Sin reservas

Muy notable comedia, muy bien dirigida por Scott Hicks con una gran interpretación de Catherine Zeta Jones, Aaron Eckhart y la sorpresiva niña Abigail Breslin, con un triángulo familiar muy conseguido, todo ello aderezado con una genial banda sonora, que impide que te des cuenta de los momentos en que no pasa nada, unificando la comida sofisticada en una cocina de restaurante con el picante de un romance que poco a poco se va construyendo.

Extraordinaria ópera para una gran banda sonora, con Pavarotti como su estrella. Me ha calado la película, inesperadamente, como la carcajada que me ha arrancado la primera niñera.

"Remake" hollywoodense de una excelente película alemana: "Mostly Martha" o "Bella Martha", que no alcanza las excelencias de aquélla. Un romance que apenas apunta con dificultad para una bella mujer (Catherine Zeta-Jones) fría como un témpano, una sobrina problemática y un joven algo payaso que la divierte. La relación de la mujer con un terapista psicológico no tiene ningún interés. No parece pasar nada en todo el desarrollo de este drama familiar y prácticamente sin ningún romance, una relación puramente formal e inverosímil, o si no, imposible y desgraciada, a pesar del final aparentemente feliz que no convence. Un verdadero chasco, más vale ver el original, definitivamente.

Más que una comedia es casi un melodrama romántico lleno de sabores como el caracter agrio de Kate (Zeta-Jones) o el dulce de Aaron Eckhart. A pesar de que dicen que la película original de la que es Remake (Deliciosa Marta) está mucho mejor, no llega a aburrir y tiene un toque diferente al no caer en la excesiva sensiblería. Te expone la historia y el problema de su protagonista de una forma muy peculiar, con realismo, mostrando a una persona traumatizada e inmersa en su trabajo como única vía de escape. Ello resulta tan normal que incluso nos dejamos de preguntar que fue aquello que lo causó como si fuese nuestra propia historia, todo ello en un marco más que apetitoso y una fotografía genial.
No podemos pasar por alto la interpretación de nuestra pequeña Abigail Breslin, su primera aparición en una película fue a los 6 años, cuando interpretó el papel de "Bo" en "Señales", dirigida por M. Night Shyamalan. En 2006 interpretó el papel de "Olive" en la película "Pequeña Miss Sunshine", por el que es candidata al Oscar en la categoría de mejor actriz de reparto. De esta forma se convierte en el quinto actor o actriz más joven en ser candidato a este premio.La actriz cumplió diez años durante el rodaje.
Los protagonistas principales pasaron dos semanas con el famoso chef Michael White para preparar sus personajes. Catherine Zeta-Jones llegó a trabajar una noche como camarera en New York para preparar el papel.

Así se está quedando Hollywood, sin malditas ideas. Este año llevamos muchísimos remakes y lo peor es qué suelen ser bastante malos. Aquí tenemos el mejor ejemplo, sosa, aburrida y mala pero mala de cojones. Ojalá no la hubiesen hecho. Nada que ver con la película de la que hace el remake. Una mera decepción.

Posdata: Si yo fuese como Aaron Eckhart qué se lleva en 3 días a una tía, lo aprovecharía y mucho.

El film se desarrolla en Manhattan, en un pequeño restaurante, donde la trama gira al rededor de Kate chef perfeccionista al extremo (Catherine Zeta-Jones), y que, tras un desafortunado accidente, se debe quedar al cargo de su sobrina, una niña de 9 años (Abigail Breslin), y que tras varios sucesos, aparece en escena Nick (Aaron Eckhart), un chef destinado a sustituirla. Muy predecible.
Basada en el remake de "Deliciosa Martha", prácticamente idénticas, tanto en guión como en los detalles de la película. Con un hilo sin bruscos saltos en los acontecimientos, la elegante interpretación de Catherine Zeta-Jones, (aunque un poco sosa), la prometedora actriz Abigail Breslin, y el actor Aaron Eckhart, forman parte de una típica comedia bastante simple, con algunos puntos de drama.
La tumultuosa pero agradable banda sonora es impredecible (fruto de Philip Glass), llegando a no encajar exactamente en las escenas en las que se desarrollan.
La fotografía de Stuart Dryburgh muestran una Manhattan no tan corriente, como las calles a altas horas de la mañana o el puerto bajo el puente de Brooklyn.