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La asesina

Drama. Acción China, finales del siglo VIII. Nie Yinniang regresa a casa de su familia tras años de exilio. Educada por una monja que la ha convertido en una experta en artes marciales, Yinniang es una auténtica justiciera cuyo objetivo es eliminar a los tiranos. Su maestra le encarga la misión de matar a su primo Tian Ji'an, gobernador disidente de la provincia militar de Weibo, con el que tuvo gran complicidad cuando ambos eran jóvenes. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
21 de enero de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de este comentario no es una provocación, aunque también, pues mi objetivo es simplemente atraer la atención de aquellos que esten frustrados después de haber visto esta película. El título de este comentario es la simple constatación de que es muy difícil entender The Assassin en un primer visionado, y sin entender quién es quién o por qué hace qué, lo que en realidad sería una historia de intrigas palaciegas complemente secuencial (y "consecuencial", porque cada escena está explicada por una anterior) se convierte en una sucesión de cuadros más o menos bonitos pero de significado aparentemente opaco.

No sé si es así porque porque se rodaron cientos de horas que quedaron en la sala de montaje, o porque la historia es mejor conocida por las audiencias china y taiwanesa que por lo tanto necesitan de menor exposición, o porque Hou Hsiao-hsien desprecia el argumento como motor de las experiencias que genera el cine y prefiere centrarse en el poder lírico de las imágenes y lo que estas sugieren al espectador. Quizás la explicación sea un poco de todas esas cosas, quizás no, pero en cualquier caso así es la película.

Por eso, dado que la exposición del argumento es mínima (por poner un ejemplo, aprendemos que un personaje es el padre de la protagonista porque en una escena determinada, el primo de ella le llama en una ocasión "tío"), es importante ver la película más de una vez. Con ello, estampas que en un principio pudiesen antojarse vacías, apareceran súbitamente pobladas de emoción contenida y significado, mostradas al espectador eso sí a través de un laconismo y un minimalismo extremos (en rima poética con el arte de la época y también con lo que debe haber sido la cultura aristócratica de entonces, pues los personajes apenas muestran sus sentimientos también).

Y en el fondo me da igual que los productores fuesen a la India a comprar las sedas que se utilizan en la película simplemente por una cuestión de fidelidad histórica, aunque a mí me hiciera cierta ilusión ver por ejemplo en las puertas correderas de papel los mismos dibujos de árboles y garzas que vi en Koyasan (Koyasan es un conjunto de templos en Japón que fue fundado por un monje que había pasado bastantes años en Xi'an, actual capital del imperio chino en el que está ambientado la película). Lo realmente significativo es que The Assassin parece existir en un mundo sacado del mito, el mundo representado en el arte chino donde las las ramas de los árboles se retuercen entre colinas siempre invadidas por una niebla tan densa como mística. Y no lo hace de una forma hortera, sino apabullantemente hermosa. Y con una exposición de información tan lírica y escasa que cada mínimo gesto parece tener una importancia transcendental, cada plano una película dentro, y la película misma es un misterio.
Javialacarga
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26 de noviembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
China, siglo IX. Nie Yinniang (Shu Qi) regresa a casa de su familia tras años de exilio. Educada por una monja que le enseña las artes marciales, su maestra le encarga matar a su primo Tian Jian (Chang Chen), gobernador disidente de la provincia de Weibo.

Dirigida por Hou Hsiao-Hsien, “The assassin” es una película desconcertante. Estéticamente primorosa, resulta en cambio muy complicado meterse en la trama y entender lo que pasa. Tienes claro que te gusta lo que ves, pero realmente no sabes qué estás viendo ni por qué pasan las (pocas) cosas que pasan.

Todo lo que se diga sobre esta película a nivel estético se queda corto. A pesar del formato 4:3, que siempre resulta menos espectacular, la belleza de las imágenes deslumbra por completo, hasta el punto de llegar a abrumar al espectador. Uno no puede evitar centrarse tanto en lo visual que pierdes un poco de vista el contenido de las situaciones.

Extraordinaria dirección artística, soberbia la fotografía, espectacular el vestuario, maravillosos los escenarios naturales elegidos para las escenas. La película es un orgasmo para las retinas, pues la belleza extrema de las imágenes te cautivan, es puro arte visual. Como digo, es algo que hay que ver pues las palabras se quedan cortas.

El director taiwanés tiene a tus sentidos audiovisuales a pleno rendimiento durante toda la película, ya que al asombro visual se le añaden los matices de sonido. Hay muy pocos diálogos, los silencios presiden la mayoría de las escenas, y esta calma sonora se adorna con el sonido de un pájaro, o los grillos en el exterior, o unos timbales que se escuchan en la lejanía, que no se sabe bien de donde provienen pero que terminan de complementar unas escenas deliciosas sensorialmente.

Hay menos escenas de pelea de las que cabría esperar (cosa que agradezco) y están espectacularmente rodadas, parecen danzas perfectamente coreografiadas acompañadas de una exquisita música metálica de espadas chocantes. Y entre cada cruce de espadas, primeros planos sobrecogedores por su perfección de la asesina, con su rostro tan bello como inexpresivo. Por cierto, parece mentira que Shu Qi esté a punto de cumplir 40 años, definitivamente los chinos se oxidan menos.

