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Oppenheimer

Drama. Thriller En tiempos de guerra, el brillante físico estadounidense Julius Robert Oppenheimer, al frente del 'Proyecto Manhattan', lidera los ensayos nucleares para construir la bomba atómica para su país. Impactado por su poder destructivo, Oppenheimer se cuestiona las consecuencias morales de su creación. Desde entonces y el resto de su vida, se opondría firmemente al uso de armas nucleares. (FILMAFFINITY)
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Críticas 381
Críticas ordenadas por utilidad
21 de julio de 2023
39 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lástima que esta película, que tanta atención requiere y tan buenos medios técnicos contiene, que es estupenda en sí misma, se tenga que ver para apreciarla en (casi) toda su dimensión en lugares llenos de palomiteros y otros consumidores de fritangas que degradan la experiencia de ver una obra excelente en una pocilga.
Desahogada en parte mi frustración, diré que la película es un ejercicio de sobriedad dentro de la espectacularidad, de buenísima construcción de los diálogos, de interpretaciones bárbaras de principio a fin, con el paso del tiempo incluido.
Todos están geniales. Desde luego, hay que resaltar a Cillian Murphy, Robert Downey Jr., Emily Blunt y a mi admirada Florence Pugh; también, por supuesto, a Matt Damon, siempre convincente.
Destacaría incluso la interpretación de Downey sobre las demás,incluida la del protagonista principal.
En estos tiempos convulsos que se hable de fascismo, de democracia, de poderes absolutos, que una película nos venga a recordar que habia (pocas pero valiosas) gentes interesadas en la guerra de España y en el derrocamiento de la II República por golpistas, es un soplo de aire mas que fresco, necesario.
Que en estos tiempos en que las guerras aparecen y desaparecen de las noticias y de las pantallas, que son amenazas fantasmas, se nos recuerde que las bombas, la energia nuclear y todos sus derivados siguen ahí, es valiosísimo.
Oppenheimer ya lo avisó a los cínicos del Comité de energía nuclear: si no hay cooperación internacional, un equilibrio de fuerzas ni consenso, EE.UU. ( y cualquier potencia ahora) usará la fuerza para lograr sus fines, por eso se negó a continuar con la bomba de hidrógeno y perdió sus credenciales.
Podía haber perdido mucho más. Emily Blunt está magnifica en esa secuencia del final, cuando todos son parabienes y medallitas.
Si una nación se cree superior a otras, cualquier excusa la hace válida para imponerse (como podemos comprobar en la guerra de Putin contra Ucrania). Ojala no haya que lamentar el maldito invento de esas bombas en un futuro próximo. Claro, que no quedaría mundo para lamentarlo.
Habría que preguntarse con Oppenheimer si en verdad fue tan necesario el lanzamiento de la bomba atómica para acabar con una guerra, que daba ya las últimas bocanadas y cuya explosión causó más de 200.000 muertos.
Magnífica película desde todos los ángulos. Imprescindible, diría yo.
Lis
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21 de julio de 2023
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pateo sobre la tarima de madera advierte sobre la lluvia de neutrones, real y ficticia, que bombardea atómo y mente. Una ráfaga imperceptible, capaz de liberar toneladas de energía, derivada de la más gozosa creatividad y el más profundo de los tormentos. Una mirada puede ser todo o nada al mismo tiempo, apropiándose de la capacidad de crear y destruir de manera simultánea; el proceso de creación de una obra de arte no difiere realmente del modus de formulación matemática, entendiendo esto como una manera de alterar la realidad consiguiendo diferentes efectos: los procesos cognitivos que nos hacen llegar a la conclusión de la extrema belleza poética que nos emociona ante algo, y las derivaciones de la física que, no entendiendo de útil y terrible en sí mismas, se nos presentan como hechos de causa y consecuencia.

‘Oppenheimer’ (2023), es el duodécimo largometraje dirigido por Christopher Nolan. Un trabajo que, al igual que su protagonista, mira más allá de lo aparente, quebrando y fusionando umbrales de compleja estructura. La historia de J. Robert Oppenheimer, considerado el padre de la bomba atómica, minuciosamente retratado durante su carrera científica y personal. Cillian Murphy, pasa a formar parte de la lista de los roles atormentados a lo largo de la filmografía del realizador británico, ofreciendo una cautivadora y magnética interpretación del científico neoyorquino. El intrincado laberinto de una mente global consciente, yendo un paso más allá de las leyes naturales conocidas hasta entonces, tomando el testigo de las mentes más brillantes de inicios del Siglo XX, hasta confluir en el artefacto del antes y el después. Una psique del “principio” y el “fin” trazada con leyes divinas en tratados y pizarras.

Nolan, despliega su imaginario audiovisual para trascender en su ambición cinematográfica. Construye un relato profundamente clásico, sin estar reñido con la disyuntiva narrativa; utiliza un elevadísimo número de emulsiones analógicas para que el soporte tenga capacidad de comunicación orgánica. Diferentes tipos de película y combinaciones de blanco y negro y color para saltar adelante y atrás en el tiempo y el espacio. El grano cinematográfico heredero de las reacciones químicas fotográficas, unas veces fino, otras espeso, viscoso, grumoso y vibrante; átomos invisibles en pantalla provocando una explosión emocional. Una historia que se mueve entre la ciencia, la carrera armamentística, la Caza de Brujas de McCarthy, la locura de Los Álamos con Trinity y auditorías de descrédito personal.

