Soldado universal

Clasicazo de principios de los noventa que forma parte de la edad de oro del cine de acción y que supuso un gran exitazo puesto que juntó a dos de los máximos exponentes de ese tipo de cine: Van Damme y Lundgren.

Roland Emmerich, director alemán que siente los colores de la bandera americana (como demuestra su filmografía) dirige Soldado universal, una de esas películas que uno sabe que tendrán secuela sí o sí. El guión no es ninguna maravilla, pero tiene por lo menos cierto toque original (aunque el desarrollo esté lleno de topicazos). Emmerich hace lo que tiene que hacer y no se le debe pedir mucho más. La gente espera una película de acción y es lo que se le da, ni más ni menos. A los amantes del género no les disgustará. Además, para los amantes del cine como concepto, está la escena final, rodada con temple y con sentido de la ubicación, aprovechando al máximo el entorno.

Jean-Claude Van Damme, que por aquella época estaba hasta en la sopa, protagoniza la película. Hasta que hizo JCVD nadie supo nunca que tras esas patadas imposibles había un actor. Aquí, en su robótico papel, continua la línea inexpresiva que ha marcado su carrera. Con Dolph Lundgren el caso es otro. El sueco sigue sin demostrar a estas alturas que más allá de su poderoso físico hay algo. En Soldado universal se mueve como pez en el agua soltando frases lapidarias y haciendo el papel de impasible militar. En general, nada nuevo bajo el sol.

Resumiendo, que es gerundio: la película, salvando el final, es mala. No mala de hartarse, pero mala. Lo que pasa que yo soy un romántico (AKA medio gilipollas) y cuando veo películas de la infancia se me enciende la chispa y en cierto modo las disfruto. Como película no tengo ni idea de la nota que le pondría, pero como forma parte de el cine de mi infancia y eso es tan importante como mi primera comunión, me la quedo. Un 5 y arreando, que también es gerundio.

Una estupidez altamente entretenida. Soldado Universal es de mi época (1989), y la he podido ver un millón de veces, en televisión, y siempre la dejo, no cambio de canal. Siempre me recordó a Terminator pero a lo cutre. Sesión XL de tortas, el buenazo de Van Damme, versus, el malo malísimo de Lundgren (su afición favorita es fabricarse collares de orejas cortadas). Para verla cada lustro, está muy bien, entretenida de principio a fin, con mucho músculo y cero neuronas.
Buena.

Película mítica de principios de los noventa que en mi caso vi con 7 u 8 años y se me quedó grabada. Tras muchos años vuelvo a verla y es aún mejor de lo que recordaba aunque todavía tenía en la cabeza escenas de aquellos años.

Como buen seguidor de Juan Claudio lo que he hecho ha sido ponérsela a mi hermano adolescente y por supuesto regado con un poco de nostalgia e historias, le ha encantado.

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Lusalat

Corre el año 92 y el cambio de década trae consigo una nueva suerte de cine de acción, el fantástico, Desafío Total y Terminator 2 señalan el camino de una pléyade de nuevas películas donde a la acción salvaje de los 80 se le añade el componente fantástico para aderezar la ensalada de una manera que en aquella época simplemente nos pareció cojonuda. Soldado Universal sigue la moda iniciada por aquellos dos enormes clásicos y lo hace de la mano de una emergente estrella como era Van Damme y de un Dolph Lundgren que se situaba en el candelero de los "action heroes" que tan simpáticos nos cayeron siempre.

Para ser sinceros con nosotros mismos la película debe de ser observada como un digno y entretenido ejercicio de serie B donde unos soldados fallecidos en Vietnam son "reclutados" por una división científica del ejercito para crear a unos súper guerreros modificados genéticamente "del año 2014" que ya sonaba futurísta y tener así a unos asalariados para que vayan a darles unos sopapos a los delincuentes de turno, el invento sale mal como no y uno de los paisanos se vuelve loco, ¡ya está! no necesitábamos más, una premisa sencilla para un despliegue de testosterona, explosiones y tortas con una moraleja de baratillo, no juguéis a ser dios humanos que no sale a cuenta, con eso ya eramos felices. Todo muy alejado de las complejas y potentes Desafío Total y Terminator 2 que exploraron incluso la metafísica en sus discursos y que hicieron escuela en el genero.

Hoy en día, estas hijas menores de aquellas dos maravillas, vistas de la manera adecuada son entretenidos divertimentos que ganan un poso especial y sobre todo sentimental con el paso del tiempo y que son recordadas con cariño, películas de infancia que no tienen porque ser mal vistas y que fueron vehículos de lucimiento para aquellas queridas estrellas que aun hoy día van batallando por ahí adelante, con más pena que gloria la verdad, ¡pero en aquellos entonces los tío eran la hostia! En este caso les tocó a Van Damme y a Lundgren que acompañados por algún que otro habitual del genero (Tiny Lister Jr, Simon Rhee o Ralph Moeller que sería colega de Máximo en Gladiator) se pelearon gallardamente por ser el mejor "UniSol" posible y que una vez más, el bien prevaleciese sobre el mal.

A destacar la dirección de un debutante en USA Roland Emmerich y una potente y acertada producción que la convirtieron en un notable éxito de taquilla mundial y una obra mucho más redonda de lo esperado. Recomendable por entretenida y por ser otra más del legado de esas estrellas al cine contemporáneo, ea!!

P.D: Me encanta cuando Fernando Morales describe a los protagonistas como "estrellas de musculos inquietos y cabezas huecas"... pues mira Fernando, en el caso de Lundgren estamos hablando de un ingeniero químico por la universidad de Estocolmo, ganador de una beca para matemáticas en el programa Fullbright del MIT, cinturón negro sexto DAN de Karate, que domina seis idiomas, atleta olímpico y según parece con un cociente intelectual de 160 puntos... si, si, cabeza hueca que duda cabe!!

Para todo amante del cine de acción que se precie está la santísima trinidad a la que rezar (Willis / Sly / Schwarzenegger y en ese orden concreto) y luego unos cuantos que, de vez en cuando, se subían a esa primera división con alguna propuesta interesante. Hablamos, claro, de los Gibson, Seagal o, más concretamente el caso que nos ocupa, Van Damme.

El caso es que Jean-Claude siempre me pareció muy segundón, un tipo que intentaba coger el rebufo de los grandes a base de patadas imposibles, pero con el paso del tiempo y tras verle en ‘JCVD’ le redescubrí como un personaje al que tener cierta estima. Es más, recordé lo abandonada que tenía ‘Soldado Universal’ y lo mucho que me hacía disfrutar de pequeño.

La revisión de este clásico del cine de acción de principios de los 90 (machacado hasta la saciedad por la “crítica especializada”) me ha llevado a volver a apreciarla como se debía, como el entretenimiento palomitero que es, con esa gran rivalidad entre Jean-Claude Van Damme y Dolph Lundgren y recordar lo muchísimo que machaqué esta cinta en VHS.

Roland Emmerich, antes de perderse entre un millar de efectos especiales de los que no ha conseguido salir, demostró tener el pulso suficiente como para grabar una buena película de acción, estimulada a través de un argumento bastante atractivo en el que sus dos protagonistas principales podían moverse como peces en el agua y que no andaba escasa de explosiones, tiroteos y acción a mansalva. ¡Pero si hasta se gasta algún gag que ameniza la función!

Imposible no quererla. Desde luego, mi favorita de los músculos de Bruselas.

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