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Ellas hablan

Drama En 2010, las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2023
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de mujeres habitantes de una secta religiosa descubren que están siendo violadas por los hombres. Por ello, deben decidir cómo van a afrontar la situación. La premisa de Ellas Hablan es jugosa, y así se demuestra en la primera media hora, con diálogos poderosos (si bien a veces demasiado explícitos, perdiendo la “parte artística” que conlleva la sutileza) y asegurándose de que el mensaje cale. Hasta ahí todo correcto. Por desgracia, la película muestra todas sus cartas nada más empezar, y no le queda nada con lo que jugar el resto de la partida. El mensaje permanece igual de potente, pero la historia se desinfla por el camino, vagando sin rumbo a ratos y dando vueltas una y otra vez sobre lo mismo. A ello hay que sumarle una BSO que desentona bastante y ciertos momentos de comedia, ejecutados como si de comedia negra se tratase, que están totalmente fuera de lugar. Todo esto hace que tras haber captado al espectador nada más empezar, Ellas hablan le pierda pasado el primer acto.
Pese a los desajustes, las actrices están entregadas, y resulta incomprensible que por ejemplo Claire Foy no haya recibido una nominación al Oscar. No se ahonda tanto en la historia de cada una como cabría esperar, se prefiere remarcar la idea de lo colectivo (sin olvidar sus correspondientes desavenencias); sin embargo, el reparto consigue que se pueda conectar con los personajes más allá del mensaje en su conjunto que se quiere transmitir.
Aunque tiene buenas intenciones y un mensaje potente, el film no acaba por cumplir las expectativas que éste mismo se pone, y en cierto modo no llega a sacar el máximo partido al tema que trata. Lo que tenemos está bien, pero podría haber estado mucho mejor.
Slythwalker
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9 de marzo de 2023
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ver. No es "Ellas hablan" el ladrillo que esperaba y temía. Cosa que le honra. Pero al igual que digo eso reconozco que el conjunto, cinematográfico, lo que se dice cinematográfico, tampoco es. Aunque mira tu que la buena de Sarah Polley lo intenta en todo momento. Con estoicismo y con una fe de esa que mueve montañas. Se pasa toda la película intentando convertir esta útil excavadora en una útil y además bonita excavadora. Pero nada, que no hay manera. Aunque al final no desentona tanto en el aparcamiento como cabría esperar.
Y otra cosita. Cómo explicáis una película hecha, sobretodo, para que el reparto se luzca, pero que al final acaba siendo ninguneada en la temporada de premios en dicha categoría. Ahí dejo esa reflexión para terminar.
Isaac Paskual
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29 de abril de 2023
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo ha caracterizado a la más reciente ola feminista, digamos post #MeToo, es esa posición que se niega a educar y más bien apunta a la confrontación, una donde además los hombres no tenemos cabida. Y vaya que ha causado escozor el tema. De pronto muchas mujeres han decidido avanzar y derechamente prescindir de nuestra opinión o parecer. Y bueno, Women talking va por ahí. Una película pensada por y para mujeres, donde los hombres (el machismo más bien) solo somos el motivo de discusión y aquello de lo que ellas desean escapar.

La película está basada en un hecho real descrito en un libro de Miriam Toews publicado en 2018. En este texto se relata el drama de un grupo de mujeres pertenecientes a una comunidad menonita en Latinoamérica que fueron violadas sistemáticamente por hombres tras haber sido adormecidas con un químico. Sarah Polley ha tomado esta historia y ha intentado extrapolarla hacia una crítica más global, mostrándonos a una serie de mujeres, de todas las edades, debatiendo respecto a la posibilidad de abandonar el pueblo donde siempre han vivido. Esto a causa de los constantes abusos a los que han sido sometidas. Aparecerán todos los argumentos ahí, aquellas que desean quemarlo todo, las que temen tomar la decisión y también las que ante el terror a lo desconocido no apoyan la idea de migrar. Y bueno, en aquel proceso de discusión es que se desarrolla la película.

Ahí, los simbolismos son potentes (algunos brillantes). El hecho, por ejemplo, de que tarden tanto en tomar la decisión. Pero yendo al cotidiano, a lo real: ¿cuánto le cuesta a una mujer el decidir por su independencia? ¿cuánto no debe dudar? ¿cuántos pro y contra no debe enfrentar? ¿cuántas no han quedado en el camino y decidieron someterse a una vida marcada por los abusos? Aquello es lo que Women talking desea enrostrarnos: el complejo proceso de emancipación ante una determinada cultura impuesta. Tampoco es menor el detalle del único protagonista hombre que tiene la película sea un joven dedicado a tomar nota de las discusiones y al que se le encomienda en el cierre la tarea de "educar a los suyos". Ahí la directora nos habla a nosotros y nos recuerda la importancia de que los hombres hagamos lo nuestro.