Se muestra implacable, e incluso irritante, con el uso del sonido. Nolan lo amplifica, quiere y pretende que oigamos el sonido de las ondas y las partículas. Nos bombardea al unísono del estado emocional de Oppenheimer. Nos seduce con su curiosidad, la alquimia de la física y su acción final; por el contrario nos emociona con un hombre, consciente en todo momento de sus actos, expectante por el avance tecnológico, y posteriormente destrozado por la crisis moral debida a lo acontecido. Mención especial merece la partitura de Ludwig Göransson, contenida y extrema casi a niveles cuánticos.

Un reparto estelar acompaña a la figura de Oppenheimer. Robert Downey Jr. resplandece en su papel de Lewis Strauss, presidente de la AEC y figura clave en el desarrollo militar norteamericano. Nolan bendice con identidad propia a la gran cantidad de personajes que aparecen, ofreciéndoles una identidad personal que aporta y abruma a partes iguales.

‘Oppenheimer’, maravillará o irritará al espectador con su mortecino espectáculo nuclear. El film propone algunas de las secuencias más escalofriantes surgidas del conocimiento y pensamiento de nuestro anfitrión. Pone sobre la mesa un peligroso juego de dados en manos de la especie humana. Indaga en la Historia reciente, reflexiona sobre el presente, y siembra terroríficas incógnitas sobre nuestro futuro. Dibuja en dimensiones distintas “una poética de la guerra y la autodestrucción”; tan determinante como quien controle el vuelo de las V-2 alemanas, tan acongojante como el hipotético cruce final de misiles en un mundo azul que se tizna de negro. Un reconocimiento, que en palabras de Albert Einstein, no será para usted; quizá tampoco para Nolan. Partículas y ondas, Cine y expresión.



https://cinemiamor.wordpress.com/2023/07/21/usted-oye-mas-que-musica-oppenheimer-2023-christopher-nolan/
Marcos B
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21 de julio de 2023
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Oppenheimer" (2023), dirigida por Christopher Nolan, es una ambiciosa (quizá debió ser un poco menos ambiciosa) película que explora la vida de Julius Robert Oppenheimer y su participación en el Proyecto Manhattan, abarcando desde antes de la guerra, durante la Segunda Guerra Mundial y después de la misma. Desde una perspectiva técnica y visual, la película se destaca como un logro cinematográfico espectacular, mostrando una estética magnánima en todo momento.

Sin embargo, el guion es su punto más débil. La película padece de una falta de desarrollo en varios personajes, incluyendo al propio Oppenheimer, lo que termina haciendo de esta película una narrativa superficial y carente de emociones. Nolan intenta abarcar demasiado en el tiempo disponible, dejando cabos sueltos y subtramas que no llegan a tener un propósito claro a lo largo del camino. Además, algunas escenas complejas aparecen sin un contexto aparente, lo que puede resultar confuso en algunos momentos. Yo no he podido evitar compararla un poco con la forma narrativa espacio-temporal de "Citizen Kane" (1941) de Orson Welles, donde obviamente Nolan queda muy en desventaja. Quizá la comparación no es exacta, ni justa, pero no pude evitar pensar en esta otra película, debido a que ambas hablan sobre la vida de un hombre importante durante la Segunda Guerra Mundial (aunque en realidad son películas muy diferentes). Y en donde la película de Orson Welles es simplemente muy superior.

A pesar de estos fallos, Nolan logra manejar magistralmente la tensión y el suspenso en momentos claves, como el momento de la explosión de la bomba (¿es spoiler si pasó de verdad?), creando una atmósfera casi como la de un thriller. Las actuaciones, especialmente la de Cillian Murphy como Oppenheimer, son destacables, pero yo resaltaría la brillante interpretación de Robert Downey Jr. como Lewis Strauss, un aspecto que muchos han pasado por alto y casi no mencionan.

La película logra transmitir un mensaje importante sobre la moralidad de la ciencia y la tecnología, reflexionando sobre cómo nuestras propias creaciones (armas) pueden llevarnos a la destrucción masiva (fin del mundo). "Oppenheimer", en lugar de ser una película de propaganda estadounidense o una trama histórica, se inclina más hacia una postura anti-guerra, lo que añade profundidad a su temática que le aplaudo a mi amigo íntimo Chris Nolan. "Oppenheimer" es un logro cinematográfico notable, pero no alcanza las proporciones colosales que marquen un antes y un después en la industria, como muchos dicen que es.
emi_aggeler
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6 de agosto de 2023
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que visualizo una película de Christopher Nolan tengo la misma sensación de estar delante de un director que pretende que cada una de sus cintas sea un legado para la posteridad, queriendo situarse una y otra vez al lado de obras maestras como "El Padrino", "La Lista de Schindler" o "Cadena Perpetua". Y efectivamente, esa especie de hambre de gloria de Nolan se refleja en un sello muy personal (cosa no poco importante en un buen director) que tiñe sus películas de una grandilocuencia muchas veces exagerada.

