Génova

Hace siglos que no me agobiaba y aburría tanto en el cine, después de una larguísima hora no había pasado nada de nada, pero eso no era lo peor. lo peor era ver como constantemente jugaban con nuestras expectativas con una cámara en mano digna de “El jardinero fiel” o “Tropa de elite”, efectos de sonido y mucho pero mucho caos en una historia que tal vez fue rodada en Genova por esto, por el caos.

No voy a contar la película, pero humildemente creo que le sobran muchos planos y podría haber sido un cortometraje y nada más

Pues ante el drama que se origina en los primeros dos minutos de cinta esperas que en algún momento de la película te llegue a emocionar. Pues no. No es que quiera que el director recurrar a la llorera fácil en algún momento pero sí que los personajes te transmitan realmente la pena que llevan consigo.
Un final insulso y para mí decepcionante que acaba siendo como toda la película: esperas que la película tome un giro inesperado pero no acaba pasando nada destacable.

Interesante pero hubiera podido ser mejor.

6/10
Snow_Crash

Si tuviera que definir de alguna forma esta película la palabra sería "elegante". Contriibuye bastante a ello que se desarrolle en una ciudad preciosa como Génova, pero también es la forma en la que el director aborda el tema, además de la sencillez del guión y la pulcritud y mesura de las interpretaciones.

El argumento es simple: una familia sufre la pérdida de la madre en un accidente de coche. Los tres protagonistas principales se enfrentan a esta tragedia de formas muy distintas. La niña pequeña es la que sufre el trauma mayor, al haber sido la culpable directa del accidente. Pero también está la adolescente, totalmente perdida, confusa y sin saber muy bien contra quién dirigir su frustración y su rabia. Y luego Colin Firth, que está realmente brillante en el papel de padre sumido en la soledad que se enfrenta a la difícil tarea de sacar adelante esa pequeña familia brutalmente golpeada por el destino.

No vemos mucho aspaviento ni emociones desmesuradas. Es la sencillez del día a día después de una muerte cercana. Winterbotton va paseando el dolor de sus personajes por los preciosos parajes que rodean la ciudad y por sus calles tortuosas, oscuras y estrechas. Los vemos reir, comer, hablar, relacionarse, y sabemos que están rotos por dentro pero su cotidianeidad no dista mucho de la de cualquiera de nosotros. Es por la noche, a través de las pesadillas de la niña, cuando el fantasma que les acompaña se deja ver.

En definitiva, la vida sigue y hay que continuar respirando, riendo, comiendo, follando, trabajando... Y esto es sin más lo que nos cuenta este filme poco pretencioso pero lleno de sentido y sensibilidad. Perfecto para los que creemos que el buen cine no está reñido con la elegancia.

La película arranca de una manera que al comienzo engancha al espectador por el dramatismo de las imágenes. Entonces, la película parece abrir se a un escenario de expectativas y enormes potencialidades apuntadas por su director, que luego no quiso o no supo aprovechar. El caso es que conforme avanzan los minutos, apenas ocurre nada que merezca ser contado, lo cual que Winterbottom oficia de maestro de ceremonias que más que ceremonia, orquesta un film bastante plano.

Drama con suspense o película de cierta intriga con drama añadido. En la historia, una familia que ha perdido a la esposa y madre y cuyo esposo y padre parte con sus sus dos hijas desde Estados Unidos a Génova para reiniciar una vida nueva.

El director Michael Winterbottom, que con este film da un giro a su cinematografía (Camino de Guantánamo, 2006 y Un corazón invencible, 2007), consigue mal que bien crear un drama familiar en el que introduce algunos episodios con carga fantástica, lo que produce cierto efecto de película extraña y en ocasiones turbadora, una cinta que va de más a menos.

El guión del propio Winterbottom junto a Laurence Coriat ofrece una mirada doble en la narración. De un lado una mirada intimista enfocada en la familia, las hijas y la ausencia de la madre. Y de otra parte, otra perspectiva que mira hacia una Europa poblada de fantasmas. Hay un predominio de las ideas en el desarrollo del film, moviéndose en el relato que desprende el aroma de un cine en el cual la pretensión es experimentar de manera permanente. O sea, que la película no es cerrada, que deja aspectos abiertos y lo que queda es ese poso de inquietud en algunos pasajes del metraje.

Me ha parecido muy apropiada y bonita la música de Melissa Parmenter y muy luminosa y diáfana la fotografía de Marcel Zyskind.

El reparto es sobre todo un Colin Firth solvente, que resuelve con credibilidad su papel de padre atribulado que intenta rehacer su vida y la de sus hijas. En este sentido Catherine Keener hace su trabajo de nueva novia con química y de forma correcta. Y están bien interpretadas las hijas, la mayor y adolescente por Willa Holland y la pequeña y traumatizada encarnada eficientemente por Perla Haney-Jardine.

Tal vez lo mejor del film sea esa cámara nerviosa, omnipresente, con travelling continuos, con acercamientos a primeros planos, sus re-encuadres en zoom llamativos, recorridos coloristas por una ciudad que se presenta poética y romántica, pero también con sombras y presencias amenazadoras. “Génova” funciona así como metáfora de los estados anímicos de una familia retratada en sus vaivenes emocionales y sus pendulares estados de ánimo, en su lucha entre el deseo ilusionado y su espíritu angustiado.

Pero tras estas idas y venidas: las acciones arriesgadas de la hija adolescente; la hija pequeña aterrorizada con sus visiones; y los amoríos del padre. Pues bien, lentamente y con paso firme (sin prisa pero sin pausa) la cosa se estabiliza y la película cierra de manera tópica y típica: reconciliación, armonía, y buena relación.

Película muy acertada en cuanto a la forma de llevar la historia, me pareció algo diferente a lo típico y muy bien llevado. Las actuaciones de la familia son fantásticas, sobre todo la de la niña pequeña.
No es una película grandiosa pero sí con mucha más "chicha" de la que aparenta tener, la posibilidad de que ocurran tantas cosas le da un buen pellizco de realidad a la película e invita a la reflexión.
Destacar la acertadísima fotografía que metafóricamente une el caos de la ciudad con los momentos de tranquilidad en bellos parajes.

No es una obra que destaque, pero creo que aporta bastantes cosas.