Women talking va al choque, es separatista desde un inicio, no se arruga al victimizar a las mujeres y demonizar a (casi todos) los hombres, sin intentar jamás congraciarse con nosotros. Desde ahí hay que verla y simplemente callar.

¿Lo mejor? La imagen final, con cientos de mujeres apuntando hacia lo desconocido.
¿Lo peor? Puede que el trámite en algún momento se vuelva tedioso, al alargar demasiado los debates. Aunque esto esté intencionado.

http://politocine.blogspot.com
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
emartinec
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7 de junio de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
ELLAS HABLAN es una de las películas desconocidas que estubieron en la pasada gala de los Oscar que ha recibido nominaciones, pero en este caso con apenas dos nominaciones, que sinceramente creo que ha sido positivo su nominación, porque al fin y al cabo le ha dado más notoriedad para que mucha gente la pueda ver.

ELLAS HABLAN me parece una especie de 12 HOMBRES SIN PIEDAD, pero con un grupo de mujeres que en un granero debaten entre ellas que deben hacer en su comunidad religiosa, y que estamos ante un contexto difícil de asimilar para un espectador con sensibilidad.

Si 12 HOMBRES SIN PIEDAD son un grupo de hombres que debaten como jurado popular la culpabilidad de un chico de asesinato o no, aquí el debate entre estas mujeres sería el de sí marcharse de la comunidad o no. Y debaten esto debido a que la película te hace entender que estas mujeres son drogadas y violadas por los hombres de la comunidad, y además de que ellas no tienen derecho a leer ni escribir ni tampoco pueden hacer frente a esa amenaza constante a seguir viviendo un infierno a pesar de seguir unas creencias que en principio debería bendecirlas, por lo que la película resulta desgarradora, pero no porque se vean imágenes agresivas ni de palizas ni de violaciones, sino porque vemos las consecuencias psicológicas que sufren estas mujeres y como se preocupan por su futuro y especialmente por el de sus hijos por lo que no siento que el mensaje de la película sea forzado para nada.

De hecho lo que me resulta interesante es que en todo momento lo que se pone en el plano es a las mujeres y su eterno debate tanto filosófico como humanitario sobre su marcha o no de la comunidad, no se ve a los hombres en ningún momento, no vemos ninguna paliza, no vemos el sufrimiento de manera desgarrada para buscar el lloro fácil, sino que todo el drama se basa en el guion y especialmente en esos diálogos muy interesantes que tienen entre ellas estas mujeres que a pesar de tener claro lo que ocurre, es una situación que les supera porque es lo único que han vivido, por lo que no saben si lo que tienen por conocer será mejor, y además por su fe se hacen una serie de preguntas que son tremendamente difíciles para ellas.

Esta película nos deja bien claro el sufrimiento que ha existido para muchísimas mujeres por todo el mundo, y que es algo que toca superar entre todos, pero además me alegra ver que en este caso no se busca a un salvador de las mujeres, sino que ellas mismas toman la iniciativa para decir basta y simplemente ser mejor que la violencia que les tenía aprisionadas ante una vida de eterno sufrimiento injusto, así que logra que uno se meta de lleno en su conflicto y por saber si al final lograrán su propia emancipación y por ello encontrar la paz.

Logra hacer un ejercicio de doble narrativa a través de la voz en off, explicando lo que ocurre, y de mientras esos debates de las mujeres mezclados con flashbacks cortos pero intensos para empatizar en cada historia de estas mujeres preocupadas por el futuro.

Para terminar, felicito a todas y cada una de las actrices que han participado en la película, no quiero decir nombres porque no creo que ninguna destaque por encima de ninguna, están fantásticas todas, e inentendible que ninguna haya estado nominada al Oscar, pero bueno a veces pasan estas cosas.

No es una obra maestra ni mucho menos, pero si me parece una muy buena película, y además es una película que no puedo recomendar a todo el mundo porque hay momentos muy complicados de asimilar y uno tiene que encontrar el momento para querer enfrentarse a este ejercicio de drama y justicia.
Luis Rodríguez
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16 de octubre de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un director de cine que se atrevió a escenificar dos de sus producciones, «Dogville» y «Manderlay», pertenecientes a la trilogía inacabada «América», desproveyéndolas de cualquier elemento impropio del teatro, es decir, sendas propuestas fueron rodadas sobre sendos decorados. Nada de paisajes, nada de edificios, nada más aparte del libreto. El elenco, el atrezzo, los focos eran tangibles, sin embargo sea lo que hubiese más allá de las tablas, únicamente se materializaba a través de la imaginación del espectador.

