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Ellas hablan

Drama En 2010, las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
25 de mayo de 2023
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi una peli, no veas guapa, un coñazo de muy señor mío, nunca mejor dicho. Pues resulta que un grupo de violadas debaten entre ellas si no hacer nada y perdonar como buenas católicas, que pongo la otra mejilla y lo que haga falta; si quedarse en la secta y luchar por cambiar el status quo o si marcharse y mandarlos a tomar por culo bajo pena de excomunión. Van a votar y hacen unos dibujitos esquemáticos para que se entienda bien, sí hija, como si fuésemos retrasadas. No sale ni un hombre en toda la peli, que no me extraña pues no veas como tienen que ser, feos, garrulos, analfabetos, campesinos, con brazos como columnas trajanas y manos con dedos como pollas. Bueno, sí, sale uno, el notario de la reunión, que se parece a Norman Bates, sí el de Psicosis, además había tenido una movida chunga con la secta porque habían puteado a su madre, le habían echado o algo así, no sé, estaba muerta, es que ya tenía la cabeza en mis cosas. Seguro que tenía a su madre en conserva y se disfrazaba de vieja por la noche. Qué mal rollo de tío y además qué muermo, que si reeducación a los niños contra el machismo, que si tal que si cual. Qué pesado.

Pues sí, guapa, espera, me están chivando que es la peli más machista y reaccionaria que han visto nunca y que funciona como el contraespionaje, mujeres violadas debatiendo tranquilamente como si no tuvieran secuelas y que simbolizan el cerebro de mosquito del género femenino. Machirulo tenías que ser, cabrón. Aunque la verdad yo tampoco entiendo como se debate si van a ir al cielo o al infierno si se dan el piro, como si estuvieran viviendo en el paraíso y lejos de allí fuese el acabose, entre hostia y hostia y violación día sí y al otro también, que esto se supone que pasó hace menos de 15 años sobre el 2010. Mira chica a mí todo esto me parece muy forzado, más que ellas, pobrecitas mías, que no dan para más. ¿Cómo dices? que hay que avanzar en derechos, pues sí, que no te creas que hemos conseguido mucho. Pues fenomenal en la próxima reunión planteamos una proposición de ley para la igualdad entre géneros en el funcionamiento interno de las sectas, es que hija no es igual que estés en una o en otra, que algunas son mega satánicas y machistas que te cagas.

¿Qué dices?. ¿No se oye bien. ¿No la vas a ver?. Haces bien tanto hablar de lo divino y de lo humano, de misticismo ese de chichinabo, uy que esto queda fatal en ese contexto, de culpa, perdón... que se les llena la boca de chorradas, hija, parece la redacción de mi Juanito, que ha sacado un diez, gracias hija, mi pasta me ha costado que este zoquete aprendiera algo. Estos hombres, ya se sabe .... Pues te cuento el final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bartleby
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26 de marzo de 2023
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una colonia de más de 1.500.000 fieles menonitas pueblan nuestro planeta manteniéndose leales a ese atávico discurso que sigue anclado en el pasado, en ese punto exacto en el que hace 500 años el ex sacerdote católico y reformador protestante Menno Simons dictó sus extrañas y rígidas normas.
La escritora canadiense Miriam Toews – de ascendencia menonita, comunidad que abandonó de forma voluntaria a los 18 años- se inspiró en hechos reales para escribir su novela “Ellas hablan” en la que narra la tragedia acontecida, entre 2005 y 2009, en una hacienda boliviana en la que mujeres y niñas fueron ultrajadas y violadas a manos de hombres de su propia colonia: tíos, hermanos o vecinos que habían administrado anestésico para animales a sus víctimas para dejarlas inconscientes y así poder violarlas. Tras apenas 2 días de prisión podían volver a casa, por lo que las mujeres tenían que decidir si quedarse y luchar o irse muy lejos.
La actriz y directora Sarah Polley (protagonista de dos de las películas que más me han conmovido a lo largo de mi vida: “Mi vida sin mí” y “La vida secreta de las palabras”, de la cineasta Isabel Coixet) impresionada por la historia dirige “Ellas hablan”, su cuarto largometraje.
Con estructura de obra de teatro y colores muy oscuros, que subrayan el angustioso e intolerante ambiente de la cinta, "Ellas hablan" transcurre en la parte alta de un granero con actrices de la talla de Rooney Mara o Claire Foy, junto al actor Ben Whishaw, único apoyo masculino para las damnificadas.
carmen
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25 de febrero de 2023
18 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una conversación en bucle sobre un único tema, sin que nada suceda para que avancemos en alguna dirección. Es reiterativa, maniquea, poco aguda y baja poco a la realidad práctica.
La religión sólo sirve, a mi entender, para colar frases a lo Paulo Coelho y tirar de himnos conmovedores llegado el caso. Vamos, que se ha elegido una comunidad cerrada como exponente máximo de una sociedad patriarcal para que trabajar con dos colectivos muy diferenciados, mujeres y hombres, fuera más sencillo, Y como este tipo de comunidades son religiosas, pues es lo que hay, pero sin trascendencia intelectual ni espiritual alguna, todo muy básico.
Me ha parecido entender que plantea la historia como un sueño (un acto de imaginación femenina, lo llama) , y si es así, acierta por lo deslavazado del discurso y la poca verosimilitud de lo que ocurre. Me da pereza ponerme a explicar por qué me resulta tan tediosa, pero por resumir por lo plana y previsible, y por lo poco ventilada.
Lo carga todo al patriarcado o al machismo en lugar de reflexionar sobre el hecho de que al tratarse de una comunidad tan cerrada "puede" que la evolución de los acontecimientos obedezca más a lo segundo que a lo primero, porque desde luego está claro que fuera de la comunidad hay vida, y resulta que hay otros modelos de comunidad en los que los agresores son juzgados y condenados (por hombres, para más inri, como los que los detienen y los jueces).
En fin, muy a la moda. Yo creo que ponerle un tres debe de ser hasta de mal gusto.
Y soy superfan de Sara Polley, aunque a lo mejor sin fundamento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ChusCo
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22 de mayo de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sus diálogos son su fuerte. El tema es terrible: mujeres violadas y subyugadas por un patriarcalismo agresivo en pleno siglo XXI. Sectas que en nombre de Dios se convierten en Infiernos: 1. Aceptar el Infierno; 2 Pelear contra el Diablo; y 3. Huir. Aquí: huyen.

