Fedora

Su última crítica, ya de forma mucho más amarga y nostálgica a Hollywood, y se entiende, cuado Wilder hizo Sunset Boulevard, estaba llegado a la cima, que encima coincidía con el que (yo considero) el último año de la época de oro del cine hollywoodense. Ya durante los 50s frente al neo realismo europeo, por un lado, y a la televisión por el otro, la industria se fue trasformando hasta convertirse en lo que era en los 70s y básicamente esta historia más que sobre una artista y su miedo a envejecer es sobre el anhelo imposible de Wilder de que el cine volviera a ser esa fábrica de sueños y fantasía que era.
El estilo narrativo, la manera como encara la trama, todo tiene ese aire de película de finales de los 40s y principios de los 50s. Como Fedora el director no puedo ni ver el presente que no lo contiene.
Lo peor: hay mucha comedia involuntaria donde se supone que haya drama o melodrama. Personajes desperdiciados como el doctor Vando o Miss Balfour.
Marthe Keller está pésima, en ningún momento logra generar o tener el aire de estrella misteriosa que necesitaba el personaje.
Hildegard Knef si bien está patética, de tan grotesca, termina haciendo una interpretación camp y autoparodica, creo que fue la que mejor entendió la película, incluso más que el director.
Si bien está por momentos, el cinismo de Wilder no destaca, no llega a impregnarle la frescura necesaria para sacar la historia de la solemnidad.
Lo mejor: la premisa, es una de esas historias que parecen que diera para una gran película a la que el desarrollo no les hace justicia.

Es evidente que a todos nos llega el momento de envejecer, tarde o temprano, ese momento llega. Hay gente que está prendada de su imagen, fiel reflejo de la sociedad, pero no pensemos que solo pasa en nuestros días, eso ha existido siempre. Hollywood siempre ha sido un lugar despiadado para el paso del tiempo, envejecer no está bien visto, y más en una época en donde los estudios ejercían su tiranía sobre los actores y actrices del momento.

Fedora es una actriz de la edad dorada de Hollywood con un pánico terrible a envejecer. A golpe de bisturí, no quiere perder su belleza, quiere que los hombres la sigan amando y adulando eternamente. Una mujer encarcelada en su propio cuerpo que no vive la realidad, vive en un mundo imaginario que se ha creado junto con sus marionetas. El problema es que el tiempo tarde o temprano te alcanza, te atrapa y no puedes escapar a sus garras.

Billy Wilder revive en esta película la fórmula mágica que le había encumbrado en El Crepúsculo de los Dioses (1950). Las semejanzas entre Fedora y Norma Desmond son innegables, aunque intentar igualar la calidad de una de las mejores películas de la historia del cine es imposible. Creo que en la comparación es donde más pierde esta película, se desvirtúa su calidad, es lo que tiene hacer dos películas muy parecidas.

Te queda la sensación de que la película se pierde mucho con tanto flashback, volviendo al pasado continuamente dando explicaciones al argumento muchas veces innecesarias. Es verdad que la actuación de William Holden no es que ayude mucho sinceramente, y mira que es uno de los actores que más me gustan pero en esta ocasión su actuación me ha defraudado bastante, demasiado plano. En realidad todos los actores, simplemente da la sensación de que es una sucesión de relatos y confesiones, actuación digamos que más bien poca.

Menos mal que Wilder era un genio y siempre sabía arreglar una película. Tenía ese don, de una película normal y corriente acababa sacando siempre algo más. Eso es de buen director, hay que reconocérselo.

Cuesta creer que este dramón de tinte teatral con menos chicha que una angula lleve la firma del gran Billy Wilder.

No hay en esta historia ni una sola cosa medianamente creíble. Los actores todos sobreactuadísimos, al borde del paroxismo; los diálogos espesos hasta decir basta; una cantidad de memeces por metro de cinta que harían sonrojar al tío con más poca vergüenza de la tierra… Una auténtica PATATA como una casa.

P de plomazo.
A de aburrimiento.
T de tostón.
A de absurdo.
T de tedio.
A de agur, Billy Wilder. Vete al carajo, majo.