Lars y una chica de verdad

Una cosa es el cine independiente y otra muy distinta, hacernos creer que todo vale. No entiendo como está tan valorado esta película. El único momento emotivo que he sentido un chispazo, es escuchar al final con los rótulos esa musiquilla cautivadora. No soporto crear un ambiente serio con un tema esperpéntico, ridículo.... Ya, creo recordar que por aquella época había huelga de guionistas. He sentido vergüenza ajena a partir del minuto 17. Pensaba que la psicóloga podía poner orden en este guión tan atípico... pero otra vez, y otra vez, volvía al punto de partida que me hacía sentir vergüenza. Lo siento, pero no paso por elogiar a este tipo de películas que por ser diferentes van de obra maestra. Todo estomágo tiene su aguante. Le he dado un 4 por esa música cautivadora y porque se nota que los actores y el équipo que han trabajado en la película le han puesto ganas, eso sí con mas cabeza que corazón, vamos que iban a por el sueldo.

Antes de meterme en faena, me gustaría destacar algo: me parece increíble que el mismo tipo que dirige esto, Craig Gillespie, perpetrara, el mismo año, un auténtico atentado cinematográfico como es Cuestión de Pelotas.
Aquí Nancy Oliver (guionista habitual de A dos metros bajo tierra), ha escrito un soberbio guión, en el que prima algo tan inhabitual como la sonrisa basada en un humor sensible e inteligente sobre la carcajada estólida que desfigura el rostro y deshumaniza a las personas. Con ciertos toques feministas, la peli es un cuento, una fábula en la que se confía en la bondad del hombre como ser social, con unos personajes exquisitos, que desarrollan una historia muy entretenida: en un principio, el planteamiento podría dar lugar a una comedia tan disparatada como infectada de humor grueso, pero no, la trama tira hacia una reflexión sobre la incomunicación, la soledad, la madurez, la aceptación del diferente, a pesar de partir de una anécdota tan desatinada como que Lars se haya echado una novia de plástico por internet.
Lo mejor es que, aunque tienda a esa trascendentalidad, no se olvida de sorprendernos con un buen puñado de escenas divertidísimas (como la presentación que hace Lars de su neumática Bianca, a la que adorna con una biografía de lo más peculiar, convirtiéndola en una misionera huérfana y paralítica, o los extravagantes personajes del pueblo, como el cura- genial su "¿qué haría Jesús en este caso?").
Me fascina la evolución que evidencian los habitantes del pueblo, no sólo aceptando de buen grado la particularidad de Lars, sino integrando a la muñeca en las actividades habituales de la comunidad. Aquí la peli es brillante: más que ayudar a Lars a curarse de su delirio, la propia alucinación de su convecino actúa de catalizador para hacer ver a los habitantes que todos llevamos dentro un Lars, un ser introvertido que guarda secretos, al que le afectan las cosas, sensible y asustado, y que debemos hacer un esfuerzo por comprender y aceptar a los que nos rodean.
Ah, y Ryan Gosling está extraordinariamente bien en el papel protagonista (con permiso de Bianca, que resulta un tanto hierática).

Cuando los guionistas de las comedias románticas se han quedado sin temas que tratar y nos cansan con sus ya insípidos largometrajes, llega este filme, Lars, y una chica de verdad, de la mano de Nancy Oliver y le da un giro a todo. Una estructura narrativa lineal que te atrapa hasta el final. Extravagante comedia que se convierte en un mejor drama creando así una historia que te hará pensar acerca de la familia y la mente humana.

¿Te vienes a pasear?

Una fiesta. Todo el pueblo (un apacible lugar nevado pequeño y alejado) está invitado. Lars (Ryan Gosling) ha invitado a Bianca a la fiesta, mientras está sentada con el resto de chicas, el va a la barra de la cocina a por un poco de ponche para ambos. Y allí, entre la multitud, la mira mientras ella no sabe que está siendo observada. Solo tiene ojos para ella, y en su mirada, hay auténtico amor.

El único pero es que Bianca es una muñeca de plástico y no una mujer real, ya que Lars, que está lleno de bondad y ternura, también es tremendamente asocial y no es capaz de conectar con otros.
Lars vive cerca de su hermano y cuñada y cuando les presenta a Bianca, tanto ellos como el pueblo tendrán que hacer frente a la situación intentando no hacer daño a Lars.

Como propuesta es extraña sin duda, pero el guion está lleno de sensibilidad y es una de esas películas con alma, que esbozan una sonrisa al terminar, una película indie que vale la pena y cuenta con una fantástica interpretación de Ryan Gosling, y es que pocas miradas de películas románticas han reflejado tan solo una parte de su amor por Bianca.

Una parte del cine "independiente" americano, o eso nos hacen creer que es lo que suele llegar por aquí, parece caminar hacía la exploración de diversas patologías psicológicas (esto lo digo a raiz también de "Year of the dog" por ejemplo), hacia el choque más o menos impactante de una premisa más o menos original y a la busqueda de un corte surrealista en la realidad cotidiana. "Lars and the real girl" se inscribe en esta ola de películas que no admiten casi medias tintas, tanto puede ser un film revelación como un film desesperación. Es apreciable por lo menos que se eviten fórmulas gastadas o esterotipos cinematográficos, aunque aquí en España seguro que la película vuelve a traer a colación el film de Berlanga "Tamaño natural". Gillespie arranca bien su película con un corte seco, en su parte intermedia agota su idea hasta casi hundirnos en el aburrimiento y al final la rescata en parte para acabar con ciertas concesiones al gran público, a esos que hayan pasado de alucinar a aburrirse y acaben con la sensación de haber visto "algo para contar". No es tan freak como parece, probablemente sea, no se si premeditadamente, más dramática que cómica y al final uno se queda que ni si ni no. Ni siente ni padece, con la sensación de que un maratón de películas así puede dañar el cerebro.