Es lo que ocurre con "Oppenheimer". Destila enormidad, solemnidad e hipérbole por los cuatro costados. No es una mala película, ni mucho menos, pero de tan exagerada que resulta en varios de sus aspectos, pierde enteros y credibilidad, consiguiendo a mi juicio el efecto contrario de lo que pretende.

En una primera parte de la película excesivamente densa se nos presenta e introduce una trama argumental donde la aparición incesante de nuevos personajes y la inabarcable cantidad de información que se nos proporciona nos llega a ahogar por momentos. Es como que para Nolan cada una de las personas con las que Robert Oppenheimer tuvo contacto en su vida como científico ha de merecer acto de presencia en esta película, de tal modo que llegamos a no saber muy bien quién es quién o cual era el nombre de determinado personaje.

Bien es cierto que existe una segunda parte en la película, centrada en Los Álamos, que gana enteros porque en cierto modo "simplifica" la trama a un objetivo más claramente identificable en forma de preparación de la explosión de la bomba atómica y del sentimiento de culpabilidad de su creador, algo que SÍ se consigue plasmar de manera muy grata en pantalla. La película crece en esta parte central, pero luego vuelve en cierto modo a resentirse con una tercera parte que vuelve a caer en los errores de la primera. Todo se vuelve más plomizo, se nos atiborra a demasiada información y el salto constante de un personaje a otro hace que la atención se disperse.

Para que tres horas de duración no se hagan pesadas, el resultado final ha de ser muy bueno. Eso ocurre en "El Padrino", "La lista de Schindler" y "Cadena Perpetua" y es lo que aquí NO sucede. Y es un lástima, porque Nolan, que en sus obras siempre nos muestra una gran fotografía y unos paisajes de gran calidad, aquí se centra demasiado en el plano corto para al final no acabar dando con la tecla que permita que esos planos cortos nos hagan empatizar o sentirnos identificados con sus personajes. No sé si en la vida real Robert Oppenheimer sería alguien muy transparente, pero aquí se nos ofrece una imagen de alguien turbio y de pensamiento poco claro, consiguiendo un personaje dicotómico, con su lado científico y su lado político, con su lado compasivo y su lado vengativo, con su lado fiable y su lado no tan fiable.

Es esa dicotomía la que caracteriza a todo el metraje. Salta constantemente hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, pasa del color de Oppi al blanco y negro de su contrario Strauss, salta del tema científico al político y salta una y otra vez de un personaje a otro como si se tratara de la reacción en cadena que origina el estallido de la bomba atómica. En definitiva, abusa del exceso y eso se acaba pagando. He aquí un muy buen ejemplo de que más es menos o, dicho de otro modo, el que mucho abarca poco aprieta.

En conclusión: No siendo una mala película, a mí no me acaba de convencer. Tiene un muy buen guión que de tanta pretensión acaba comiéndose a si mismo. Necesita proporcionar menos información en menos metraje porque el regusto final que queda es el de haberse tenido que tragar una caja entera de polvorones en pleno verano y sin agua que lo acompañe.
JulesVincent
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20 de julio de 2023
30 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta que narra inicios, auge y caída del considerado por muchos como "padre de la bomba atómica": Oppenheimer.

Estamos ante un biopic que intenta emular el tono bronco y conspiranóico de JFK pero en clave videoclipera y alargado hasta la extenuación.

Hablamos de una cinta entretenida, bien narrada pero cuyo montaje falla a la hora de mostrarnos las elipsis entre, el juicio sumarísimo para cepillarse a Oppenheimer y el desarrollo del Proyecto Manhattan. Desde luego, el primer tercio de la cinta es vibrante y muy entretenido, pero... a medida que avanza el metraje, nos percatamos que Nolan alarga el chicle hasta la extenuación en un intento desesperado de dar un tono político y hasta de thriller para aspirar a los Oscar.

Por tanto, salvo que se sea un friki de la materia o un obstinado obsesivo compulsivo del antimilitarismo y la Guerra Fría, sus tres horas resultarán pesadas para el público general.

Por suerte, la cinta cuenta con un buen plantel de actores, destacando por encima de todos Cillian Murphy ofreciendo un personaje netamente torturado y ambivalente entre su obsesión por el avance científico y la destrucción del mundo.

La banda sonora recuerda a los trabajos de Hans Zimmer pero se nota la sangre nueva Ludwig Göransson: ofreciendo pasajes grandilocuentes con otros más intimistas.

En definitiva, Nolan podría haber contado la misma historia en hora y media pero ha decidido alargar el metraje innecesariamente para encubrir una forma de rodar cine fría, videoclipera y blockbusteriana. Muy lejos de lo logrado por Stone en “JFK”, pero es esa obsesión por las elipsis que enlazan tramas lo que hunde el ritmo y propia identidad la que podía haber sido otra obra maestra. Muy lejos queda ya, el creador de "Memento".
Buscapé
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