El director tiene gusto por plantear la escena en un sitio diferente al que la cámara enfoca. Es una curiosidad que se repite varias veces en este film. Otra licencia narrativa es el uso de velos o cortinas finas que se mueven delante de la cámara y hacen que el plano sea nítido y al momento difuso. Para terminar de desconcertarnos, al final de la película hay un largo plano en el que unas cabras reposan tranquilamente en un prado, comiendo hierba. No se si era algo metafórico porque para entonces yo ya estaba totalmente desconectado de la trama, pero en todo caso es una escena curiosa y digna de ser recordada.

Lo malo es que tras tan abrumadora belleza formal, la narración es confusa y excesivamente contemplativa, desesperada quietud. El desarrollo argumental es demasiado denso y farragoso. Hablando en plata: que no te enteras de ná. Intrigas palaciegas confusas, lazos familiares complicados, nombres chinos difíciles de recordar, y demasiados silencios hace que la mente del espectador se pierda en admirar la belleza de lo que ve y se desconecte de lo que se narra.

Al final, salí del cine sin saber si me había gustado o no. Con la certeza de haber visto algo insólito, una cosa nueva, desconcertado con tanta sofisticación visual y sin saber realmente qué historia acababa de presenciar. Sabía que había disfrutado, pero no podía contar la película porque no sabía realmente qué es lo que había visto. Por lo tanto, no esperéis gran cosa de esta crónica que ya termina.

Formalmente sublime, narrativamente plomiza, “The Assassin” es una película que deseo volver a ver, que necesito volver a ver, para intentar descrifrar todo aquello que se quedó fuera de mi alcance, perdido entre tanta belleza. Entonces podré saber si la película es una obra maestra que no se puede abarcar en un sólo visionado, o si no hay nada escondido detrás de tanta exquisitez formal.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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31 de diciembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo todo lo mejor en los últimos 15 años sale de china , The Assassin la mejor película lejos del 2015. La belleza audio visual en su más grande esplendor, fotografía, pintura, actuación, sonido, música, libro, poesía, ficción y encima moraleja , Shu Qi solo necesita pararse delante de una cámara sin mover ni siquiera una ceja para enamorarte de su personaje (eso que le dicen presencia escénica). Hou Hsiao-Hsien ha demostrado que se puede hacer cine como a hace casi 100 años, solo con una cámara un trípode 10 metros de vías y mucho trabajo.
indiorubio
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2 de abril de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indudablemente humano el maltratar o destruir (en términos de crítica) lo que no entendemos, porque nos hace sentir amenazados intelectualmente, cosa que no podemos permitir. Para que la efusividad empleada en machacar las teclas de nuestro teclado no sea en vano, es práctico destinarla también a nuestra concentración al presenciar un trabajo. Vaciar la mente de su incansable juicio, ayuda. No, no soy profesor de yoga ni tengo relaciones con ningún miembro de la producción de la película. Con lo anteriormente mencionado puesto en práctica, y con un esfuerzo medio de nuestra parte, podemos lograr ver la desnudez del director en cada plano, fragilidad, elegancia (sobre todo para alguien que detesta lo innecesariamente gráfico en secuencias de violencia) y fotografía anegan nuestra pantalla. Esto último es lo que percibí al termino de la proyección, estar recorriendo una exposición fotográfica.
Un amigo y vecino me comentó lo siguiente hará un par de semanas:
"Si tomamos la distancia necesaria a lo comercial, tal vez veamos cuan adictos somos. Alejándonos todavía más, despertaremos capacidades dormidas".
Algo místico, pero da que pensar. Él pasó de Chuck Norris (todos mis respetos) a Jens Albinus, gracias a "Los Idiotas" de Lars Von Trier. Obra imprescindible para abrir nuestra mente ante el significado de la palabra: cine. También puede dejarte chalado como un servidor.
Veo en "The Assassin" un antes y un después de un género colmado de historias reiteradas. Este trabajo es distinto, porque sería indiferente que en lugar de espadas portasen gaitas.
Un cordial saludo.
Neyerah
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17 de junio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La incursión del realizador taiwanés Hou Hsiao-Hsien en el género wuxia, cine de artes marciales en un contexto histórico, se antojaba toda una complicada empresa que dejaba la interrogante de como filmaría las escenas de acción y pelea sin traicionar su tradicional estilo, la respuesta está en su nueva película, toda una épica poética de efecto imperecedero.

La historia que narra sucede en el siglo IX, contando con prólogo en blanco y negro, que después da paso a imágenes de una colorida explosión para contar la historia de Nie Yinniang (Shu Qui), una joven que ha sido entrenada y adiestrada desde pequeña por su tía, una mujer conocida como “la monja”, como toda una guerrera a la que se le asigna la tarea de asesinar a un tipo con un alto cargo político a quien le une un importante vínculo.

Más allá de la trama, la cual por momentos podría parecer desconcertante más no inentendible, lo que llama poderosamente la atención en el nuevo film del taiwanés es la manera en que narra una historia y su conflicto, haciendo suyo el género y reinventándolo en cada secuencia, donde las peleas y la acción son mostradas de la manera más real posible.

Cada plano es un dechado de belleza sublime, sin caer nunca en un preciosismo exultante, sino por el contrario, es un derroche de sensibilidad y sutileza donde cada detalle en pantalla es aprovechado de manera fascinante.

Hou Hsiao-Hsien consigue que su nueva película sea toda una estimulación para los sentidos, con un relato que exige al cien por ciento a sus espectadores, pero que les compensa con cada imagen que resulta una sublime y subyugante maravilla.


http://tantocine.com/la-asesina-de-hou-hsiao-hsien/
Quique Mex
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