La melancolía es el protagonista desde un dolor sucio. No hay forma de poetizar el horror. Y Dios siempre es interpelado porque nadie se libra del pecado impunemente y la salvación no pasa por la fe sino por huir de los enemigos a los que se no les puede ganar.

El pensamiento de las sectas es el pensamiento de los cautivos. Y éstas mujeres se saben prisioneras de un destino impuesto por la ilusión de un Dios cuyo mensaje la realidad contradice. Y ante esto procede una rebelión desde la confusión de los medios y el dolor de las heridas.

Las actuaciones son sutiles y los diálogos una catedral dialéctica donde la razón claudica ante la sin razón. Buscamos respuestas dónde sabemos que no las hay y que el camino es sinuoso e incierto. La valentía es básicamente un hacer: tomar decisiones.

"Ellas hablan" porque es la única forma humana de comunicar una rebelión desde la más grande agresión. Ya todos sabemos que la mujer es la parte débil y más agredida de la historia que inició Adán y Eva. Y que Eva ha buscado por todos los medios a su alcance de parar ésta injusticia milenaria. Esta película, de sensibilidad femenina, es un testimonio más de los condicionamientos biológicos y culturales hechos por el hombre para subyugar a la mujer a lo largo de la Historia. Incluso, esto está más vigente que nunca, muy especialmente en las sociedades rurales, atrasadas y pobres de todos los confines de la Tierra.
bucefalo
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17 de noviembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sarah Polley es una actriz interesante (“Mi vida sin mí” de Isabel Coixet) y una directora de cine correcta con alguna película interesante como “Lejos de ella” (2006). “Ellas hablan” me deja cierta sensación de oportunidad perdida. No porque sea un mal film, que desde luego que no lo es, sino porque sus intenciones son tan loables y la temática que baraja es tan necesaria y certera que… acaba sabiendo a demasiados a poco y a demasiados lugares comunes excesivamente reiterados y subrayados a lo largo del film.

Potente en su apuesta visual, con una fotografía decolorada y muy rural de Luc Montpellier, Sarah Polley firma también el guión de la cinta adaptando la novela de Miriam Toews para contarnos una historia de rebelión y sororidad femenina que debería hacernos vibrar, pero que finalmente no lo acaba consiguiendo. El relato nos sitúa en una colonia perdida en mitad de un inmenso campo donde, quienes la habitan, profesan algún tipo de fundamentalismo religioso tipo amish, alejados de cualquier tecnología moderna, viviendo según unas pautas ancestrales y dentro de un férreo patriarcado donde a las mujeres se las mantiene analfabetas de por vida, sólo están al servicio de sus maridos e hijos y además se ven obligadas a soportar todo tipo de vejaciones y agresiones sexuales que siempre quedan impunes.

Ante tamaña tesitura inhumana, la película se desarrolla íntegramente casi en el único espacio de un granero donde se produce una asamblea de las mujeres para decidir qué opción tomar: seguir como están sin hacer nada, quedarse en la colonia y responder con violencia, o bien irse y dejar a los hombres y su irrespirable patriarcado atrás. A lo largo de su metraje, cada una de ellas irá rebelando sus ideas al respecto y con ellas su personalidad.

Sobre el papel, la idea resulta colosal y sin embargo nunca acaba de emocionar ni logra trascender en mi mente ni en mi corazón. A pesar del festival interpretativo de algunas de las mejores actrices que existen en el cine contemporáneo: desde una siempre fascinante y a la que idolatro Rooney Mara hasta la portentosa Jessie Buckley, pasando por una magnífica Claire Foy o la diosa Frances McDormand en un papel demasiado secundario para lo que ella derrocha.

Tampoco la magnífica música original de Hildur Guonadóttir, probablemente lo mejor de la cinta, eleva los momentos de tensión hasta encogernos el corazón, como no lo hacen algunas de las sabias y certeras reflexiones que se van ofreciendo a lo largo de su metraje, quizás excesivo para lo que había que contar en sus 104 minutos.
Sergio Berbel
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