Four Lions

Comedia negra moderadamente divertida: situaciones ridículas, escenas hilarantes y personajes que rozan cierto patetismo conforman esta historia que entra dentro de un humor un tanto macabro... pero muy divertido.

Los personajes son su mejor baza: 5 británicos de origen árabe que pretenden formar parte de la rama radical del Islam, pero lo único que consiguen es tropezar una y otra vez. La trama que los sigue se hace ligera, amena y entretenida. A su vez, Four Lions supone una sorprendente crítica ante los fundamentalismos y sus decisiones, aunque con un toque cómico que la suaviza, y ante la posición proteccionista del atacado, cuyas decisiones no son siempre correctas ni conocidas. Elogiamos también la naturalidad con la que es tratado un tema tan delicado y con tanta controversia.

En resumen, una comedia aceptable que tiene una trama muy interesante que se pierde en un final algo predecible y condescendiente, como cerrando un círculo imaginario. A pesar de esto, es totalmente disfrutable y un producto muy diferente a lo que vemos habitualmente.

Para saber como funcionan las células yihadistas puedes tragarte muchos documentales y leer muchos informes. O simplemente puedes ver esta película.

La película nos muestra desde una clave de humor (negro) el funcionamiento de una célula terrorista que decide actuar. El "entrenamiento", hacer un plan, conseguir los materiales y ejecutarlo finalmente. Mediante la supina imbecilidad de los personajes nos queda bien claro quienes son los más radicales: conocedores del islam superficial que solo han demostrado saber lo que les interesa, desarraigados que se adscriben a una cultura que poco conocen aunque su linaje venga de allí y uno que es más británico que su madre pero se ve que le interesa el tema y se radicaliza. En fin, la TIA de al-Qaeda. El humor aquí no se basa en chistes y gracietas baratas. El humor se crea a partir de situaciones y diálogos que dejan en evidencia una y otra vez a los terroristas, los cuales en ocasiones pueden albergar una profunda reflexión.

Pese a que es una comedia negra y el final es un buen clímax. éste se torna dramático y hay un par de momentos donde vemos de forma clara las relaciones entre los personajes y sus motivaciones. Eso sí, no faltan situaciones humorísticas que se sienten orgánicas.

La película, por como está grabada, en ocasiones asemeja más a una película casera con bajo presupuesto. Vemos cámaras que se mueven muchos y recursos como zooms muy descarados. Pero su, en ocasiones extraña, grabación no estropea la experiencia aunque tampoco aporta nada. Es bastante inocua.

Four Lions es una comedia tremendamente original, negra, de humor casi surrealista, pero ácida y crítica, también social y más dura de lo que puede aparentar a simple vista.

Christopher Morris bebe directamente de los grandes del humor y del cine cine social inglés, mezcla a los Monty Python con Ken Loach, busca un tema polémico y serio y lo convierte en un sainete plagado de un humor paródico e hilarante, a ratos disparatado y a ratos inteligente que esconde un poso de crítica demoledora.

La historia nos narra las aventuras y desventuras de un grupo de patosos y peculiares islamistas radicales asentados en Inglaterra, que planean inmolarse y convertirse en mártires de la Yihad. El director nos sirve, a partir de esta idea, una cinta plagada de un humor tan políticamente incorrecto como tremendamente descojonante. El espectador no puede dejar de reirse a mandíbula batiente con la sucesión de gags, diálogos divertidos cargados de acidez y humor de altura, personajes entrañables y situaciones tan surrealistas como bien resueltas. Pero ojo, detrás de toda esta parodia, se esconde también una crítica genial e inteligente hacia el radicalismo religioso y el sinsentido de la violencia, de dar la vida y quitársela a otros por defender una religión diferente, y también contra la sociedad occidental, una crítica contra los prejuicios, la manipulación y las chapuzas de sus gobiernos.

Four Lions, es sin duda una de las mejores películas del 2010, una cinta que merece mucho la pena ser vista y ser disfrutada, una joya divertida y reflexiva, una película sobresaliente.

Es como si dijera, la película: los terroristas que tiran dos bombas mal tiradas, son unos pobres diablos en realidad, en el fondo algo inofensivos, torpes, aunque muy enfadados, y no tienen nada que hacer contra el gran aparato oficial, que es de todas formas estúpido por no saber tratar el problema con mano izquierda. No salen mejor parados que los terroristas, incluso peor, pues hacia estos se trasluce cierta ternura.
Cabrones ingleses, los mejores para el humor negro.

Reír por no llorar, porque la sátira de Christopher Morris está plagada de personajes caricaturescos que no hacen más que mostrar la realidad absurda e irracional del fanatismo actual, con independencia del dios al que se idolatre. Conseguir hacer de una inmolación una situación divertida es un acto perverso, hace que al salir del cine te preguntes: ¿pero de qué narices me estoy riendo? Y te vayas a casa con una sensación agridulce que obliga a pensar sobre el mundo que nos ha tocado vivir. Por sus bromas macabras, porque exige utilizar la sustancia gris de nuestro cerebro, por ser una crítica atrevida que no deja títere con cabeza y por descubrir que no haber visto nunca La Guerra de las Galaxias puede tener consecuencias graves. Por todo eso, y mucho más que no pienso desvelar, sus 94 minutos merecen la entrada.