Los Tudor (Serie de TV)

Estoy empezando a ver la tercera temporada tras las dos primeras. Desde un punto de vista histórico no vale absolutamente nada, hasta el alabado vestuario es anacrónico, mucho más isabelino que de la época de Enrique VIII. La veo como un culebrón en plan Dallas, me entretiene muchísimo pese a preguntarme por qué tienen que meter tanto personaje falso, tantos hechos falsos, cuando la realidad en si misma fue igual de apasionante. Jonathan es guapísimo pero no es creible como Enrique VIII. Este era un personaje siniestro, déspota y cruel pero también campechano y guasón. La actriz que hace de Catalina de Aragón esta perfecta en el caracter de la reina, igual que la de Ana Bolena. Catalina fue la única esposa que gozó de la confianza de su esposo en cuestiones políticas -fue regente del reino en 1513 - al contrario de lo que aparece en la serie. Pero me da la impresión de que el objetivo de la serie es mostrar sexo y cama, hasta se inventan personajes secundarios con ese unico objetivo. Jane Seymour era pequeña, morena y feucha, el personaje del duque de Suffolk, el de Henry Cavill, le tienen casado son otra mujer y sin hijos de Maria, la hermana de Enrique, una de cuyos hijos seria madre de Lady Jane Grey, la joven que coronarian reina para desplazar a Maria Tudor... Enfin, los despropósitos son incontables pero como entretenimiento esta bien, eso sí, quien crea que esto es Historia se equivoca...

Junto con Roma son las dos mejores series históricas que hay y si tienes la oportunidad de verla en calidad digital mucho mejor, ya que la fotografía, escenografía y vestuarios de la serie son impresionantes así como la banda sonora. De resaltar es el papelón que hace este Jonathan Rhys Meyers, se sale, con seguridad será el papel de su vida y los papeles de Moro, Bolena y Catalina están muy bien cubiertos. En definitiva se podría decir que los asistentes históricos de la serie hacen bien su trabajo ya que los fallos son mínimos (aunque los halla) así que en conjunto la serie se merece un SOBRESALIENTE.

Una buena serie histórica que recrea, de una manera más o menos, la corte de Enrique VIII. Aunque lo mejor de la serie no es su rigor histórico, que a veces es escaso en favor de una mayor dramatización, sino precisamente este punto dramático y de tensión que bajo mi punto de vista está muy bien logrado. El hecho de que haya tantas escenas de sexo, que parece ser la base de la crítica de muchas personas, es lógico si tenemos en cuenta que Enrique VIII tuvo seis esposas y a saber cuántas amantes más. La recreación de los lugares es bastante notable, así como el desarrollo de todos los personajes con cierta influencia en la trama.
Yo recomiedo esta serie para todo aquel amante de la historia y, sobre todom a quienes hayan visto la película 'La hermanas Bolena', ya que es más fiel y no es tan atropeyada en la narración de los sucesos.

La serie terminó tras 4 temporadas (esta crítica fue escrita tras ver la segunda) y he de admitir que da la sensación de que le faltó una quinta y última que cerrase con el fin de este famoso rey británico que hizo sacudir los cimientos de toda Europa.

