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La sal de la Tierra

8,1
9.877
Documental Desde hace cuarenta años, el fotógrafo Sebastião Salgado recorre los continentes tratando de captar los cambios de la humanidad. Ha sido testigo de grandes acontecimientos que han marcado la historia reciente: conflictos internacionales, hambruna, éxodos, etc. Sin embargo, ahora decide visitar territorios vírgenes con grandiosos paisajes y fauna y flora exóticas. Se trata de un gran homenaje fotográfico a la belleza del planeta. ... [+]
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Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
7 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante film documental sobre la vida de un gran, excelente fotógrafo brasieño: Sebastião Salgado, protagonista directo e indirecto de muchos históricos acontecimientos que han sucedido durante los últimos 40 años en todo el mundo.
Un tributo a la figura de un insigne ser humano, del que su hijo es continuador y el co-realizador Win Wenders su más ferviente admirador y seguidor.
A través de infinidad de fotos (que ocupan prácticamente todo el metraje), creadas (pues son auténticas creaciones) en blanco y negro, y mientras nos va explicando el momento y situación personal e histórica en que sacó sus fotos, vamos conociendo a un hombre ejemplar que desde hace años toma un camino ecologista, capaz de devolver la belleza al planeta Tierra, comenzando por un singular lugar que perdió la vida y él consigue conquistársela de nuevo a la madre Naturaleza.
Un buen documental.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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15 de marzo de 2015
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante. Todo lo que sea hacer un recorrido minucioso por la vida de alguien, siempre acaba siéndolo. Pero me gustaría, como fotógrafo, apuntar una cosita para aquéllos que suelen quedarse embobados con las imágenes, en blanco y negro, de éste y de cualquier otro fotógrafo. Aunque a nadie le importe un carajo esta observación.

Componer en blanco y negro es mucho más fácil que componer en color. El blanco y negro es resultón; el color es mucho más complicado. Cualquier imagen en blanco y negro, como la que podemos sacar, por ejemplo, de un desconocido cagando en mitad de la calle, o entre dos coches, es mucho más resultona si la editamos en blanco y negro. En color sería más difícil conseguir algo "artístico". El blanco y negro es un crimen cuando de fotografiar paisajes se trata. Llama bastante la atención, si os fijáis, que el cartel de la película esté editado en color, y no en blanco y negro, que es la esencia de este (cansino) fotógrafo.

El blanco y negro es una pesadísima manera (un truco, en realidad, una máscara) de demostrar que el color resulta mucho más jodido si se pretende sacar algo bueno. Entre fotógrafos, hay una especie de norma no escrita: si estás editando una imagen y no consigues un buen resultado, pásala a blanco y negro.
Diego Deltell
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18 de mayo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de algunas películas poco interesantes, el cine de Wenders reflotó con el documental de 2011 dedicado a la figura de la bailarina Pina Bausch y filmado en 3D, ahora Wenders codirige junto a Juliano Ribeiro Salgado un documental acerca de la figura del afamado fotógrafo brasileño, y padre del codirector, Sebastião Salgado.

Tomando como punto de partida algunas fotografías que el mismo Wenders había comprado en el pasado, en el que fue su primer contacto con la obra del brasileño, el documental hace un acercamiento al recorrido que Salgado ha hecho desde sus inicios como estudiante de economía hasta convertirse, gracias a la casual ayuda de su esposa, en un fotógrafo renombrado.

La estructura del documental no es muy novedosa, los directores acompañan a Salgado por diferentes lugares del mundo mientras narran detalles acerca de la realización del filme, y su experiencia personal en cuanto a la obra y su relación con el mismo Salgado, quien además comparte como fue creando algunas fotografías y también como fue tomando las decisiones para editar los libros en los que comparte su obra, mientras vemos bellos planos que muestran las fotos de las que se habla.

El esteticismo habitual del cine de Wenders, sumado al cuestionable esteticismo de la obra de Salgado, conforman un documental bello, respetuoso y por demás solemne, que recorre la vida y obra del brasileño dejando ningún espacio a la crítica, tornándose el filme en un celebratorio e informativo documento bellamente fotografiado.

‘La sal de la Tierra’ es un documental que fascinará a los fanáticos del cine del alemán, a los amantes de la fotografía y de la obra de Salgado en especial, pero que se conforma en mostrar lo obvio y no va más allá de un efectivo pero rutinario documental.
Quique Mex
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3 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Nuevo Mexico, en el año 1951, tuvo lugar uno de los acontecimientos históricos más ilustrativos (y aun así poco conocidos) en la de momento breve pero intensísima vida de los Estados Unidos. En la pequeña localidad de Grant County, las actividades mineras del gigante Empire Zinc Company se vieron drásticamente interrumpidas por una huelga emprendida por una parte más que significativa de los trabajadores de dicha empresa. Pasaron las semanas, y parecía que las posiciones enfrentadas jamás se pondrían de acuerdo. Demasiados intereses cruzados... y unas necesidades de mercado que llamaban a la puerta cada vez con más vehemencia. Las fuerzas del orden (era cuestión de tiempo) intervinieron, poniendo en duda, de paso, aquello de la legitimidad del uso de la violencia por parte del Estado. El final, por suerte, fue feliz, pero para llegar a él tuvo que pagarse el peaje de un drama que en el país libre y democrático que ha dicho siempre ser la ''Nación más grande del mundo'', debería haber hecho enrojecer a más de uno.

