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El último refugio

Cine negro. Intriga. Thriller Roy Earle sale de prisión antes de cumplir condena gracias a su buena conducta y a la fianza depositada por Big Mac, jefe de la banda a la que perteneció. Poco después, un miembro de la banda le comunica que Big Mac, que prepara un nuevo golpe, le espera en California. Roy, pese a su intención de cambiar de vida, decide acudir a la cita. En su viaje a través del país, entabla amistad con una humilde familia de granjeros, cuya nieta, ... [+]
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
20 de enero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
06/06(06/01/21) Notable film dirigido con pulso narrativo sólido por Raoul Walsh, en una mezcla entre cine negro y drama criminal, con substrato de crítica social. Escriben el guión John Huston y WR Burnett (“Little Caesar” o “Scarface”) basándose en la novela de este último, con protagonismo para un coloso en una de su primera actuación estelar Humphrey Bogart, junto a él una gran Ida Lupino, siendo un atípico trabajo de cine noir que se rueda gran parte en exteriores en zona montañosa en Whitney Portal, a medio camino del Monte Whitney en la Sierra Nevada de California. La película consolidó una fuerte conexión personal y profesional entre Bogart y Huston, y proporcionó el gran avance en la carrera de Bogart, transformándolo de actor secundario a actor principal, con colaboraciones tan prodigiosas como “El Halcón Maltés”, “La reina de África”, “El tesoro de sierra Madre” o “Cayo Largo”. Aquí Bogart encarna a un anti-héroe de honor, de la vieja escuela, tipo duro, pero noble, leal, cínico, y que destila gran melancolía por el pasado (en este caso por su pasado de granjero), teniendo el film un formidable tono crepuscular, donde su Roy Earle destila ganas de vivir encada mirada, desea rehacer su vida, y lo intenta en lo que cree que será regresar a su pasado con esta familia a la que toma cariño, con una joven tullida en la que Earle se ve reflejado, y desea rehabilitarse de sus fechorías ayudándole, él se ve a sí mismo como un desarraigado e inadaptado, que solo hace de que huir hacia la nada, pero tiene sueños de cambiar su aciago destino. La película se rehízo dos veces. Primero, en 1949, también de Raoul Walsh, como un western, “Colorado Territory”, protagonizada por Joel McCrea y Virginia Mayo. Luego, en 1955, como "I Died a Thousand Times", protagonizada por Jack Palance y Shelley Winters, y dirigida por Stuart Heisler.

La acción dramática comienza en la prisión de Mossmoor (Chicago, Illinois), Roy Earle (Bogart), tras 8 años de prisión por asalto y robo del Banco de Indiana, es indultado y puesto en libertad bajo fianza abonada por Big Mac (MacBride), el jefe de su antigua banda. Pese a su firme propósito de retirarse de la vida criminal, acepta realizar un último trabajo por deferencia hacia quien ha hecho posible su puesta en libertad. En el Campamento de Shaw se encuentra con sus compañeros de trabajo, Red Hattery (Arthur Kennedy), Babe Kozak (Alan Curtis) y Marie Garson (Ida Lupino).

Walsh ofrece un retrato de carácter con matices del protagonista, ahonda en su psicología, se le da profundidad, ello expuesto en su relación con los demás, así como en sus miradas nostálgicas, hace que empaticemos con este honorable ladrón y nos importe lo que le ocurra. Roy es hijo de granjeros y conoce a Pa Goodhue (gran Henry Travers, el eterno Ángel Clarence de “Qué bello es vivir”) un referente paterno, este tiene una familia de granjeros arruinados, y ve la oportunidad de volver a sus raíces intentando ser parte de ella, lo que nos da a un tipo con morriña de su pasado, intenta escapar de la espiral del crimen, ansía redimirse apoyando a esta familia, ayudando a su ‘coja’ (brillante modo de presentarla a través de un primer plano de su pie bajando del auto) nieta Velma (buena Joan Leslie). Con él nos sumergimos en un sub mundo de crímenes, asesinatos, robos, traiciones, avaricia, amistad, frustraciones. Ello con una narración que va increscendo dramáticamente, con escenas de gran intensidad, haciendo que conforme avanza el minutaje el clima sea más y más opresivo, donde el rush final se convierte en un espectáculo de los medios (radio, prensa, público,...). En el otro lado de la balanza para Roy está Marie (Ida Lupino), una joven que siente admiración por él mítico criminal, pero Roy siente que ella es seguir montado en aras del crimen, y solo siente cariño por ella.

Sigue el desarrollo un recorrido común en el género, donde hay una primera parte para que conozcamos a los personajes, sepamos del plan del golpe, haya rencillas entre la banda; Segunda parte se dedica al robo y sus consecuencias, la huida de la policía; Y el tercer tramo es el clímax donde será a todo o nada; No faltando metido de rondón y con fórceps un elemento típico del género en aquellos años, como es el mostrar los avances última tecnología de la policía contra los criminales, esto debido al Codigo Hays, donde había que exhibir que las autoridades siempre darían con los malos (El crimen siempre paga), con lo que el final se ve venir de lejos, y esto es un defectillo.

