Los fantasmas atacan al jefe

La codicia, el egoísmo, no importarte la gente solo te importa el llegar a lo mas alto rápidamente y avanzar profesionalmente. Y si pasado el tiempo tuvieras otra oportunidad a traves de tres fantasmas. Película entretenida grande por el mensaje que transmite, por el gran fondo humano, película para ver en Navidad y devolvernos ese espíritu navideño. Película de los ochenta que sigue entreteniendo y con buenos efectos. Un placer.
El papel de Bill Murray esta hecho a su medida.

Entretenida donde las haya, esta película es de las que se pueden revisar cada cierto tiempo y siguen gustando. Su mensaje es el que es, pero ese no es su objetivo. Creo que reir en navidad, con cosas de la navidad, es lo mejor que nos puede pasar para activar nuestro sistema inmune con felicidad artificial. Y si encima le metes un poco de lagrimica, se convierte en una gran haspirina (lo de la "h" es para no hacer publicidad) para alivir males de espíritu navideño.

Un año antes de vestirse por segunda vez de cazafantasmas, el genial Bill Murray volvió a vérselas con espectros en esta libérrima y entrañable adaptación del clásico de Dickens. Aquí, su personaje es un productor televisivo que no tiene mejor idea que hacer una recreación de la historia Ebenezer Scrooge en vivo y en la noche de navidad, sin importarle demasiado arruinarle la velada familiar a técnicos, actores, productores y demás. Pero su falta de escrúpulos encontrará un límite cuando la ficción se vuelva realidad, y sea entonces él quién será visitado por cuatro fantasmas (Su viejo jefe, que lo alertará sobre su conducta, y los tres que lo llevarán por el pasado, presente y futuro) dando inicio a a situaciones que van desde lo disparatadas al principio a otras más emotivas e incluso alguna bastante lúgubre en el tramo final de la película. A destacar toda la parte del fantasma de la navidad futura, muy lograda, y el final con "Put a Little Love in Your Heart", que a muchos les podrá parecer un poco edulcorado pero a mi siempre me ha encantado.
Con una historia tan atractiva cómo la de Scrooge y un artesano muy competente en esos años cómo Richard Donner al mando del barco, se podría decir que Murray tenía el material ideal para lucirse y creó que lo logró de sobra, representando de forma soberbia el cambio de su personaje, algo que volvería a hacer unos años después en la que es probablemente la mejor película de su carrera, Groundhog Day (que en mi opinión toma varias cosas de aquí)
Al gran Bill lo acompaña aquí Karen Allen, que tras escapar de los nazis en la primer aventura de Indiana Jones, no logró consolidar su carrera. Una pena, porque en está película está excelente. También anda por ahí el gran Robert Mitchum, cómo el dueño del canal de televisión, en un papel breve que no le da tiempo para lucirse, aunque verlo aparecer en pantalla de todas formas es un gustazo.
En definitiva, una película tal vez no demasiado original y quizás ligeramente pasada de rosca, pero que me resulta entrañable y he visto repetidas veces a lo largo de los años, siempre listo para la próxima vez que la encuentre.

Saludos.

Los fantasmas atacan al jefe (1988) es una película del veterano Richard Donner, realizada después de su gran éxito taquillero Arma letal (1987). Conocido colaborador en series para la televisión: Perry Mason, La dimensión desconocida, o Superagente 86 entre otras, tocando además diferentes géneros cinematográficos como aventuras, héroes, western, acción, romance, intriga, o comedia, como la mostrada en la alocada parodia inicial y alguna replica más, que nos pone en preaviso de lo que nos espera: la genuina adaptación de Un cuento de Navidad a la manera de Richard Donner sobre el alocado guión de Mitch Glazer y Michael O’Donoghue.

Frank Cross (Bill Murray), es directivo de la IBC, su férrea actitud abundante en sarcasmo, no entiende de empatías en el convencimiento que con intransigencia y mano dura los éxitos televisivos vendrán sin problemas defendiendo con esta actitud su particular mundo de éxitos conseguidos a lo largo de su tenaz ascenso. Preston Rhinelander (Robert Mitchum), presidente de la cadena de TV, en un ligero y sobrio personaje, interpreta con la necesaria mordacidad al educado y ponderado personaje desde la dura fragilidad que necesita su cargo, Fran Cross recibirá una muestra de ello por medio del trepa Brice Cummings (John Glover).

Además de los inolvidables fantasmas salidos de la inmortal pluma de Dickens, Donner se ha permitido incorporar a los fantasmas del presente y del futuro (Pat McCormick y Chaz Conner respectivamente)para la escenificación en TV que se está preparando, oxigenando el espacio entre dos narraciones similares aunque paralelas: una actoral en plató y otra real con los personajes protagonistas, en un entorno que nuestro director conoce a la perfección debido a sus innumerables realizaciones para este medio en el terreno de las series.

El alocado aunque campechano taxista (David Johansen) es el fantasma del pasado que pasea a nuestro protagonista por diferentes estadios en su vida desde la infancia, despertando la conciencia aunque con reproches y no demasiado convencido. Carol Kane representa al fantasma del presente, su dulce apariencia no le menoscaba energía y duros enfados con el escéptico Frank, haciéndole ver la verdadera realidad entre otras cosas, la de su secretaria Grace Cooley (Alfre Woodard) y su familia. Robert Hammond representa al fantasma del futuro haciéndole ver a Frank cual sería el destino final de algunos de los personajes, entre los cuales su novia Claire Phillips (Karen Allen) y el suyo propio.

Pero, como el arrepentimiento y la profunda fe por querer vivir redime al indoloro Frank Cross, de un final oscuro. Todo se convierte en felicidad, incluso para la Censora (Kate McGregor-Stewart) en mitad de un condescendiente discurso sobre el sentido de la Navidad que Frank dirige a todo el mundo que le quiera oír, aderezado finalmente con la recurrida melodía Put a Little love in your heart, haciendo participes del espíritu de la Navidad a quien se encuentre a cualquier lado de la pantalla, la sintonía colectiva se ha producido, la Navidad ha llegado.

La adaptación del inmortal cuento no deja de sorprendernos positivamente en la actuación de, entre otros, Lew Hayward (John Forsythe) antiguo jefe de Frank, el temeroso e inestable Eliot Loudermilk interpretado por el peculiar Bobcat Goldthwait, a lo que debemos añadir la música de Danny Elfman, la fotografía de Michael Chapman y los oportunos efectos especiales que aderezan una comedia entre la fantasía y la magia del conocido Un cuento de Navidad, para un público del presente en el que se mueven los personajes en el cuento navideño del inmortal Dickens visto por Donner e interpretado Bill en el cuento de un escéptico redimido.

Me fascina tanto "Cuento de navidad" de Dickens que todas las adaptaciones me gustaron.
Ésta, me agrada particularmente pues respeta la historia pero le da un vuelta y la adapta a su época que ya no es la nuestra ¡Como cambió el mundo en 33 años!.
Bil Murray en lo suyo y aunque sobreactúa según mi modo de verlo aquí no chirria porque ese es el tono adecuado.
Exagerada, divertida y emotiva.
Buen reparto y...¡Robert Mitchum!