Muchos pensarán que "Los Tudor" no es más que un "culebrón" de época, pero la prefiero a cualquier telenovela latinoamericana. Al menos es historia y, aunque seguramente se ficcione a ratos apartándose del rigor, esta serie posee muchas más virtudes que defectos: La ambientación, el vestuario, la fotografía, la música (Trevor Morris demuestra ser un gran conocedor de lo que sonaba en la corte), profundidad en los aspectos reales, filosóficos, militares, sociales y religiosos de la Inglaterra del S.XVI, violencia y sexo sin tapujos como sucedía por aquel entonces (las conspiraciones y traiciones estaban a la orden del día y en "Los Tudor" son frecuentes las ejecuciones y torturas bastante explícitas)...
Pero, por encima de todo, lo que convierte a "Los Tudor" en una enorme serie es su casting. Desde los personajes que sobreviven a lo largo de las 4 temporadas hasta los que son secundarios, todos sin excepción realizan papeles brillantes, algunos de ellos dignos del mismo Shakespeare. Jonathan Rhys-Meyers es el mejor Enrique VIII que he visto, muy en la línea de su aclamada interpretación en "Match Point" de Woody Allen (su carácter ambicioso, variable según sus intereses y arrogante es idéntico). Incluso pese a que su fisonomía no encaje con los retratos que Holbein pintó de él - quien, por cierto, también aparece en la serie junto a otros artistas coetáneos -, la caracterización de su envejecimiento es magnífica y acabas creyéndote que es el que fue inmortalizado en los cuadros. Tampoco le van a la zaga sus villanos validos (Sam Neil y James Frain están soberbios, consiguen casi que te apiades de ellos pese a su maldad), el actor que da vida al Embajador de Carlos I también es estupendo y no se puede olvidar esa acertada combinación de gente menos conocida con otra consagrada (Jeremy Northam, Peter O´Toole, Max Von Sydow, etc).
Como amante de la historia me gusta "Los Tudor", aunque a bastantes personas pueda parecerles monótona por temas de alianzas y desavenencias entre Inglaterra, Francia y España y los constantes matrimonios de un Rey que, por muchos motivos, fue apodado con merecimiento "el Nerón inglés".
Mi nota: 8,4

Serie protagonizada por un Jonathan Rhys Meyer rejuvenecido, cuando estaba en lo mejorcito de su carrera.
Revisa de forma un tanto libre y con algunas inexactitudes históricas la vida del rey Henry VIII, sí el mismo. Ese que piensas que se la pasaba matando mujeres y reclutando para su hárem personal otras tantas, solo para tener un varón.

Este rey hubiera hecho de todo por un hijo varón. La serie de Hirst, su creador, recoge muy bien la obsesión. Pinta a Enrique de rey visionario, que tenía muy claro qué hacer, pero también obsesionado con sus caprichos: no importa tirar abajo la iglesia católica en Inglaterra, que se fastidien los miles de inocentes que sufrirían si hay una guerra.
Mientras yo me pueda casar de nuevo. Ese es el espíritu, ese es el rollo. Personalmente pienso que el Henry de Jonathan es el que más llega a las nuevas generaciones, no huele a versículo, y su ropa es guay no pasada de moda, puesta sobre un rey repugnante que parece más bien una estatua de cera que un rey. Él imprime a su personaje un vicio, una rebeldía y un acercamiento innatos, es lo que hace con todos sus personajes: sexys y oscuros.

Los secundarios como James Frain o antes que él Sam Neil solo ayudan más a cubrir a esta inigualable serie de época como una de las series históricas que mejor han funcionado con todos sus defectos y virtudes. La ambientación es una obra maestra, el vestuario, los actores, y su banda sonora.
Natalie Dormer es Ana Bolena, y pierde su cabeza por ser reina, literalmente. La fotografía es muy buena, y la serie amena. Las reuniones en el parlamento son sostenibles y también la música de Thomas Tallis que puebla la pantalla. Las esposas son patética-maravillosa-maravillosa-patética Cumplen su función, encorsetadas en sus maravillosos vestidos de invierno y de entretiempo, intentando afilar toda su química con este rey caprichosa que solo aparentaba ser fuerte. Su lazo con Inglaterra era extraño, era imposible Quería todo por su país, pero él se movía muy poco, Hirst de nuevo se mete en la piscología retorcida de Enrique y le convierte en el centro, como hiciera con Ragnar en "Vikingos". Con la muerte de Henry todo se acaba, como la de Ragnar. La serie es maravillosa, escrita de un modo directo y favorable para explicar las razones de por qué Henry actuó como lo hizo.