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La vida por delante

Drama En la costa de Italia, una superviviente del Holocausto que regenta un centro de día (Sophia Loren), acoge a un chico senegalés musulmán que le robó y vive en la calle.
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2021
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Dura historia sobre personas que no tienen paz con las cosas que les ha tocado llevar a cuestas en la vida. El film se centra en Momo (Gueye), un rebelde niño africano que ha quedado huérfano sin lugar a donde ir. Momentáneamente está a cargo de un doctor de la ciudad donde viven pero este decide que lo mejor para Momo será que esté bajo el cuidado de Madame Rosa (Loren) quien tiene un lugar de acogida para niños huérfanos e hijos de prostitutas. Si bien la relación entre Momo y Rosa al principio es más que distante, con el transitar de la convivencia se irán encontrando y conociéndose mutuamente.
La historia que se cuenta esta muy trillada y narrada mil veces, el atractivo que me llevo a verla es la presencia de esa leyenda italiana del cine llamada Sophia Loren, actriz que admiraba mucho mi abuela. Solo por eso no podía perderme este film. La verdad, es que esperaba un poco más del mismo. El pasado de Madame Rosa es muy duro y triste como para mostrarlo solo por arriba, se podría haber profundizado mucho mas en lo que le toco sufrir y padecer en su juventud (SPOILER). Y cuando anteriormente mencione que es una historia de personas que sufren por diversos motivos, lo hacía por el resto de personajes que secundan la historia: Lola, el travesti que vive en el piso de abajo del refugio de Madame Rosa, a quien su padre rechaza por su condición sexual; el niño musulmán que también vive en el refugio, a quien su madre abandono; y Hamil, el noble comerciante que ha enviudado y no puede llenar la ausencia que produce la partida de su mujer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
fermillo
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19 de marzo de 2021
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Para su tercer trabajo, Edoardo Ponti retoma la novela de Romain Gary tras su primera adaptación en 1977, Madame Rosa, por la que ganó el Óscar a mejor película de habla no inglesa. Esta nueva versión supone, además, el regreso de su madre, Sophia Loren, a la gran pantalla después de once años.

En esta revisión, Ponti no trae nada nuevo y no toma riesgos en la dirección. Asimismo, sucumbe ante un guion algo inestable, que se muestra firme en unos pasajes e inconsistente y precipitado en otros. Además, existe una cierta previsibilidad en el argumento, al que se acompaña de una propuesta musical totalmente desacertada y que, a veces, se mezcla forzadamente con las imágenes y aleja al espectador.

Sin embargo, cabe destacar que, a pesar de estos defectos, el director los sobrelleva con una amabilidad y una sinceridad cuya presencia se agradece en el cine de vez en cuando. No cae en sentimentalismos, pero consigue conmover con pequeños momentos y detalles. Esto, en parte, es también gracias a una conveniente fotografía que, pese a carecer de intención narrativa, embellece las escenas y dota al largometraje de bonitas ilustraciones.

Todas estas elecciones permiten que el retrato social que se construye en segundo plano esté presente, aunque sin nublar y grisear el conjunto general. Esta perfilación de la comunidad en la que se ambienta el suceso dota de realismo a la crónica, pero manteniéndola en el tono optimista y lleno de amor que se busca conservar.

Dentro de este paraje, el dúo protagonista lidera el film con solvencia y memorablemente. Tanto el sorprendente novel Ibrahima Gueye como la veterana Sophia Loren ejecutan actuaciones llenas de veracidad, honestidad y consistencia que son capaces de robarnos el corazón con tan solo una mirada. Ambos se meten en la piel de dos figuras solitarias, cuyo cruce de caminos les hace acabar uniéndose y amándose como miembros de una misma familia.

A pesar del turbio pasado de Madame Rosa y de las acciones que inicia Momo, los dos personajes acaban siendo un ejemplo de la posibilidad de cambio en todos y el valor de las segundas oportunidades. Gracias a ellos, la producción nos acerca a una narración de amor y cariño –representados hermosamente por esa simbólica leona–, de responsabilidad y honradez y de la importancia de la compañía para poder crecer con el afecto necesario.

No obstante, es un relato sobre el respeto que enseña a aceptar a los demás y romper aquellos prejuicios iniciales que, con frecuencia, conformamos hacia otros. Todo esto con el objetivo de mostrarnos que los mayores actos de amor pueden venir de aquellos menos esperados si, anteriormente, hemos sabido sembrar una buena relación construida en la aceptación mutua y el aprecio.