Lars von Trier recurrió a un escenario al uso como el que podemos encontrar en cualquier teatro; no obstante no fue el primero ni el último en valerse de una única localización donde desarrollar la trama; a bote pronto se me vienen títulos indiscutibles a los que nada en su minimalismo escénico se les puede reprochar como la sala de reuniones de «12 hombres sin piedad», el ataúd de «Buried», el coche de «Locke», el salón de «Coherence», el aseo de «Saw», la habitación de «En la cama» o el porche de la reciente «Reality», todas ellas filmadas con solvencia en un solo espacio.

La historia narrada por Miriam Toews en su novela, adaptada al cine y dirigida por Sarah Polley —sí, la prota de «La vida secreta de las palabras» y «Mi vida sin mí»—, sucede en un granero. En realidad, para ser más precisa, en el pajar alto donde se almacena el heno. Y en ese cálido, agreste habitáculo transcurre lo que podríamos denominar el despertar de las mujeres al abuso de poder sistémico, sistemático, endémico y estructural del patriarcado. Y del que todas nosotras, en mayor o menor medida, de manera consciente o imperceptible, sufrimos.

El acontecimiento más transcendente de las mujeres como sociedad, la mismísima «ilustración», se produce, mira tú por dónde, en el seno de una colonia menonita —amish—, alrededor de 2010; y sin embargo en cada parábola hallaremos una realidad reconocible a cualquier tiempo y lugar que la hace duradera. En el foco, el cuestionamiento, al margen de sus propios dogmas morales, que un grupo de mujeres creyentes plantean respecto a la violencia machista a la que son sometidas por parte de sus iguales hombres, emplazándonos al ejercicio de reconocer en ella lo concreto de los hechos y lo universal; lo íntimo y lo colectivo.

Con música a cargo de la islandesa Hildur Guðnadóttir, «TÁR», «Muerte en Venecia», que bien le habría valido un Óscar, y fotografía de Luc Montpellier, «Historias del bucle», cuya paleta desaturada evoca al «Arreglo en gris y negro n.º 1» del estadounidense James McNeill Whistler, la canadiense se vale con maestría de la elipsis para narrar el horror de un grupo determinado de niñas y adultas que fueron narcotizadas con anestésicos para caballos y posteriormente violadas durante años por sus propios hermanos, hijos, padres, vecinos, con el añadido, si aún cabe mayor agravio, de que cuando estas despertaban con los muslos visiblemente cárdenos y ensangrentados para acudir a denunciar, los líderes espirituales —y legisladores— de la comunidad, desacreditaban sus testimonios acusándolas de inestables, imaginativas, mentirosas o agitadoras.

La cinta nos habla nítida, desprovista de cualquier elemento capaz de distraernos, del momento exacto en que reunidas, toman consciencia de la discriminación y la violencia que padecen en la comunidad al ser privadas del derecho a estudiar, relegadas al ámbito doméstico y a menudo apalizadas por sus familiares; y el cuestionamiento de Dios que se muestra innegablemente INJUSTO con ellas solo por ser mujeres y sus leyes desiguales.
La organización democrática de aquellas como grupo y la votación que, toda vez descartada la «inacción», habrá de decidir su futuro inmediato; quedarse y luchar contra el sistema o huir hacia lo desconocido —no olvidemos que son completamente analfabetas, incultas y dependientes—, para rehacer por fin sus vidas emancipadas de la tutela de los hombres, sobreviviendo al desgarro del alma que la separación en sí de estos cabe provocarles; recordemos que en el relato, como en la vida misma —no en vano nos hallamos ante una maqueta a escala de este—, también tienen cabida los hombres no violentos y la masculinidad no hegemónica—.

«Ellas hablan» nos recuerda que el amor es mejor que el odio, la esperanza mejor que la desesperación, el perdón mejor que la venganza; aunque el perdón de quienes se declaran unívocamente pacifistas, ofrecido a quienes les menoscaban, puede malinterpretarse como el permiso y hay ocasiones en que se necesita tomar consciencia desde arriba, desde fuera, del daño que se está sufriendo para poder por fin actuar; hay ocasiones en que se necesita odiar para amarse a una misma y a nuestras pares.

He visto mucho cine feminista y déjenme que les diga, este es sin duda el vademécum definitivo.
Todo cuanto sé de feminismo, está recogido en esta guía rápida y todavía BELLÍSIMA.
Leticia González
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