Rápida y mortal

Es un western a lo Sam Raimi si es que eso tiene algún sentido dicho de esa manera. Raimi impone todo su estilo paródico, es algo que le sale natural, las películas de Raimi siempre conllevan algún tipo de parodia, incluso la trilogía de Spiderman tiene un toque paródico (véase que el Peter Parker de Raimi tiene algo medio gay, nunca olvidaré el bailecito de Maguire, creo que en la segunda de la trilogía).

Acá pone su potencial al servicio de un western que es más burlesco que cualquiera de Tarantino, tal vez porque a diferencia de Quentin, Raimi no busca homenajear al spaghetti, sino que pretende imponer una estética más clásica pero con una fotografía que borda la comedia, esos planos oblicuos, por ejemplo. La edición también borda la parodia, está en el límite. Nunca se sabe si se está viendo un duelo una parodia de
éste.

El personaje de Sharon Stone tiene a su favor que muestra sus debilidades y no parece un superhéroe. No obstante no deja de ser ciertamente algo inverosímil. Lo mejor es DiCaprio, porque el personaje de Russell Crowe también es algo ridículo, todo el rollo de volverse cura no cuadra.

A su favor, es un film entretenido, ligero, con una estética que recuerda tiempos mejores y pese a rozar la parodia nunca cae en el completo ridículo como "Un dólar por los muertos" (Quintano, 1999), ni tiene las pretensiones de "Danza con lobos" (Costner, 1990).

Uno a un lado, otro al otro lado, cada uno con un revolver en la cintura, dan en punto y ¡PUMBA!, el más rápido gana. Esa calle, ese polvo, esa podredumbe, esos maleantes, esas puertas de bar, esas jarras, esa barra, esos caballos y ese sol poniéndose. Cómo me gustaba verla cuando era pequeño. Quería ser vaquero, quería llevar gorro, cartucheras, revolver, botas, tener el pelazo de Leo y una novia como Sharon Stone.

Da igual que detrás de la cámara haya un director competente o que los actores sean de primerísimo nivel, todo da igual cuando la historia es tan tonta y el guión tan malo. La intención de Raimi es la de siempre: hacernos pasar un buen rato, pero esta vez fracasa estrepitosamente. Cuando vi 'Rápida y mortal' con quince años me pareció una película fascinante: qué encuadres, qué imágenes, qué montaje... Una obra maestra del entretenimiento. Visualmente era tan imaginativa que uno podía pasar por alto el guión. Tenía quince años, compréndanlo, y estaba tan indefenso como mi sobrinita de tres ante Caillou. Será que con la edad me estoy volviendo más intransigente y tolero menos cosas.
De ninguna de las maneras se puede pedir al espectador interés por una historia que parte de una premisa tan rídicula y se desarrolla acumulando un tópico tras otro. Los pistoleros más rápidos del oeste, ¡guau!, se inscriben en el torneo definitivo para demostrar quién es el mejor. El predicador, la dama, el indio, el chico... Elija su personaje y pulse 'start'. ¿Quién ganará? Vale que Raimi no oculta su intención de hacer algo parecido a un videojuego, pero a veces parece olvidarse y se cree que está haciendo un auténtico 'western'. Es entonces cuando la broma, que era más o menos divertida, se convierte en una astracanada sin ninguna gracia. Como película del oeste, un fiasco: increíble, bufa y de una simplicidad que asusta. Como pasatiempo también fracasa: el director confunde la sátira con la gilipollez adolescente, y se toma tantas licencias que al final ni él mismo sabe lo que se trae entre manos. Eso sí, la Stone está más guapa y sensual que nunca. Con el disfraz de pistolero pone burro a cualquiera.

Está muy bien que pongan a mujeres protagonistas de películas del Oeste de vez en cuando, como en "Cuatro mujeres y un destino" o la que nos ocupa, pero no queda demasiado creíble que en aquella época tan llena de machismo no le pegaran un tiro a la primera chulería por parte de la rubia. Pero aquí Sharon Stone tiene mucha puntería y no hay quien pueda con ella en la competición con pistolas.
Sam Raimi realiza una versión un poco fantástica del oeste. ¿Un concurso de duelos a muerte en el que la gente se apunta voluntariamente? Hay que ser un poco tonto, porque sabiendo que de cada dos, muere uno, yo no lo haría.
Además, aparecen como secundarios dos actores que algunos años después nadie se los imaginaría en una película sin ser los protagonistas, como son Leonardo y Russell.
El malo es Gene Hackman, que posiblemente hace la mejor actuación de la película, lo cual no es mucho decir, visto lo visto.
El peculiar estilo del director se nota en algunos momentos muy concretos, pero por regla general no parece que esté como pez en el agua.
Por lo demás, a pesar de todas sus rarezas, es entretenida y se deja ver. Es una película del montón que donde más falla es en la suspensión de incredulidad, a nivel general. Además, la Stone vestida de pistolera tiene su puntillo (es broma, la prefiero en "Instinto básico").

No es el mejor western de todos los tiempos, la historia puede ser inverosímil, pero la película no resulta espesa, tiene variedad de personajes con diferentes metas y características...
Como bien apuntaban por ahí, posee un reparto que hoy día seria difícil de reunir para una misma película...
Me resulta sencilla y como pasa tiempos, se puede tener en cuenta.