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Críticas de oscar_sturm
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
4
19 de julio de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Alice Sebold escribió Desde mi cielo, libro en que se basa la película, pretendía hacer un análisis de cómo un suceso tan trágico como la violación y posterior asesinato de una niña afecta a las personas que le rodean. Una de los puntos a favor del libro era la carencia de detalles morbosos y la delicadeza con la que se trataba el tema. El libro estaba narrado en primera persona por su protagonista, Susie Salmon, desde su particular cielo: una especie de limbo desde el cual podía observar como seguían las vidas de sus familiares y amigos después de su muerte, e incluso inmiscuirse en ellas.

Peter Jackson, director de El Señor de los Anillos y del remake de King Kong, luchó por hacerse con los derechos de la novela y realizar una de sus películas más íntimas.
En la película, Jackson ha preferido dejar de lado como la muerte afecta a los allegados de la protagonista, como crecen y aprender a vivir con ello, para centrarse en el propio cielo que pasa a habitar Susie. Un cielo que cambia de escenario y tonalidades con excesiva frecuencia, pasando de un aspecto siniestro y oscuro (la escena del mugriento baño con el asesino en la bañera, o en la que Susie encuentra en el agua cuerpos de sus predecesoras) a otro mucho más alegre, colorido y kitsch (esas imágenes del cielo que parecen sacadas de un video de primera comunión, las cuales llegan a rozar el ridículo)

La película guarda bastante relación con una de las primeras obras de Jackson, Criaturas celestiales. Este film narraba la historia de dos amigas con una gran imaginación que planean asesinar a la madre de una de ellas para evitar que rompa su relación. Ambas intercalan imágenes de la realidad con otras de fantasía y tratan el tema de la muerte y el asesinato. Sin embargo, la emoción y sensibilidad que impregnaba esa película no llega a aparecer nunca en su más reciente obra. The Lovely Bones tiene un trabajado envoltorio, excesivo y delirante, pero carece de alma. Esa emoción que debería impregnar toda la película sólo aparece en ocasiones, como el primer encuentro subterráneo entre Susie y su asesino, donde se puede cortar la tensión, pero el resto de la película se limita a mostrarnos una serie de imágenes simbólicas innecesarias y un desarrollo nulo por parte de algunos personajes, como el de la madre interpretada por una desaprovechada Rachel Weisz. Nos hallamos pues ante una película demasiado centrada en sus aspectos técnicos, que deja de lado a los que deberían ser los verdaderos protagonistas de una historia como esta: sus personajes.
oscar_sturm
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7
20 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut en la dirección de Jordan Scott es una película pequeña, sin que eso sea nada malo. Es sencilla, elegante, los personajes están bien retatados y la historia nos engancha. La película crea una atmosfera envolvente, que va in crescendo según avanza la película. Las actrices no pueden estar mejor elegidas: Eva Green vuelve a demostrar que es una de las actrices más competentes y más guapas de su generación (y lamentablemente una de las que peor suerte tiene en taquilla), María Valverde vuelve a hacer de lolita y lo vuelve a hacer genial y Juno Temple e Imogen Poots se perfilan como grandes estrellas futuras.

Una gran opera prima. Una pena que el sistema de distribución no haya permitido que llege a los cines ni que se publicitara como merecía.
oscar_sturm
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6
26 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede resultar desconcertante que Jason Reitman, director de Juno, Up in the air o Young Adult; se haya atrevido a realizar un melodrama en su último trabajo, Una vida en tres días. La película, adaptación de una novela de Joyce Maynard, nos cuenta la historia de Adele, una mujer que vive deprimida tras ser abandonada por su marido, con un hijo que cuida de ella más que ella de él. Todo cambia cuando entra Frank en sus vidas: un fugitivo que acaba de escapar de la cárcel y que los retiene en su propia casa durante los tres días a los que hace referencia el título.

En su nuevo film, Reitman deja de lado muchas de sus señas de identidad: la ironía, el humor negro y las referencias a la cultura popular, elementos que utilizó en sus anteriores películas para encubrir historias realmente dramáticas. Se nota que Diablo Cody no firma el guión en esta ocasión, pese a que la habitación del hijo de la protagonista sería el sueño de Juno MacGuff y el ama de casa que interpreta Kate Winslet esté tan perdida como Charlize Theron en Young Adult, aunque se esfuerce menos en disimularlo.

Nos encontramos ante su film más clásico, el único que no está ambientado en el presente, ya que transcurre durante los años 80. Es posible que esta cinta nos traiga a la memoria un tipo de cine más usual en décadas anteriores, en las que la inocencia de los planteamientos estaba justificada por los sentimientos que estos encerraban. La narración de los hechos puede resultar inverosímil en ocasiones, pero hay que entender que está subordinada a contar la gran historia de amor que viven sus protagonistas. Los puntuales toques de humor y de suspense ayudan a que la película nunca caiga en el sentimentalismo y la lágrima fácil, un gran riesgo cuando se trata un relato como este.