Pero no. Tres años más tarde, Herbert J. Biberman tendría la osadía de llevar a la gran pantalla ese conflicto laboral en el que tantos frentes confluyeron (aparte de las reivindicaciones salariales obvias, el de un racismo promulgado por los poderes fácticos, además de un movimiento feminista que asomaba la cabeza a pesar de todas las trabas que le ponía el mundo entero)... y así le fue en aquel tan convulso momento. No lo olvidemos, la que ahora consta, con todos los honores, en el Hall of Fame de la Librería del Congreso estadounidense, fue en su día una película cuyos máximos responsables fueron puestos en la infame lista negra del Comité de Actividades Anitamericanas. Dicho filme se titulaba, por cierto, 'La sal de la Tiierra', y su historia (tanto la tratada como la suya propia) configura un impresionante retablo en el que sale a relucir tanto el lado más oscuro como el más luminoso de ese ángel y demonio (a la vez) que es el género humano.

El antecedente de esta historia de principio indeterminado está, no obstante, en la mismísima Biblia, en el Nuevo Testamento. ''En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Vosotros sois la sal de la tierra. Pero sí la sal se vuelve desaliniza, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.'' Las palabras, como no podía ser de otra manera, trazan una parábola que llega hasta la estratosfera, y cuando éstas vuelven a caer, ahí tenemos que estar nosotros, prestos a cogerlas al aire, y a interpretarlas como más convenga, o como Dios mande, vaya. Y en estas que apareció Wim Wenders en el Palais des Festivals, pasado el ecuador de aquella 67ª edición del Festival de Cine de Cannes, y le dio sentido a todo con una de aquellas jugadas maestras que sólo él podía sacarse de la chistera.

Para ello ni le hizo falta asaltar el escenario principal (tuvo que conformarse con la sala Debussy de la sección Un Certain Regard... que no es poco premio, todo sea dicho), pues logró saldar la experiencia, como en los mejores tiempos, con el público a sus pies. Acompañado por Juliano Ribeiro Salgado, se dispone a analizar la obra del padre de éste, el gran Sebastião Salgado, quien también se vuelca activamente en el proceso de dicho proyecto. Empieza el documental como otros muchos, con la concesión a la pedantería consistente en buscarle el origen etimológico al objeto de estudio. En el que ahora nos concierne, la palabra estrella es, obviamente, ''fotografía''. Del griego clásico: ''phos'', es decir, ''luz'' y ''grafos'', es decir, ''escritura''. 'La sal de la Tierra' (la de 2014, ojo) inicia el repaso al legado de este maestro escritor de la luz con la sobrecogedora colección de fotografías dedicadas a la fiebre del oro brasileña registrada en las minas de Serra Pelada. Una imagen, efectivamente, vale mucho más que mil palabras. ¿Y una imagen acompañada por las palabras y la narración fílmica ideales?

Como también es cierto el que con las instantáneas de Salgado podría dar la sensación de que ya está hecha la mitad del trabajo... aunque claro, siempre se necesitarán las dichosas palabras; el discurso que le dé sentido a todo. Es ahí donde Wenders anota más puntos a su favor. Es como si las carencias mostradas a la hora de acercarse al hombre detrás de la cámara (es decir, de retratar al retratista), fueran en realidad una maniobra de reserva de energías para después sacarle el máximo partido a lo que realmente importa. A la ''sal de la tierra'', es decir, a un género humano inmortalizado en unos negativos que nos abren las puertas a todos los círculos del infierno de Dante. Ante nosotros, el corazón de las tinieblas... con un leve y salvador rayo de luz, eso sí, esperando en el horizonte. No hay dudas al respecto: Más allá de la estética, el cine también puede estar compuesto por imágenes estáticas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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10 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi modo de ver, algo sobrevalorada por la crítica la trayectoria de Wim Wenders en sus incursiones en el mundo del cine de ficción, creo que esta misma crítica tendría que empezar a reconsiderar si las aportaciones al cine documental que Wenders viene haciendo no merecen desde ya un lugar destacado en la historia mayúscula del género documental...y por extensión, de la historia del cine.
Desde BUENA VISTA SOCIAL CLUB, pasando por PINA hasta la actual SAL DE LA TIERRA, el trabajo de este realizador es sin lugar a dudas extraordinario. Wim Wenders abandona por fin la megalomanía de su filmografía anterior, y deja que sean los sujetos tratados ahora aquellos que hablen, respiren y se manifiesten. LA SAL DE LA TIERRA sin duda agranda esta virtud.
Un excelente y a la vez hipnótico documental en el que Wim Wenders da un paso al lado para que sea el fotógrafo Sebastiao Salgado quien hable, quien se exprese... quien cautive con su voz a un espectador sobrecogido tanto por el impacto de sus imágenes, como por los trasiegos de una vida abocada a la creación: al arte fotográfico. Tal vez excesiva en su verbo (las imágenes ya hablan por sí mismas sin la necesidad de ser tan verbalizadas por su autor), la cinta late con sosiego y lleva de la mano al espectador a través de los mundos que evocan esas imágenes...o de las imágenes que evocan esos mundos...
Sólo una cosa antes de acabar. Hay ciertos hilos que la película abandona y que éste espectador hubiese querido ver más trabajado: la relación con su hijo con Síndrome de Down... Influencia capital en el momento de su nacimiento y el rechazo incial de su padre... ¿Qué parte de la obra de Salgado viene determinada por este "drama"? ¿Algo que nunca sabremos?
Un documental de visión obligada
Doménec
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