Senso

El adjetivo "suntuoso" suele aplicarse al musical, al drama y, sobre todo, al melodrama, géneros considerados más "femeninos" que los viriles western, belico o negro. El melodrama requiere de la estilización formal para dignificar sus desaforados argumentos (que se lo digan a Almodóvar). Esto se consigue con la escenografía, con el atrezzo, la iluminación, la puesta en escena y, sobre todo, con una gran efusión musical. Melodrama es melodía y drama, como la ópera.
Visconti conjuga esos elementos con una maestría que es fruto de su origen aristocrático y su refinada formación.Y nos deslumbra, auxiliado por un muy competente equipo de técnicos, creando suntuosísimas imágenes. En las películas de época americanas esos aspectos formales, también muy elaborados, no dan nunca la misma sensación de autenticidad. En Visconti hasta la decrepitud de Venecia o la sordidez de las callejas de Verona resulta suntuosa.
Un componente habitual del melodrama es el "amour fou", una irracional inflación del sentimiento que no se puede controlar. A mí también me ha parecido poco creible que una mujer madura, bella y con una situación privilegiada se enamore de un inconsistente mequetrefe. Pero no es más que una convención del género, algo natural dentro de sus reglas, y justifica que esa mujer esté dispuesta a abandonar su vida, traicionar sus ideales y sufrir las más dolorosas humillaciones. Esto propicia una arrebatada interpretación de la fascinante Alida Valli (su inefable presencia es los único que mantiene en pie "El proceso Paradine", de Hitchcock). Siempre pensé que Farley Granger había sido un lamentable error de casting, pero esta vez, en la secuencia de Verona, su canallesco proceder eleva muchos grados su calidad como actor. Muy adecuado.
¿Y qué decir del tremebundo final?. Pues que ella se lo ha buscado.
Siempre he asociado esta película con "El diario íntimo de Adele H." de Truffaut. De las que guardo memoria, me parecen las mejores transcripciones en imágenes del "amour fou".

Interesante y muy provocadora película de Visconti sobre un romance de época en los tiempos donde la unificación italiana era inminente. De la mano de una Alida Valli haciendo el papel de su vida, la condesa Serpieri se erige en una de las protagonistas femeninas más contradictorias, vulnerables e interesantes de aquellos días en el celuloide.

Eclipsada por otros títulos de ese mismo director, "Senso" merecería ocupar un lugar más destacado en su filmografía. La cinta tiene nervio, pulso y toca una serie de teclas universales (la pasión, el desencanto, la venganza, la crueldad, etc.).

No tiene nada de extraño que el maestro Martin Scorsese la escogiese para su documental sobre cine transalpino. Aquí hallamos muchos de los rasgos de distinción de Visconti, con el atractivo del marco incomparable que es la ciudad de las góndolas.

Si no la han visto todavía, déjense arrastrar por esta improbable y morbosa relación.

Durante el rodaje, Luchino Visconti ordenó poner cada mañana flores frescas en cada decorado, se fuera a rodar o no en ellos ese día. Creo que esta anécdota define 'Senso': sólo algunas de sus escenas me conmueven, pero agradezco el cuidado por la estética de cada uno de sus planos, algo en lo que Visconti era un maestro. Agradezco también la breve lección de historia italiana -asoma en las batallas, por cierto, la labor de los primeros miembros de la Cruz Roja Internacional- y la sensación de encontrarnos ante el banco de pruebas de una película similar que sí es una obra maestra: 'El Gatopardo'.

Tennesee Williams y Paul Bowles colaboraron en el guión, y Franco Zeffirelli y Francesco Rosi ayudaron en las labores de dirección en esta historia de amor, adulterio y ceguera pasional de una condesa patriota que traiciona sus ideales por arrastrarse tras un pillo teniente austriaco en el contexto de la ocupación extranjera de Venecia, en los coletazos finales del proceso de unificación italiana. No cabe ninguna discusión sobre la brillante puesta en escena pero sí sobre su sentido, no siempre al servicio de la historia, sino más bien al servicio de un cine enfático y un poco cargante – verbigracia: el uso bastante indigesto que hace de la música de la séptima sinfonía de Anton Bruckner-, tendencia en la que, salvo contadas y muy honrosas excepciones, incurrió abundantemente el cine de Visconti. De hecho, la película es bastante irregular y pese a que cuenta con grandes momentos -la brillantísima escena inicial del teatro en el que se representa la ópera “Il trovatore”, el retrato de una Venecia de oscuros rincones, alejada de la postal luminosa, o el atractivo sentido estético, casi pictórico, de las composiciones- la narración acaba resultando insulsa para ir decayendo progresivamente entre las aguas pantanosas de lo naif y el decorativismo superfluo, por no hablar de su excesiva longitud, que daría como mucho para un buen relato corto de Arthur Schnitzler pero no para ocupar 115 minutos de un mejunje de amor, humillación y revolución, bello pero gélido cual témpano de hielo y a cuya imperfección general colaboran sin esfuerzo la insulsa interpretación de Farley Granger y la bellísima pero limitada expresividad de Allida Valli. Aimez vous Visconti?

En el marco de la tercera guerra de independencia italiana, Livia Serpieri, una condesa veneciana, se enamora perdidamente de un soldado del ejército invasor austríaco, el teniente Franz Mahler. El idilio pasará a otra fase con el inicio de la guerra.

Luchino Visconti se decide a dejar de lado el neorrealismo de sus tres primeros films (Obsesión, La Tierra Tiembla y Bellísima) para adentrarse en una peli muy personal. El también director de óperas quiso con "Senso" mezclar sus dos grandes pasiones: las óperas y el cine.

Visconti adapta con sumo detalle la novela homónima de Camillo Boito. Una novela que como muchas otras novelas, óperas y películas se inspiran en el resorgimento italiano como momento cumbre para toda una nación.

La película inicia densa, recargada, ornamentada y barroca, como si de una ópera se tratara. Utiliza un vestuario, decorado y figurantes de gran valor artístico. La relación amorosa se nos explica hablada pero perfectamente podría ser cantada como en una ópera.

Su fuerza pasional y su elegante puesta en escena, así como su fotografia y colores, constituyen la envoltura idónea para las pasiones humanas que nos plantea Visconti.
Se nota la mano de Tennesse Williams que colaboró en el guión en este melodrama de época, que constituye un estudio acerca de la capacidad de destrucción de la pasión sexual. El amor no correspondido es la esencia de toda la pelicula.

Tanto Alida Valli como Farley Granger, más que correctos en la encarnación de unos personajes muy difíciles de interpretar.

Como anécdotas:

- Visconti tenía en mente a Ingrid Bergman y Marlon Brando para los protagonistas, pero Ingrid Bergman estaba entonces casada con el director italiano Roberto Rossellini, que no le permitía trabajar para otros directores.

- Martin Scorsese beberia de esta película cuando en 1993 realizó "La edad de la inocencia".