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Sonata de otoño

Drama Charlotte es una famosa concertista de piano que ha estado tan volcada en su carrera que no ha visto a su hija Eva en siete años. Eva, que vive con su marido, un pastor protestante, y con una hermana gravemente incapacitada, mantiene con su madre una relación de amor-odio. Después de tantos años, Charlotte decide ir a visitarlos, pero el encuentro pronto se convertirá en un tenso duelo entre madre e hija. (FILMAFFINITY)
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
4 de mayo de 2023
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La agonizante existencia del necesitado. Reproche sangrante. Evasión de hielo enmascarada. Lazos desangrados de auxilio inútil. Estigmas de la indiferencia.

Bergman decora sus celdas introspectivas con nostalgia y rencor. Habla del ayer para desgranar los infortunios del ahora. Corazas de insensibilidad en la balanza del crecimiento interior. Exquisito duelo de talentos con teatralidad preciosista y toques de paralelismo biográfico.

Víctimas de la apatía. Sopor rebelde.
La puerta de Tannhäuser
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30 de diciembre de 2007
28 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se supone que Ingmar Bergman y Sven Nykvist son virtuosos de la iluminación y la fotografía, pero no se crean ustedes que en esta película van a desperdiciar su talento mostrando paisajes bonitos a las masas, sino que se dedican casi exclusivamente enfocar los caretos de los protas dentro de una casa a) en la penumbra, b) al atardecer y c) de buena mañana.
Según cómo, pueden parecer imágenes un poco clautrofóbicas, pero les digo yo que las imágenes son lo más alegre que encontrarán en toda la película, que va sobre una señora con unas gafas horribles y un peinado de princesita de Star Wars que se pasa horas y horas llorando, gritando y reprochando a su madre no haberle dado suficiente cariño (la muy puta se ve que prefirió centrarse en su carrera de pianista, menudo pendón).
En las películas comunes los personajes tienen sentimientos y motivaciones unidimensionales (amor, odio, bondad, maldad...); mientras que en el mundo real todo se complica con sentimientos ambivalentes, relativismos morales y racionalizaciones a posteriori; sin embargo esta película parece que alcanza un nivel 3 de profundidad emocional y en ella se analizan los mecanismos del amor, el odio y, sobretodo, el rencor con una exhaustividad tan horripilante que, a su lado, las más neurótica de todas tus exnovias parecerá una persona cordial.
Se rumorea que toda esta mala leche está inspirada en teorías de Sigmund Freud que dicen que las madres y las hijas están predestinadas a odiarse y competir entre ellas como la Cenicienta y su madrastra.
En todo caso, para que no parezca que la prota está un poco loca sin causa, Bergman la pone también al cuidado de una hermana con Síndrome de Stephen Hawkins (acojonante interpretación de Lena Nyman, la escena en que se cae de la cama y se arrastra por el suelo gritando "MAAAMMMÁÁ" es un infierno), y otras lindezas que le amargaran la tarde de forma irremediable.

Pero no se preocupen ustedes, traigo buenas noticias: lo que decía Freud ya está obsoleto, ahora Richard Dawkins dice que las madres están predestinadas por los genes a darnos amor incondicional. Del de verdad, del de los tatuajes. Amor de madre.

Feliz 2008.

Nota: un sufi.
Listocomics Puntocom
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8 de febrero de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia de culpa y perdón, de amor, odio, incomprensión, revelación y obsesión. Un caso clínico: Eva (Liv Ullman) descubre a su madre Charlotte (Ingrid Bergman), todo su sufrimiento de niña ya crecida y melancólica, neurótica. El drama es muy intenso y las actuaciones deslumbrantes de dos verdaderas estrellas del cine, la diosa Ingrid y la talentosa Liv. Otros personajes completan el elenco: la hermana de Eva, Helena (Lena Nyman), aquejada de una enfermedad degenerativa y el pastor, el marido de Eva, Viktor (Halvar Bjork) que es como el remanso de sabiduría y de amor, aquel que puede poner en palabras la gran pregunta que surge de la historia: ¿Cómo se entiende y cómo se supera el sufrimiento en la vida? De una época en que a menudo los padres eran acusados y culpables de todas las desdichas, consecuencia indeseada, diría yo, del psicoanálisis. Perfecta sucesión de bellas escenas y de diálogos significativos entre madre e hija; un drama inolvidable de dos personajes singulares, una obra maestra.
Leonel
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16 de julio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madre e hija. Piano y violonchelo. Madurez e infancia. Dos melodías que crean una sonata de resultado complicado. Dos tonalidades condenadas a enfrentarse.

