La delgada línea roja

Entré en el cine como si fuera a ser uno de esos días que esperas marquen un antes y un después y salí, como suele suceder en estos casos, con un sentimiento de estafa y un cabreo como no recuerdo en estas circunstancias. Cuando se anuncia una película desde el principio como una obra maestra suele terminar en una estafa maestra, en una mera jugada de marketing.
Lenta, pretenciosa, convencional en la peor linea del cine bélico moderno: la tan trillada ay-que-malos-los-generales-y-los-que-mandan-y-que-buenos-los-soldados-que-evitan-embrutecerse. El viaje-viraje (mejor sería decir huida) del protagonista que se convierte en anacoreta-filósofo al que se le revela la verdad sobre la guerra y la vida (ahí es nada) es algo ya demasiado visto, incluso en películas "menores". Lo de Sean Penn en esta película no es nada al lado de Peter Falk (si: Colombo) en "La fortaleza". Penn quiere irse de filósofo, busca una coartada moral... y nos aburre, porque no nos lo creemos. Peter Falk lo hace mejor deicándose a amasar pan en plena vorágine: más humilde, más creible, real: no busca justificarse ni revelarnos nada.

Una interesante fusión del cine antibélico con el alma de cada soldado y con la naturaleza que los rodea; una cinta grabada con la cámara arrastrándose por la hierba a pie de campo como cualquier otro personaje y una fotografía espectacular, esos pocos segundos que duran los planos de la fauna y la flora e incluso de los nativos son de enorme importancia para el director y se suman a la poesía del resto de la película, sin duda lo mejor y lo mas innovador, aparte de unas cuantas referencias a la naturaleza y al comportamiento del humano con ella, un acierto.

Unas escenas bélicas bien grabadas, sin llegar a montar toda la violencia que se suele en estos casos, pero si que es verdad que, aunque en conjunto sea una cinta casi apolítica, ciertas escenas son de las comunes en las que los amarillos deben estar poco entrenados, están ya asentados en la isla pero no aciertan ni una; lo del búnker y los siete americanos como ejemplo.

También hay un interés en resaltar la diplomacia, la justicia militar, las ansias por escalar en los rangos militares, las decisiones de los superiores o la mentira que les hacen vivir a los soldados.

Si que es cierto que se pasa mucho tiempo en unas narraciones demasiados metafísicas, pero a mí me han llegado en global porque cada soldado tiene sus pensamientos y estos se contradicen claramente, es la condición humana que se pone a prueba en medio del fuego abierto; hablan a sus almas del temor a la muerte, las frustraciones, aspiraciones, de encontrar su propia isla dentro de la guerra y acto seguido sobre sus secuelas mentales, cuya causa han sido esas duras batallas, esas experiencias en las que han tenido que asesinar o ver como mueren sus compañeros en sus brazos, un film poético que puede llegar a cansar, pero que intenta tratar a los soldados como chavales que se ven envueltos en ese conflicto, que según se alistan están en el campo de batalla, en comparación con altos mandos que llevan años sedientos por esta guerra.

"La delgada línea roja" busca el equilibrio entre la naturaleza y el hombre, entre éste y su alma y otros humanos y muestra el desequilibrio de la guerra, trata de explicar el momento en el que el hombre perdió la bondad, el momento en el que el hombre no ve la riqueza de la naturaleza, sino el obstáculo que supone la selva para atacar al enemigo, no es capaz de asimilar el paraíso en el que vivimos, sino que esa isla es "la roca", están encerrados en una tumba; no es capaz de reconocer que necesitamos sus recursos, pero sí que sin agua nos desamayamos.

Vi esta película en su estreno en cine. Había visto hacía poco Salvar al soldado Ryan, y fuí por ella influenciado, en el sentido de que esperaba ver batallas y buena acción. Nada de eso, esta película usa las batallas como un actor más, la acción está absolutamente supeditada a la historia, y no al revés como pasa un poco en la de Spielberg. No busca impactar con esas secuencias como en la de Spielberg, busca remover conciencias, busca enseñarnos lo absurdo de la guerra, la crudeza de la guerra, el enseñarnos que en la guerra no hay valientes, hay pobres chavales acojonados todo el tiempo que mueren para que unos pocos hijos de la gran puta se cuelguen medallas de mierda.

Con la música pasa otro tanto, es de una belleza que te emociona, y está perfectamente encajada en la historia.

Las actuaciones portentosas. Actores que hablan con la mirada, hasta el punto que ha sido de las veces que menos me he acordado de haberla visto en versión original.

Una maravilla del cine. Y no me extraña que no ganara ningún óscar (por otro lado ni puta falta que le hace). Cómo se lo van a dar, si no aparece una puta bandera de las barras y estrellas, no mueren como valientes por su pais, mueren porque una serie de desgraciados los mandaron allí, sencillamente.

Sin duda, es una de las mejores películas no ya del género bélico, sino del cine en toda su amplitud. Una forma de tratar el significado de la guerra desde lo más profundo del alma de un hombre. Nos encontramos ante un intento casi filosófico de encontrar respuestas a unas preguntas que ya de antemano, sabemos que no las tienen. Todos los personajes que intervienen forman el hilo argumental de esta película, si es que existe como tal, porque en realidad aportan el desarrollo lento de la propia guerra, de la muerte, del fin del hombre... Todos ellos, en especial los magníficos Jim Caviezel y Sean Penn, muestran al espectador un ejercicio sobrecogedor de psicología de la guerra y del propio ser humano, que aquí es donde retuerce hasta el máximo sus límites físicos y psíquicos hasta que acaba por hacerlos pedazos. Interpretaciones y escenas que te arrancan el corazón sin ni siquiera darte tiempo a llorar o a cerrar los ojos, y que en sus últimos momentos te las encuentras reunidas en un corte cinematográfico que es como un brazo que clama al cielo en el silencio más agreste que se pueda imaginar. Este es el final de un fragmento, que no de la realidad psico-bélica que plasma la película, perdurable en la memoria de todos los que visionen esta obra maestra.

Muchos opinan que es una obra maestra, y muchos otros que es lenta y ...Cierto es que a veces el ritmo es lento, demasiado pausado, pero es que de eso se trata, de hacer poesía con las imágenes, de cerrar los ojos y escuchar los diferentes pensamientos de cada uno de ellos y meterte es su piel. Bellísima fotografía, dirección impecable y un reparto de auténticos mitos del cine que dan una credibilidad al conjunto admirable.