Kate Winslet ofrece una interpretación comedida que le sienta perfectamente a su frágil y tembloroso personaje. La actriz británica está muy bien acompañada por Josh Brolin, como el fugitivo que le hace despertar de su letargo, y Gattlin Griffith como su hijo, que actúa como narrador de la historia. Este personaje nos cuenta el romance desde su perspectiva ajena al mismo, con ingenuidad adolescente, como si fuera un espectador más. Un romance cuyo tono puede decepcionar a quienes esperen otra cinta indie de Reitman, pero que seguro gustará a los que echan de menos esas grandes historias cinematográficas en las que el amor podía con cualquier obstáculo.
oscar_sturm
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4
7 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Arnaud Desplechin regresa a las pantallas cinco años después de su última película. Lo hace cambiando de continente y dejando el cine francés, en el que ha realizado obras como “Un cuento de Navidad” o “Reyes y reina”, para contar una historia puramente americana. Basada en hechos reales, la película cuenta la relación de un indio (el Jimmy P. que titula la película), excombatiente en la Segunda Guerra Mundial y diagnosticado como esquizofrénico, con un antropólogo francés que decide llevar a cabo una terapia alternativa basada en los preceptos del psicoanálisis.

El tema tratado nos trae a la memoria “Un método peligroso”, en la que David Cronenberg nos contaba la relación entre Freud y Jung, padres del psicoanálisis, a partir de los métodos que este último aplicaba a una paciente con serios trastornos mentales. En la película de Desplechin, sin embargo, los pormenores del tratamiento quedan en un segundo plano para centrarse en la relación médico-paciente de los dos protagonistas, que empieza siendo meramente profesional y termina como una entrañable, aunque previsible, amistad.

Los diálogos entre estos dos personajes son el motor de la película y a través de las preguntas del antropólogo y las respuestas del indio vamos conociendo, a modo de historia de vida, el relato de los acontecimientos que han llevado al protagonista a ser internado en un centro psiquiátrico. Este modo de contar los hechos hace que la película tenga un ambiente teatral, de dos personas conversando sin que suceda mucho más y con pocos cambios de escenario, en el que los múltiples flashbacks que acompañan la narración del protagonista no ayudan a amenizar su relato.

En un film como este contar con actores solventes es fundamental. Desplechin confía los roles protagonistas a Mathieu Amairic y a Benicio del Toro. El primero, que recientemente ha recibido grandes buenas críticas por el alter ego de Polanski que interpretó el “La venus de las pieles”, no consigue ofrecer el carisma que pedía su personaje, que debía funcionar como contrapunto del hierático Jimmy P. Por su parte, Del Toro, que tiene aquí su primer papel protagonista tras unos años sin mucha actividad cinematográfica, lleva el peso de la película y convierte a su sufrido indio en una estatua que parece no entender muy bien que está sucediendo a su alrededor. La trama requería este tipo de interpretación, pero también que debajo de esa calma se pudiera sentir la angustia vital que sufre. El actor puertorriqueño sólo lo consigue a medias, y nos deja con la sensación de que el personaje le queda grande.

Con todos estos elementos, el film se muestra excesivamente plano, pudiendo resultar tedioso en varias ocasiones. Sus casi dos horas de duración pasan sin que el espectador llegue a introducirse en la historia que nos están contando. Es, por tanto, un film fácil de ver, una pequeña historia sin grandes aspavientos. Sin embargo, ya que estamos hablando de una historia de personajes, es exigible que estos muestren unas altas dosis de humanidad, algo de lo cual desgraciadamente carece la película.
oscar_sturm
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5
22 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor forma de definir esta película es diciendo que está dirigida Baz Luhrmann. Con todos los pros y los contras que ello conlleva. Así pues, está adaptación de la obra de F. Scott Fitzgerald cuenta con mucho efectismo y pomposidad, muchos planos desde distintos ángulos que se suceden rápidamente, vestuario y escenarios deslumbrantes y fiestas de los años 20 en las que en vez de charlestón se bailan raps de will.i.am y Jay-Z.

Su peculiar estilo marca el desarrollo del film, al igual que pasaba en Romeo + Julieta o Molin Rouge!, las cuales podían parecerte muy transgresoras y contemporáneas o una horterada. Sin embargo, en este caso tanto colorido y exceso nos dejan un poco fríos, puede que porque ya no nos sorprenda o porque ésta es una película mucho más contenida que las anteriores.

Luhrmann alarga innecesariamente la historia de Gatsby , bastante básica si le quitamos toda la envoltura, por lo que queda la sensación de que en la película pasan muchas cosas pero no nos cuenta nada. Tanto Di Caprio, como Mulligan y Maguire están perfectamente escogidos para sus papeles y todos están muy correctos, aunque ninguno haga el papel de su vida.

Aunque las comparaciones son odiosas, en Molin Rouge! la historia de Christian y Satine emocionaba y quedaba en la memoria. En este caso, tras ver la película tienes ganas de ir a unas de las raves que el protagonista montaba en su casa, pero lo que les ha pasado o les pasará a Gatsby, Daisy y compañía se pierde rápidamente en el olvido.
oscar_sturm
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