Una vida en tres días

Puede resultar desconcertante que Jason Reitman, director de Juno, Up in the air o Young Adult; se haya atrevido a realizar un melodrama en su último trabajo, Una vida en tres días. La película, adaptación de una novela de Joyce Maynard, nos cuenta la historia de Adele, una mujer que vive deprimida tras ser abandonada por su marido, con un hijo que cuida de ella más que ella de él. Todo cambia cuando entra Frank en sus vidas: un fugitivo que acaba de escapar de la cárcel y que los retiene en su propia casa durante los tres días a los que hace referencia el título.

En su nuevo film, Reitman deja de lado muchas de sus señas de identidad: la ironía, el humor negro y las referencias a la cultura popular, elementos que utilizó en sus anteriores películas para encubrir historias realmente dramáticas. Se nota que Diablo Cody no firma el guión en esta ocasión, pese a que la habitación del hijo de la protagonista sería el sueño de Juno MacGuff y el ama de casa que interpreta Kate Winslet esté tan perdida como Charlize Theron en Young Adult, aunque se esfuerce menos en disimularlo.

Nos encontramos ante su film más clásico, el único que no está ambientado en el presente, ya que transcurre durante los años 80. Es posible que esta cinta nos traiga a la memoria un tipo de cine más usual en décadas anteriores, en las que la inocencia de los planteamientos estaba justificada por los sentimientos que estos encerraban. La narración de los hechos puede resultar inverosímil en ocasiones, pero hay que entender que está subordinada a contar la gran historia de amor que viven sus protagonistas. Los puntuales toques de humor y de suspense ayudan a que la película nunca caiga en el sentimentalismo y la lágrima fácil, un gran riesgo cuando se trata un relato como este.

Kate Winslet ofrece una interpretación comedida que le sienta perfectamente a su frágil y tembloroso personaje. La actriz británica está muy bien acompañada por Josh Brolin, como el fugitivo que le hace despertar de su letargo, y Gattlin Griffith como su hijo, que actúa como narrador de la historia. Este personaje nos cuenta el romance desde su perspectiva ajena al mismo, con ingenuidad adolescente, como si fuera un espectador más. Un romance cuyo tono puede decepcionar a quienes esperen otra cinta indie de Reitman, pero que seguro gustará a los que echan de menos esas grandes historias cinematográficas en las que el amor podía con cualquier obstáculo.

Agradable película que empecé viendo con poca curiosidad pero que me fue enganchando hasta crear un nerviosismo por el suspense de ver hasta donde podía llegar esta "familia" y su plan.
Desde luego hay que darle toda la importancia al trío de actores, una Winslet fantástica, (¿cuándo no lo está esta mujer?), perfecto Brolin y encantador Griffith.
Se podrá leer por aquí que la historia es "inverosímil", sí, claro, porque la guerra de las galaxias es taaaaaaaan verosímil. ¿Por qué no podría ser verdad? Anda que no pasarán cosas menos creíbles. En todo caso para eso está el cine, por el mismo motivo que la lectura: para vivir y ver la fantasía de otros mundos, de otras posibilidades, de otros caminos.
Le iba a poner un 7 pero le pondré un 8 para subirle la media porque se lo merece.

Siendo el narrador el hijo de una mujer solitaria (que no sola), con un inicio incoherente, que rompe las reglas de lo verosímil en el cine y para este tipo de argumento, esta cinta de un tedioso ritmo, ofrece al menos la garantía de poder analizar a una Kate Winslet (“Titanic”, “Revolutionary Road”) que da vida a la desgraciada Adele, un personaje sin carisma. Me parece que está encasillándose en personajes con el mismo tinte emocional.

Por lo demás, una historia de Rietman que da un paso atrás, pues no es lógica su propuesta dramática, más insubstancial, sobre todo en un país con los Estados Unidos, donde precisamente, todos desconfían de todos. El título original de la novela y de la película es “Labor Day” (“Día del Trabajo”), que en los Estados Unidos suele ser el final del verano, al celebrarse allí el primer lunes de septiembre — con esa huella mustia y todavía acalorada— de final de verano. Pues así es el tono de esta historia: Soporífera.

Gonzalo Restrepo Sánchez

Visite: www.elcinesinirmaslejos.com

En "una vida en tres días", nada es lo que parece. Un fugitivo huido (Josh Brolin) ve en una madre separada (Kate Winslet) y en el hijo de ésta (Gattlin Griffith) la ocasión ideal para ocultarse de la Policía. El espectador asiste a una atmósfera que al principio se vuelve agobiante para los dos últimos, forzados a admitir en la intimidad de su casa a un recluso, al que la televisión retrata como un peligroso asesino. Hay detalles que refuerzan la idea de que un Brolin desesperado, como le sucedió a Bogart, está dispuesto a morir matando (las cuerdas anudadas en torno a las muñecas de Winslet y cómo Brolin les sujeta con fuerza cada vez que un vecino visita la casa con cualquier pretexto). La vida de los protagonistas experimenta un cambio de rumbo decisivo; rumbo con el sacrificio y un amor incipiente que se va consolidando como factores de cohesión, y con una atmósfera fiscalizadora de una sociedad norteamericana que lo controla todo no menos opresiva que la del prófugo reteniendo a los moradores de la casa. Formidable trabajo interpretativo con un buen guión que cuenta con perlas como "¿Cómo sé que no nos harás daño?" "Nada engaña más a la gente que la verdad" o "Eres un tipo estupendo y no permitas que nadie piense lo contrario". Daniel.

...pero no de Madison County, como citan los torpes comentaristas, sino de Bardem y Landa.

En los USA trabajan demasiado, así que tienen que aprovechar a tope los tres o cuatro puentes de que disfrutan a lo largo del año. Eso hacen los protagonistas de esta película de mi admirado Reitman quien, decidido a hacer un melodrama, lo hace a conciencia.

Califico la película con un 7 para llevar la contraria a esos críticos de deforme criterio que la acusan... de no tener humor negro. ¿Qué pretenden? ¿Que todas las películas sean "El verdugo"? ¿No se han dado cuenta de la cuidadísima dirección, de que cada fotograma y cada secuancia están perfectamente estudiados? ¿No aprecian el trabajo de la sra. Winslet? Vale, es una película de amores pasteleros (nunca mejor dicho), pero en su género es insuperable.

En resumen, no es película para quienes se averguenzan de conmoverse con los grandes amores, ni para fans de Tarantino. El resto de la Humanidad puede disfrutar con ella.