Humphrey Bogart borda su rol de tipo duro, ese que tan bien proyectaba con su rostro imperfecto, con un carisma y donde gentes fabuloso, se ve en su mirada la tristeza por una vida feliz que se le escapa por mucho que parezca tenerla al alcance de sus dedos, y teniendo una gran química con Ida Lupino, actriz que también está sensacional, maravillosa dando réplica a Bogart, como muestra devoción en su mirada, entrañable el modo en que lo ama sin esperar nada a cambio; Henry Travers como el abuelo granjero exhibe una gran simpatía y ternura; Donald MacBride como el capo Big Mac es de los que en poco tiempo sabe dejar huella en una sola escena con Bogart está formidable.

Entre la puesta en escena destaca la fenomenal cinematografía de Tony Gaudio (“Robin de los bosques” o “La carta”), jugando con los claroscuros, en los contrastes de grises, componiendo postales preciosamente evocadoras, con gusto por detalles que enfatizan (el plano del pie tullido de Velma), y en miscelánea con la edición de Jack Killifer (“El hombre que vino a cenar” o “Gentleman Jim”), crea secuencias de electrizante vigor como es la mencionada persecución por la carretera de montaña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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11 de agosto de 2005
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo la convicción, de esas pocas que sabes que tienes, de que los delincuentes y los perros tienen la ingenuidad típica de los cabrones, aquélla que no es sino premeditada, una especie de pasatiempo personal que busca la simpatía del otro. Pueden estar así horas, días y más y más vueltas de reloj hasta que alcanzan lo esperado. O hasta que se cansan. Entonces muerden o disparan y huyen a todo trapo. Hasta que se cansan.
Tengo otra convicción. Bogart jamás se ha dejado ganar con tanta condescendencia, con tanta exasperación, con tanta ingenuidad, la ingenuidad los niños, los que la tienen. Bogart, nadie, gustará tanto al decepcionar con la franqueza absoluta, sin buscar nada si no es su último refugio.
Sí, guardo otra convicción más, la mayor si cabe. Las mujeres han debido ver mucho cine negro.
Y Boggie ¡acaba de una vez con ese perro!
Rick Blaine
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25 de enero de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Huston cambia las etiquetas morales de sus marionetas magistrales para revelarnos lo diestro en el malvado y lo siniestro en el salvado. El traidor protegía y servía y el delincuente se descubre noble al paso de los días. Pobre hombre. Un culpable seducido por la inocencia cuya sonrisa orienta sus sueños de futuro. Buscaba la senda que cruza a través de sus muros hasta alcanzar la granja de su infancia. Volver a nacer, ahora que vislumbra el horizonte en el espejo. Pero entre el cielo y la tierra nunca hubo beso. La virgen cojeaba al caminar, con ella no podía ir lejos. En aquella carretera que cruzaba la alta sierra la mujer leal hasta el final resultó ser una cabaretera, una puta. Los medios nos comportamos como perros, apuntando con el dedo, y el perro, de mal agüero, le indicó finalmente la ruta.
ROMO
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27 de octubre de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último refugio nos muestra una historia hecha para y por Bogart como principal llamamiento del público. Un gángster que acaba de salir de prisión porque un amigo le paga para ello, a cambio debe hacer un trabajo sencillo, robar en un hotel lleno de ricachones, donde el recepcionista es uno de sus compinches.

El desarrollo no es de los que más me convencen, ya que si quiero ver una historia de cine negro, quiero centrarme en el delito, en los socios, en el plan, en la posible huida y en el reparto del dinero y Raoul Walsh no lo ha dirigido por ahí.

Bogart va siempre de llanero solitario y por el camino se cruza una familia poco afortunada en lo económico con la cual coge empatía y los ayuda, enamorándose de la nieta del patriarca. A posteriori conoce al equipo de asalto y la película transcurre en un trabajo a tres bandas, el atraco, la chica y sus colaboradores.

No me ha llenado por completo el tiempo que distribuye el director para cada cosa, el problema romántico, el plan del atraco y el trabajo en si, lo he visto bastante atropellado y con más minutos en lo que no tenía tan importancia para ser cine negro.

Aún así una historia entretenida y que se hace muy amena de ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
THE CROW
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16 de diciembre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humphrey Bogart interpreta a un gángster de la vieja escuela que sale de la cárcel gracias a un mafioso que le encarga llevar a cabo otro trabajito dado que los delincuentes del momento no están a la altura de lso de antaño y Roy Earl era el mejor. Desde el primer momento y sin haber demostrado nada la película nos muestra a un Humphrey Bogart al que sus compañeros y también la chica (Ida Lupino) respetan simplemente por la fama de tipo duro que tiene. Roy tendrá tiempo para no corresponder, no ser correspondido y finalmente corresponder a una mujer que lo último que grita dice: ¿qué significa fugarse?" a lo que el periodista listillo de turno responde: significa ser libre.
The Big Dipper
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