Besos robados

Tercera película con Léaud, del ciclo Doinel. Aquí, él en varios trabajos, un poco putero y sus relaciones con la buena, dulce y sensata Christine..
Toda la película parece un agregado de escenas sueltas, casi siempre de una comicidad solapada, y sin ir en dirección alguna.
El modo de rodar es también así, como de paso, pero directo, casi a la primera toma.
La película fue muy estimada en su tiempo, porque sabía a algo nuevo, lejos de cualquier artificio, aunque lo tiene, y mucho, aunque de otro género.

Quizás no sea una grandísima película, pero a pesar del tiempo transcurrido permanece fresca, se siente ágil y, sobre todo posee un sutil sentido del humor que sigue siendo efectivo, o al menos en mi caso.

Yo diría que esta película la podía haber rodado Woody Allen, tiene características comunes con sus películas. Creo que hay que acercarse a "Besos robados" consciente de lo que es, una película sin altas pretensiones, que tan sólo quiere dejar buen sabor de boca, lo que creo que consigue.

Esta película me produce sentimientos encontrados. Está muy bien valorada, pero a mi parecer no es de las mejores de Truffaut. Sí que consigue captar como momentos de vida, atrapar esas pequeñas cosas propias de una etapa de la vida, y eso… eso lo hace como pocos. También retrata París como un maestro, llena de cotidianeidad, cercana, a veces con personajes bufonescos, en un tono delicioso.
Y sigue con el personaje de Antoine, que a mi me parece un alter ego suyo. Él es el hilo conductor del film, un joven inmaduro, sin estabilidad laboral y varios flirteos. El despertar sexual es otro de los temas que maneja Truffaut aquí.

Antoine Doiniel es un personaje inseguro, volátil, torpe. No se acaba de asentar en ningún sitio. Sin muchos rodeos, al inicio Truffaut nos lo presenta cuando es expulsado del ejército, dando sensación de un inadaptado. Seguimos su trayectoria vital, en el que se plasma un bello retrato del amor juvenil y los vaivenes emocionales propios de la edad. Todo nos da la sensación de momentáneo, narrado con la frescura y vitalidad propia de su protagonista.

En efecto, la narración no es muy convencional, con un argumento poco definido, más allá de los avatares del inadaptado Antoine. Me recuerda un poco a algunos pasajes del primer Woody Allen. No es fácil captar esa transición entre la niñez y la edad adulta, y él lo consigue. Película irregular en algunos tramos, pero en definitiva, un acto de amor al cine como él lo concebía.

Por cierto, deliciosa la joven protagonista, Cristine (Claude Jade).

No sé muy bien el motivo de que todo el mundo opine que esta película es una joya, y el porqué ha recibido tantos premios y se la tiene en tan alta consideración.
Tal vez me gane muchos reproches, pero a mí literalmente me ha parecido un aunténtico pestiño. Entiendo que el director de la fantástica "Los 400 golpes" llamado François Truffaut haya creado muy buenas películas; pero creo que no se debe defender todo simplemente por ser quien es. Y en esta ocasión, lo que ha dirigido es una auténtica tomadura de pelo.
Sinceramente no he llegado a entender que ha querido contar ni narrar. La vida de un joven que no es capaz de mantener un empleo, y que se mete a trabajar en una agencia de detectives privados, y se encarga de descubrir porque las empleadas de una zapatería tratan mal a su jefe. Como se puede ver la trama es "super interesante" (esto es en tono sarcástico). Pero la verdad, es que viendo el director que era decidí obviar la trama y ver en que podía estar el interés. Al final descubrí que no estaba en ningún sitio.
La historia me ha parecido muy simple y no me ha aportado nada. Además, debo decir que cuenta con unas actuaciones realmente malas de todos sus protagonistas, y solo se salvan algunos secundarios que hacen un trabajo interesante.
Pero debo decir que para mi lo peor no es ni el guión ni las actuaciones. El montaje es de los peores que he podido ver. No puedo creer como este director ha permitido que su película se haga así. Unos cortes muy bruscos y sin sentido llenan el film, haciendo que los cambios de escenas o de planos resulten como auténticas bofetadas, produciendo una desconexión aun mayor con la historia.
En fin, tal vez muchos entendidos puedan ver muchas cosas en esta película de este director francés que me suele gustar. Pero en mi caso debo decir que no me ha parecido un film para recomendar y hacer mención. Una historia sosa que solamente produce sueño.

Arriesgada, prometedora, endeble, torpe, ingenua, colorida, ilusionante, pausada, previsible, polémica, caótica, absurda, aparatosa, reiterativa y decepcionante secuela de la famosa producción francesa, Los 400 golpes.

François Truffaut, recupera algunas de sus vivencias en el pasado, volviendo a contar con el joven, Jean-Pierre Léaud, para a ofrecer algo menos dramático y más desenfadado que lo ofrecido en la primera entrega.

Juega con el misterio, el humor y lo políticamente incorrecto, ofreciendo un entretenimiento que en su momento pudo ser muy rompedor y que en la actualidad, puede quedar como algo desfasado.

Besos robados, queda como toda una retahíla de intrigas amorosas desfasadas.