Con todo esto, La vida por delante se presenta como una cinta tierna y agradable para disfrutar con los que más queremos y pasar un buen rato juntos. Sin ser un gran producto a nivel técnico y de guion, introduce los elementos suficientes para contar una bella historia que conecte con el público, de esas que son tan necesarias y a las que siempre va bien acogerse.

www.contraste.info
Revista Contraste
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20 de mayo de 2021
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Sumario:

Debo confesar que tenía las peores prevenciones frente a esta película, temiendo un producto sensiblero o demagógico. Pero me he encontrado con una notable pintura de sus dos protagonistas, la octogenaria Madame Rosa (Sophia Loren) y el pequeño Momo, en un relato sobre el encuentro de dos sobrevivientes y sus desamparos, de dos destinos muy golpeados, al final y al comienzo de sus vidas.

Si bien el relato se ciñe a un sobrio realismo de a ratos bastante duro, no escatima oportunos toques de un humor muy italiano a cargo de la propia Rosa y momentos genuinamente conmovedores donde se mezclan una profunda tristeza, lo irremediable, la esperanza y el consuelo.

Como dice Madame Rosa: “cuando pierdes la esperanza, suceden cosas buenas”

Reseña:

Madame Rosa (Sophia Loren) es una ex prostituta sobreviviente de Auschwitz. En su casa de Bari alberga en forma temporaria a hijos e hijas de trabadoras sexuales y también los cuida mientras ellas trabajan. Un día, su médico y amigo el Dr. Coen (Renato Carpentieri) le encomienda el cuidado de Momo, un huérfano senegalés de 12 años de quien era tutor (Ibrahima Gueye), con quien iniciarán una conflictiva convivencia.

Debo confesar que tenía las peores prevenciones frente a esta película de Edoardo Ponti (hijo de la Loren y el también legendario productor Carlo Ponti), temiendo un producto sensiblero o demagógico. Pero me ha sorprendido para bien.

Está muy lograda la pintura de los dos protagonistas, una octogenaria Madame Rosa acarreando como puede ciertos traumas de su pasado y los crecientes achaques de la edad y un Momo poco dispuesto a resignar su libertad y una cierta independencia económica, basada en el trabajo de venta de drogas en la calle para un traficante local.

Desde ya que se pone en el tapete la problemática de la inmigración africana al sur de Italia y también una brecha de clase muy evidente cuando vemos a Momo y a sus clientes. Como todo niño, Momo necesita desesperadamente figuras tutelares masculinas y femeninas que lo guíen y lo amparen.

El encuentro de Madame Rosa con Momo es el de dos sobrevivientes y sus desamparos, el de dos destinos muy golpeados al final y al comienzo de la vida y si bien el relato se ciñe a un sobrio realismo de a ratos bastante duro, no escatima oportunos toques de un humor muy italiano a cargo de la propia Rosa y momentos genuinamente conmovedores donde se mezclan una profunda tristeza, lo irremediable, la esperanza y el consuelo.

La Loren nos regala un gran personaje, totalmente antiglamoroso y querible, mientras que el pequeño debutante Gueye interpreta a la perfección esa combinación de niño desorientado y pequeño adulto.
Daniel B
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11 de junio de 2021
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Un logro interpretativo más de la Loren en el cenit de su carrera. Aunque una historia previsible, Sophia e Ibrahima le dan un giro que la vuelve entrañable.

Tanto en los cuadros íntimos como en los exteriores espectaculares de Bari, Ponti demuestra que sabe hacer buen cine. Hace honor con su obra, al peso de la herencia de tan notables progenitores.
Rolo
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19 de febrero de 2022
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Película italiana, tan preciosa como dura, que nos muestra los peores y los mejores lados de la vida, dándonos quizás sin buscarlo alguna que otra lección que puede llegar a calar en tu vida.

Con unas actuaciones espectaculares de nuestra querida y ya octogenaria Sophia Loren y sobre todo la del niño Ibrahima Gueye que hace que conectes con el, le llegas a odiar y lo acabas amando, interpretación brutal.

Le ha faltado algo para ser un peliculón, pero la recomiendo totalmente.

Pd. Y que decir de la pedazo de canción que nos trae Laura Pausini
Kike
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