En "Sonata de otoño" Bergman plantea el drama familiar de las relaciones maternales y nos introduce en el torbellino de palabras calladas, de inseguridades, de carencias afectivas y de egos altivos en el que se encuentran ambas protagonistas. Por un lado encontramos a una hija que invita cordialmente a su madre a su casa después de siete años sin que ambas se reencuentren y con un pasado de silencios a sus espaldas. Por el otro, tenemos a una madre, pianista profesional y para la que la familia no parece ser una prioridad.

Dicha situación actúa como punto de partida para que ambas se enfrenten a sus carencias y a su pasado, a sus miedos que son similares pero en momentos diferentes. El filme de Bergman es una composición que empieza pausada y que poco a poco adquiere un ritmo frenético que alcanza su clímax orquestal cuando la hija relata sus momentos más duros de la infancia y nos deja ver las carencias afectivas a las que estuvo expuesta. Los silencios de esta melodía a dos voces se quiebran y el espectador solo puede esperar con impaciente tristeza la respuesta de una madre que se enfrenta a su más difícil interpretación.

Pero esta pieza no está compuesta de excesos, Bergman se sirve de una sobria puesta en escena para orquestar la situación. Abundan los primeros planos, el peso de las situaciones recae sobre unos diálogos interpretados con fuerza y ambas actrices se convierten en los instrumentos perfectos para hablarnos de la infancia, del miedo al fracaso, de las consecuencias del éxito y de cómo pueden apresar los lazos sanguíneos. A medida que se acerca el final, la composición de Bergman nos deja un sabor agridulce, nos encierra un grito en la garganta al igual que le ocurre a Helena, mientras aparecen perfiladas con maestría dos de las máximas del cine de Bergman: la incomunicación y el silencio.

Una sonata compuesta de silencios cuyo final nos hace dudar. Una estructura cíclica que nos recuerda que, evidentemente, el invierno sigue al otoño y que no sabemos si eso puede ser positivo o negativo. Casi como por arte de magia, después de la tormenta, volvemos donde comenzamos ¿ha cambiado algo? ¿hay lugar para el perdón o nos encontramos ante la mejor interpretación de una pianista que repite sin cesar la pieza que mejor conoce? Presenciamos con resignación ese viaje en tren, mientras nos preguntamos si la carta que inició está sonata puede dar lugar a otra, una nueva en la que ambas melodías sean armónicas.

[Más críticas en http://tegustarasitegusta.wordpress.com / @TeGustaraSi]
TGsiTG
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15 de agosto de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de siete años de no verse, Charlotte (Ingrid Bergman) una afamada pianista que ha dedicado su vida a su profesión visita a su hija Eva (Liv Ullmann), quien vive con su esposo Viktor (Halvar Björk), ambos trabajan en la iglesia de la localidad.

Eva toca el piano pero lejos de la maestría de su madre, siempre la ha admirado, se muestra tímida y respetuosa ante la grandeza de ella, es abnegada y tranquila. Pronto sus sentimientos saldrán a flor de piel con una serie de confesiones respecto a su niñez y la relación con su mamá.

Mucho de esto, entorno a Helena (Lena Nyman) su hermana, una mujer que padece una terrible enfermedad degenerativa. Höstsonaten es una obra fuerte que no prepara al espectador para el fuerte impacto emocional que presenta, Bergman explora en gran forma la vida de sus protagonistas llena de resentimientos.

Se acompaña de actuaciones formidables, el trío Bergman – Ullmann – Nyman simplemente no pueden estar mejor, es impresionante la compenetración de las tres, bien acompañadas por la contraparte masculina como secundarios de Björk, Gunnar Björnstrand y Erland Josephson.

Por otro lado, Höstsonaten es una obra muy bien realizada, Ingmar Bergman dirige con un pulso sencillo su obra de 90 minutos de duración, una narración excelsa que en un inicio nos presenta a los personajes y de gran forma da posteriormente el salto a todo el conflicto que se desarrolla.

Hay elementos muy de la marca del realizador sueco, los relojes y su tic-tac o la genial secuencia de la pesadilla de Charlotte, además del conflicto intrafamiliar madre-hija. El film se desarrolla únicamente en el escenario de una casa.

Una hermosa fotografía de su acostumbrado colaborador Sven Nykvist y muy bien musicalizada, por Georg Friedrich Händel, la obra de Chopin suena genial, en especial cuando la toca Charlotte, una obra maestra.
10P24H
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