trabajos meritorios, humanos y por momentos graciosos.

Es una cinta que conjuga géneros diferentes: slapstick, comedia romántica, drama carcelario, sátira, acción, documento social, musical, melodrama, crimen y cine en el cine: tiene de todo un poco y bien llevado por Sturges, tanto en la dirección como en el guion de su propia autoría.

La música de Leo Shuken y Charles Bradshaw se integra plenamente en la acción, el drama, la tragedia y la alegría; y la fotografía de John F. Seitz (B&W) realza los diversos capítulos del filme.

Comedia inteligente, maravillosos diálogos agudos, frescos y con vis cómica por momentos, excéntricas caracterizaciones e interpretaciones superlativas, con un extraordinario humor a lo Sturges.
Kikivall
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6 de enero de 2006
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los viajes de Sullivan es una reflexión sobre la risa y sobre el optimismo, y se cuenta a partir de ese viaje que desempeña un cineasta en busca de inspiración (si no recuerdo mal iba así, verdad?). En todo caso, nos habla también de la humildad y de la igualdad social de las personas. Una comedia en la que se esconden un montón de valores expuestos de un modo muy eficaz por Sturges, que es sin duda uno de los grandes del género.
Jarmusch
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18 de junio de 2006
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de las mejores comedias que he visto nunca. Tiene un ritmo y protagonistas perfectos. Un clásico en toda regla para aquellos que quieran saborear lo mejor que ha dado de sí la comedia norteamericana clásica. Veronica Lake es la pareja perfecta para un Joel McCrea que vive en los mundos de Gulliver. Absolutamente genial
enyel
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