El erizo

Es que luego de paladear esta película no hay forma de escaparle al término, ya que elegante es el relato, elegante es el trabajo actoral, la música y el mensaje subyacente de esta buena obra. No leí el libro, así que cuento con la ventaja de ignorar cuán libre es esta versión, pero más allá de eso, no puede negarse que en esta historia hay pulso de artistas, sensibilidad, buen gusto y clase.
Lo mejor: la poderosa presencia y la sutileza exquisita de Josiane Balasko (Mme. Michel)
Lo peor: sobre todo al principio, el texto de la pequeña Paloma.. suena bastante inverosímil, aún para una chica tan especial y precoz.

Podría pasar en cualquier ciudad, pero viene envuelto en vida francesa. La vida de una niña muy inteligente (en el límite muy bien llevado entre un poco resabida y empalagosa y por otra parte hasta graciosa). Es ella la que se convierte en motor de esta historia en la que hay más personajes interesantes como el vecino japonés y la portera. Esta última dará nombre a la película. Ella será "El erizo". Como dicen en la película un animal que a pesar de tener una armadura por fuera por dentro es blando.

Los actores muy bien, la ambientación muy bien. Como he dicho un cuento para adultos muy bien contado y con especial mención a la música. La recomiendo.

La elegancia del erizo fue un best-seller hace un par de años, y todo el mundo la definía como una novela con encanto, sobre todo por la construcción de sus personajes. No la he leído, pero parece ser que la adaptación cinematográfica es bastante fiel, por lo que puedo entender el éxito de la novela. Yo diría que es una película muy francesa, y eso es bueno y malo a partes iguales.
Dentro de lo bueno están unos personajes realmente curiosos, atípicos, que nos encandilan rápidamente, a pesar de alguna que otra extravagancia. Pero no todos se sostienen igual de bien dentro de la historia. El punto de vista que adopta la película es el de la niña, pero al final resulta ser el personaje menos creíble, más excéntrico, mientras que sus partenaires, la señora Michel y el japonés Ozu, rebosan sinceridad y ternura.
Dentro de lo malo: llega un momento en que la historia parece estancarse, y el guión se limita a solazarse con lo bien que le han salido los personajes, los deja moverse, pero no desarrolla una historia que interese mucho, y cuando parece que va a despegar, llega el súbito final que desluce mucho el resultado final.
El erizo es básicamente sus personajes, pero no ofrece mucho más. Es un nuevo retrato, aunque un poco más gris, de una sociedad que parece esconder un secreto maravilloso en cada esquina. Este tipo de planteamientos pueden irritar a los que no estén acostumbrados a lidiar con la particular manera de hacer cine francesa. Al resto, que tampoco busquen la película francesa definitiva, porque no la van a encontrar.

Una de las operas primas más interesantes del 2009 fue El erizo, dirigida y escrita por Mona Achache, y basada en la novela La elegancia del erizo de Muriel Barbery.
El erizo es una mirada a los débiles, a los tristes, a los invisibles, a los incomprendidos. A todos aquellos disconformes con el mundo pero resignados a vivir en él.
Cuenta la historia de Paloma (Garance Le Guillermic), una inteligente y hasta cierto punto repipi niña que tiene la intención de suicidarse el día de su cumpleaños. La relación que establecerá con Renné (Josiane Balasko), la portera del edificio en el que vive; y el señor Kakuro Ozu (Togo Igawa), el nuevo vecino; nos irá descubriendo un conjunto de brillantes secuencias donde las reflexiones en torno a la aceptación de uno mismo y el enfrentamiento a la vida con las armas con las que se cuenta se irán sucediendo de un modo magistral gracias al buen hacer de su novel directora.
Cada una de las líneas narrativas desarrolladas por los personajes está perfectamente hilada, con un elegante uso de la elipsis en más de una ocasión y una acertada forma de contar lo que se quiere expresar.
Además, aparte de una bella representación de la vida y su aceptación, El erizo posee una agradable defensa de determinados valores como el amor y la cultura frente al dinero y la alta posición social, que son tiernamente expuestos ante el público gracias a las destacables interpretaciones de todos y cada uno de los personajes principales.
Quizá sobren algunas explicaciones excesivamente subrayadas en algunos momentos, pero en ningún caso molestan a la hora de disfrutar este apasionante debut de la francesa Mona Achache.

Salido de una operación y consumidas varias películas de cine "raro" me he encontrado con esta joyita desconocida para la gente que bebe del mainstream. No hago ascos a casi, repito casi, ningún tipo de película, puedo ver Transformers y, sin embargo, me encanta el cine clásico y el cine independiente que no lleva la bandera de independiente en su clasificación (falso cine independiente).
La moraleja, aunque esté muy trillada: "la belleza se encuentra en el interior". Soy fan de la cultura oriental aunque no tenga mi piso amueblado al estilo zen pero sí soy "usuario" de anime y mangas y si alguna vez cojo un pellizquito no dudaría en viajar a Japón. La aparición del vecino japonés (no spoileo) con sus aires de bondad y de intelectualidad me ha sorprendido gratamente.
La niña, que al principio me parecía algo repipi, me ha llamado la atención al observar cómo transcurren sus días y el entretenimiento diario al que se somete con esa parsimonia y tranquilidad.
No es una película para dormirse porque no la considero lenta pero tampoco es acelerada, su ritmo es el perfecto para lo que realmente quiere transmitirse: sin prisa pero sin pausa.
Para terminar, un bravo por los ambientes hogareños elegidos y las obritas papirofléxicas y pictóricas de la niña.